Panorama de la Literatura Medieval Española: Autores y Obras Clave

El Libro del Buen Amor es un extenso poema de 1728 estrofas en el que se incluyen poemas religiosos, fábulas, cuentecillos, sátiras… Constituye una especie de antología de toda la literatura anterior y contemporánea. Atendiendo a los diversos elementos que componen la obra, podríamos establecer la siguiente estructura:

  1. Una «novela» amorosa narrada de forma autobiográfica. Este relato es el eje central de la obra aunque va siendo interrumpido por los elementos que veremos a continuación:
  2. Una abundante colección de fábulas de origen oriental, latino. Se insertan como conclusión de una aventura, como elemento didáctico o como argumento de discusión entre los personajes.
  3. Una serie de digresiones morales y satíricas, como la censura contra los pecados capitales, el elogio de las mujeres pequeñas y muchas reflexiones moralizadoras con distintos pretextos.
  4. Una glosa del Ars amandi de Ovidio, obra en la que el poeta latino da una serie de consejos para enamorar y disfrutar del amor.
  5. Una serie de episodios alegóricos, como la batalla entre don Carnal y doña Cuaresma, la llegada del Amor y el recibimiento que le hacen los hombres.
  6. Composiciones líricas varias: cantos a la Virgen, a la pasión de Cristo…

La intención de la obra resulta ambigua a causa de su heterogeneidad. En algunos casos tiene el sentido de amor devoto, pero en otros se refiere a la habilidad respecto al amor carnal. Menéndez Pelayo fue el primero en señalar el carácter goliardesco de la obra. También ha sido muy discutido entre los especialistas el posible carácter didáctico del libro. En general, hoy se tiende a considerar que es más bien un libro didáctico con propósitos artísticos, que lo contrario. El arcipreste de Hita se considera a sí mismo como el primer poeta que versifica en todos los géneros existentes en castellano. Su libro refleja una cultura propia de los clérigos, usa un lenguaje rico, creativo, de variados registros, de extenso léxico que incluye términos de árabe-andalusí. Su obra demuestra un profundo conocimiento de las pasiones humanas y se caracteriza por un balance entre la delicadeza y la desvergüenza, logrado por medio de una inteligencia muy fina, ambigua e irónica. Por otra parte ofrece una panorámica social que refleja las tensiones sociales entre la burguesía y los estamentos privilegiados. La ambigüedad y la ironía están presentes de principio a fin. Esta ironía la vemos desde los primeros versos procedentes de la Sagrada Escritura, con los cuales dice pretender instruirnos en el «buen amor», es decir, el amor de Dios. Lo irónico está en la exposición del bien, que es mejor cuando se presenta la maldad del mal. De toda esta ambigüedad e ironía es consciente el autor, por lo que es consciente también de que su obra puede desconcertar a un lector poco avisado. Unión de burla, parodia, ironía, humor, todo ello junto con la intención didáctica; y es que el Arcipreste busca conjugar lo útil y lo placentero, lo que explica y da sentido al libro.


El libro Rimado de Palacio pertenece al Canciller Pedro López de Ayala. Un conjunto de más de 8200 versos, la mayoría de ellos en Cuaderna Vía, donde se realiza un análisis satírico y didáctico de las principales costumbres de su época, con una intención de crítica moral de las mismas, tanto en el mundo político, como social y religioso, utilizando un lenguaje irónico y no exento de humor, con un vocabulario que denota una gran cultura. En Rimado de palacio nos da el canciller una representación de miserias, engaños, penalidades que sobrepasan más allá de un tiempo determinado y constituyen todo un análisis de la sociología humana. Típico del XIV, en él adopta un tono examinador al pintar la sociedad corrupta de su época. En la 2º parte demuestra un acusado carácter fatalista, de fuentes bíblicas y gregorianas, que bien pueden ser síntoma del final de un siglo. Esta obra le incluye dentro del mester de clerecía. Bajo este nombre se conoce a una serie de autores medievales caracterizados por su amplia cultura, y por escribir obras de tono y métrica diferentes a las que cantaba el pueblo llano, que pertenecen al llamado mester de juglaría.

La obra tiene una relación de contenido con el Libro del Buen Amor, pues en ambos hay una visión de la sociedad y la vida de la época que guardan cierto paralelismo, no obstante se diferencian ampliamente en el estilo de sus autores: el espíritu refinado y tradicionalista de López de Ayala, frente al popularismo y la sencillez del Arcipreste. La temática es de carácter moral y didáctico, una crítica amarga de lo que él considera como la decadencia de los valores tradicionales de la sociedad. El germen del Rimado debió tener un propósito satírico-moral; pero finalmente, bajo la influencia del comentario de San Gregorio al libro de Job, se organizó como un tratado ascético-moral. Podemos decir que se divide en 3 partes:

  1. La primera sección (coplas 1-716) se compone de poemas religiosos, morales y didácticos en cuaderna vía. Ayala va enumerando sus pecados siguiendo el orden de los mandamientos, los 7 pecados capitales, las 7 obras espirituales de misericordia corporales y los 5 sentidos. Antes de terminarla, el Canciller introduce una crítica social, que inicia bajo el título de las 7 obras espirituales de misericordia y prosigue en las reflexiones acerca del gobierno del estado. Termina esta sección con una serie de reflexiones sobre el arte del gobierno y la adecuada conducta de un rey, basada en la experiencia de su carrera política.
  2. Sigue a esta primera parte un grupo mucho más reducido de composiciones líricas marianas, oraciones y consideraciones acerca del gran cisma que había dividido a la Iglesia Católica a partir de 1378. En esta sección (coplas 717-906) ensaya experimentos de versificación; además de formas líricas de versos cortos y de una serie de rimas más compleja, introduce ahora el arte mayor que en el siglo XV se convertiría en una forma métrica capaz de soportar el peso de largos poemas narrativos o didácticos.
  3. En la parte 3º (coplas 907-2107), el autor vuelve a la cuaderna vía y a los problemas morales.

El Cancionero de Baena es el primer cancionero castellano que se conoce. Fue recogido por Juan Alonso de Baena hacia 1445 (otras fuentes señalan entre 1426 y 1430) para ofrecérselo como regalo a Juan II de Castilla, muy amante de este tipo de literatura. Por eso es conocido como Cancionero de Baena. Es una producción más bien culta y cortesana. El manuscrito original estuvo en la biblioteca de Isabel la Católica, de donde pasó a la de El Escorial. Posteriormente se sacó para efectuar estudios sobre ella, y los herederos de José Antonio Conde la vendieron. Fue adquirida por la Biblioteca Nacional de Francia. La obra se publicó por primera vez en Madrid en 1851 por Pedro José Pidal. Son unas 576 composiciones que agrupan a 56 poetas conocidos de fines del siglo XIV y principios del XV, y a una decena de desconocidos. En sus obras se aprecian 2 escuelas: La galaico-castellana y la alegórico-dantesca. Cada poeta tiene una pequeña representación. Su prólogo alaba el valor de la palabra y del arte de la poesía.

El Cancionero de Stúñiga recoge poesías líricas cancioneriles. Se conserva en 3 manuscritos: el de la Biblioteca Nacional de España, el de la Biblioteca Casanatense de Roma y el de la Biblioteca Marciana de Venecia. Es llamado así por Lope de Stúñiga, el autor de la primera canción. El cancionero es la producción poética de la corte de Alfonso V de Aragón, que al conquistar Nápoles creó en torno suyo una corte con poetas castellanos, aragoneses y catalanes que se vieron influidos por el Quattrocento italiano. Fue recopilado en la corte de Nápoles entre 1460 y 1463. Posee algunas singularidades, como la de incluir algunos romances. Entre los autores que pueden encontrarse en este cancionero están Lope de Stúñiga, Carvajal, Diego de Valera, Juan de Valladolid, Juan de Moncayo, Juan de Tapia, etc. Este cancionero se relaciona con otro, el de la Biblioteca Casanatense de Roma, ya que este repite en su primera parte el de Stúñiga.

El Cancionero de Palacio llamado a veces Cancionero Musical de Palacio o Cancionero de Barbieri, es un manuscrito español que contiene música del Renacimiento. Las obras que posee están recopiladas durante un periodo de unos 40 años, desde el último tercio del siglo XV hasta principios del XVI, tiempo que coincide aproximadamente con el reinado de los Reyes Católicos. Los 10 primeros folios están sin numerar y los siguientes lo están del 1 al 304. Contando con las obras que figuran en el índice, el manuscrito comprendía originalmente 548 piezas. Sin embargo varios de los folios se han perdido, por lo que las piezas conservadas son 469. A finales del siglo XIX, el manuscrito fue redescubierto en la Biblioteca del Palacio Real de Madrid por el compositor y musicólogo Francisco Asenjo Barbieri, que lo transcribió y publicó en 1890 con el nombre de Cancionero musical de los siglos XV y XVI.

La novela sentimental es un subgénero literario histórico que se desarrolla entre el siglo XV y la primera mitad del siglo XVI. Se incluye dentro del archigénero épico o narrativo y se compone en prosa con versos intercalados, a veces en forma epistolar; posee temática amorosa, frecuentemente dentro de las leyes del llamado amor cortés. El género surge a mediados del siglo XV; algunos de los elementos externos proceden de los libros de caballerías, como la caracterización de los protagonistas. Otro elemento es la retórica de la lírica cancioneril con su visión del amor cortés. Debajo de las finuras del estilizado amor cortés se esconden violentas pulsaciones sexuales, que cuando se ven frustradas provocan conflictos tales que conducen a los héroes a vivir como fieras en terrenos desérticos. Terminada la Reconquista del siglo XV, sucede la crisis de los ideales guerreros medievales y es preciso sustituirlos por otros de naturaleza cortesana. El guerrero pasa a un segundo plano reemplazado por el cortesano. Tiene lugar una evolución diacrónica del género por parte de Padrón y Juan de Flores. En El Siervo el mundo caballeresco es aún muy importante, existe consumación carnal, lo que es propio de los libros de caballerías. El caballero es el centro de la pasión amorosa de 2 damas, aunque esta concepción inicial se ve modificada más tarde.

La visión de la mujer se transforma progresivamente hacia su humanización, pasando a ser sujetos y no sólo objetos de amor; existe una evolución y progresiva tendencia hacia la autobiografía; la alegoría pasa de una perfección a su derrumbamiento; la forma epistolar también va declinando y las fórmulas literarias evolucionan desde aspectos didácticos de los que la novela es la excusa, disminuyendo ese deseo instructor conforme avanza el género y se va insertando en la acción. En las primeras obras la acción es una sola, mientras que Juan de Flores unifica 2 acciones en sus novelas, siendo el debate una de ellas. El realismo consiste en hacer verosímil la narración de las pasiones. El estilo es el usual en el siglo XV, con su morfosintaxis latinizante y el empleo de abundantes figuras retóricas. Las 2 novelas de Flores, las mejores de la novela sentimental, suponen la superación de gran parte de los lastres retóricos y de las vacilaciones narrativas de sus predecesores, desaparece el didactismo, las alegorías y las disgregaciones. Se consolida la unidad y se multiplican las acciones, reafirmándose la autobiografía y la trabazón novelesca. La novela sentimental española está formada por un conjunto de narraciones cortas. El ambiente es siempre aristocrático, el lugar geográfico es extraño y exótico, las viviendas misteriosas o luctuosas. Las alusiones clásicas o latinizantes se emplean para dar un tono cultural elevado. El móvil es la pasión amorosa, a cuya satisfacción se dirige la acción dentro de los convencionalismos del amor cortés. Algunas de las novelas sentimentales fueron auténticos «best seller» como La Cárcel de Amor o las 2 obras de Juan de Flores, e influyeron en otras obras francesas, italianas e inglesas.

El canciller Pedro López de Ayala: Crónicas

La obra del Canciller se levanta en los umbrales del siglo XV, recoge gran parte de lo que se había dicho y pensado antes en Castilla, lo une a las doctrinas más importantes de Europa y lo transmite a los poetas inmediatos. Sus obras tienen un doble interés: literario e histórico. En sus Crónicas de reyes de Castilla, Pedro I, Enrique II, Juan I y Enrique III se reflejan numerosos hechos caballerescos narrados por un caballero, él mismo. Este es el atractivo de los hechos caballerescos narrados por Pedro López: brillante estilo, el ser su autor testigo de los hechos y el de aportar un punto de vista relacionado con la mentalidad caballeresca.

Sem Tob: Proverbios morales

Proverbios morales es un libro escrito en el siglo XIV por un rabino llamado don Sem Tob. Se trata de una larga serie de sentencias en cuaderna vía perteneciente a la corriente del Mester de Clerecía. En la obra, Sem Tob se dirige al rey Pedro I para recordarle cierta deuda que su padre contrajo con el autor. Se conserva en 5 códices que oscilan entre las 560 coplas del manuscrito de Cambridge y las 686 coplas del manuscrito escurialense, si exceptuamos el códice conquense: 219 coplas copiadas por Ferrán Verde. Se trata del ejemplo más notable de literatura didáctica o doctrinal de la literatura medieval.

El Corbacho o Arcipreste de Talavera

El Corbacho conocido también como Arcipreste de Talavera es una invectiva contra el amor mundano y la lujuria, escrito en 1438 por Alfonso Martínez de Toledo, arcipreste de Talavera de la Reina. De esta obra interesa su estilo coloquial, vivo y popular, caracterizado por la constante bimembración o plurimembración, que pinta una imagen sumamente rica y vigorosa del tema que describe, así como sus notas costumbristas; sin embargo, también se utiliza en la parte doctrinal un lenguaje sumamente latinizado con el hiperbatón, los participios de presente y los cultismos. Asimismo, es frecuente el recurso a la similicadencia y la prosa rimada. Es este modelo de lenguaje a la vez popular y cultista el que tuvo presente también Fernando de Rojas para componer su Celestina.

Enrique de Villena

Enrique de Aragón, marqués de Villena, conocido como «el nigromántico», nació en Torralba de Cuenca en 1384. Escritor y poeta. Absolutamente incomprendido en su época, fue uno de los primeros humanistas españoles. Gran parte de su obra fue quemada después de su muerte. Destacan Arte de trovar (1433), en la que introduce en castellano el arte provenzal. Murió en Madrid en 1434.

Marqués de Santillana: Obra poética

Don Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana, es quizás el mejor representante de su tiempo. Su afición a la literatura la hereda de su padre, también poeta. El Marqués es un hombre culto, admirador de la literatura clásica grecolatina, y de la italiana. Durante su estancia en la corte de Alfonso V de Aragón entró en contacto con la tradición poética provenzal. El Marqués fue protector de los estudios humanísticos y fomentó las traducciones de los autores clásicos. En su obra pueden diferenciarse varios grupos temáticos: poesía alegórica, poesía doctrinal y sonetos latinizantes.

Poesía alegórica: Influida por Dante y Petrarca. La obra más larga en este estilo es la Comedieta de Ponza, un largo poema escrito en estrofas de arte mayor, donde Santillana eleva a la categoría poética la derrota sufrida por el rey Alfonso V en la batalla naval de Ponza. Alfonso V y sus hermanos son apresados y como consecuencia de ello Doña Leonor, su madre, morirá. El Marqués narra un sueño en el que se le aparecen 4 damas vestidas de negro que exponen su dolor a Bocaccio quien les explica el papel de la Fortuna en la vida de los hombres. El titulo de Comedieta se debe, según explica el autor en la introducción, a que se ajusta a la definición que Dante hizo del género dramático de la comedia.

Poesía doctrinal: Las 2 obras más destacadas de este grupo son el Diálogo de Bías contra Fortuna y El Doctrinal de privados. En este último, escrito tras la ejecución de su enemigo Don Alvaro de Luna, el autor asume la personalidad del muerto, confesando sus culpas y desengañando a los hombres sobres sobre la vanidad de las cosas humanas.

Sonetos ilatinizantes: Durante su estancia en la corte del rey Alfonso V de Aragón, Santillana entra en contacto con las nuevas tendencias poéticas surgidas en Italia. La alegoría visionaria, las alusiones y citas de personajes, históricos o míticos de la Antigüedad Clásica constituyen el recurso narrativo más socorrido, mientras que el endecasílabo y el soneto marcan las nuevas pautas versificatorias. El soneto es una estrofa constituida por 14 versos endecasílabos, ordenados en 2 cuartetos y 2 tercetos, la rima de los cuartetos suele ser: ABBA ABBA, y la rima en los tercetos puede variar: CDC CDC, CDE CDE o CDC DCD. El verso endecasílabo italiano debe tener el acento principal en la décima sílaba, y otros 2 de apoyo en la 4º y 6º sílabas. Debido a las dificultades de adaptación de la lengua castellana del siglo XV al ritmo del endecasílabo italiano, estos sonetos son de calidad inferior a los que se compondrán a partir del siglo XVI.

Marqués de Santillana: Carta proemio: Introducción que el marqués pone en su poesía, en las que habla de la Teoría de la Literatura. El marqués tiene 55 años cuando la redacta. Lo hace pensando en el infante Don Pedro, tiene 21 años, es aficionado a la poesía y le pide al marqués que le envie sus composiciones poéticas.

Juan de Mena: El laberinto de Fortuna o Los trescientos

El Laberinto de Fortuna es una obra del poeta español del siglo XV de Juan de Mena. Se trata de un poema alegórico que narra la visita del poeta al palacio de la Fortuna. Ha sido considerado uno de los poemas más importantes de la literatura medieval en castellano por su intento de hacer en esta lengua una obra semejante a los poemas épicos de la literatura latina. El laberinto de Fortuna está compuesto por 297 estrofas de 8 versos. Los versos son, en su mayoría, de 12 sílabas, aunque el criterio no es tanto la cantidad de sílabas cuanto la estructura rítmica: cada verso consta de 2 hemistiquios marcados por una fuerte censura, en cada uno de los cuales hay 2 sílabas tónicas separadas por 2 átonas. Entre la última silalba tónica del 1º hemistiquio y la 1º del 2º habrá siempre 1 o 2 sílabas átonas. Esta estructura acentual tan marcada hace que el poeta deba en muchos casos modificar la sílaba tónica de algunas palabras, según las figuras retóricas de la sístole y la diástole, utilizando una lengua literaria que se desvía de la natural. Las coplas tienen una rima ABBA ACCA, a excepción de la 1º, la dedicatoria al rey Juan II de Castilla, que presenta una rima ABAB BCCB. Según se afirma en algunos códices, la obra fue entregada por su autor al rey Juan II de Castilla el 22 de Febrero de 1444. Se han conservado muchas copias manuscritas de la época. A pesar del título, la obra no es tanto una reflexión sobre la Fortuna, es una obra de tipo moral, didáctico y político. El poeta ofrece reflexiones de tipo moral y pedagógico, a la vez que hace una summa de gran parte de los conocimientos de la Antigüedad latina y de la historia reciente del Reino de Castilla. La crítica señala que el objetivo de la obra sería ensalzar la figura de Álvaro de Luna y persuadir al rey para que siga confiando en él como válido. La política del condestable se encaminaba a reforzar el poder del rey frente a la aristocracia, reacia al afianzamiento del poder monárquico. Asimismo, también está presente la voluntad de animar al rey a retomar la guerra de Reconquista, poco activa en el ciglo XV a causa de la conveniencia que para Castilla suponía recibir el oro que el Reino de Granada pagaba como parias al soberano castellano y de las convulsiones internas de Castilla, inmersa en una serie de enfrentamientos civiles. Incluso, en muchas ocasiones, uno de los 2 bandos se aliaba con el rey granadino del momento, como sucedió en la guerra entre Pedro I y su hermanastro Enrique, en la que Pedro se alió con el rey Mohamed V y llegó a ayudarle a tomar para el reino de Granada algunas ciudades castellanas partidarias de Enrique.

Jorge Manrique debe su fama a sus Coplas a la muerte de su padre, don Rodrigo. Se trata de una dolorosa elegía en la que lamenta la inestabilidad de los bienes de la fortuna, la fugacidad de las vidas humanas y el poder igualatorio de la muerte. La virtud personal es lo único que desafía al tiempo y el destino. Tras una reflexión filosófica con la esperanza de una vida futura, hace elogio de su padre. El poema está formado por 40 coplas de pie quebrado que producen, por su brevedad, un efecto de eco y otorgan al conjunto musicalidad y armonía. Las Coplas están compuestas en la doble sextilla octosílaba, cuyos versos se reparten en 2 semiestrofas iguales con terminaciones quebrada en cada una de ellas y con 3 rimas consonantes correlativas, ABC: ABC. Había sido utilizada anteriormente por otros poetas, pero adquirió su mayor difusión con Jorge Manrique por lo que ha pasado a denominarse «copla manriqueña». En Las coplas a la muerte de su padre se recogen varios tópicos:

  • El tiempo: Siempre acompañado de la fugacidad de la vida. El presente no existe ya que es imposible capturarlo, el futuro se va transformando en sucesos presentes por lo que al final, todo se reduce al pasado.
  • La fortuna: Es un azar ciego que desencadena las tragedias humanas. Se le representa como una rueda inestable que reparte caprichosamente la felicidad y la desgracia. Esta es la interpretación que coincide con la Antigüedad clásica, no es conciliable con el cristianismo. La imagen que presenta Manrique se aproxima a la concepción pagana: Su naturaleza mudable es un motivo más para que el hombre rechace los bienes de este mundo.
  • El mundo: Es un lugar de paso, una morada provisional y ajena donde el hombre tiene la oportunidad de conseguir la salvación de su alma. Las reflexiones sobre la vida y la muerte, parten del supuesto de que nada en este mundo posee auténtico valor; la actitud sabia consistiría en desdeñar todo lo terrenal. Los valores del mundo carecen de consistencia por estar sometidos a la acción de 3 enemigos: el tiempo, la fortuna y la muerte. Lo único cierto es la caducidad de los bienes terrenales.
  • La fama: Manrique considera que la virtud es la única defensa no sólo frente a la fortuna, también frente al tiempo y la muerte. La fama, consecuencia de una vida de honor, vence al tiempo y sobrevive a la muerte. Así, al presentar el retrato de su padre, insiste en que sus hechos famosos son una consecuencia de su vida ejemplar.
  • La muerte: Las epidemias y los enfrentamientos bélicos hacen lógico que las gentes pensaran que su muerte podía ser inminente y que en muchas personas se despertara el deseo de entregarse a los placeres de la vida antes de abandonarla.

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