Panorama Literario y Teatral en la Posguerra Española: Autores, Obras y Tendencias

Panorama Literario y Teatral en la Posguerra Española

Obras básicas de este período son Señas de identidad de Juan Goytisolo, Últimas tardes con Teresa, La oscura historia de la prima Montse, Si te dicen que caí de Juan Marsé, Cinco horas con Mario de Miguel Delibes, Volverás a Región o Herrumbrosas lanzas de Juan Benet (recrea obsesivamente la Guerra Civil en un lugar mítico, Región, en todas sus obras), San Camilo 1936, Cristus versus Arizona, Mazurca para dos muertos de Camilo J. Cela o La verdad sobre el caso Savolta de Eduardo Mendoza, autor que ha seguido los caminos renovadores cargados de humor e ironía en las diversas obras que ha ido publicando hasta nuestros días. No debes dejar de citar además a Gonzalo Torrente Ballester, autor que recibe un sorprendente reconocimiento de la crítica en 1972 con la publicación de la muy experimental La saga-fuga de J.B, tras treinta años de carrera literaria no valorada por los expertos; o al ya citado Miguel Delibes, que desarrolla la faceta innovadora con 377A, madera de héroe.


Teatro Español de Posguerra

En la posguerra, el panorama teatral resulta complicado. Grandes autores han muerto (Lorca, Valle-Inclán) o han partido al exilio (Alberti, Aub, Casona). Por otra parte, cuentan negativamente los condicionamientos ideológicos y comerciales. La censura es férrea y la política empresarial se orienta en una sola dirección: halagar el gusto del público burgués y, de este modo, asegurar el éxito económico. De todas formas y de manera paulatina, aparecen en ambientes universitarios compañías independientes, directores, escenógrafos y actores jóvenes, que harán un teatro innovador pero siempre dentro de los límites impuestos por la censura. En los años 50 cobran importancia los teatros de cámara y los TEU, grupos de teatro universitario.

Por todo lo indicado anteriormente, podemos dividir el teatro que se hace en España a partir de los años 40 en dos tendencias básicas:

  • El teatro comercial: aquí incluiremos la alta comedia y el teatro humorístico.
  • El teatro innovador: con las figuras clave de Buero Vallejo y Sastre, el teatro realista y el teatro independiente, que funciona desde los años 60.

Paralelamente, se desarrolla una producción teatral en el exilio.

El teatro del exilio, desarrollado especialmente en México y Argentina desde los años de posguerra, presenta diferencias estéticas con el cultivado en España. En este teatro fue relevante la tarea estética y didáctica de directores como Rivas Cheriff y Martínez Sierra y algunos intérpretes como Margarita Xirgu, quien creó un centro de formación de actores en Montevideo). El interés artístico llevó a los autores exiliados a incluir novedades vanguardistas en sus obras.

Dentro de la Península, nos ocuparemos de las dos tendencias que conviven en la escena teatral de posguerra: el teatro comercial y el teatro renovador.

El Teatro Comercial

El teatro comercial es el teatro que triunfa entre el público, el teatro en el que invierten su dinero los empresarios, el teatro del que se obtienen réditos económicos. Este teatro incluye diversas variantes:

  • Alta comedia o comedia neobenaventiana: Es un teatro que consigue aunar sus gustos con los del público a través de unas comedias bien hechas, de temas amables, en las que el ambiente de la vida difícil de posguerra no se ve reflejado en ningún momento. Presenta características similares a las de Jacinto Benavente: obras divididas en tres actos, bien construidas, que mezclan la ternura y la poesía con ciertas dosis de humor; decorados de tipo realista que reproducen en general salones de clase burguesa; los temas tratados suelen centrarse en cuestiones amorosas que sirven como excusa para defender los valores imperantes de la familia, el hogar y el matrimonio. Entre los dramaturgos que cultivan esta comedia destacan José María Pemán (La viudita naviera), Juan Ignacio Luca de Tena, Edgar Neville (El baile) y Joaquín Calvo Sotelo (cuyo drama más notable es La muralla, que recoge, curiosamente, elementos de crítica a algunas costumbres de la clase dominante).
  • Teatro de humor: junto a una serie de autores que cultivan la comedia de humor tradicional con planteamientos similares a los de la comedia burguesa, se encuentran autores que apuestan por un humor rupturista, centrado en lo inverosímil, en lo absurdo. Se pueden considerar en este capítulo tres modalidades dramáticas:


Modalidades del Teatro de Humor
  • La comedia disparatada: de Jardiel Poncela, dramaturgo de gran predicamento en los años 40, y de Miguel Mihura, sobre todo en la década de los 50. Entre las obras del primero cabría destacar Eloísa está debajo del almendro, Los habitantes de la casa deshabitada, Los ladrones somos gente honrada, Cuatro corazones con freno y marcha atrás. Por su parte, Mihura con Tres sombreros de copa (1932) demostró que dominaba las técnicas del teatro vanguardista, pero su obra no fue comprendida hasta veinte años más tarde.
  • La comedia comercial y realista de Alfonso Paso que, en cierto modo, monopoliza la escena en la década de los 60.
  • El neoastracán de los continuadores de Muñoz Seca que estrenaron piezas durante toda la posguerra.
El Teatro Renovador

Dos son los hitos que marcan el inicio del nuevo teatro RENOVADOR de posguerra: el estreno en 1949 de Historia de una escalera marca el comienzo de la producción teatral de Antonio Buero Vallejo e introduce en el teatro español del momento una nueva tendencia basada en el compromiso con la realidad inmediata y la consiguiente denuncia. La escalera es el símbolo de la vida gris y vacía que no pueden superar los protagonistas. Poco después, en 1953, un grupo teatral universitario pondrá en escena Escuadra hacia la muerte (enfrentamiento entre el principio de autoridad y el deseo de libertad con final trágico), de Alfonso Sastre. Estos hechos, junto al estreno de obras de producción extranjera, cambian definitivamente el curso del teatro español.

Teatro realista: igual que en la narrativa o en la poesía se acentúa la tendencia social en la literatura de los años 50. Se trata de un teatro que, partiendo de los planteamientos de Buero Vallejo y Sastre, pretende oponerse al teatro evasivo y hacer un teatro en y para España, un teatro que aborda como temas la injusticia social, la explotación del hombre por el hombre, las condiciones infrahumanas del proletariado, la hipocresía moral de los representantes de las clases altas…un teatro centrado en el hombre expoliado y humillado (personaje colectivo). El lenguaje de esta dramaturgia es violento, directísimo, sin eufemismos y ni lenguaje ni personajes ni posturas admiten una conciliación. Es un teatro maniqueo, de buenos y malos, de víctimas y verdugos.

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