Evolución y Diversidad Lingüística en España: Un Recorrido Histórico
España es un país plurilingüe. El castellano es la lengua oficial de todo el Estado, pero desde la Constitución de 1978 en ciertas comunidades comparte oficialidad con otros idiomas: con el gallego, en Galicia; con el catalán en Cataluña, en la Comunidad Valenciana y en las Islas Baleares; y con el euskera en el País Vasco y en algunas zonas de Navarra. Además, en España se hablan otras dos lenguas, aunque no tienen carácter oficial: el astur-leonés y el navarro-aragonés. Los denominamos dialectos históricos, pues derivan directamente del latín, al igual que el castellano, el gallego o el catalán. Todas las lenguas peninsulares son románicas o romances excepto el vasco, que es una lengua prerrománica.
Etapas en la Formación de las Lenguas Peninsulares
La situación lingüística actual de España es el resultado de un largo proceso en el que hay dos momentos culminantes: la romanización y el asentamiento árabe.
La Época Prerromana y la Romanización
A la llegada de los romanos a la Península Ibérica coexistían pueblos de distintas procedencias que hablaban idiomas también diversos, como el íbero, el fenicio, el ligur, el celta, etc. A medida que el latín vulgar se fue implantando, las lenguas prerromanas fueron quedando relegadas al uso familiar y terminaron por extinguirse. Sólo subsistió una, el vasco, cuyos orígenes han sido largamente debatidos por los expertos. La romanización supuso la unificación lingüística de la Península. Las lenguas primitivas dejaron como sustrato ciertos rasgos en el latín peninsular.
Las Invasiones Germánicas
En el s. V, apenas iniciada la Edad Media, tribus bárbaras invaden la Península Ibérica. Vándalos, suevos y alanos lucharon contra romanos e hispanos, pero terminaron siendo sometidos por otro pueblo germánico, los visigodos. Éstos crearon un reino que abarcó toda la Península y cuya capital era Toledo. Como eran escasos en número y su civilización era rudimentaria, no tardaron en adoptar como propias las costumbres y la lengua del pueblo sometido, el latín.
Los Musulmanes en la Península
La invasión árabe en el s. VIII fue el motivo principal de la fragmentación del latín peninsular y de la aparición de los distintos dialectos peninsulares. Los musulmanes iniciaron la conquista de España en el año 711. En apenas siete años se apoderaron de casi toda la Península sin encontrar casi resistencia. Se asentaron en la zona sur, que llamaron Al-Ándalus. Las gentes cristianas tuvieron que reagruparse en las montañas del norte, en las cordilleras cantábrica y pirenaica, donde las comunicaciones eran difíciles. En cada reino cristiano, el latín (ya muy diferente del latín vulgar implantado durante la romanización) evolucionó de manera especial, dando lugar a los dialectos romances. Se distinguen, de oeste a este peninsular, el gallego-portugués, el astur-leonés, el castellano, el navarro-aragonés y el catalán. Entre estos dos últimos pervivió el euskera –la única lengua prerromana conservada–. De todos ellos, sólo el astur-leonés y el aragonés no llegaron a constituirse como lenguas. Son dialectos históricos, es decir, derivados directamente del latín.
A estas variedades surgidas en el norte hay que añadir el mozárabe, que era la variedad de latín utilizada por los cristianos en las zonas de dominio musulmán. La continuada expansión de los dialectos románicos norteños –sobre todo la del castellano– hizo desaparecer esta modalidad años más tarde. Lo conocemos a través de las jarchas, cancioncillas populares escritas en mozárabe que autores cultos añadieron a sus moaxajas. Las jarchas más antiguas datan del s. X. Son las primeras manifestaciones literarias que conservamos escritas en lengua romance.
Los Inicios del Castellano
El castellano nació en las montañas de Cantabria. Desde sus inicios se caracterizó por ser un dialecto original e independiente, más innovador que los demás dialectos latinos, es decir, evolucionó más deprisa y de forma peculiar, distanciándose notablemente del latín. De todas sus peculiaridades destaca la aspiración de la f- inicial latina, rasgo que lo diferencia de las otras lenguas románicas y que probablemente se deba a la influencia del euskera. Los primeros textos escritos en castellano son las Glosas Silenses y las Glosas Emilianenses. Se trata de anotaciones realizadas sobre palabras latinas para aclarar su significado y facilitar la lectura a quienes ya no entendían bien el latín. Datan del s. X y muestran todas las vacilaciones de una lengua en formación.
Desde la Constitución de 1978, España es un país plurilingüe: el castellano es la lengua oficial del Estado; en las comunidades autónomas con lengua propia, ésta comparte la oficialidad con el castellano. Hoy, como tantas otras lenguas, el español se caracteriza por la constante incorporación de neologismos, en su mayoría anglicismos. Muchos son barbarismos por lo que deben ser combatidos. Además, se advierte una mayor nivelación o igualación de los hablantes, debido a la generalización de la enseñanza y a la acción de los medios de comunicación social, fundamentalmente de la radio y de la televisión.
El Catalán
El catalán surgió como resultado de la evolución del latín vulgar en el nordeste peninsular. Durante la Reconquista extendió sus dominios hacia el sur, por todo Levante hasta la actual Murcia y también hacia el Mediterráneo. Por eso el catalán se habla hoy en Cataluña, en las Baleares y en la Comunidad Valenciana. En estos territorios es cooficial con el castellano. También lo encontramos en la franja oriental de Aragón limítrofe con Cataluña; en Andorra, en la comarca francesa del Rosellón y en la ciudad de Alguer. En total cuenta con unos diez millones de hablantes, repartidos por cuatro países: España, Francia, Italia y Andorra.
El Gallego
Tanto el gallego como el portugués modernos proceden del gallego-portugués, lengua románica resultante de la evolución del latín vulgar en la zona noroccidental de la Península que se mantuvo unitaria hasta fines del s. XIV. A partir de este momento el antiguo dialecto latino se dividió en las dos lenguas actuales. En la actualidad es lengua cooficial con el castellano en la Comunidad Autónoma Gallega, aunque también se habla en algunas comarcas limítrofes de Asturias, León y Zamora. Teniendo en cuenta a los emigrantes que aún lo conservan, el número de hablantes del gallego ronda los tres millones, la mayor parte de los cuales son bilingües.
El gallego comparte algunos rasgos con el catalán:
- Conservación de la “f-” inicial latina.
- Ausencia de diptongación de las vocales tónicas e y o latinas.
El Vasco
Es la única lengua hablada en España que no deriva del latín. Cuando los romanos llegaron a la Península ya la hablaban los habitantes de una zona montañosa que se extendía a ambos lados de los Pirineos. Su origen es incierto. Algunas hipótesis la relacionan con las lenguas caucásicas; otras con lenguas africanas. Lo único que puede afirmarse con seguridad es que, a diferencia de la mayor parte de las lenguas europeas, no procede del indoeuropeo. Es una lengua de estructura fuerte, que ha resistido a muy diversas invasiones lingüísticas. A cambio, su dominio se ha ido reduciendo por la pujanza de las lenguas vecinas, principalmente del castellano. Éste ha influido en el léxico del euskera. A la vez, el euskera ha aportado palabras al castellano. Son vasquismos. El vasco es una lengua antiquísima: tiene más de tres mil años de vida. Durante siglos fue un idioma ágrafo, de carácter oral. El primer documento escrito íntegramente en euskera es una colección de poemas que data del s. XVI. Hasta épocas recientes su cultivo escrito ha sido escaso. Cuenta, sin embargo, con una importante tradición lírica oral, de la que son herederos los actuales bertsolaris.