Tema 7: Contexto histórico y social
La crisis política de 1898 provocó una profunda inestabilidad en España. Esto motivó que Primo de Rivera tomara el mando e instaurara una dictadura que, incapaz de solucionar los problemas del país, terminó cayendo en 1930 por la presión de estudiantes e intelectuales. Alfonso XIII se hizo cargo del gobierno provisional y, en 1931, se instauró la II República. En 1936, el general Franco dio un golpe de Estado, iniciando una guerra civil que se extendió hasta 1939, tras la cual vendría una larga dictadura.
El teatro a comienzos del siglo XX
Encontraremos autores con un concepto un tanto decimonónico junto con otros más innovadores. Entre los herederos del Realismo tenemos a Galdós (Electra, 1901) y a Joaquín Dicenta (Juan José, 1895).
Teatro con gran éxito de público
Dentro de este teatro podemos englobar el «género chico» y la zarzuela, que perduraron hasta los años de la guerra y en la que convivieron otras obras como La verbena de la paloma. Junto a ambos, existía un teatro lírico de mayor calidad, entre cuyos autores destacados se encuentran los hermanos Machado (La Lola se va a los puertos).
Jacinto Benavente
Es el autor más representativo de esta tendencia de teatro con éxito de público, con una notable calidad literaria. Reflejó en sus primeras obras la influencia modernista y lo satírico en las clases privilegiadas, pero optó finalmente por centrarse en conflictos matrimoniales y anhelos de las clases medias. A mediados de los años veinte, recibió el rechazo de la crítica, que lo consideraba banal y frívolo. Falleció en Madrid en 1954. Sus obras más destacadas son Los intereses creados (1907), una farsa basada en la commedia dell’arte, y El nido ajeno (1894).
El sainete
Aquí encontraremos tres autores claramente diferenciados:
- Los hermanos Álvarez Quintero: autores de sainetes costumbristas en los que presentaban una Andalucía tópica y superficial, llena de tipos pintorescos y juegos de palabras fáciles (Mariquilla Terremoto).
- Carlos Arniches: inventó un lenguaje inspirado en el habla popular que el público acabó imitando. En sus obras también abundan los juegos de palabras y la deformación de vocablos con fines humorísticos (El puñao de rosas o La señorita de Trevélez).
- Pedro Muñoz Seca: creador de un subgénero humorístico denominado «astracán». Su obra más famosa es La venganza de Don Mendo, una aguda parodia de los dramas históricos del siglo XIX.
Teatro innovador
El teatro de los autores del 98 y del 27, que tendrá escaso éxito de público. Unamuno trata los temas habituales de su obra: la muerte, la identidad, la fe… inspirándose en la tradición greco-latina en obras como Fedra, Raquel, etc. Azorín también escribió alguna obra de carácter simbolista, pero el que sobresale es Valle-Inclán.
Ramón María del Valle-Inclán
Su verdadero nombre era Ramón del Valle Peña, nació en Pontevedra en 1866. Llevó una vida llena de anécdotas y extravagancias: estudió Derecho, se casó y se marchó a México en 1892, perdió un brazo en una riña… Aunque se vinculó con el modernismo, su inconformismo lo llevaría poco a poco a desmarcarse de él para adoptar una actitud crítica hacia la realidad de su época. Murió en Santiago de Compostela en 1936 y, tras su muerte, sería considerado un renovador del lenguaje. Entre 1910 y 1922, escribió las «Comedias bárbaras». Con la llegada de la segunda década del siglo, publicaría cuatro obras dramáticas que lo consagrarían como el mejor creador de piezas teatrales del momento: Farsa italiana de la enamorada del rey, Farsa y licencia de la reina castiza, Divinas palabras y Luces de bohemia. En Luces de bohemia alcanza su plenitud y define la estética entre trágica y burlesca que había empleado como «esperpento». La historia es una parábola de la negra noche de la España de la Restauración. Mediante el esperpento, la realidad se deforma, los personajes se convierten en marionetas manejadas por el autor a su antojo, abundan animalizaciones, cosificaciones, sarcasmo, mordacidad, etc.
Federico García Lorca
De la Generación del 27, destacará sobre todo él. En sus comienzos, Lorca presenta muchas afinidades con el teatro poético modernista. Luego, va encontrando un camino propio. En La casa de Bernarda Alba domina plenamente una prosa descarnada y plena de patetismo y acento popular. Paralelamente, los ambientes y conflictos se hacen más hondos y más enraizados en la realidad. Lorca, en su teatro y poesía, se abre a los problemas colectivos. En sus últimos años, se proclamaba ardiente apasionado de un teatro de acción social.
Teatro de guerra, exilio y posguerra
A lo largo de la Guerra Civil, el teatro presta servicio a distintas causas en conflicto. La renovación prometedora que el teatro había experimentado antes de la guerra con Valle-Inclán y Lorca se interrumpe debido a la muerte de los dos o el exilio de otros. Tras la victoria del bando nacional, se toman dos direcciones de teatro: un teatro ideológico, donde destaca Jacinto Benavente con Aves y pájaros, manifiesto político del bando vencedor, y un teatro convencional hecho con los peores residuos del teatro costumbrista y que guarda relación con el vodevil y la opereta, para provocar la risa fácil. Junto a este teatro, tenemos la comedia burguesa de evasión, con cierta crítica moral o social, pero que no busca la ruptura ni el escándalo, sino la corrección. Tiende a lo cómico, aunque no provoca la risa fácil, y en ocasiones tiende al drama, aunque suele caer en la repetición. La verdadera renovación vendrá a través del humor con Enrique Jardiel Poncela y Miguel Mihura, y del drama con Antonio Buero Vallejo. Jardiel Poncela se juzgó siempre como fundador de un nuevo teatro cómico, ideó una fórmula vanguardista que se muestra en obras como Eloísa está debajo de un almendro, Los habitantes de la casa deshabitada…