El Teatro Español Antes de 1939: Un Contexto Histórico y Artístico
En el panorama teatral anterior a 1939, se distinguen dos tendencias principales: un teatro de éxito popular, representado principalmente por Jacinto Benavente, y un teatro más innovador, que, aunque con menor éxito en su momento, ejerció una gran influencia en el teatro posterior. En este último destacan figuras como Valle Inclán y Federico García Lorca, quienes encontraron dificultades para consolidarse en el gusto del público.
Teatro Comercial: El Éxito de la Burguesía
El teatro comercial triunfó gracias a su capacidad para satisfacer los gustos de un público burgués. Las representaciones dramáticas eran bien recibidas y los empresarios teatrales estaban dispuestos a invertir en ellas. Dentro de esta corriente, se pueden identificar tres tendencias:
1. La Comedia Burguesa o Benaventina
Este modelo dramático se caracteriza por:
- Personajes de clase alta.
- Problemas típicos de esta clase social.
- Desarrollo dramático hábil.
- Lenguaje inteligente e irónico.
- Diálogos fluidos.
- Ausencia de cuestionamiento del orden social.
Jacinto Benavente, premio Nobel, es la figura más destacada de esta tendencia, con obras como *La malquerida*, un drama ambientado en el mundo campesino. Benavente se dedicó de manera exclusiva a la comedia.
2. Teatro en Verso (Teatro Poético)
Este teatro de evasión, con fuerte influencia del modernismo y el drama romántico, se caracteriza por:
- Verso sonoro de gran musicalidad.
- Lenguaje cuidado.
- Variedad métrica.
- Ambientes exóticos.
- Temas históricos.
- Ideología tradicional.
Entre los autores destacados se encuentran Eduardo Marquina (*Las hijas del Cid*), Francisco Villaespesa (*El alcázar de las perlas*), los hermanos Antonio y Manuel Machado (*La Lola se va a los puertos*, *El hombre que murió en la guerra*) y José M. Pemán, con comedias de costumbres y dramas históricos y religiosos en verso (*El divino impaciente*).
3. Teatro Cómico
Este teatro popular abarca distintos subgéneros:
- La Zarzuela (con partes cantadas).
- Los Sainetes.
- Las Tragedias Grotescas.
- El Astracán.
Carlos Arniches, escritor de sainetes, destaca por su lenguaje castizo y la gracia de sus diálogos. Las tragedias grotescas fusionan lo risible con lo conmovedor, y la comicidad surge de situaciones dramáticas y personajes ridículos (*La señorita Trevélez*). Pedro Muñoz Seca fue el creador del astracán, obras cómicas descabelladas con el fin de provocar la carcajada (*La venganza de Don Mendo*). Los hermanos Álvarez Quintero representan la Andalucía tópica (*El patio*).
Teatro Innovador: La Búsqueda de Nuevas Formas
El teatro innovador, de carácter minoritario, a menudo no llegó a ser representado. En la Generación del 98, destacan los intentos renovadores de Miguel de Unamuno, con dramas de ideas y diálogos densos, concibiendo el teatro como poesía dramática (*Fedra*). Azorín escribe teatro antirrealista que incorpora lo subconsciente (*Brandy*). Pilar Millán Astray (*La tonta del bote*) también merece mención. Más tarde, Gregorio Martínez Sierra, con tendencias modernistas y junto con su mujer María de la O Lejárraga, pone en marcha el Teatro del Arte, que representa obras de los grandes clásicos.
Dos autores de carácter vanguardista son Jacinto Grau, que muestra su disconformidad con el teatro de su tiempo y explora la tragedia y la farsa (*El señor de Pigmalion*), y Ramón Gómez de la Serna, que intenta romper las fórmulas asentadas, tratando el erotismo y la crítica a los convencionalismos sociales (*El drama del palacio deshabitado*).
Relacionadas con el teatro vanguardista, destacan iniciativas como El Mirlo Blanco, teatro que impulsa obras apartadas de los cánones del momento; la Sociedad Nueva de Escritores Dramáticos y Líricos, que busca la experimentación teatral; y Amigos de Valle-Inclán, que representa obras clásicas y extranjeras y quiere servir de escuela.
En la Generación del 27, destacan Rafael Alberti con un teatro político (*El adefesio*), Alejandro Casona que combina realidad y fantasía (*Los árboles mueren de pie*), Pedro Salinas (*El dictador*), Miguel Hernández (*Quién te ha visto y quién te ve*) y Max Aub (*Morir por cerrar los ojos*). También destaca Enrique Jardiel Poncela (*El príncipe Raudhick*), que con su estilo inicia el teatro de lo inverosímil, una caricatura de la sociedad de la época que mezcla lo sublime y lo alocado.
Ramón María del Valle-Inclán: El Renovador del Teatro
Considerado el gran renovador del teatro, su obra se clasifica en cuatro ciclos:
Ciclo Modernista
Dramas decadentistas (*El marqués de Bradomín*).
Ciclo Mítico
Miseria y personajes extraños (*Divinas palabras*).
Ciclo de la Farsa
Contrapone lo sentimental y grotesco con lenguaje esperpéntico (*Farsa infantil de la cabeza de dragón*).
Ciclo del Esperpento
(*Luces de bohemia*). Posteriormente, escribió melodramas para marionetas y autos para siluetas que mezclan todos sus ciclos.
Federico García Lorca: Pasión y Frustración en Escena
Lorca presenta la frustración con destinos trágicos de los personajes, el amor y la muerte. Concibe el teatro como un espectáculo total, incluyendo expresión corporal y creyendo en la función educativa del teatro. El grupo La Barraca recorrió los pueblos españoles representando a nuestros clásicos, combinando el verso y la prosa y con riqueza del lenguaje poético. Su obra teatral se divide en tres etapas:
Primera Etapa
Influencia del modernismo en verso (*El maleficio de la mariposa*).
Segunda Etapa
Búsqueda de nuevas formas y el uso de la fuerza, grandes pasiones humanas, farsas para guiñol (*Retablillo de Don Cristóbal*) y farsas para personas (*La zapatera prodigiosa*). Explora nuevas técnicas con gran simbolismo como criptogramas o comedias imposibles (*El público*).
Tercera Etapa
Etapa de madurez, cultiva varios subgéneros dramáticos pero se centra en la tragedia (*Bodas de sangre*), tragedias rurales y dramas donde denuncia la opresión de la mujer en la sociedad.