La Novela Española: Desde Principios del Siglo XX hasta 1939
Tendencias: Noventayochista y Novecentista. Autores y Obras Representativos
Introducción Histórica
El Desastre de 1898 supone para España la pérdida de sus últimas colonias ultramarinas (Puerto Rico, Cuba y Filipinas) y el comienzo de una catastrófica crisis moral, económica y social. Las desigualdades, la guerra de Marruecos y la inestabilidad conducirán primero al enfrentamiento y después a la Guerra Civil.
Grupo del 98 y Modernismo
Los escritores del Grupo del 98 abundan en el tema de España y el sentido de la vida y desarrollan un lenguaje sencillo y sobrio. Sus obras presentan rasgos comunes: la novela está estructurada en torno a un único personaje, el proceso de cambio se centra en la mentalidad del protagonista y sustituyen los incidentes por el diálogo.
Miguel de Unamuno
Miguel de Unamuno, ante las críticas de quienes lo acusaban de no seguir las reglas novelísticas, afirmó que tenían razón, que no eran novelas, sino nivolas. Considera la novela el mejor ámbito para discutir problemas filosóficos e inquietudes existenciales, porque las ideas se encarnan en los personajes. Su gran tema es la angustia que siente el ser humano ante la muerte. Sus personajes buscan sin descanso un sentido para su vida y quieren encontrar a Dios, pero fracasan. Niebla cuenta la historia de Augusto Pérez, quien intenta descubrir si es un ser humano o un simple ente de ficción. San Manuel Bueno, mártir narra la historia de un sacerdote, Manuel, sobre el que se está investigando si merece ser reconocido como santo. Ángela, que fue su mano derecha, explica que Manuel no creía en Dios, o creía no creer en él. Toda la nivola desarrolla esta paradoja.
José Martínez Ruiz (Azorín)
José Martínez Ruiz es más conocido por el nombre de uno de sus personajes, Azorín, que adoptó como propio. En sus obras, con abundantes elementos autobiográficos, apenas sucede nada: lo que deseaba era mostrar el interior de su protagonista (sus sentimientos, pensamientos, sensaciones, etc.) y su evolución. Sus temas fundamentales, además de la preocupación por España, son el paso del tiempo y lo efímero de la existencia. En sus novelas abunda la descripción; el paisaje castellano se convierte en uno más de los personajes. Su estilo se apoya en frases breves, de pocos verbos, que intentan ser muy precisas, detallistas y claras. Le interesa mucho evocar el pasado y reflexionar acerca de su similitud con el presente. La voluntad y Antonio Azorín, ambas protagonizadas por el mismo personaje, muestran la apatía ante la vida y el intento de darle sentido volviendo a la naturaleza, a la meditación y a la literatura.
Pío Baroja
Pío Baroja pensaba que la novela era un género en el que cabían todos los géneros. Sus obras suelen presentar una enorme variedad de tramas paralelas. Escribe sus novelas sin un plan fijo y no se detiene en reflexiones filosóficas, sino que se concentra en la acción. Dedica poco espacio a la descripción, prefiere las palabras sencillas y la frase corta, y unas pinceladas le bastan para dar vida al ambiente que quiere retratar. Sus novelas suelen tener finales abiertos, en los que, tras haber contado un pedazo de vida, el autor deja a sus personajes sin haber resuelto sus conflictos. Escribió una gran cantidad de obras, que agrupó muchas veces en trilogías. De la trilogía Tierra vasca destaca Zalacaín el aventurero; de La lucha por la vida, la novela La busca; de La raza, El árbol de la ciencia. El protagonista de La busca es el modelo de personaje abúlico y pasivo de Baroja, frente al protagonista de Zalacaín el aventurero, prototipo de personaje activo y emprendedor, que representa al hombre de acción. Ambos tipos se alternan en sus obras.
Ramón María del Valle-Inclán
Ramón María del Valle-Inclán, en su etapa modernista, escribió las Sonatas, un conjunto de cuatro novelas identificadas con las cuatro estaciones del año. Cada una de ellas representa una etapa de la vida de su protagonista, el marqués de Bradomín, un auténtico dandi, elegante y ajeno a cualquier principio de la moral burguesa, que intenta seducir a las mujeres deleitándose en la conciencia de que está pecando. La elegancia de su léxico y de su sintaxis, aunada a su musicalidad, convierten a Valle-Inclán en el prosista más interesante del Modernismo español. Su creación literaria más importante es el esperpento. El autor cuenta que lo ideó viendo su propia imagen reflejada en los espejos cóncavos y convexos del callejón del Gato en Madrid. Esas imágenes le inspiraban terror y risa. Según Valle-Inclán, una España deforme como la que él habita, solo puede transmitirse al lector con una estética deformante y grotesca. En el esperpento, los personajes son vistos a la vez como ridículos y admirables, y muestran tanto su grandeza como su insignificancia. Las situaciones son tan violentas, crueles y absurdas que provocan simultáneamente risa y llanto. En cuanto al estilo, el esperpento mezcla las palabras más elevadas con las más zafias. Las novelas esperpénticas más importantes son Tirano Banderas y la serie El ruedo ibérico.
Grupo del 14 o Novecentismo
La Generación del 14 o Novecentismo nace muy influida por las vanguardias. Frente al casticismo del 98, los novecentistas buscan la aplicación a España de los valores, las formas de vida y el pensamiento europeos. Pretenden así dar un empujón a la atrasada sociedad española, no solo desde el ámbito cultural y científico, sino también desde el político, el económico y el social. Son intelectuales, contrarios a la expresión del sentimiento en la creación literaria y sensualistas. Están más preocupados por la vida interior que por los excesos exteriores, emplean la creación literaria como modo de conocimiento y escogen un lenguaje preciso.
Ramón Pérez de Ayala
Ramón Pérez de Ayala desarrolla una novela intelectual, cargada de meditaciones morales y psicológicas y de crítica social. En AMDG (Ad Maiorem Dei Gloriam, esto es, para mayor gloria de Dios, el lema de los jesuitas) narra su dolorosa experiencia en el colegio jesuita donde se educó. Tigre Juan reflexiona acerca del machismo, a través de un personaje que evoluciona desde posturas misóginas al descubrimiento del amor.
Gabriel Miró
Gabriel Miró escribió novelas líricas que profundizan mucho en la psicología de sus personajes e indagan en las sensaciones, pero que renuncian a trazar argumentos con mucha acción. Sus descripciones son de un acentuado barroquismo. Nuestro padre san Daniel retrata una España atrasada y estancada en la superstición religiosa y la intransigencia moral. Muestra el continuo choque entre la sensualidad y la represión religiosa.
Novelistas del Grupo del 27
Existe una generación de novelistas posteriores a los del 14, cuyo talento ha sido eclipsado por la excelente calidad de la poesía contemporánea. Destaca Ramón J. Sender, que describió en Imán la sangrienta Guerra de Marruecos, en la que se vio obligado a participar. El protagonista se gana el apodo de Imán porque atrae la desdicha. La novela, escrita con un lenguaje rudo y una clara influencia expresionista, presenta la degradación absoluta: el horror del combate, los abusos del ejército y la sinrazón de una disciplina absurda que convierten a un hombre joven y lleno de energía en un auténtico despojo. La obra posterior de Sender es especialmente variada, tanto en argumentos como en técnicas.
Conclusión (hasta 1939)
Antes de 1936, la novela en España había adquirido un interesante desarrollo que se verá truncado por la Guerra Civil. Tras la profundidad reflexiva de la Generación del 98 y la sensualidad de los novelistas del 14, la siguiente generación verá sus aspiraciones destruidas por el conflicto y sus escritores más prometedores se verán forzados a exiliarse.
La Novela Española: Desde 1939 hasta los Años 70
Tendencias: Existencial-Tremendista, Social y Experimental. Autores y Obras Representativos
Introducción y Exilio
El aislamiento de España, el exilio de algunos de los mejores novelistas y la censura se tradujeron en una narrativa que abandonó el camino de la innovación durante dos décadas y se alejó de las nuevas corrientes mundiales.
Entre los narradores en el exilio destaca Ramón J. Sender. Su obra es muy variada, tanto en argumentos como en técnicas. Crónica del alba es un conjunto de nueve novelas autobiográficas en las que el autor relata, a través de un personaje, sus experiencias desde la infancia hasta la Guerra Civil. Max Aub escribió, bajo el título de El laberinto mágico, un ciclo de seis novelas sobre la Guerra Civil. En ellas narró todos los aspectos del conflicto, desde su génesis hasta el exilio, mostrando un compromiso con la libertad y con quienes lo dieron todo por ella. Aub cuida al máximo la técnica narrativa y da gran importancia a los personajes secundarios. Francisco Ayala reflexiona en sus cuentos y novelas (Muertes de perro) acerca de la maldad humana, el abuso del poder, la violencia y la degradación de los valores, empleando para ello la ironía, la burla y la parodia.
Años 40: Novela Existencial y Tremendista
Durante los años 40 surgen varias tendencias. Los escritores próximos a la ideología de los vencedores de la guerra escriben una novela propagandística que exalta la heroicidad de los combatientes derechistas y presenta al falangismo como el sistema ideal de gobierno. También aparece una novela de mayor calidad que es realista y que aborda la angustia existencial. Se centra en las vivencias de un protagonista asfixiado por una existencia sin sentido, enfrentado a la miseria, a la indiferencia ajena y a la soledad.
Carmen Laforet
Carmen Laforet muestra en Nada, a partir de elementos autobiográficos, una dura metáfora de las consecuencias de la Guerra Civil: la oscuridad y la sinrazón de España en la que vive la protagonista, la destrucción del país, el enfrentamiento entre hermanos y la falta de estímulos para mirar hacia delante en unos personajes que se han anclado en el rencor reflejan las obsesiones del existencialismo.
Camilo José Cela
Camilo José Cela, premio Nobel en 1989, abre el camino a la novela existencial y tremendista con La familia de Pascual Duarte. El tremendismo presenta la vertiente más brutal del ser humano: las personas se comportan como animales y son capaces de los crímenes más atroces. La obra está influida por la picaresca, el esperpento de Valle-Inclán, los romances de ciego y el Naturalismo.
Miguel Delibes
Miguel Delibes muestra en su obra una identificación sistemática con los más débiles, una denuncia de los que abusan de ellos y una continua crítica de la hipocresía religiosa, siempre desde su humanismo cristiano. Emplea un vocabulario claro y preciso. La sombra del ciprés es alargada refleja inquietudes existenciales con un estilo lineal y sobrio. En ella Pedro, huérfano desde niño, intenta superar la visión negativa del mundo que le han inculcado, pero va descubriendo que el hombre está condenado al fracaso.
Años 50: Novela Social
La novela de los años 50 se inclina hacia el realismo social, aunque no renuncia al existencialismo anterior. Algunos escritores buscan la objetividad mientras otros intentan esquivar la censura en lo posible para manifestar críticas al régimen y a la injusticia. El protagonista pasa a ser colectivo: la mayor parte de los personajes representan la clase social a la que pertenecen. La acción tiende a reflejar la vida cotidiana, a centrarse en un espacio muy concreto y bien caracterizado y a desarrollarse en un breve espacio de tiempo. Predomina el diálogo.
Camilo José Cela
La colmena, de Cela, supone un giro clave en la literatura española. Se trata de una obra de personaje colectivo y contenidos sociales. Se divide en secuencias breves que reflejan la vida de varios centenares de madrileños durante tres días. Las historias que se relatan quedan inconclusas, puesto que el autor pretende reflejar el absurdo de la vida. Se pasa de una escena a otra y de unos personajes a otros sin ninguna indicación, de modo que es el lector el que debe organizar los elementos que se le ofrecen para dar sentido a decenas de historias cruzadas. Los personajes viven en un presente eterno que se pinta como su destino: no hay lugar para el cambio, ni para las esperanzas, ni para los sueños.
Miguel Delibes
Delibes, en Las ratas, muestra la miseria en un pueblo de Castilla cuyos habitantes viven sometidos a los caprichos del cacique y las exigencias de una naturaleza dura. La existencia de los personajes no tiene más sentido que la mera supervivencia.
Rafael Sánchez Ferlosio
En la vertiente más objetiva, que aspira a reflejar la realidad como si la mostrara una cámara de cine, encontramos El Jarama de Sánchez Ferlosio, que cuenta la historia de unos jóvenes durante un día de excursión, mediante largos diálogos triviales, sin perderse en digresiones ni realizar juicio alguno.
Ignacio Aldecoa
Mucho más crítico es Ignacio Aldecoa, autor de El fulgor y la sangre, que pretende mostrarnos la asfixia moral y económica de la España de posguerra.
1960-1975: Novela Experimental
Durante los años 60, la novela se abre a las corrientes exteriores y opta por experimentar. Sin abandonar los problemas existenciales ni sociales, los autores expresan una mayor variedad temática. En ocasiones se cambia durante la novela de narrador y de punto de vista. Rompen con la estructura lineal del tiempo, vuelven a un protagonista individual a menudo desorientado y castigado por la soledad, sustituyen los capítulos por secuencias o fragmentos y buscan un lector activo. Emplean el estilo indirecto libre y el monólogo interior para imitar el desorden con el que las ideas vienen a nuestro cerebro. A veces rompen con las normas sintácticas y prescinden de los signos de puntuación.
Luis Martín Santos
La obra cumbre de esta década es Tiempo de silencio, de Luis Martín Santos. Presenta un recorrido desolador por las clases más humildes y por las clases medias: el ambiente de miseria económica y moral, la falta de objetivos en la vida y la condena de las personas a una rutina embrutecedora. En ella se mezclan todos los registros posibles del lenguaje: desde los tecnicismos médicos hasta el habla marginal. Muestra una agresiva ironía, introduce en la narrativa española todos los instrumentos narratológicos que ya habían triunfado en el extranjero y consigue, además, aplicarlos a una historia desgarradora que aúna el componente social y el existencial.
Juan Benet
Juan Benet, en Volverás a Región, crea un espacio imaginario, reflejo de España. Con un estilo muy barroco, basado en frases larguísimas, detiene la acción para recrearse en la descripción del mundo interior de los personajes, de sus motivos y de los paisajes que los rodean, de marcado carácter simbólico y mítico.
Miguel Delibes
Miguel Delibes, en Cinco horas con Mario, presenta un largo soliloquio de Carmen, quien pasa cinco horas velando el cadáver de su marido, Mario. Ella, aunque reprocha a Mario sus defectos, sin quererlo realza su humanidad, su generosidad y su nobleza, y, también de forma involuntaria, muestra el lado más abominable de la sociedad opresiva, el catolicismo mentiroso y la hipocresía.
Conclusión (1939-1975)
La dictadura franquista impone un aislamiento cultural que aparta a nuestra literatura de las nuevas tendencias y la condena al ostracismo.
La Novela Española: Desde 1975 hasta Nuestros Días
Tendencias: Poética, Histórica y de Memorias. Autores y Obras Representativos
Introducción
La falta de perspectiva histórica, el fuerte desarrollo del género novelístico, que se ha convertido en el más leído, la enorme variedad de la producción de este periodo, la negativa generalizada de la mayor parte de los escritores a ser clasificados en un grupo y la intrusión de elementos comerciales en el proceso de creación, selección por parte de los editores y distribución de las obras, hacen que resulte muy difícil clasificar la novela producida en España en las últimas décadas. Es muy característica de este periodo la convivencia entre obras en las que perviven las vanguardias y novelas que desean recuperar el placer de la narración. A continuación ofrecemos una clasificación basada en criterios temáticos.
Tendencias Temáticas
Novela Poética e Intimista
La novela poética nos ofrece una prosa muy cuidada que hereda el ritmo de la poesía. En ella los elementos líricos se combinan con los narrativos. Julio Llamazares, autor de La lluvia amarilla, presenta el lamento por la pérdida del mundo rural y aborda asuntos como el paso del tiempo, la destrucción de lo amado, la muerte.
Estrechamente relacionada con ella se encuentra la novela intimista o lírica, en la que resulta más relevante la vida interna de los personajes que la trama. Carmen Martín Gaite se esfuerza en descubrir aspectos de la intimidad humana más profunda, especialmente de la mujer. Es autora de una novela emblemática de finales de los 50, Entre visillos, y de un ensayo imprescindible para comprender la vida sentimental durante el franquismo: Usos amorosos de la posguerra española. Con el tiempo, fue simplificando la estructura y la trama de sus novelas. En Nubosidad variable se nos presenta el conmovedor testimonio de unas mujeres que luchan por vencer su atormentado mundo interno para lograr la independencia.
Novela Experimental con Narratividad
Se escribe una novela que continúa la línea experimental, pero no renuncia a la narrativa ni a los argumentos sólidos. Eduardo Mendoza, en La verdad sobre el caso Savolta, aprovecha las aportaciones de la vanguardia y las características del género negro para mostrar los movimientos anarquistas catalanes de principios del siglo XX. Aparte de la narración, la obra integra los elementos más dispares, todos ficticios: artículos periodísticos, transcripciones mecanografiadas de interrogatorios, declaraciones juradas…
Novela Intelectual y Culturalista
Existe una novela de fuerte carga intelectual, en la que prima la intertextualidad (el texto recibe muchas influencias literarias externas que quiere reflejar a propósito) y las referencias culturales. Javier Marías, autor de Todas las almas, ha alcanzado un enorme reconocimiento internacional. Su obra aúna el descubrimiento de la intimidad, el culturalismo, el gusto por contar historias y la presentación de unos personajes de gran vida interior. En El mal de Montano Enrique Vila-Matas nos muestra la historia de alguien que dice ser el padre de Montano, un joven tan obsesionado por la literatura que no puede distinguirla de su propia vida. Luego descubriremos que Montano es el narrador y que estamos ante un ejemplo de novela de autoficción, esto es, de narración en el que el autor ha usado su biografía como base argumental, pero la ha adornado con elementos imaginarios. Cuando la narración intenta penetrar en los secretos del novelista y mostrar cómo este realiza su obra hablamos de metanovela.
Novela Histórica
La novela histórica exige que el autor se documente escrupulosamente. Su mérito residirá en conseguir el equilibrio entre información histórica y calidad literaria. Algunas muestran conflictos atemporales y otras aprovechan el pasado para situar conflictos presentes o para arrojar luz sobre asuntos de actualidad. Uno de los temas más repetidos es la Guerra Civil y la posguerra. Almudena Grandes es heredera del espíritu de la movida madrileña, un movimiento cultural que pretendía la liberación de las artes y que se desarrolló fundamentalmente durante los años 80. Combina un modelo realista tradicional y unos personajes de gran profundidad psicológica. Es autora de un conjunto de novelas de protagonista femenino, ambientadas en la posguerra, entre las que se encuentra Inés y la alegría. Arturo Pérez Reverte, el autor más representativo del género, es autor de una serie de novelas sobre el capitán Alatriste, un soldado (lo de capitán es un apodo) de los Tercios del siglo XVII que se ve obligado a malvivir en el imperio español, glorioso y miserable a la vez. En ocasiones, en esta novela predomina el género de aventuras, como ocurre en la serie Cienfuegos, de Alberto Vázquez Figueroa, que narra los lances a los que debe enfrentarse en el Nuevo Mundo un pastor de la Gomera obligado a huir de su tierra por mantener un idilio con una vizcondesa.
Novela Negra
La novela negra no presenta solo la resolución de un caso criminal: la narración persigue realizar un retrato profundo de las taras sociales. Lorenzo Silva nos presenta en muchas de sus obras el fracaso de la persona que ha llegado al éxito económico, pero se siente vacío. Su triunfo entre los lectores se debe a sus novelas negras, protagonizadas por dos guardias civiles, hombre y mujer, entre los que existe una tensión sexual no resuelta. Armado de una visión lúcida y de una extrema preocupación ética, el sargento Vila (lo es al principio de la serie, después ascenderá) nos muestra la corrupción del alma humana con una sorprendente empatía por el perdedor. Antonio Muñoz Molina recurre en muchas de sus novelas al género negro y consigue darle una enorme profundidad intelectual, como ocurre en El invierno en Lisboa o en Plenilunio. Es capaz de construir unos argumentos muy sólidamente estructurados, unas tramas muy complejas y unos personajes convincentes. Suele narrar varias historias paralelas, emplea frases largas y juega con distintas perspectivas.
Novela de Memorias y Autoficción
Desde los años 80, los escritores avanzaron en el uso de los materiales personales e impulsaron los contenidos autobiográficos, a veces, novelados, a veces en forma de diarios, correspondencias o memorias. Aparecen obras como Memoria de la melancolía, de María Teresa León; El cine de los sábados, de Terenci Moix; los Diarios, de Rosa Chacel o La arboleda perdida, de Alberti. Un paso más allá encontramos la autoficción, en la que el autor emplea su experiencia vital para desarrollar una narración en la que resulta difícil separar lo real de lo literario: El balcón en invierno, de Luis Landero u Ordesa, de Manuel Vilas.
Generación X y Realismo Sucio
En los años 90 apareció un grupo de autores jóvenes que escribían realismo sucio y que fueron etiquetados como Generación X. José Ángel Mañas, en Historias del Kronen, muestra una juventud de clases medias y altas, sin ningún problema material, pero falta de valores, que ha renunciado a buscarle sentido a la existencia. Sus vidas transcurren entre las drogas, el sexo y el desafío a las normas.
Literatura Fantástica
La literatura fantástica, antes poco habitual en España, conoce un cierto auge. Ana María Matute escribe Olvidado rey Gudú. Por otra parte, el éxito de la novela infantil y juvenil da pie a que el género fantástico se desarrolle más. En esta línea tenemos a Laura Gallego con su trilogía Memorias d