TIEMPO Y ESPACIO EN PLENILUNIO
Una división que debe establecerse es la que se refiere al tiempo externo y al tiempo interno de la novela.
En el caso de Plenilunio, no existe una referencia taxativa al año de esta, sin embargo, hay una serie de hechos aludidos en la novela, que nos permiten situarla en un determinado momento histórico. Otro dato más permite situar el relato en la década de los 90 y aparece en el capítulo 11, cuando Susana Grey y el inspector dialogan sobre el asesino de la niña y se hace referencia a la guerra de Bosnia que sucedíó a partir de 1991 hasta 1995. También se situaría la novela en los 90 con la referencia que hace el asesino en el capítulo 17 a la película El silencio de los corderos, estrenada en 1990, y que el asesino ha visto varias veces. En resumen, da la impresión que Muñoz Molina ha situado la novela en una época cercana a aquella en la que la escribe entre 1991 y 1997 fecha, esta última, de la publicación de la novela.
En lo que se refiere al tiempo interno de la novela, el autor aporta continuamente datos que permiten ir eslabonando la acción en el tiempo. La llegada del inspector a la ciudad es relativamente reciente: “se había trasladado a ella sólo unos meses antes, a principios de verano”. En cambio, el crimen sucede cuando llega el tiempo invernal: “el invierno y el miedo, la presencia del crimen, habían caído sobre la ciudad”. De este modo el tiempo, desde el asesinato de la primera niña hasta el intento de la segunda, va desde principios de Octubre hasta mediados de Diciembre.
Los sucesos posteriores se eslabonan en un plazo de tiempo un poco mayor. Al final de la novela, el Inspector añora el frío y la lluvia del lejano invierno. Se nos dice que han pasado siete meses desde el asesinato de Fátima y mes y medio que no ve a Susana Grey.
Se puede observar, por lo tanto, que la novela sigue un orden cronológico lineal, que va desde mediados de otoño hasta el final de la primavera, un orden temporal que se marca en las descripciones mediante la sucesión de los hechos meteorológicos. Este orden se ve alterado por algunas analepsis como las de los recuerdos de la vida escolar del Inspector o la estancia de éste en el País Vasco o los recuerdos de casada de Susana Grey o los de la mili del asesino.
Espacio
Según declaraciones del propio autor la acción iba a situarla en un principio en Granada pero decidíó finalmente situarla en otra ciudad sin indicar claramente de cual se trata aunque si da ciertas pistas. Los espacios exteriores de esta ciudad tienen gran importancia en la novela, ya que dos de los personajes principales pasean a menudo a lo largo de las calles de la ciudad:
el inspector, que espera ver entre los viandantes una mirada que le revele la maldad de un hombre capaz de asesinar a una niña; otro, el asesino, que goza en la oscuridad de la noche, por las calles de la sensación de estar en posesión de un secreto que nadie ha sido capaz de descubrir.
TEMAS PRINCIPALES DE PLENILUNIO
Plenilunio es una novela que trata temas muy de actualidad: terrorismo, pederastia, insolidaridad de la gente en la gran ciudad. Si al principio de la novela puede parecer que nos encontramos ante una novela policíaca, muy pronto nos damos cuenta de que ese no es el tema principal. En el fondo les colma la vanidad ver sus hazañas en la prensa.”).
Otro tema es el de la importancia que se le da a la mirada, un tema unido a la violencia y al mal por la posibilidad de descubrir al asesino por su aspecto externo; así el Inspector vaga por las calles buscando unos ojos que reflejen el asesinato de la niña, tal y como el Padre Orduña descubría a los que habían cometido alguna falta. El asesino que entra en el bar, aunque llevase rastros de sangre o la mirada huidiza de quien acaba de cometer el crimen, no merece más atención del camarero que la indispensable para servirle.
También se refleja en la novela la preocupación de la sociedad porque los criminales abandonan muy pronto la cárcel tal y como se refleja en el capítulo 31 en la conversación que mantienen el Inspector y el asesino en la cárcel (“cumplirás diez, como máximo”).
Como contrapunto al odio y a la maldad, el otro tema importante es el amor. Frente a esta historia, se alza la relación con la maestra, siendo ella la que toma la iniciativa donde la posibilidad de la pasión queda abierta al final.
PRINCIPALES TÉCNICAS NARRATIVAS EN PLENILUNIO
Antonio Muñoz Molina ya había utilizado elementos tomados de la novela policíaca en novelas anteriores pero ahora ha escrito una novela policíaca en toda regla y explica el uso de una de las técnicas que flota a lo largo de la novela: la técnica del suspense, un doble suspenso en que se nos mantiene a lo largo de la obra, uno referido a si logrará capturar al asesino y otro que atiene al terrorista que persigue al Inspector- suspensos, ambos, que se resolverán al final de la obra- y otro doble en que queda el lector, pues, por una parte, no sabemos si el Inspector saldrá con vida del atentado y, en caso de que lo logre, no sabemos si su relación amorosa tendrá continuidad. Valga como ejemplo el final del capítulo 20. Otro ejemplo lo encontramos en la primera cita del inspector y Susana. El capítulo termina cuando ella escucha golpes en la puerta. Para lograr el suspenso aludido el autor utiliza recursos como la manipulación del tiempo y el espacio o, el más usado, la interrupción del relato en un momento culminante, tenso, crítico como estratagema para conseguir que el lector continúe su lectura (final de los capítulos 20, 21 y 22).
Otra técnica sobre la que el autor construye la obra es la del contrapunto de extendido empleo desde los años 60. En la construcción de la novela se entrecruzan varios hilos narrativos conectados entre sí. Las tres historias aparecen perfectamente ensambladas de forma intermitente. Los capítulos van apareciendo como las secuencias de una película.
Quizás cabría hablar dentro de las técnicas empleadas por Muñoz Molina en esta obra, del uso del símbolo de la luna como elemento de cohesión
.
Aparece ya desde el título de la obra –
Plenilunio
, aludiendo a un hecho bien conocido que es la influencia de de luna llena en los comportamientos extraños de la gente, y tiene constante presencia en la novela, apareciendo, en los momentos culminantes, en forma de luna llena: en la presentación del asesino en el capítulo 12, fumando boca arriba alumbrado por la luz de la luna, en su segunda salida, cuando repite todos los movimientos de la primera vez, el asesino se percata de la presencia, también repetida de la luna llena, cuando perpetra el golpe contra Fätima… En la novela conocemos al inspector a través de su mirada escrutadora (cap. En estas presentaciones aparece reiteradamente la anáfora y el paralelismo, como si el narrador quisiese que esos rasgos quedasen bien grabados en la mente del lector.
PUNTO DE VISTA DE LA NARRACIÓN EN PLENILUNIO
En la novela de Siglo XX, sobre todo a partir de la segunda década, las puertas de la narración se abren a la polifonía de voces narrativas. Es decir, en una misma obra coexisten varios tipos de narrador: testigo, protagonista, omnisciente; o de persona narrativa. Muñoz Molina, respecto a sus primeras obras, se declaró incapaz de dominar la polifonía en sus primeras obras y recurre a la tercera persona.
En Plenilunio utiliza sobre todo la narración en tercera persona, aunque en determinados momentos de la novela se pasa a la confesión personal en primera persona metida dentro de un diálogo (Por ejemplo, cuando Susana Grey cena por primera vez con el Inspector y le hace confidencias sobre las difíciles relaciones con su marido o las confesiones del Inspector en la búsqueda del asesino).
Así es capaz de describirnos cosas como un principio de nausea, preocupaciones, paralelismos que establecen los personajes a partir de dos circunstancias semejantes, sensaciones, o secretos que un narrador que no fuese omnisciente no podría conocer. Gracias al narrador conocemos al inspector, podemos saber qué clase de hombre es, por qué se comporta como lo hace, cuáles son sus miedos, en quién confía.
Dentro de la omnisciencia Muñoz Molina se decanta por la omnisciencia neutral frente a la autorial.
En algún momento la narración puede tomar la forma de confesión o de programa televisivo, pero lo que predomina en esta obra es el texto narrativo. Casi todo está narrado en tercera persona, con escasos adjetivos y escaso diálogo, dando una extraña sensación de objetividad que contrasta con la crudeza de la descripción forense de la niña asesinada.
ANÁLISIS DE LOS PERSONAJES
De forma general, se puede decir que en Plenilunio no hay héroes ni personajes ROMánticos. Ya no esperan nada importante de la vida después de que ésta los haya maltratado por distintas circunstancias que vamos conociendo a lo largo de la lectura: la dura vida en Bilbao y la enfermedad mental de su mujer en el caso del inspector, la frustración vital y familiar en el caso del asesino, el fracaso de los ideales y el olvido en el caso del Padre Orduña, la vida solitaria y la imposibilidad de lograr el amor de Susana en el caso de Ferreras y, por último, el fracaso matrimonial y el abandono del hijo en el caso de Susana. Paradójicamente, sólo el final abierto de la novela abre un posible camino a la redención de los personajes.
En Plenilunio tenemos que considerar primero al protagonista, el Inspector (personaje sin nombre que se define igual que el asesino por sus funciones) ya que es el personaje que establece más relaciones con el conjunto de la trama. Por un lado, es un personaje activo que lleva el peso de la investigación sobre el asesinato de la primera niña, tarea que realiza de forma obsesiva; parece ocuparse sólo de ese caso como si no hubiera otro tipo de delitos graves que merezcan su atención. Este tiene dos funciones en la novela: una proporcionar datos físicos sobre la muerte de la niña o sobre el asalto que sufre la segunda; otra, la de recordar a la Susana Grey de hace años. Además sirve de contrapunto al carácter del inspector; este es callado, reflexivo, introspectivo mientras que el forense es más charlatán, más impulsivo.
Por otra parte, el Inspector es sujeto paciente del acoso de la banda terrorista ETA. Hay un contraste entre la forma de vida desordenada (alcohol) que llevaba en Bilbao frente a la ordenada del presente.
El tercer hilo argumental, el amoroso, también tiene su centro en este personaje. Una relación, ésta, adultera, que queda sin solución. Cumple además la función de escuchar al inspector, en una especie de confesión laica sobre sus dudas morales y los defectos de sus actuaciones.
A la figura del asesino se le podría llamar, antagonista. En los primeros capítulos se procede, como es habitual en la novela policíaca, dosificando la información sobre el sospechoso. Pero el inspector sigue pensando en lo que le aconsejó el sacerdote. Sin embargo, al llegar al capítulo 12, se produce un cambio con respecto a la estructura de las novelas policíacas, ya que se nos revelan una gran cantidad de datos del asesino, tanto físicos como psíquicos como de su vestimenta, siendo un motivo repetido el del olor a pescado del que no puede desprenderse. Para algunos críticos, como Jordi Gracia, resulta un personaje demasiado previsible que tiene su mejor momento en ese ciego desafío social y moral, en esa frialdad absoluta con que logra zafarse del riesgo en acciones como aquella en la escalera con su segunda víctima y todo el recorrido hasta el terraplén en que la dejará creyéndola muerta.
Una de las clientas del asesino es Susana Grey que justifica su presencia en la novela como maestra de la niña asesinada. Con ella se relacionan varios personajes, algunos aparecen en las analepsis que la maestra realiza (su marido, la ex – mujer del forense, que se ha ido con su ex – marido y el hijo, que tiene una pequeña presencia al final del relato)
La mujer del Inspector viene a explicar la soledad de él. Parece haber habido problemas de incomunicación provocados por la presión terrorista que sufrieron en Bilbao y agravados por la situación mental actual de ella.
Por último, cabe hacer mención de las dos niñas: la primera, Fátima, sólo será conocida por el Inspector después de su muerte y por ello, adquieren mucha importancia las fotografías, vídeos. La segunda es Paula que tras su asesinato frustrado mantiene una relación personal con el Inspector ya que este ayuda al padre “un hombre joven de menos de cuarenta años” a que la niña se recupere lo mejor posible del int