INTRODUCCIÓN
Entre 1936 y 1939, tanto en el bando republicano como en el nacional se desarrolló una literatura de propaganda ideológica: el poema se convirtió en arma de lucha. Desde el fin de la Guerra Civil hasta la actualidad, la poesía ha atravesado por momentos dispares: de la poesía de evasión a la de compromiso social, pasando por la poesía pura y esteticista y la de experimentación vanguardista. La variedad de la poesía en este período se aprecia también en los modelos literarios preferidos por la tendencia dominante en cada momento. Esto los lleva a referencias poéticas que oscilan entre Alberti, Neruda, el Futurismo, Garcilaso, la poesía de vanguardia o la literatura europea.
Miguel HERNÁNDEZ (1910-1942)
La obra poética de Miguel Hernández nacíó en pleno proceso de transición entre la innovación vanguardista y la rehumanización vivida por algunos poetas del 27, a los que le unieron vínculos estéticos y personales. La poesía de Miguel Hernández está impregnada de una emoción intensa, de un hondo contenido humano, enmarcado en unos versos de gran perfección formal.
TEMAS: El amor, que es un deseo insatisfecho, más tarde aparecerá la plenitud amorosa, el amor a la mujer y al hijo se convierten en motivos habituales. El dolor y la muerte, provocados por las vivencias personales y la realidad social, la guerra agudiza estos temas. La vida y la esperanza unidas a la solidaridad y la ilusión de un futuro mejor.
TRAYECTORIA POÉTICA: En su evolución poética fue incorporando diversas aportaciones, tanto de los clásicos (Góngora, San Juan de la Cruz, Garcilaso) como de sus contemporáneos (Aleixandre, Neruda). Su trayectoria está marcada por una evolución ideológica que va desde el catolicismo hasta la militancia republicana y comunista.
-Primera etapa: Perito en lunas, octavas reales de influencia gongorina y vanguardista, caracterizadas por su hermetismo. El rayo que no cesa, tiene como tema la imposibilidad de plenitud del amor, destaca por la perfección de sus sonetos, destaca la Elegía a Ramón Sijé.
-Segunda etapa: está influenciada por Neruda y su concepción de la poesía impura, comprometida con la realidad. Alterna las estrofas clásicas con el verso largo. Viento del pueblo, en los que comparte los sentimientos del pueblo por medio de versos de angustia y airada protesta frente al sufrimiento de los pobres y los niños.
-Últimos poemas: escritos en la cárcel, se recogen en el Cancionero y romancero de ausencias, que gira en torno a la ausencia: de su primer hijo, que ha muerto; la del segundo y la mujer, a los que no puede ver; y también la ausencia de libertad.
LA POESÍA EN EL EXILIO
Los poetas del exilio siguieron caminos diversos, pero en las producciones de todos ellos sobresale, cargado de angustia, el tema de España: varios poetas del 27, Juan Ramón Jiménez, etc. Estos autores prosiguieron la tradición poética de la modernidad y llegaron en algún momento, a sustituir el dolor por un rescate del pasado. La obra de alguno de ellos influirá en poetas españoles posteriores.
LEÓN Felipe: En sus primeras obras, Versos y oraciones del caminante, puede observarse la influencia del norteamericano Walt Whitman, al que tradujo. Desde Español del éxodo y del llanto, el tema común de su poesía es España y aborda asuntos como la condición humana, la injusticia, el desorden, la rebelión contra la historia…
AÑOS CUARENTA: NEOCLASICISMO, EXISTENCIALISMO Y VANGUARDIA
En los años cuarenta se registran en España distintas líneas poéticas. Por un lado, especialmente al inicio de la década, surge una poesía neoclásica cuyos núcleos temáticos son amor, religiosidad e Imperio. Por otro lado, aparece una línea existencialista, centrada en la angustia humana. Hacia mediados de los cuarenta surge una corriente vanguardista, que conecta con el 27.
-Poesía neoclásica: las revistas fundamentales de esta corriente fueron Escorial y Garcilaso. La primera surgíó como órgano de propaganda intelectual del régimen. Sus colaboradores cultivaron una poesía intimista, realista, de carácter meditativo (Luis Rosales, La casa encendida, Leopoldo Panero, Dionisio Ridruejo). La segunda cultivó un neoclasicismo formal y neorromántico (José García Nieto).
-Poesía existencialista (arraigada): El año 1944 fue fundamental en la evolución de la poesía de posguerra, ya que aparecieron manifestaciones opuestas al neoclasicismo. La revista Espadaña (Eugenio de Nora y Victoriano Crémer) abordará una expresión existencialista de la solidaridad humana. En 1944 se publican dos obras fundamentales: Hijos de la ira, de Dámaso Alonso y Sombra del paraíso, de Vicente Aleixandre, que marcan una línea de poesía existencial. Introducen el versículo y los temas de la muerte, la soledad y la injusticia, con influencia del Surrealismo.
-Poesía vanguardista: en la segunda mitad de la década surgen el postismo, de la revista del mismo nombre, que se caracteriza por la búsqueda de la sorpresa, por medio de la ruptura de la lógica, el humor y las imágenes irracionales (Carlos Edmundo de Ory); y el grupo de la revista Cántico, que aúnan la imagen vanguardista y la poesía de la experiencia, con una postura estetizante, caracterizada por el barroquismo, el refinamiento formal, el culturalismo y el vitalismo (Pablo García Baena).
AÑOS CINCUENTA: POESÍA SOCIAL (Poesía desarraigada)
En 1947, la publicación de Tranquilamente hablando, de Gabriel Celaya, inició un proceso de cambio: la colectividad pasó a ser el problema central del texto poético, y la angustia personal adoptó un tono social. Esta poesía social dominó los años cincuenta. La poesía social denunció la realidad ante el silencio impuesto por el poder, trató de concienciar sobre ella y planteó un cambio histórico. La idea de poesía como comunicación explica ciertos rasgos estilísticos: el tono sencillo y coloquial, el lenguaje cotidiano y la tendencia al prosaísmo.
JOSÉ HIERRO: su poesía es de carácter testimonial, fundada en el tiempo personal y en el tiempo histórico y colectivo. Desde sus primeros libros (Con las piedras, con el viento), está presente el paso del tiempo, la alegría como afirmación vital, y el amor desde un pasado nostálgico. Con Quinta del 42, se aproxima a la poesía social, presentándola como conocimiento de la realidad exterior y del ser íntimo.
GABRIEL CELAYA: está considerado uno de los pilares de la poesía social, aunque su extensa producción abarca distintas orientaciones.
-poesía existencial: revela su inseguridad frente al mundo, Movimientos elementales.
-poesía social: Tranquilamente hablando inicia una poesía de urgencia exigida por el compromiso ético. La voz poética se fusiona con un “nosotros” colectivo, que representa a “la inmensa mayoría”. En Las cartas boca arriba y Cantos iberos sigue defendiendo la función crítica de la literatura como arma de lucha social.
-poesía vanguardista: a partir de los años sesenta, agotada la vertiente social, inicia una poesía experimental, Función de uno, equis, ene.
BLAS DE OTERO: su poesía nace con el propósito de sacudir las conciencias y de compartir con el resto de la humanidad su tragedia, que puede residir en la propia conciencia o en la vida en sociedad.
-poesía existencial: expresan la angustia del hombre frente a la muerte. El yo poético se siente solo, abandonado, y dirige a Dios preguntas desesperadas, sin respuesta, por lo que solo queda el vacío y la soledad. Ángel fieramente humano y Redoble de conciencia, que luego fundiría en un único libro titulado Ancia.
-poesía social: se inicia con Pido la paz y la palabra, Que trata de España. En su búsqueda solitaria, el poeta se encuentra con “los otros”, y en su canto, dos vocablos se convierten en claves: la palabra y la paz, para que España pueda vivir sin la presencia de la muerte y la injusticia.
-última poesía: en los años setenta, vuelve a una poesía de carácter reflexivo y autobiográfica.
AÑOS SESENTA: POESÍA DEL CONOCIMIENTO
A finales de los cincuenta irrumpíó un grupo de poetas que, sin dejar los temas sociales, buscaba una mayor elaboración del lenguaje poético y un desplazamiento de lo colectivo a lo personal, defendieron la idea del poema como acto de conocimiento frente a la noción de poesía como comunicación. El grupo de los 50 incluye a poetas que publicaron sus primeras obras en los cincuenta. Su obra se consolida en la década siguiente. Aunque cada uno de los poetas sigue una trayectoria individual diferenciada, se detectan ciertos temas comunes: el tiempo, cuyo fluir muestra la fugacidad de la vida, y se evoca con nostalgia el paraíso perdido de la infancia y la adolescencia; el amor, muestran un erotismo intimista; la amistad, la creación poética o metapoesía. En general, los poemas son de carácter meditativo o reflexivo, mantienen el lenguaje coloquial y el verso libre, y usan el humor y la ironía. Entre los autores más destacados mencionaremos a José Agustín Goytisolo, Claudio Rodríguez, Ángel González, Caballero Bonald y Félix Grande.
JAIME GIL DE BIEDMA: su poesía se basa en experiencias personales evocadas desde la distancia del paso del tiempo. Incorpora su vida cotidiana y primada, pero desde la mirada escéptica del “yo observador”. El desdoblamiento del “yo” aparece en muchos de sus poemas. Su visión escéptica tiene su origen en su visión del ser humano, cuya cualidad es la derrota, frente a lo cual solo cabe el valor de la cultura, por ello, en sus composiciones se convierte en recurso habitual. Agrupó tres de sus libros en Las personas del verbo.
José ÁNGEL VALENTE: su poesía constituye una indagación constante en el lenguaje para llegar al conocimiento poético, utiliza un verso preciso y sobrio, a veces fragmentario. Destaca el uso del lenguaje de la mística y en su última etapa la idea de poesía como conocimiento se desplaza a una concepción de la poesía como “inconocimiento”. Obras destacadas son La memoria y los signos, de sus inicios y Mandorla, de su etapa mística.
AÑOS 70
Desde la década de los años 70 del Siglo XX se pueden establecer dos momentos en la trayectoria de la poesía española: por un lado los “novísimos” y por otro, la poesía a partir de los años 80. (PERTENECE AL SIGUIENTE TEMA)
Poesía de los años 70: la Generación del 68, los «Novísimos» o los «Venecianos»
Tres razones para tres marbetes: Gen 68 por el Mayo francés de 1968; Venecianos por el Poema sobre Venecia de Pere Gimferrer: Venecia como tema recurrente; Novísimos por la Antología de José María Castellet, Nueve novísimos poetas españoles (1970
La publicación de Arde el mar, de Gimferrer, en 1966, marca la ruptura con poéticas anteriores. En el grupo de los Novísimos se incluyen autores como Leopoldo María Panero, Pere Gimferrer, Manuel Vázquez Montalbán, Vicente Molina Foix, Ana María Moix, Félix de Azúa, Antonio Martínez Sarrión, José María Álvarez y Guillermo Carnero.
A éstos habría que añadir otros como Antonio Colinas, Luis Alberto de Cuenca o Luis Antonio de Villena, que no siguen todos sus planteamientos estéticos. Los Novísimos fueron presentados como un movimiento de ruptura vanguardista con la poesía social e indagador de un nuevo lenguaje que llegó al experimentalismo formal. No creían que la poesía pudiera cambiar la realidad y rechazaron conceptos tan extendidos como compromiso, testimonio y solidaridad. Otras Carácterísticas de la poesía “novísima” son el uso de modelos poéticos muy variados (recuperan el Cubismo, el Surrealismo – a través de Aleixandre y los postistas – el Simbolismo francés, el Modernismo y los poetas ingleses contemporáneos), cierto exhibicionismo cultural y afán de experimentación lingüística. Comentaremos algunas:
Exhibicionismo cultural
Evitan lo anecdótico y personal (se ha hablado de la “desaparición del yo”) pero el autor habla de sí mismo, sin nombrarse, a través de personajes de otras épocas que lo representan o de elementos culturales interpuestos. Estos elementos temáticos provienen de mitologías exóticas y decadentes (ambientaciones lujosas, exóticas, en la línea del Modernismo) o de la cultura de masas (el cine, la televisión, el rock, las novelas policíacas, la publicidad, los cómic, las revistas de modas, la música pop, etc.). Así los medios de comunicación de masas se convierten en referente cultural y fuente de nuevos mitos populares. Los poemas se llenan de nombres de ciudades o de personas (que atraen por su valor fonético), de descripciones de vestidos, disfraces, fiestas, mitos orientales o clásicos, y mitos contemporáneos (Marilyn, Bogart, Che Guevara, Kennedy, etcétera). Asimilan, pues, una mitología frívolá o vuelven a temas y asuntos de otras épocas, de origen cultural e histórico, como el arte y la música, por lo que también han recibido el nombre de culturalistas.
Experimentación lingüística
Subrayan el poder creador del lenguaje y la primacía de la forma sobre el tema. Defienden la libertad formal, buscan una expresión poética llamativa, caracterizada por un lenguaje rico y Barroco. Practican la escritura automática, que evita el discurso lógico, con la ruptura del verso, la disposición gráfica original, o la supresión de los signos de puntuación, y emplean técnicas como la del collage (incluyen versos completos de otros autores, letras de canciones, frases publicitarias, textos de manuales de instrucciones…) Este uso de la intertextualidad, en ocasiones excesivo, hace del poema un objeto metaliterario, cargado de referencias culturales. Además, alternan un lenguaje exuberante de imágenes opacas y visionarias con otras técnicas, como la métrica culta del Modernismo, pero tampoco abandonan el tono coloquial de algunos poetas de la generación anterior. Mencionaremos algunas obras:
Los novísimos de la tendencia culturalista y surrealista son Gimferrer:
Arde el mar, La muerte en Beverly Hills(1968); Guillermo Carnero:
Dibujo de la muerte (1967), El sueño de Escipión (1971); Antonio Colinas:
Sepulcro en Tarquinia (1975), Astrolabio (1979)) y Luis Alberto de Cuenca:
Elsinore (1972), Scholia (1975).
En la tendencia más coloquial, irónica y crítica destacamos a M. Vázquez Montalbán:
Una educación sentimental(1967);
Coplas a la muerte de mi tía Daniela (1973), A la sombra de las muchachas sin flor (1973), y Leopoldo María Panero:
Así se fundó Carnaby Street (1970), Teoría (1973).