Literatura Durante el Franquismo
Poesía
Años 40
En los años 40 se pueden distinguir dos tipos de poesía:
- Poesía Arraigada: Vuelta al clasicismo. Los poetas retoman formas poéticas clásicas como el soneto para escribir temas poco comprometidos y alejados de la dura realidad de la posguerra: el amor, las inquietudes religiosas, la armonía, la propaganda política. Autores destacados son Luis Rosales, Luis Felipe Vivanco, Leopoldo Panero, Dionisio Ridruejo y José García Nieto.
- Poesía Desarraigada: Absolutamente contraria a la poesía arraigada. Frente al uso de metros y formas clásicas, los desarraigados implantan la libertad métrica. Frente a la constatación de la armonía, la expresión de dolor, duda, injusticia. La poesía se tiñe de una preocupación existencial.
Un hecho extraordinario sucedido en los años 40 es la publicación de la obra Hijos de la Ira de Dámaso Alonso. Hijos de la Ira es una colección de poemas escritos en largos versículos utilizando un vocabulario a veces vulgar y malsonante. El poeta trata de expresar su frustración, sus ganas de lanzar un grito a la humanidad tan horrorosa que siente que le rodea. Hijos de la Ira fue una gran influencia para los autores y las obras que vinieron posteriormente, entre esas influencias están el uso de un vocabulario y un léxico coloquial, el uso de la libre versificación y el hacer objeto de la poesía los temas más sucios y desagradables.
Años 50: La Poesía como Instrumento
En esta etapa se utiliza la poesía como medio de comunicación y de expresión de la solidaridad. Se considera la poesía como un instrumento de transformación del mundo y de la sociedad en su conjunto. Aparecen en este punto los llamados poetas sociales como Blas de Otero y Gabriel Celaya. La poesía de los años 50 consolida la tendencia a la rehumanización. La poesía social fue entendida como una forma de compromiso político frente a la dictadura. La poesía social triunfa en 1955. Ejemplos de este tipo de poesía son Cantos Íberos de Gabriel Celaya y Pido la paz y la palabra de Blas de Otero.
Años 60: Preocupación Ética, Exigencia Estética
Se busca una poesía de mayor exigencia formal (estética) y el poema se concibe como medio de conocimiento. Muy influyente fue Jaime Gil de Biedma con Compañeros de viaje y Poemas póstumos. Otras figuras de esos momentos son Claudio Rodríguez con Don de la Ebriedad y J.A Valente con A modo de esperanza.
Años 70: Esteticismo y Dispersión
En 1970 José María Castellet publica Nueve novísimos poetas españoles. Es un alejamiento definitivo del Realismo. Autores como Pere Gimferrer o Guillermo Carnero proponen el esteticismo y la dispersión en los poemas.
La Novela
Entre 1939 y 1975 la novela española evolucionó notablemente.
Años 40
Autores como Miguel Delibes, Carmen Laforet, Camilo José Cela y Gonzalo Torrente Ballester contribuyeron a esta evolución. El primer título de una novela de esta etapa fue La Familia de Pascual Duarte de Camilo José Cela, publicada en 1942. Las principales novelas de estos años tienen en común la toma de contacto con la realidad cotidiana y la reducción del espacio narrativo a la intimidad. Los personajes sufren la incomunicación, la angustia y la falta de ideales. Cada escritor aborda esta temática a su manera.
El Teatro
La guerra causó una ruptura irremediable en la evolución del teatro español, de modo que la labor renovadora de Valle-Inclán y García Lorca quedó truncada.
Años 50
Hasta los años 50 se escribieron comedias de marcado carácter de evasión y dramas que presentan conflictos de conciencia que se resuelven a favor de la ideología más conservadora y tradicional. Junto a esto se cultiva un teatro de humor intelectual representado por Jardiel Poncela y Mihura. En 1949 se estrena Historia de una escalera de Buero Vallejo, esta obra supone un cambio en la escena española e inaugura el teatro social. De ahí en adelante surge una corriente teatral comprometida políticamente en las que los temas centrales eran la injusticia social, las desigualdades, la falta de autenticidad de la sociedad española contemporánea. Autores como Alfonso Sastre, Carlos Muñiz, José Martín Recuerda y Antonio Gala pertenecen a esta etapa.
Años 60
La vuelta del exilio de Alejandro Casona en 1962 marcó un resurgimiento del teatro poético, con una obra en particular: La Dama del Alba. El teatro de Casona tiene gran calidad, en él sabe mezclar la realidad con lo fantástico, aporta diálogos muy cuidados. A finales de los 60 se incorpora el teatro experimental que aporta las últimas tendencias teatrales europeas y buscan nuevas posibilidades de expresión para el teatro dramático.