Panorama Literario Español: Desde la Posguerra a las Vanguardias

La Literatura Española Tras la Guerra Civil y la Dictadura Franquista

T7: Tras la Guerra Civil Española (1936-1939), se instauró la dictadura franquista, caracterizada por un fuerte aislamiento internacional durante los años 40 y una estricta censura cultural. Sin embargo, en los años 50, el régimen comenzó a abrirse tímidamente al exterior. Durante los años 60 y 70, el crecimiento económico y el contacto con otras democracias contribuyeron a debilitar la dictadura, que llegó a su fin con la muerte de Franco en 1975.

Años 40: Realismo Tradicional Bajo una Fuerte Censura

La novela renació bajo el peso de una censura opresiva, lo que llevó a muchos autores a reflejar tanto la dura realidad de la posguerra como a recurrir a un estilo evasivo. Los protagonistas de estas obras suelen ser personajes desarraigados que enfrentan situaciones de miseria. Entre los autores más destacados se encuentran Camilo José Cela, con La familia de Pascual Duarte, exponente del tremendismo, y Carmen Laforet, autora de Nada, una novela de corte psicológico. También sobresalen Miguel Delibes, con La sombra del ciprés es alargada, y otros escritores como Rosa Chacel, Ramón J. Sender (Réquiem por un campesino español), Max Aub, Arturo Barea (La forja de un rebelde) y Francisco Ayala.

Años 50: Neorrealismo y Crítica Social

En esta década, aunque la censura seguía vigente, se mostró algo más permisiva, permitiendo a los autores explorar temas relacionados con la posguerra desde una perspectiva crítica. Este periodo destaca por la conexión con el Neorrealismo, ofreciendo un retrato social más directo y coral. Aquí se incluyen obras como La colmena, de Camilo José Cela, que presenta una visión caleidoscópica de Madrid, y varias novelas de Miguel Delibes, como El camino y Diario de un cazador. Otro autor clave de esta etapa fue Gonzalo Torrente Ballester, conocido por su trilogía Los gozos y las sombras.

Años 60 y 70: Innovación Estilística y Relajación de la Censura

En las décadas finales de la dictadura, las influencias de autores internacionales como James Joyce, William Faulkner, Marcel Proust, junto con el impacto del boom latinoamericano, transformaron profundamente la literatura española. Durante este periodo, la novela adoptó estructuras narrativas más complejas, como la fragmentación temporal y el uso de perspectivas múltiples. Autores como Luis Martín Santos marcaron este cambio con obras innovadoras como Tiempo de silencio, que emplea el monólogo interior y distintas voces narrativas. También destacan Miguel Delibes, con Cinco horas con Mario, y Juan Benet, autor de Volverás a Región. Estas novelas consolidaron una literatura más experimental, rica y sofisticada.


La Generación del 14 o Novecentismo

T3: La Generación del 14 fue un movimiento literario y artístico liderado por un grupo de pensadores que daban gran importancia a la inteligencia, el rigor y la perfección estética. Este grupo se distinguió por despojar al arte de elementos emocionales, priorizando el pensamiento lógico y adoptando una marcada influencia de Europa. Su estilo se centró en un arte puro, con un fuerte interés en el clasicismo y el refinamiento del lenguaje, buscando la excelencia formal sin sentimentalismo.

El Ensayo

Este género predominó dentro de la Generación del 14 debido a su naturaleza reflexiva y analítica. Se trataron temas diversos que abarcaban aspectos históricos, políticos y estéticos. Una figura esencial fue Ortega y Gasset, quien criticaba el aislamiento de España, proponiendo una perspectiva más europeísta en obras como España invertebrada y La rebelión de las masas. Además, defendió la idea de una élite intelectual que dirigiera el progreso del país y planteó un concepto de arte alejado de la emotividad en su libro La deshumanización del arte. También sobresalió Eugenio d’Ors, autor de Glosas, donde exploraba hechos culturales y políticos con un enfoque filosófico.

La Novela

La renovación en la narrativa novecentista comenzó con autores como Gabriel Miró y Ramón Pérez de Ayala. Miró, inicialmente, adoptó un estilo modernista y melancólico, como en Las cerezas del cementerio. Sin embargo, más adelante evolucionó hacia un estilo más detallista, con descripciones cuidadas de ambientes y sensaciones, como en El obispo leproso. Por su parte, Pérez de Ayala inició su carrera literaria con novelas de carácter autobiográfico (A.M.D.G.), influido por el espíritu del 98. Posteriormente, desarrolló obras más intelectuales donde predominaban personajes simbólicos y reflexiones ensayísticas, como en Tigre Juan.

Un autor clave fue Ramón Gómez de la Serna, puente entre el novecentismo y las vanguardias. Publicó en su revista Prometeo el Manifiesto futurista de Marinetti, promovió innovadoras ideas en el Café Pombo y organizó la primera exposición cubista en Madrid. Aunque escribió novelas, ensayos y biografías, es más reconocido por sus greguerías, pequeños textos que combinaban humor y metáforas para mostrar nuevas perspectivas de la realidad.

La Poesía

El movimiento novecentista marcó el declive del Modernismo poético, rechazando su emotividad y enfocándose en una búsqueda de perfección basada en la racionalidad. Su máximo representante fue Juan Ramón Jiménez, cuya obra tiene tres etapas:

  • Etapa sensitiva: Influida por Bécquer, el Simbolismo y el Modernismo, con obras de tono nostálgico y descriptivo (Rimas, Arias tristes, Jardines lejanos).
  • Etapa intelectual: Caracterizada por un mayor enfoque conceptual, en la que domina la luz como símbolo de vida y soledad (Diario de un poeta recién casado).
  • Etapa última o verdadera: Durante su exilio en América, donde busca obsesivamente la belleza y perfección en obras como Dios deseado y deseante.

Poesía y Teatro Después de la Guerra Civil

T6: La Guerra Civil Española y la posterior dictadura de Franco marcaron un brusco quiebre en las tendencias literarias previas. Muchos escritores fallecieron o se vieron forzados a exiliarse, llevando consigo sus inquietudes literarias. En el exilio, los temas predominantes fueron la nostalgia por la patria perdida, los recuerdos de la infancia y una crítica constante al régimen franquista. Ejemplos destacados de esta literatura son Noche de guerra en el Museo del Prado de Rafael Alberti y San Juan de Max Aub, que reflejan estas preocupaciones.

Poesía

La poesía posterior a 1936 se nutrió de distintas corrientes y estilos. Uno de los nombres más destacados es Miguel Hernández, cuya obra combina la herencia del Siglo de Oro (influencia de Góngora) con un fuerte compromiso social. Entre sus obras más significativas están El rayo que no cesa y Cancionero y romancero de ausencias. La llamada Generación del 36 se dividió en dos vertientes principales:

  • Poesía arraigada: De corte clásico y temas como el amor, la familia o la fe. Destaca Luis Rosales con La casa encendida.
  • Poesía desarraigada: Marcada por un tono existencialista y angustiado, con obras como Hijos de la ira de Dámaso Alonso.

En los años 50 emergió la poesía social, que buscaba ser un instrumento de denuncia. Entre sus exponentes principales están Blas de Otero y Gabriel Celaya, autor de versos como La poesía es un arma cargada de futuro. En los años 60 surgió una poesía más personal e introspectiva, conocida como poesía de la experiencia, mientras que en los años 70 la generación de los novísimos (con figuras como Pere Gimferrer, Luis Alberto de Cuenca y Leopoldo María Panero) optó por un estilo experimental, influido por el surrealismo y el Barroco.

Con la llegada de la democracia, se revitalizó la poesía de la experiencia, representada por poetas como Luis García Montero y Felipe Benítez Reyes, quienes adoptaron un lenguaje cotidiano y cercano. Al mismo tiempo, resurgió el surrealismo con autoras como Blanca Andreu, mientras que nuevas voces como Marwan y Mario Obrero aportaron frescura al panorama lírico.

Teatro

El teatro, al igual que otras artes, sufrió una severa censura tras la Guerra Civil. Pese a ello, dramaturgos como Buero Vallejo, con Historia de una escalera (1949), y Lauro Olmo, con La camisa, lograron representar los problemas sociales de la época a través del drama. En los años 60 y 70, el teatro del absurdo ganó relevancia, con exponentes como Fernando Arrabal, autor de obras como Picnic.

Con el regreso de la democracia, el teatro se diversificó notablemente. Juan Mayorga, por ejemplo, destacó con piezas como El chico de la última fila, cargadas de profundidad filosófica. También emergieron voces como Angélica Liddell, autora de La casa de la fuerza, con un enfoque autobiográfico y crítico, y Alberto Conejero, cuya obra La piedra oscura lo posiciona como uno de los dramaturgos más importantes de la actualidad.


El Realismo y Naturalismo en el Siglo XIX Español

T1: El Realismo en Francia: Surgió en Francia cuando el Romanticismo estaba en su apogeo. Stendhal y Balzac son los precursores del movimiento, querían reflejar la realidad en sus obras. Autores como Flaubert, Dickens, Dostoievski y Zola son figuras representativas. Su obra refleja los cambios sociales y políticos del siglo XIX, como las revoluciones democráticas.

El Realismo en España: Comienza con la Revolución de 1868 que derrocó la monarquía borbónica, y se extiende hasta la Restauración en 1875. En este periodo destaca la obra de Benito Pérez Galdós. Los autores realistas pusieron énfasis en narrar historias ambientadas en lugares reales, con un enfoque en las observaciones detalladas de la vida diaria. El objetivo era crear la ilusión de la realidad a través de descripciones minuciosas de los espacios y la psicología de los personajes, y su lenguaje.

Tendencias de la Novela Realista Española

  • Tendencia conservadora: Representada por autores como Pedro Antonio de Alarcón y José María de Pereda con novelas ambientadas en entornos rurales.
  • Tendencia crítica: Representada por autores como Benito Pérez Galdós y Leopoldo Alas «Clarín», quienes reflejaban la realidad urbana y abordaban temas como la educación y la cultura.

Benito Pérez Galdós

Su obra incluye los «Episodios Nacionales» y «Novelas de tesis» que analizan los problemas de la sociedad de su tiempo. Destacan Doña Perfecta y La desheredada.

Leopoldo Alas, «Clarín»

  • Es el autor de La Regenta (1885), una obra sobre el adulterio y la vida social de una ciudad provinciana, Vetusta. Esta novela destaca por su profundidad psicológica y la complejidad de sus personajes.

El Naturalismo en la Novela Española

  • Influenciado por Émile Zola, el naturalismo aplica un enfoque científico a la literatura, analizando el comportamiento humano desde factores biológicos, psicológicos y sociales. En España, destaca Emilia Pardo Bazán, quien defendió este estilo en obras como Los pazos de Ulloa y ensayos como La cuestión palpitante, donde reflexionaba sobre las condiciones sociales y el determinismo.

Teatro del Siglo XIX

  • En la segunda mitad del siglo XIX, el teatro se aleja del Romanticismo y se enfoca en temas más cercanos a la realidad social. Hay tres corrientes principales: alta comedia, melodrama y drama social.
  • Destacan autores como José Echegaray, con obras como El gran galeoto, y Joaquín Dicenta con Juan José.

Poesía y Teatro

En poesía, los autores más relevantes son Bécquer y Rosalía de Castro. Bécquer se caracteriza por su sencillez y fantasía en las Rimas, que influirán a escritores como Pedro Salinas. Rosalía de Castro es clave en su tratamiento de la posición de la mujer, especialmente en Follas novas y En las orillas del Sar. En cuanto al teatro, se destacan tres tendencias: la alta comedia, el melodrama y el drama social. El teatro burgués es representado por autores como Ventura de la Vega. José Echegaray, con El gran galeoto, ganó el Nobel. Joaquín Dicenta y su obra Juan José representan el drama social, enfocándose en la clase obrera y temas como los celos y el asesinato dentro del matrimonio.


Las Vanguardias Europeas e Hispanoamericanas

T4: Las vanguardias surgieron en Europa durante la época de entreguerras como una forma de protesta contra la decadencia de un mundo incapaz de evitar los horrores de la guerra. Estos movimientos, conocidos como ismos, promovieron la liberación de los instintos humanos reprimidos por la sociedad burguesa y se difundieron rápidamente a través de manifiestos que exponían sus principios. Ortega y Gasset analizó sus características en La deshumanización del arte (1925), destacando la ruptura con la estética anterior, el antisentimentalismo, la creación de realidades nuevas, la experimentación y el universalismo.

Las Vanguardias en España

En España, las vanguardias encontraron terreno fértil gracias a la poesía pura de Juan Ramón Jiménez, que abrió paso a una nueva sensibilidad artística en los años 20. Ramón Gómez de la Serna fue clave en la difusión de estos movimientos, publicando el Manifiesto futurista de Marinetti y organizando la primera exposición cubista en Madrid. Además, sus greguerías combinaron humor y metáfora, mostrando perspectivas inéditas de la realidad.

Otro impulsor fue Vicente Huidobro, que introdujo el ultraísmo y el creacionismo. El ultraísmo mezclaba elementos de varios ismos con versos simples y atrevidas metáforas, mientras que el creacionismo proponía crear nuevas realidades en lugar de imitar lo existente. El surrealismo también dejó huella, influenciado por la visita de André Breton y Louis Aragon en 1925. Autores de la Generación del 27, como Lorca, Alberti, Cernuda y Aleixandre, incorporaron este estilo, aunque sin llegar a la escritura automática, enriqueciendo el lenguaje poético con imágenes sorprendentes y estructuras métricas novedosas.

Las Vanguardias en Hispanoamérica

En la segunda mitad del siglo XX, Hispanoamérica desarrolló movimientos vanguardistas propios:

  • Antinovela: Rompe con la narrativa tradicional mediante estructuras abiertas y la participación activa del lector, como en Rayuela (1963) de Julio Cortázar.
  • Antipoema: Utiliza un lenguaje cotidiano y directo, alejándose de los recursos líricos convencionales. El principal exponente es Nicanor Parra.
  • Realismo mágico: Fusiona lo real con lo fantástico, mostrando situaciones extraordinarias como parte de lo cotidiano. Los máximos representantes son Gabriel García Márquez con Cien años de soledad, Jorge Luis Borges con sus cuentos y poesía, y el propio Cortázar.

Las vanguardias transformaron la literatura al romper con lo establecido, experimentar con el lenguaje y presentar nuevas formas de expresión tanto en Europa como en el ámbito hispanoamericano.

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