Novela y cuento hispanoamericanos en la segunda mitad del siglo XX
La primera peculiaridad es el estancamiento que experimentaron ambos géneros en la primera década. Mientras que la poesía no había dejado de evolucionar, la novela y el cuento permanecieron apagados hasta los años 40. No obstante, cuando se produjo su despertar, supuso una enorme renovación que superó a la producida en el resto del mundo.
Las primeras décadas de la novela hispanoamericana
La novela regionalista
Hasta los años 40, la novela y el cuento discurrieron por el cauce del realismo costumbrista, sin experimentar una revolución de sus estructuras y su lenguaje.
Tendencias:
- Novela de la tierra: Don Segundo Sombra de Ricardo Güiraldes.
- Novela indigenista: el tema central son las injusticias que provoca el hombre blanco en la sociedad india y las reivindicaciones de una identidad nacional y cultural propios.
- Novela política: en este grupo destacan las novelas referidas a la Revolución mexicana.
Los pioneros de la renovación: inicios del realismo mágico
Entre 1945 y 1960 se observó en la narrativa unas características nuevas que la hacen diferente de la novela anterior. Estos cambios se deben a una nueva concepción del mundo y de la vida, consecuencia de los cambios sociales, políticos y económicos que se estaban produciendo en los diferentes países hispanoamericanos. A estas novedades se añaden las influencias de la narrativa europea y norteamericana del momento, tradicionalmente asimilados.
Los cambios:
- Surgen temas nuevos en los que se integra lo urbano y los problemas del hombre contemporáneo.
- Se introduce en la novela lo fantástico, lo onírico y lo irracional, dando lugar a lo que se ha denominado realismo mágico o lo real maravilloso.
- Se abandona la estética realista decimonónica y se adaptan las nuevas técnicas narrativas.
Se considera que el relato que marca el cambio es «El pozo» de Juan Carlos Onetti. A esta obra le seguirán otras en los años 40: «El señor Presidente» de Miguel Ángel Asturias o «El túnel» de Ernesto Sábato.
La novela de los 70. Años del boom. Realismo mágico
La definitiva renovación de la novela hispanoamericana se produce a partir de los años 60 con un fenómeno que la crítica ha denominado como el boom de la novela hispanoamericana. El apoyo de las editoriales españolas, especialmente a partir del éxito de «La ciudad y los perros» de Mario Vargas Llosa. Sin embargo, a lo anterior hay que añadir la coincidencia en un corto espacio de tiempo de una sucesión de novelas y novelistas deslumbrantes: «La ciudad y los perros» (Vargas Llosa), «Rayuela» de Julio Cortázar… y, sobre todo, el éxito sin precedentes de «Cien años de soledad» de Gabriel García Márquez.
Destacan:
- La crisis existencial del individuo.
- El dictador.
- Las historias de Hispanoamérica: El siglo de las luces de Carpentier; La guerra del fin del mundo de M. Vargas Llosa; incluso Cien años de soledad puede integrarse en este grupo.
La novela más reciente
A partir de los años 70 continúan publicando autores ya consagrados, a los que se unen otros que no habían alcanzado la difusión de los autores relacionados con el boom. La narrativa de estos años reduce la complejidad técnica iniciada en obras anteriores para crear una novela a la que el lector pueda acceder más fácilmente.
Nombres y títulos de este periodo: «El amor en los tiempos del cólera» de García Márquez, «Como agua para chocolate» de Laura Esquivel, «Un viejo que leía novelas de amor» de Luis Sepúlveda.
El cuento hispanoamericano
Junto con la novela, el cuento ha sido un género narrativo ampliamente cultivado en Hispanoamérica desde los años 40 hasta la actualidad. Los narradores de los años 40 y 50 han sido grandes cultivadores del cuento literario. Destaca la aportación extraordinaria de Jorge Luis Borges. Son importantes las narraciones de Juan Rulfo, los relatos de Alejo Carpentier y Juan Carlos Onetti. Por lo que respecta a los años 60 hasta la actualidad, los relatos cortos de los narradores del boom hispanoamericano han pasado inadvertidos debido a la importancia de sus novelas, como es el caso de García Márquez (Relato de un náufrago) o Vargas Llosa (Los jefes). Sin embargo, uno de los principales renovadores del género es Julio Cortázar.
Generación del 27
Federico García Lorca
Características:
- Renovación: teatro esencialmente poético y humano (anticomercial).
- Temas centrales:
- Oposición realidad/deseo; autoridad/libertad: frustración personal y social.
- Grandes pasiones y destino trágico: esterilidad, soledad, muerte.
- Personajes marginados: mujeres.
- Espectáculo total: escenografía, música, danza, iluminación, vestuario…
- Estilo:
- Lenguaje de raíz popular e intenso lirismo (elementos simbólicos, recursos estilísticos).
- Utilización de verso y prosa.
Evolución:
I) Inicios en los años 20: dramas y farsas:
- Renovación y enriquecimiento del teatro modernista en verso: Mariana Pineda.
- Farsas para guiñol (La zapatera prodigiosa).
II) La experiencia vanguardista: comedias «imposibles»:
- Profunda crisis vital y estética.
- Obras muy audaces e imaginativas de influencia surrealista, difíciles de representar.
- El público.
III) Plenitud: tragedia y dramas:
- Ambiente rural: reflejo poetizado y dramático de la Andalucía popular.
- Oposición principio de autoridad/libertad: pasiones frustradas, destino trágico.
- Intensidad dramática, coros, elementos simbólicos.
- Obras: Bodas de sangre, Yerma y La casa de Bernarda Alba.