Poesía Española de Posguerra: Evolución y Tendencias

La Generación del 27 y el Exilio

Tras la Guerra Civil, la figura del poeta adquiere mayor relevancia. Miguel Hernández, considerado epígono de la Generación del 27, destaca por su habilidad para conjugar la inspiración con la técnica rigurosa y el carácter popular. Sus poemarios más importantes son: Perito en lunas, El rayo que no cesa, Viento del pueblo y Cancionero y romancero de ausencias.

En la poesía del exilio, encontramos dos grupos principales:

  • Poetas de la Generación del 14, como Juan Ramón Jiménez.
  • Poetas de la Generación del 27. Tras la muerte de Lorca, la mayoría se exilia, a excepción de Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre y Gerardo Diego.

Los temas recurrentes en la poesía del exilio son la patria perdida, la nostalgia y las preocupaciones humanas.

La Poesía en España Tras la Guerra

1. Primeros Años de la Posguerra (1940-1950)

En esta época, encontramos a los poetas de la Generación del 36, que se divide en dos corrientes principales:

  • Poesía arraigada: Agrupados en torno a la revista Garcilaso, estos autores presentan una visión del mundo ordenada y serena, con temas religiosos y tradicionales. Destacan Luis Rosales (La casa encendida) y Leopoldo Panero (La estancia vacía).
  • Poesía desarraigada: Para estos poetas, el mundo es caos y angustia. Destaca Hijos de la ira de Dámaso Alonso. La revista Espadaña acoge a estos poetas, cuya poesía, de tono agrio, se enfrenta a un mundo caótico de sufrimiento. Destacan Carlos Bousoño (Subida al amor) y Leopoldo de Luis (Alba del hijo).

Otras tendencias de la época son:

  • Postismo: Fundado por Edmundo de Ory (Esa joya absoluta que es poesía) y Eduardo Chicharro (La plurilingüe lengua), se presenta como un surrealismo ibérico.
  • El grupo Cántico de Córdoba: Promovido por Ricardo Molina (El río de los ángeles), Pablo García Baena (Rumor oculto) y Juan Bernier (Aquí en la tierra), busca conectar con la Generación del 27.
  • José Hierro: Con obras como Alegría y Tierra sin nosotros, sus primeros poemas transmiten una sensación de pérdida y los efectos del tiempo.

2. Poesía Social (Década de 1950)

En 1955 se consolida el realismo social, con obras como Pido la paz y la palabra de Blas de Otero y Cantos iberos de Gabriel Celaya. Esta poesía denuncia las injusticias, con un estilo coloquial y lenguaje claro. El poeta busca crear conciencia social, con una perspectiva colectiva y una preocupación central por España.

3. Nueva Poesía (Década de 1960)

España se abre a las corrientes europeas y mundiales. El desarrollo económico y el turismo favorecen la entrada de nuevas modas culturales. Surge la Generación del 50, con autores como Jaime Gil de Biedma (Compañeros de viaje), José Agustín Goytisolo (El retorno), Francisco Brines (Las brasas) y Claudio Rodríguez (El don de la ebriedad). Rechazan el realismo social y se centran en el plano subjetivo, la preocupación por el hombre y lo cotidiano, lo que les lleva a un escepticismo dolorido y a la conciencia de soledad.

4. Los Novísimos (Década de 1970)

En 1970, se publica Nueve novísimos poetas españoles, donde José María Castellet reúne a autores como Manuel Vázquez Montalbán (Una educación sentimental), Félix de Azúa (El velo en el rostro de Agamenón), Pere Gimferrer (Arde el mar) y Leopoldo María Panero (Así se fundó Carnaby Street). Estos poetas de la Generación del 68 centran su temática en lo personal y lo público, con tonos graves y frívolos. Rechazan el patetismo de la poesía desarraigada y el prosaismo de los poetas sociales.

Rasgos de los novísimos:

  • Rechazo del realismo social.
  • Integración de influencias culturales diversas, como el cine y la televisión.
  • Búsqueda de un lenguaje sensorial, con preocupación por la palabra bella y la experimentación formal.
  • Abundancia de referencias artísticas y mitológicas.
  • Metapoesía: reflexión sobre el proceso creativo.

5. Desde 1975 Hasta Hoy

  • Poesía de la experiencia: Poesía realista que recupera el compromiso ético. El poeta traslada su experiencia vivida con un lenguaje natural. Destacan Luis García Montero (Las flores del río), Benjamín Prado (Un caso sencillo) y Felipe Benítez Reyes (Las identidades).
  • Poesía del silencio o neopurismo: Poesía afín a la mística. Destacan Jaime Siles (Música de agua) y Ada Salas (Arte y memoria del inocente).
  • Neosurrealismo: Blanca Andreu (De una niña de provincias que se vino a vivir en un Chagall) recupera el verso largo, la sentimentalidad neorromántica, las metáforas innovadoras y el mundo de los sueños.
  • Nueva épica: Autores que indagan en los problemas colectivos de forma realista y crítica. Destacan Roger Wolfe (Días perdidos en los transportes públicos), Jorge Riechmann (Cántico de la erosión) y Julio Llamazares (La lentitud de los bueyes).
  • Poesía clasicista o culturalista: Con un anhelo de belleza, componen poemas con referencias míticas. Destacan Luis Antonio de Villena (Un paganismo nuevo) y Luis Alberto de Cuenca (La caja de plata).
  • Neoerotismo: Ana Rosetti (Yesterday).

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