Poesía Española: Del Modernismo a la Generación del 27 (1900-1939)

La Lírica del Siglo XX hasta 1939

La poesía española del siglo XX hasta el estallido de la Guerra Civil puede dividirse en dos grandes etapas: la primera de ellas abarcaría a los movimientos **modernista** y **noventayochista**; y la segunda, al **novecentismo** y las **vanguardias**.

Modernismo

El término **Modernismo** hace referencia a una serie de tendencias artísticas europeas y latinoamericanas que revolucionaron el arte de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Ofreciéndose como alternativa a la literatura burguesa y realista de la segunda mitad del siglo XIX, consistía en la búsqueda de nuevas formas y de la belleza ornamental. Como movimiento literario, surge en Nicaragua a manos del poeta **Rubén Darío** y pasa por dos etapas que, impregnadas de un mismo espíritu, son diferentes entre sí. Hablamos así de un **Modernismo canónico** (más estilista, sensorial) y un **modernismo tardío** o **postmodernismo** (menos esteticista, más íntimo). Esta última versión del movimiento será la que (a través del poeta nicaragüense) llegue a la pluma de nuestros escritores. No hay, por tanto, en España un modernismo canónico, sino un modernismo más tardío y simbolista. Estarían dentro de esta línea los primeros poemarios de **Juan Ramón Jiménez** y las *Soledades, galerías y otros poemas* de **Antonio Machado**, donde el poeta reflexiona en tono melancólico sobre temas como el paso del tiempo o la muerte, con una estética renovada y una simbología propia.

Generación del 98

El movimiento **noventayochista**, si bien está inmerso en ese clima generalizado de fin de siglo al que hemos llamado Modernismo, presenta unas características propias que lo diferencian. La primera de ellas es que se trata de un movimiento exclusivamente español; la segunda sería su carácter sociopolítico. Así, dentro del ambiente modernista finisecular, en España surgirá un grupo de autores, a los que se conoce como **Grupo del 98**, que reaccionarán ante la llamada **crisis del 98**. A la crisis económica, política y social en que estaba sumida la nación, se le une una crisis de ideas que se manifiesta especialmente en la tambaleante “idea de España”. En los versos de **Machado** (que da un giro en *Campos de Castilla*) y de **Unamuno** se denuncia el atraso y la miseria del campesino castellano y se reivindica esa necesidad de regeneración nacional. A todos los poetas noventayochistas, en palabras de Unamuno, “les duele España”. En cuanto a la estética, la poesía de este grupo limaba ya algunos de los excesos modernistas y mostraba cierta depuración formal: léxico menos retórico y versos más cortos.

Novecentismo y Vanguardias

Pero en torno a 1914 surge en España una nueva generación de intelectuales, formados en universidades y de clara vocación europeísta que, influidos por el clima de las nuevas vanguardias europeas, reacciona contra el sentimentalismo en el arte y propone un nuevo concepto de poesía intelectual. Se les conoce como **novecentistas** o **Generación del 14**. A esta corriente de poesía nueva pertenece la “poesía pura” de **Juan Ramón Jiménez**, una poesía desnuda e intelectualizada. Otro nombre clave es el de **Ramón Gómez de la Serna**, introductor de las primeras vanguardias en España con su traducción del manifiesto futurista de Marinetti y creador de sus famosas *greguerías* (pequeñas composiciones que aúnan metáfora y humor). Son los primeros pasos hacia un vanguardismo que tendrá en torno a 1920 sus primeras manifestaciones propias con el **Ultraísmo**, cuyo manifiesto se debe a Rafael Cansinos Assens y del que participarán, entre otros, Guillermo de Torre, Juan Larrea o Gerardo Diego.

El **Ultraísmo** suponía una ruptura definitiva con los excesos verbales del Modernismo y la incorporación en la lírica del mundo contemporáneo y urbano, eliminando del poema los elementos narrativos o sentimentales y realzando la importancia de la metáfora, el humor y la sorpresa. Algunos autores establecen los antecedentes de la vanguardia de nuestro país en la visita del chileno **Vicente Huidobro** a Madrid, tras haber pasado un tiempo en París en contacto con los vanguardistas franceses. Su venida estimuló a los incipientes ultraístas y su **Creacionismo** influyó en autores como los mencionados Gerardo Diego y Juan Larrea. Por último, habría que mencionar el ensayo de Ortega y Gasset *La deshumanización del arte*, cuyos postulados de necesidad de una poesía pura alejada de los sentimentalismos decimonónicos dieron base teórica a esta nueva lírica.

Rehumanización de la Poesía

Poco a poco, estos ideales de pureza de las primeras vanguardias se fueron abandonando. Tras los cambios sufridos en la sociedad del momento, en el nuevo contexto social y por influencia del surrealismo francés, la poesía española sufre el proceso que se conoce como **rehumanización del arte**. Ahora hablamos de **poesía impura** y se reivindica una poesía que sirva para liberar al hombre. Así, en los primeros años 30 se volverá a una poesía de denuncia y de contenidos sociales que se expresa por medio de la escritura automática, del versículo y de la libertad en la creación de imágenes. Lo onírico y lo irracional se reivindican como material poético.

Generación del 27

Sin duda, los poetas que protagonizaron este panorama son los del llamado **Grupo del 27**: un grupo de jóvenes reunidos en torno a la Residencia de Estudiantes de Madrid (donde convivieron también con artistas de otros campos: el cineasta Luis Buñuel, el pintor Salvador Dalí o el músico Manuel de Falla) y que elevarán el género poético a cumbres difícilmente superables. Sus miembros son los siguientes: **Jorge Guillén, Pedro Salinas, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Luis Cernuda, Vicente Aleixandre, Manuel Altolaguirre y Emilio Prados**. Casi todos ellos tienen poemarios escritos antes de 1930, en los que combinan magistralmente lo culto con lo popular y la tradición con la vanguardia. Así, hay que destacar:

  • La poesía neopopular de **Lorca** (*Poema del cante jondo* y *Romancero gitano*) y de **Alberti** (*Marinero en tierra*).
  • La poesía pura de **Dámaso Alonso** (*Poemas puros* y *El viento y el verso*), de **Guillén** (*Cántico*) o de **Salinas** (*Presagios* y *Seguro azar*).
  • Los poemarios creacionistas de **Gerardo Diego** (*Imagen* y *Manual de espumas*).

En torno a 1930, el grupo sufre, como hemos dicho, la influencia del **Surrealismo** francés y de la poesía social y comprometida de **Pablo Neruda**, quien vendrá a Madrid en 1935 y lanzará su manifiesto “Sobre una poesía sin pureza”. En esta línea de poesía rehumanizada se ubican los primeros poemarios de **Cernuda** (*Los placeres prohibidos* y *Donde habite el olvido*), los primeros de **Vicente Aleixandre** (*Espadas como labios* y *La destrucción o el amor*), *Poeta en Nueva York* de **García Lorca** y *Sobre los ángeles* de **Alberti**. En un lugar aparte hay que poner la lírica amorosa de **Salinas** y sus poemarios *La voz a ti debida* y *Razón de amor*.

Consecuencias de la Guerra Civil

Será el estallido de la **Guerra Civil española** lo que trunque la evolución poética de esta generación, posicionada al lado del bando republicano (y la de otros poetas que comenzaban a asomar en el panorama lírico de nuestro país, como **Miguel Hernández**, el poeta del pueblo). García Lorca será asesinado ese mismo año, el joven Hernández morirá en la cárcel en 1942 y el resto de poetas de la Generación del 27 se verán obligados al exilio. Vicente Aleixandre y Dámaso Alonso se quedarán en el llamado “exilio interior” y serán los encargados de apadrinar a los poetas de las siguientes generaciones que se habían quedado huérfanos de modelos en ese panorama de devastación cultural que la guerra dejó.

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