NOVELA ESPAÑOLA (1939-1975)
La Guerra Civil Española marcó un punto de inflexión en la literatura, debido a diversas causas:
- a. La pérdida de figuras clave de la novela española del siglo XX (Unamuno, Valle-Inclán).
- b. El exilio forzado de autores como Max Aub, Francisco Ayala o Ramón J. Sénder.
- c. La censura y las nuevas circunstancias políticas impidieron el desarrollo de la novela social de los años treinta.
- d. La miseria, desigualdad y falta de libertades hicieron que otras tendencias novelísticas perdieran relevancia.
La Novela Tremendista y Existencial de los Años 40
En 1942, La familia de Pascual Duarte de Camilo José Cela, con su estilo tremendista y ecos de la picaresca y el naturalismo, marcó un hito. Esta obra abrió camino a una novela de corte existencialista, centrada en la incertidumbre del destino humano y la incomunicación. Destacan Nada de Carmen Laforet, que narra la experiencia de una joven estudiante en Barcelona, y La sombra del ciprés es alargada de Miguel Delibes, sobre la crisis y superación de un hombre a través de la fe. Javier Mariño de Gonzalo Torrente Ballester fue censurada poco después de su publicación. Estas novelas suelen presentar un tono negativo, con reducción de espacio y tiempo, y predominio de la primera persona y el monólogo.
La Novela de los Años 40 Fuera de España: Los Novelistas del Exilio
En la llamada «España peregrina», novelistas como Ramón J. Sender, Francisco Ayala, Max Aub o Rosa Chacel continuaron su obra. A ellos se sumaron nuevas voces como Manuel Andújar o José Ramón Arana. Sus obras tardaron en ser conocidas en España y su impacto fue limitado debido al aislamiento cultural. En su obra, coexisten la recreación del pasado y la asunción del presente, como se observa en:
- a) Recuerdos de infancia y adolescencia: Crónica del alba (1942-1966) de Ramón J. Sender; La forja de un rebelde (1944) de Arturo Barea.
- b) La experiencia de la guerra: Réquiem por un campesino español (1951) de Ramón J. Sender; El laberinto mágico (1940-1967) de Max Aub; la trilogía Vísperas (1947-1959) de Manuel Andújar.
- c) El descubrimiento de América: La aventura equinoccial de Lope de Aguirre de Sender; Muertes de perro (1958) de Francisco Ayala.
Muchos de estos novelistas mantuvieron una labor literaria más viva y actual que la de los autores que permanecieron en España.
La Novela Social de los Años 50
La colmena de Camilo José Cela (publicada en 1951 en Buenos Aires debido a su prohibición en España) inaugura la novela social de los cincuenta. A esta tendencia se suma Miguel Delibes con Las ratas. La primera muestra las miserias de Madrid, mientras que la segunda retrata el ambiente rural castellano.
Los «Novelistas del medio siglo», también llamados «de los 50» o «Niños de la guerra», se centraron en temas sociales como la oposición entre el mundo rural y urbano, la emigración y la lucha de clases. Su estética tendía a la objetividad, dividiéndose en realismo objetivista (El Jarama de Rafael Sánchez Ferlosio, Entre visillos de Carmen Martín Gaite) y realismo crítico (Dos días de septiembre de José Manuel Caballero Bonald, La zanja de Alfonso Grosso, Central eléctrica de Jesús López Pacheco, La piqueta de Antonio Ferres). El agotamiento de la novela social se debió al descuido de los valores literarios frente a los sociales.
La Novela Experimental de los Años Sesenta y Setenta
Tiempo de silencio de Luis Martín Santos (1962) marca el inicio del experimentalismo y la renovación formal, influenciada por autores como Proust, Kafka, Joyce, Faulkner y el Realismo mágico. Esta renovación afectó a la concepción de la novela, aunque sin abandonar el contenido social. Autores de generaciones anteriores se sumaron a esta tendencia, como Miguel Delibes con Cinco horas con Mario o Camilo José Cela con San Camilo, 1936. Gonzalo Torrente Ballester parodió estas técnicas en Lasaga/fuga de J.B. Juan Goytisolo con su «trilogía de Mendiola», Juan Benet con Volverás a Región y Una meditación, y Juan Marsé con Últimas tardes con Teresa son otros autores destacados.
La Novela a Partir de 1975
Tras la transición democrática, la novela española se diversifica. Muchos autores regresan a la narración tradicional, como Eduardo Mendoza con La verdad sobre el caso Savolta. Surgen nuevos subgéneros y la novela se convierte en un objeto de consumo.
En los últimos tiempos, destacan la novela negra (Manuel Vázquez Montalbán con Pepe Carvalho, Juan Madrid con el Comisario Flores, Eduardo Mendoza con El misterio de la cripta embrujada, Antonio Muñoz Molina con Beltenebros y Plenilunio) y la novela histórica (Arturo Pérez Reverte con la saga de El Capitán Alatriste).
Es reseñable la obra de Javier Marías (Corazón tan blanco, Mañana en la batalla piensa en mí), así como la de Juan José Millás, Juan Manuel de Prada y Luis Landero. Finalmente, cabe destacar la creciente presencia femenina en la novela, con autoras como Almudena Grandes, Soledad Puértolas, Rosa Montero y la recuperación de Ana María Matute (Olvidado rey Gurú).