Poesía Española desde 1939: Evolución, Figuras Clave y Tendencias

La poesía desde 1939 hasta la actualidad. Tendencias, autores y obras principales

Al terminar la Guerra Civil, la poesía española quedó sensiblemente marcada por la pérdida de algunas de sus figuras, ya sea por el fallecimiento (Lorca) o por el exilio (Juan Ramón Jiménez, Cernuda, etc.). En la posguerra fallece Miguel Hernández, cuya poesía pasó del gongorismo al compromiso revolucionario, y estilo neopopularista: Cancionero y romancero de ausencias. Se sigue insistiendo en la rehumanización y de vuelta a las estrofas clásicas. El estudio de la poesía se realiza por décadas.

Años 40:

Poesía arraigada

Es la poesía de quienes se muestran firmemente instalados en el mundo y practican una poesía armónica, de resonancias clásicas, métrica tradicional y temas religiosos, intimistas y familiares. Se expresa a través de revistas (Escorial y Garcilaso) y autores como José García Nieto o Luis Rosales.

Poesía desarraigada

Manifiesta un lenguaje directo y a veces desgarrador, un malestar de raíz existencial. Surge a raíz de Hijos de la ira de Dámaso Alonso, un desgarrador grito de angustia ante un mundo en descomposición. Se manifiesta en revistas como Espadaña. Destaca Blas de Otero con su libro Ancia, cuyo tema principal es la difícil relación entre un hombre con un Dios que no da indicios de existir.

En este contexto de poesía existencial se inicia también José del Hierro; otras tendencias durante este periodo fueron el vanguardismo y el neobarroquismo.

Años 50:

Poesía social

Se abre como derivación de la poesía desarraigada, a una poesía comprometida que trata de llegar a los humildes y los trabajadores, reivindicándose así la justicia social y una paz basada en la reconciliación, mostrando así una gran justicia social y una paz basada en la reconciliación, mostrando así una gran preocupación por España. Su lenguaje es sencillo y directo. Destacan Gabriel Celaya (Cantos Iberos), Blas de Otero (Pido la Paz y la Palabra) y José del Hierro (Quinta del 42).

Años 60:

Poesía de la experiencia

Al ver que la poesía social no consiguió su objetivo de transformar la sociedad, se abre paso a una nueva promoción de autores, sin abandonar los temas cívicos. Se preocupa más por el lenguaje y por las experiencias íntimas y personales. Sostienen que la poesía no es tanto un método de comunicación como una forma de conocimiento. Destacan Claudio Rodríguez y Ángel González (Áspero mundo). Sus temas son la infancia, la amistad, el compromiso, el amor, etc., pero son tratados con un cierto distanciamiento irónico.

Años 70

Surge una nueva promoción más formalista y experimental en lo estético. Aquí se incluyen los llamados “novísimos”, agrupados en una Antología preparada por José María Castellet (Pere Gimferrer, Guillermo Carnero) como otros coetáneos (Antonio Colinas). Entre sus influencias (Cernuda) destacan autores como Eliot Pound. Tienden al verso libre, la imagen visionaria y al cruce de referencias culturales y populares. Los temas son variados: experiencias personales y la sociedad de consumo. Destacan Pere Gimferrer (Arde el mar) y Antonio Martínez Sarrión (Teatro de operaciones). El fin del Franquismo y el inicio de la transición supondría la consolidación de la demanda entre las décadas de los 80s y 90s. Surgirán tantas tendencias poéticas que será difícil hacer una clasificación. Entre sus rasgos generales está la rehumanización y recuperación del yo, renovación lingüística, el humor e ironía y la vuelta al compromiso. Las tendencias y las corrientes son variadas: la poesía de la experiencia se caracteriza por la creación ficticia del yo poético, el monólogo dramático, sencillez expresiva, etc. Destaca Luis Alberto de Cuenca. El neorrealismo llena de emoción irracional e ironía los poemas, destaca Blanca Andreu. La poesía del silencio concibe el género lírico como instrumento de reflexión y conocimiento (Álvaro Valverde). La poesía épica (o coral) busca la memoria colectiva a partir del yo. Así, se comparten rasgos comunes como el regreso a la poesía de la experiencia, la introspección y la búsqueda de sí mismas, la conciencia femenina y la vuelta a una conciencia crítica y colectiva ante el terrorismo y la crisis global.

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