La Poesía del Modernismo
El modernismo es una renovación estética del lenguaje poético, que surge de una síntesis del parnasianismo y el simbolismo, dos corrientes poéticas francesas.
Parnasianismo: La noción del arte por el arte, el gusto por lo refinado y por la perfección formal.
Simbolismo: Gusto por la música y la tendencia a incorporar símbolos, sinestesias y todo tipo de imágenes sensoriales.
Esta corriente se introduce en España en 1900 por Rubén Darío, y se caracteriza por la búsqueda de una belleza absoluta para huir de la realidad cotidiana.
Temas | De lo clásico a lo moderno, de lo medieval a lo romántico. |
Actitudes | Interpretación simbolista de la realidad. |
Tendencias poéticas | Rubén Darío: Mayor sensualidad externa y actitud reflexiva. Antonio Machado: Indaga más en la intimidad, cromatismo del paisaje. Juan Ramón Jiménez: Alterna por igual ambas tendencias. |
Lenguaje | Exuberante y abierto a todo tipo de expresión que se acerque a su ideal de belleza literaria. |
Métrica | En la métrica encuentran el terreno idóneo de indagación estética y la meta del ritmo y la musicalidad. Soneto de alejandrinos, utilización de versos insólitos (dodecasílabo o eneasílabo), experimentación de cambios en las estrofas clásicas. |
En España, modernismo y generación del 98 son dos movimientos simultáneos que tienen el mismo origen: insatisfacción ante la literatura de la época y búsqueda de un lenguaje nuevo; es la respuesta del artista al mundo burgués en el que vive, mostrando su desprecio por la mercantilización del arte. Son dos formas de reaccionar ante la crisis de fin de siglo. El modernismo busca un mundo estético basado en su rebeldía ante los valores burgueses: crean una lengua artística muy elaborada, separada de la lengua habitual y a la que sólo tienen acceso los iniciados. Mientras que los hombres del 98 no intentan la construcción de un mundo paralelo, sino que tratan de interpretar el existente, aceptan la realidad tratando de reformarla; para ello intentan una revisión intelectual en busca de la esencia de España, de una España que, sin abandonar sus raíces, tenga posibilidad de cambio.
La Generación del 98
Ideología progresista y preocupación por el estado de crisis política y social de España. La obra recoge dos tendencias del momento: la herencia simbolista del modernismo y la herencia ideológica alemana. Carácter impresionista en las descripciones e idealización de la naturaleza y el paisaje castellano.
Para España, el siglo XIX termina con una grave crisis: el final de su imperio colonial en 1898. Este acontecimiento provocó una ola de indignación y de protestas que se manifestaron en la literatura a través de los escritores de la Generación del 98. No es propiamente un movimiento literario, sino un grupo de escritores surgidos tras el desastre del 98 que representan un deseo de renovación político y social entroncado con los regeneracionistas. Coinciden en sus temas: el paisaje castellano, el interés por la vida cotidiana del pueblo y el regreso a los clásicos. Coinciden también en la búsqueda de sencillez en la forma y en el empleo de un lenguaje directo.
Los principales componentes de la generación son: Miguel de Unamuno, Valle-Inclán, Antonio Machado, Pío Baroja y Azorín. Los dos últimos no cultivaron la poesía.
La Poesía Novecentista y Vanguardista
Preocupaciones vitales, sociales y estéticas. Depurada expresión literaria.
Social: Actitud minoritaria e intelectual en su preocupación por la regeneración española.
Literario: Defienden el arte puro y la literatura como ejercicio intelectual basado en el lenguaje.
Ramón Gómez de la Serna, gran impulsor del espíritu vanguardista en España. Influencia de la greguería, género poético inventado por él.
Los principales movimientos de vanguardia son los siguientes:
El futurismo: Ensalza los mitos y tópicos de la modernidad: la velocidad, las máquinas, la fuerza, etc. Llegan a ensalzar la guerra y a propugnar la destrucción de los museos, de las bibliotecas, de todo lo relacionado con el concepto tradicional de arte. Tuvo importancia sobre todo en Italia y su fundador, Marinetti, estuvo muy cercano al fascismo.
El abstraccionismo: Los abstraccionistas quieren crear un arte puro. En pintura, liberan a los elementos pictóricos, la forma y el color, de su vehículo habitual: la realidad. De manera semejante se desarrolla por esta época el concepto de poesía pura.
El dadaísmo: La primera guerra mundial supuso una crisis tal de valores que los dadaístas consideraban que sólo la protesta, el irracionalismo, la negación absoluta, la anarquía eran las respuestas coherentes a la estupidez del mundo.
El surrealismo: En 1924 el poeta André Breton publicaba en París el Primer Manifiesto del Surrealismo. El nuevo movimiento heredaba de su antecesor, Dadá, la idea de que la razón no es más que un molesto impedimento que obstaculiza el desarrollo de la creatividad.
Tomando como punto de partida la obra clave de Sigmund Freud, La interpretación de los sueños, llegan a la conclusión de que la única manera de eliminar las ataduras de la razón era propiciar el acceso al subconsciente. Escogieron dos vías para «penetrar» en él, vías que constituyen las dos técnicas surrealistas por excelencia: el automatismo, que consiste, en esencia, en dibujar o escribir sin lógica, moviendo libre e incontroladamente la mano o el pincel; y la desorientación reflexiva, procedimiento por medio del cual las imágenes surgidas del subconsciente unen objetos completamente extraños entre sí.
La Poesía de la Generación del 27
Influencias del modernismo por el rigor artístico y su actitud minoritaria, de Juan Ramón Jiménez por la pureza estética y de las vanguardias por la deshumanización del arte.
Rasgos estilísticos
Empleo de recursos expresivos de carácter irracional, como la sinestesia y el símbolo.
Cultivo de la metáfora y la imagen.
Tendencia a experimentar en la métrica y el ritmo.
Progresiva utilización del verso libre.
Visión de la realidad a partir de la propia experiencia interior.
Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego.
Características de la Generación del 27
Tradición y vanguardismo: Aunque desean encontrar nuevas fórmulas poéticas, no rompen con nuestras tradiciones y sienten admiración por el lenguaje poético de Góngora, por nuestros autores clásicos y por las formas populares del Romancero. A la par que lo tradicional, las corrientes de vanguardia, sobre todo el surrealismo, ejercen gran influencia en el Grupo del 27. Los escritores surrealistas exploran el mundo de lo inconsciente y pretenden alcanzar la belleza absoluta, que está por encima de la realidad.
Intención estética: Intentan encontrar la belleza a través de la imagen. Pretenden eliminar del poema lo que no es belleza y, así, alcanzar la poesía pura. Quieren representar la realidad sin describirla, eliminando todo aquello que no es poesía.
Temática: Sienten especial interés por los grandes asuntos del hombre, como el amor, la muerte, el destino… y los temas cargados de raíces populares.
Estilo: Se preocupan fundamentalmente de la expresión lingüística y buscan un lenguaje cargado de lirismo.
Versificación: Utilizan estrofas tradicionales (romance, copla…) y clásicas (soneto, terceto…). También utilizan el verso libre y buscan el ritmo en la repetición de palabras, esquemas sintácticos o paralelismo de ideas.