El teatro español anterior a 1936 se caracterizó por el conservadurismo del público, la escasa predisposición del empresario a arriesgarse y la falta de originalidad. Las mejores obras de Valle Inclán no se representaron hasta los años sesenta.
El Teatro con Éxito
La comedia burguesa, también conocida como comedia benaventina, tuvo en Benavente a su máximo exponente. Este autor creó un modelo dramático a la medida de la burguesía de su tiempo, con personajes de clase alta y conflictos típicos de ese grupo social. Destacó por su desarrollo dramático hábil y un lenguaje inteligente y agudo, aunque nunca cuestionó el orden social. Obras como Los intereses creados y La Malquerida son ejemplos de este estilo.
El teatro poético, también llamado histórico-modernista, supuso la irrupción del modernismo en escena. Se caracterizó por versos variados y de gran musicalidad, así como un lenguaje sonoro. Este teatro reaccionó contra el espíritu noventayochista y su visión crítica de la historia española, recordando con nostalgia el pasado imperial en obras como El Cid Campeador. Marquina también escribió obras de ambientación rural con un notable aliento lírico.
El teatro cómico fue la modalidad escénica preferida de las clases populares. Incluía espectáculos diversos como la zarzuela, el café teatro o el sainete, que alcanzó un amplio desarrollo con Arniches. Este autor recuperó la tradición de las piezas breves del Siglo de Oro para presentar una galería de tipos pintorescos madrileños. Serafín y Quintero llevaron a escena una Andalucía idealizada. Dentro del teatro cómico, destacan las tragedias grotescas, donde Arniches planteó con crudeza aspectos de la sociedad española, como en La señorita de Trevélez. El astracán, basado en juegos de palabras, tuvo a Seca como su máximo representante.
Teatro Innovador
No faltaron los intentos de experimentación dramática, aunque solo dos autores alcanzaron reconocimiento universal: el esperpento de Valle Inclán y la tragedia de Lorca.
El Teatro de los Autores del 98
Autores como Unamuno, Azorín, Valle Inclán y Jacinto Grau buscaron un teatro que sirviera como cauce para la expresión de sus problemas religiosos, existenciales y sociales. Crearon un teatro intelectual y complejo que enlazó con las tendencias filosóficas y teatrales más renovadoras, intentando romper con las formas realistas de representación. Unamuno intentó plasmar sus ideas en obras de extrema desnudez argumental y escenográfica. Azorín recurrió a un teatro con recursos irreales y simbólicos, utilizando un diálogo demasiado literario. Ramón Gómez de la Serna también realizó tentativas renovadoras con obras como Los medios seres.
El Teatro de los Autores del 27
Los autores del 27 tuvieron tres objetivos principales: incorporar elementos vanguardistas, acercar el teatro a la población y añadir poesía al teatro. Además de Lorca, otros autores del 27 fueron Alberti, Salinas, Max Aub y Miguel Hernández. A esta generación también pertenecen Casona, Poncela y Mihura.
Valle Inclán: Figura Clave del Teatro Español del Siglo XX
Valle Inclán es considerado la máxima figura del teatro español del siglo XX. Su evolución teatral se divide en varios ciclos:
- Ciclo modernista: El marqués de Bradomín.
- Ciclo mítico: ambientado en Galicia, con obras como Comedias bárbaras y Divinas palabras.
- Ciclo de la farsa: Tratado de marionetas para la educación de príncipes, con un contraste entre lo sentimental y lo grotesco.
- Ciclo esperpéntico: Luces de bohemia y Martes de carnaval, que deforman la realidad para mostrar la imagen oculta tras ella.
- Ciclo final: lleva al extremo los planteamientos dramáticos anteriores, con personajes deshumanizados y guiñolescos, como en Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte.