TEMA X: El Teatro Español a partir de 1939
En 1940, España se encuentra sumida en las consecuencias de la Guerra Civil y la dura Postguerra: pobreza, hambre y aislamiento internacional. La sociedad vive bajo la censura, y en concreto, el teatro sufre una doble censura: primero, en los textos, y posteriormente, en el montaje escénico. A partir de 1960, se observan cambios en la vida española que repercuten en el teatro. Hubo una recuperación económica, fomentada por la ayuda económica de Estados Unidos, el turismo, las emigraciones… El régimen es reconocido internacionalmente y hay cierta apertura al resto del mundo. El interés económico continuó teniendo mucha importancia en los empresarios y, por lo tanto, sobre el teatro.
En el teatro de los años cuarenta y la primera mitad de los cincuenta convive el teatro tradicional con el existencial; en la segunda mitad de los cincuenta surge el realismo social y en los setenta aparece un teatro que opta por la experimentación.
Teatro Comercial y Humorístico
Por un lado, existe un teatro comercial, en el que destaca el teatro de alta comedia (o comedia de evasión). Continúa con las fórmulas utilizadas por Benavente. Este teatro se desarrolla en espacios lujosos, sus personajes son de la burguesía, que viven conflictos relacionados con el adulterio, la soltería, la nostalgia… desde una perspectiva sentimental y con la intención de moralizar. Destaca por el cuidado de la forma y el lenguaje. Como autores representantes de este teatro: Joaquín Calvo Sotelo (Micaela), Juan Ignacio Luca de Tena (¿Quién soy yo?) y Edgar Neville (El baile).
También se da el teatro humorístico, caracterizado por representar un mundo absurdo, extravagante, uso de humor intelectual y a la vez mostrar una amarga visión de la realidad. Enrique Jardiel Poncela reivindica un teatro inverosímil, absurdo y antisentimental: se centra en asuntos amorosos (pero nunca en lo sentimental); estructura laberíntica (con técnicas de la novela policiaca y folletinesca); trama incoherente, con acciones inexplicables y sorpresas inverosímiles. Como obras: Eloísa está debajo del almendro y Los ladrones somos gente honrada.
Miguel Mihura también impulsó un teatro basado en la inverosimilitud y el rechazo al realismo. Respeta las unidades de tiempo, espacio y acción; absoluta novedad en los temas, formas y lenguajes: utiliza un lenguaje surrealista y parodia todo lo que pasa por normal. Por las situaciones ilógicas y la falta de coherencia semántica en el discurso, Mihura anticipa el teatro del absurdo. Obras: Maribel y la extraña familia y Tres sombreros de copa.
Nuevas Tendencias y Realismo Social
Por otro lado, aparecen nuevas tendencias, un teatro crítico. En la primera etapa del realismo social destaca con creces Antonio Buero Vallejo, uno de los autores más importantes del teatro español de la segunda mitad de siglo. Por una parte, devolvió la función testimonial, social y moral que otros autores le negaban al teatro y, por otra, actualizó el género trágico. Una concepción humanista del hombre (teatro existencial) y un compromiso político-social (teatro de denuncia) determinan sus temas, estética y propósito; su obra está caracterizada por una gran coherencia y unidad. Utiliza un lenguaje realista y simbólico para reflejar la tragedia, la esperanza y el compromiso ético.
Etapas de Buero Vallejo
1º. Etapa realista. El tema central es la realidad contemporánea. La acción se sitúa en un tiempo real y un espacio escénico que reproduce lugares concretos. Los hechos suceden en orden cronológico. Obras como Historia de una escalera, En la ardiente oscuridad, Hoy es fiesta… Buero introduce algunos elementos innovadores como la búsqueda de lugares insólitos (una escalera, la azotea de una casa) en los que se desarrolla la acción. Con Historia de una escalera vuelve el realismo tradicional.
2º. Etapa de reflexión histórica. Buero Vallejo escribe obras de tema histórico en las que se sirve del pasado para reflexionar sobre el presente; así burla la censura y llega a su público. Obras: Un soñador para un pueblo (sobre Esquilache); Las Meninas (protagonizada por Velázquez), y El concierto de San Ovidio. En ellas, el autor aborda el tema de España y el destino del pueblo en una sociedad injusta. Hay discontinuidad temporal y la acción se sitúa en lugares escénicos abstractos. Obras de transición: La doble historia del doctor Valmy y El tragaluz.
3º. Última etapa. En las obras de este periodo, la acción llega al espectador a través de la visión subjetiva de uno de los personajes, que padece alguna limitación física/psíquica. En El sueño de la razón (centrada en Goya), retoma el tema histórico y hace vivir al público la sordera del célebre pintor; La Fundación, su protagonista es Tomás, un perturbado mental condenado a muerte. En La detonación se nos presentan los pensamientos de Larra en los breves minutos que anteceden a su suicidio. Su última obra, Misión al pueblo desierto. La tragedia es el género preferido por Buero, quien expresa en el conjunto de sus obras una visión coherente del mundo y del ser humano. Su teatro está fundado en la necesidad de verdad, de libertad y esperanza.
En esta etapa también hay que destacar a Alfonso Sastre con Escuadra hacia la muerte.
La segunda etapa de este género destaca por defender un teatro políticamente comprometido y costumbrista, próximo al sainete, a la tragedia grotesca y al esperpento, utilizando un lenguaje coloquial. Como autores más representativos: Lauro Olmo con La camisa y Carlos Muñiz con El tintero.
Teatro Existencial y Experimentación
El teatro existencial se caracteriza por considerar el texto dramático como base de la creación teatral, utilizar un lenguaje poético alegórico, personajes simbólicos, importancia de los códigos de comunicación sonoros y visuales, incorporación de artilugios mecánicos, concebir el teatro como una representación integral donde el espectador debe participar.
Francisco Nieva agrupa su teatro por temas: teatro furioso, donde cuestiona las instituciones tradicionales españolas y el autoritarismo (Nosferatu); teatro de farsa y calamidad, obras de contenido metafísico (Coronada y el toro) y teatro de crónica y estampa, de tema político (Sombra y quimera de Larra). Fernando Arrabal es uno de los máximos exponentes del «teatro pánico», Cementerio de automóviles. Los grupos de teatro independientes crean textos propios, hacen montajes colectivos y actúan fuera de los circuitos comerciales. Destacan: Akelarre y Maskarada, La Cubana, Tricile…
Teatro del Exilio
Algunos autores, debido a la censura o simplemente por voluntad propia, tuvieron que marchar al exilio. A la producción de estos autores se la denominó teatro del exilio. Destacan autores como Alejandro Casona con La dama del alba; Max Aub con San Juan y Rafael Alberti con El adefesio y Noche de guerra en el Museo del Prado.