Poesía Española del Siglo XX: Modernismo, Vanguardias y Generación del 27

La Poesía Española Desde Principios del Siglo XX Hasta la Posguerra

A principios del siglo XX y hasta la posguerra, la poesía dio como resultado una edad de oro de la lírica española. Surgieron algunos de los poetas más importantes, como Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, etc.

Los Herederos del Modernismo

  • Antonio Machado

    Nacido en Sevilla en 1875, su obra se divide en tres grandes etapas:

    1. La primera está representada por su obra de 1907, Soledades, Galerías y otros poemas. Esta obra se caracteriza por la influencia modernista, por una subjetividad romántica en la contemplación del paisaje y en la preocupación rítmica y cromática.
    2. La segunda etapa de la poesía de Antonio Machado se relaciona con su obra Campos de Castilla (1912). En esta obra, Machado entra de lleno en las preocupaciones de la Generación del 98 (Unamuno, Baroja, etc.). Esta generación se caracterizaba también por mostrar un interés filosófico que les llevaba a reflexionar sobre los grandes problemas del hombre.
    3. En la tercera etapa, la poesía de Machado se caracteriza por un abandono del poema en el sentido más lírico y emocional, a favor de un estilo más filosófico y sentencioso. Con este estilo poético compone Nuevas Canciones (1924).
  • Juan Ramón Jiménez

    Nacido en Moguer (Huelva) en 1881. Su producción poética se caracteriza por una continua evolución. Su obra también se divide en tres etapas:

    1. La primera es la modernista o sensitiva. Libros como Arias tristes, Jardines lejanos, La soledad sonora, Platero y yo, etc., escritos entre 1900 y 1915. Lleva a un grado de perfección lírica el Modernismo de España.
    2. En la segunda etapa, la etapa intelectual, sus poemas se van depurando de todo artificio, eliminando todo aquello que resulta superfluo. Creando así la poesía pura, que luego influirá definitivamente en la Generación del 27.
    3. En la tercera etapa, ya en el exilio debido a la Guerra Civil, lleva su poesía hacia un aliento místico. Se busca la unión mística entre la palabra y el mundo, entre él mismo y Dios.

Los Movimientos de Vanguardia

Entre 1910 y 1930 se da en toda Europa una efervescencia creadora que se conoce con el término bélico de vanguardias. Se trata de unos movimientos artísticos (en la pintura y la literatura) que pretenden una revolución estética radical, basada en una ruptura con toda la tradición anterior, como nunca había sucedido en la historia del arte. Estos movimientos tienen especial intensidad en Francia (el dadaísmo y el surrealismo), en Italia y Rusia (el futurismo). En España, los únicos ismos que se desarrollaron fueron el creacionismo, introducido por Vicente Huidobro, y el ultraísmo. Ramón Gómez de la Serna, con sus greguerías, fue uno de los avanzados de la vanguardia en España.

La Generación del 27

Destacan Federico García Lorca, Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Rafael Alberti, entre otros. Miguel Hernández queda como un eslabón roto entre la poesía del 27 y la de posguerra. Muchos le consideran el último representante de esta generación. Algunas características son:

  • Magisterio de Juan Ramón Jiménez.
  • Deseo de renovar la poesía, pero respetando la tradición literaria española. De hecho, toman como referencia a Luis de Góngora, poeta del siglo XVII.
  • Revaloración de la poesía popular, que les lleva a cultivar el romance y otras estrofas tradicionales (sonetos).
  • Influencia del surrealismo (García Lorca).

La Poesía de Posguerra

Cuando se dio por finalizada la guerra (posguerra), se tenían dos opciones: el exilio o seguir escribiendo en España dentro de un entorno hostil a la cultura. En la primera década de la posguerra estaba la poesía de evasión. Esta poesía se refugia en el intimismo y evita hablar de la terrible realidad de la guerra. Poetas como Luis Rosales, Leopoldo Panero o Dionisio Ridruejo son representativos de esta corriente.

Amor, Vida y Muerte en la Obra de Miguel Hernández

El Amor en Miguel Hernández

El amor en Miguel Hernández durante su vida se manifestó en tres períodos:

  1. Amor espiritual: Se siente culpable ante el deseo sexual. A principios de su juventud, tenía una visión religiosa de la vida y la literatura, donde el cuerpo y el pecado eran uno. Esta visión se muestra en El silbo vulnerado (1934).
  2. Amor doloroso y trágico: Domina la ausencia y el rechazo. En esta etapa desaparece el pecado con la salida de Orihuela. De esta manera, cambia su idea respecto al amor. El deseo erótico es una fuerza a la que el hombre debe someterse. Escribe El rayo que no cesa (1934-1935), influenciado por la poesía amorosa de Garcilaso y Quevedo. El soneto es la suma de pena y dolor. También son influyentes Pablo Neruda y Vicente Aleixandre. Los símbolos de esta poesía son el rayo o el cuchillo (el amor es una herida continua de sufrimiento) o el toro (animal viril y pasional que embiste a la amada que huye de él).
  3. Amor terrenal y corporal: La visión es física y corporal. El amor está más allá de lo espiritual. En Cancionero y romancero de ausencias, se centra en la esposa y el hijo, donde el amor es lo que mueve el mundo.

La Muerte en Miguel Hernández

La presencia de la otra cara de la vida es la muerte. En Perito en lunas, toma como materia poética la vida exterior. Su vida de pastor da lugar a la exaltación de la naturaleza (locus amoenus) y da paso de la contemplación exterior a su vida interior. En El rayo que no cesa, la vida amorosa es causa del dolor, y la muerte tiene como símbolo el toro, al cual atribuye la vitalidad y la muerte. En este libro aparece la muerte en la Elegía a Ramón Sijé, donde muere su mejor amigo. La muerte es algo ajeno y brutal que le arrebata a su amigo. En Viento del pueblo, un libro de guerra, la vida está en la defensa de la República frente al Estado franquista. Su vida es lucha, mientras la muerte será el acto heroico, cotidiano. Va a morir por la libertad del pueblo. En El hombre acecha, otro libro de guerra, pero esta vez desde la derrota, la cárcel, el frío y el hambre es la vida, y estos factores dan lugar a la muerte. En Cancionero y romancero de ausencias, la unión de la muerte y la vida la relaciona con Antonio Machado, por la muerte de su esposa Leonor; también con Jorge Manrique, en Coplas a la muerte de su padre, y con Quevedo, en Amor constante más allá de la muerte. Su vida está cercana ya a la muerte.

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