La literatura del siglo XVIII: ensayo y teatro
El siglo de la Ilustración
Este movimiento tenía como fin primordial divulgar el saber, fomentando el espíritu crítico y el culto a la razón.
Los autores ilustrados pretenden desterrar los prejuicios nacidos de la superstición y de la ignorancia, potenciando el racionalismo como única forma de caminar hacia el progreso en todos los órdenes de la vida
. La luz será la metáfora de esta razón
Las características, Utilitarismo:
Predominio de la razón sobre el sentimiento o la imaginación. Se abandona la idea del arte por el arte: la literatura debe buscar la verdad, no la belleza.
Finalidad didáctica
Debe educar y ayudar a dar formación. Se estudia a los clásicos para determinar las reglas de los géneros literarios. El artista debe buscar la claridad, la sencillez y el buen gusto.
PROSA:
En la primera mitad de siglo algunos autores utilizaron moldes narrativos.
Este estilo todavía imita la dificultad y las formas del siglo anterior, aunque con una visión del mundo más optimista.
Pero la principal manifestación de la prosa en el siglo XVIII es el ensayo, pues es el género que mejor se ajustaba a los intereses didácticos y utilitarios de los ilustrados.
La prosa ensayística trae consigo un nuevo estilo caracterizado por ser llano, directo, natural y preciso.
No busca despertar la emoción del lector, sino que busca la reflexión.
El uso de las lenguas vernáculas
Los principales ensayistas son: Benito Jerónimo Feijoo (Teatro crítico universal), Gaspar Melchor de Jovellanos (Memoria sobre espectáculos y diversiones públicas) y José Cadalso (que cultivó todos los géneros literarios, aunque sus principales obras están escritas en prosa:
Cartas marruecas y Noches lúgubres (una obra que se puede considerar prerromántica por su especial tendencia a lo melancólico, la presencia de paisajes nocturnos o el tema fúnebre). La primera es su obra más importante. En ellas Cadalso vierte su pensamiento sobre la sociedad y la cultura españolas.
Los temas tratados pueden agruparse en tres grandes bloques
: la historia nacional, la sociedad española del XVIII y la proyección moral del ser humano
Esta obra responde a los rasgos del género ensayístico.
Con un estilo claro, el autor muestra una actitud crítica ante los diversos temas que trata.
POESÍA:
El racionalismo de los ilustrados hace que la poesía no sea considerada uno de los géneros principales.
No es un momento propicio para la expresión de sentimientos.
La poesía es más didáctica que lírica
De cualquier modo estuvo presente a lo largo de todo el siglo, sobresaliendo autores como Juan Meléndez Valdés o los fabulistas Félix Mª Samaniego y Tomás de Iriarte.
TEATRO:
Durante la primera mitad del siglo, se continúan las fórmulas del teatro de Calderón, con autores que repetían los temas y argumentos pero complicando la intriga y el montaje. Antonio Zamora o José de Cañizares.En la segunda mitad hay una oposición a este teatro tanto por razones estéticas como sociales. El nuevo teatro se va a caracterizar por el respeto escrupuloso a la regla de las tres unidades (espacio, tiempo y acción), por su verosimilitud y por su intención didáctica.
Los ilustrados conciben el teatro como medio fundamental para la educación y la propaganda política.
Los géneros cultivados fueron la tragedia (Raquel de Vicente García de la Huerta)
y la comedia, que mostraba una realidad idealizada con personajes comunes (burgueses y sus criados). Dado su carácter didáctico trata de mostrar la vía de la razón y el buen sentido.
El principal autor fue Leandro Fernández de Moratín, que es el creador de la comedia moderna española.
Sus obras recogen la vida social de su tiempo y las preocupaciones de los ciudadanos
Invitaba a la burguesía a ser ella misma (El barón), recomendaba una educación basada en la sinceridad que acabara con las bodas de conveniencia (El viejo y la niña, El sí de las niñas)
y criticaba los excesos del teatro popular (La comedia nueva o el café).Por otro lado, existe un teatro popular que tiene como objetivo simplemente divertir al público por medio de la caricatura y unos diálogos ingeniosos. La figura clave fue Ramón de la Cruz.
El Romanticismo literario del siglo XIX
Romanticismo, movimiento literario, cultural y político que surge en la primera mitad del siglo XIX en Europa, aunque en España tuvo un desarrollo tardío debido al retraso de nuestro país y la política absolutista de Fernando VII (1814-1833). Este movimiento está caracterizado por el predominio del sentimiento sobre la razón, en contraste con los ilustrados del siglo XVIII. Asimismo, los románticos buscan la libertad individual frente a la norma, lo que les provoca soledad y angustia;
También están caracterizados por la lucha por la justicia, el gusto por lo exótico y lo lejano, los ambientes lúgubres, el morbo por la violencia y la muerte como temas constantes, además del interés por el pasado histórico de los pueblos y la naturaleza. Por tanto, los rasgos más representativos del Romanticismo son el individualismo, el rechazo de la realidad mediante la evasión o la rebeldía, la defensa de la libertad, la importancia de la naturaleza y el nacionalismo.
Los géneros más cultivados son el dramático y el lírico.
• Género dramático.
Está caracterizado por la ruptura de las tres unidades clásicas, la mezcla de lo trágico y lo cómico, la combinación del verso y la prosa, así como por el gusto por la temática con destino trágico para el personaje, la muerte y el amor apasionado, que está por encima de toda regla. El personaje del drama romántico vive en un mundo adverso con un sino trágico y trazado de antemano.
La acción se desarrolla en un tiempo lejano, envuelta en misterio y rodeada de elementos fantásticos
La temática de los dramas presenta el choque entre el individuo y el entorno hostil, abundando los conflictos en torno al amor y la libertad, sentimientos y anhelos que enfrentan al héroe con las normas sociales y que se resuelven en un final trágico. Todo ello, con el propósito de conmover. Destacan José Zorrilla, mayor dramaturgo del momento y creador del drama romántico nacional (Don Juan Tenorio y A buen juez, mejor testigo.• Género lírico.
Se emplea la polimetría;
Los autores experimentan con nuevas formas o recuperan otras olvidadas, como el romance.
En lo relativo a los temas, la lírica gira en torno a los sentimientos y a la exaltación del amor, la libertad y la crítica social;
Además del importante marco de la naturaleza, que acentúa el efecto de la soledad y la melancolía.
Se presentan dos tipos de poesía romántica:
La lírica intimista, de Bécquer y Rosalía de Castro, y la poesía narrativa, de Espronceda y Zorrilla
Bécquer está considerado el primer poeta moderno con sus ochenta y cuatro composiciones breves (Rimas)
;
Concibe la poesía pura, íntima y desprovista de adornos
De este arranca, en gran medida, la poesía española contemporánea e influyó notablemente en poetas posteriores como Machado y Juan Ramón Jiménez.
Rosalía de Castro cosecha gran fama con tres grandes poemas que evocan las costumbres, paisajes y gentes de Galicia con un tono nostálgico y melancólico (Cantares gallegos, Follas novas, en gallego los dos, y En las orillas del Sar, en castellano). Espronceda es un romántico liberal que trata temas amorosos y la exaltación de personajes marginales porque en ellos veía un símbolo de rebeldía (destacan sus poemas narrativos El estudiante de Salamanca y El diablo mundo). • En el ámbito literario de la prosa, destaca Larra, que intervino en política y se dedicó al periodismo, escribiendo más de doscientos artículos, con el seudónimo de Fígaro, en los que realiza un retrato crítico y satírico de la realidad española de la época.
Estos artículos periodísticos (de costumbres, políticos y literarios)
poseen un estilo claro, transparente y expresivo, que influirá considerablemente en la Generación del 98.
Otros prosistas son el propio Zorrilla (Leyendas);
Bécquer, con sus Leyendas, breves narraciones donde se trata lo sobrenatural y lo exótico;
Y el escritor costumbrista Mesonero Romanos (Escenas matritenses)
La novela realista y naturalista en el siglo XIX
Realismo tiene en la novela su manifestación más característica. La novela realista puso freno a la fantasía.
Los autores realistas pretendían narrar una historia posible ambientada en lugares conocidos y observados previamente.
El objetivo del escritor era crear la ilusión de realidad mediante las descripciones minuciosas de lugares exteriores e interiores, la caracterización de los personajes atendiendo a aspectos externos y psicológicos, y el decoro en el uso del lenguaje.
La narración suele ser lineal y cerrada.
Es frecuente el uso de un narrador omnisciente que interviene de manera constante en el relato enjuiciando hechos y personajes con intención satírica o moralizadora.
Se observa también el empleo de técnicas narrativas que aproximan la novela realista al relato moderno:
la presentación indirecta de los personajes, es decir, a partir de su comportamiento y su discurso, el estilo indirecto libre y el monólogo, con el que el autor se adentra en la conciencia de los personajes.
Los conflictos de la sociedad de su tiempo constituyen la fuente principal de temas tratados en la novela realista: el contraste entre la vida urbana y el campo, los vicios y defectos de la burguesía, la miseria de ciertos individuos o lugares, el enfrentamiento ideológico por cuestiones religiosas o políticas, etc.
Dos tendencias se pueden observar en la novela realista española:
Una conservadora, con escritores como Fernán Caballero (seudónimo utilizado por Cecilia Bölh de Faber, La gaviota), Pedro Antonio de Alarcón (El sombrero de tres picos), y José Mª de Pereda (Peñas arriba). Tratan en sus novelas temas relacionados con un mundo rural idealizado, al que todavía no han llegado el progreso ni los males de la civilización;
Un mundo en el que todo lo malo procede de fuera, la cultura produce desasosiego y la fe religiosa aparece como vía de salvación.
En la otra tendencia podemos encuadrar a Galdós y a Clarín, partidarios de un realismo crítico que toma del mundo urbano preferentemente sus temas y aborda el relato con la creencia en el progreso social humano como consecuencia de la educación y la cultura.
Benito Pérez Galdós es autor de una extensa producción narrativa y teatral, de más de cien títulos. Destacan:
Episodios nacionales, 46 novelas históricas que relatan hechos del pasado nacional reciente comprendidos entre los últimos años del reinado de Carlos IV y la Restauración. La documentación sobre los hechos referidos y la objetividad son los rasgos característicos de esta nueva novela histórica, muy diferente, por tanto, de la romántica.
Novelas de tesis
Son las novelas de la 1ª época, que inicia con La fontana de oro. El argumento y los personajes de estas obras quedan sometidos a las ideas del autor, que trata de ejemplificarlas y justificarlas con la historia narrada y con los personajes arquetípicos que utiliza y que representan actitudes y valores (la tradición frente al progreso y el liberalismo). Destaca Doña Perfecta.
Novelas españolas contemporáneas
Ciclo de novelas que inicia con La desheredada y con el que trazó un fresco del Madrid y de la España de la época, con sus ambientes sociales, formas de vida, tipos, etc.
Galdós pretendió realizar un análisis profundo de la realidad.
Los personajes son más complejos. Su comportamiento se relaciona con el medio social, la herencia biológica y la psicología.
Emplea nuevas técnicas narrativas, como el estilo indirecto libre, el monólogo o el estilo teatral.
Un título destacado de esta serie es Fortunata y Jacinta
.
Novelas espirituales
En sus últimas novelas, muestra un profundo interés por temas morales y espirituales.
Leopoldo Alas “Clarín” ensayista, crítico literario, gran cultivador del relato corto (Pipá, Doña Berta, Adiós, cordera …),La Regenta, novela que presenta el vasto panorama social de una ciudad de provincias, Vetusta (Oviedo), en la que está representada la sociedad española de la Restauración. La historia es la crónica del adulterio de Ana Ozores, joven esposa del regente de la Audiencia Provincial, mujer sensible e imaginativa que busca en un medio hostil, como lo es la ciudad de Vetusta, el amor ideal, la felicidad, la plenitud.
El modelo de Madame Bovary es innegable. Destacan en la novela la caracterización psicológica de los personajes, siempre en relación con el medio y la sociedad, y el empleo del estilo indirecto libre, utilizado por el autor para adentrarse en la vida interior de sus criaturas.
El naturalismo es una prolongación del realismo, se basa en el determinismo genético y social del individuo, muestra ser preferencia por los ambientes marginales. La influencia de la novela naturalista, impulsada principalmente por Émile Zola, que proponía aplicar el método científico a la literatura.
Emilia Pardo Bazán
Los pazos de Ulloa y su continuación La madre naturaleza son dos de las obras de esta escritora gallega en que se puede apreciar la aplicación de elementos y técnicas propias del Naturalismo.