El Modernismo y generación del 98. A finales del Siglo XIX, aparece en España el Modernismo que coexiste con un grupo de intelectuales llamado Generación del 98. Ambos movimientos literarios coinciden en percibir el movimiento histórico por el que pasa el país con insatisfacción; pero mientras los modernistas buscan la evasión de la realidad mediante la expresión de lo fantástico, lujoso y sensualidad (musicalidad, colores, texturas, aromas…), los noventayochistas tratan temas de la actualidad española y el estilo es más sobrio.
La temática y estilo de uno y otro grupo requieren el uso de una terminología bien diferenciada.
Los modernistas consiguen crear un efecto mas cosmopolita, retórico y extravagante gracias a la introducción de neologismos y cultismos.
El léxico de los noventayochistas es más sencillo: buscan la claridad e incluso a veces emplean arcaísmos para dar mayor sensación de autenticidad y espíritu popular.
Se suele incluir en el Modernismo a Rubén Darío, Francisco Villaespesa y Manuel Machado; y en la generación del 98 a Miguel de Unamuno, Azorín y Pío Baroja.
Mientras que otros escritores como Antonio Machado y Valle Inclán son difíciles de clasificar porque en ellos encontramos carácterísticas de los dos grupos literarios.
El género literario más empleado en el Modernismo es la poesía lírica, en la que se introducen numerosas innovaciones métricas. La novela y el ensayo que se adapta muy bien al desarrollo de los más diversos temas, serán los expresivos más frecuentes en los autores del 98.
EL Modernismo
Se denomina así al movimiento literario nacido en Hispanoamérica en el ultimo cuarto del Siglo XIX y difundido por España por Rubén Darío.
En su proceso de formación influyeron decisivamente dos movimientos artísticos de origen francés. El “Parnasianismo” (retorno de temas mitológicos y antigüedad greco-latina) y el simbolismo (atribución de significados subjetivos a colores, formas, seres, etc.) El auge del Modernismo fue breve y puede considerarse acabado hacia 1915, pero su importancia fue decisiva para la evolución de la poesía española pues supuso una renovación total. El Modernismo fu, sobretodo, un movimiento poético aunque también se cultivó la novela, el cuento y el teatro.
En cuanto a los temas se distinguen dos líneas principales, la que trata de asuntos del pasado o exóticos y la que da lugar a la expresión de la intimidad del poeta y en ambos es perceptible la huella del Romanticismo. La primera, la línea escapista es la más representativa, los ámbitos en que se refugia el poeta modernista en busca de la belleza son lugares exóticos y épocas antiguas. Se construyen palacios, jardines, pagodas, como si fueran decorados por los que desfilan caballeros, princesas, guerreros legendarios, cisnes, ninfas y centauros. No hay límite geográfico, Japón o París, Chile o Grecia tienen cabida en el poema si permite la ambientación de algo hermoso. El erotismo y las conductas amorales aparecen con frecuencia, como muestra del espíritu rebelde y antiburgués que late en el fondo de la actitud modernista.
La línea intimista trasluce el mal estar del poeta con lo que le rodea. El amor y el mundo son vistos con ojos melancólicos. Hay un deseo de plenitud que resulta irrealizable. En los poemas esta nostalgia y desasosiego se enmarcan en paisajes otoñales o despoblados, jardines crepusculares (el atardecer), de clara raíz romántica.
Los poetas modernistas explotan todas las posibilidades del idioma en buscar lo bonito. El color es fundamental y la adjetivación cromática recorre todas las gamas. El poeta modernista se sirve de un léxico muy rico (neologismos, cultismo, etc) para crear sonoridad.
La musicalidad del verso es otro instrumento que se acomoda a los temas y palabras. Se encuentran al frente de las composiciones. El sentido musical viene dado por la habilidad en el uso de la métrica. Los modernistas se inclinan por el alejandrino, dodecasílabo o eneasílabo, poco usadas hasta entonces. Los cuidados esquemas acentuales proporcionan el ritmo musical al poema.
En España se puede considerar como propulsor del movimiento a Salvador Rueda. Pero las figuras más importantes de la poesía modernista son Antonio Machado Soledades, Galerías y Otros poemas, y Juan Ramón Jiménez Arias tristes, Jardines Lejanos y La Soledad Sonora. Aunque ambos evolucionarán alejándose del Modernismo. En estos dos autores y algún otro como Manuel Machado y Eduardo Marquina, la poesía adquiere un tono más intimista y se expresa con modos más cercanos al simbolismo .
En cuanto a la narrativa y al teatro hemos de destacar las Sonatas de Valle Inclán, y en la corriente denominada teatro político la obra de Eduardo Marquina, Las hijas del Cid.