La poesía. Juan Ramón Jiménez
Entre la poesía del Modernismo y 98 y la de la generación del 27 aparecen una serie de figuras interesantes, pero secundarias. Entre otros, destacan José Moreno Villa y, sobre todo, la poesía desgarrada y de tono coloquial de León Felipe.
Pero la lírica de estos años está dominada por la obra de Juan Ramón
Jiménez (1881-1958; premio Nobel en 1956). Es muy difícil de encuadrar en una corriente determinada, pero a partir de 1915 va superando la influencia modernista y se acerca al concepto de arte intelectual propio del Novecentismo.
Es casi imposible delimitar claramente las distintas etapas de la obra poética de Juan Ramón Jiménez, pues escribió muchísimos libros, y además los corregía, retocaba y reorganizaba frecuentemente. Con todo, se suelen distinguir tres grandes épocas:
1ª. Época sensitiva (poesía modernista): hasta 1915 aproximadamente.
2ª. Época intelectual (poesía desnuda): hasta 1936, cuando abandona España.
3ª. Época final (poesía verdadera):corresponde al exilio en América, hasta su muerte en 1958.
Época sensitiva
Dentro de esta primer época, se pueden señalar tres etapas:
a) Poesía juvenil, muy influida por el Modernismo entonces triunfante, con sus rasgos más visibles (sensorialidad, adjetivación abundante, versos largos, etc.); sus libros de este periodo (Almas de violeta y Ninfeas, ambos de 1900) no tuvieron buenas críticas y Juan Ramón los rechazó más tarde.
b) Poesía sencilla, contenida (adjetivación sobria, predominio de los octosílabos y de la rima asonante, etc.), en la que se observa un modernismo moderado, con predominio de los temas intimistas y del tono melancólico. Esta etapa abarca de 1903 y 1907, con libros como Arias tristes o Jardines lejanos.
c) Regreso a las técnicas del Modernismo (destaca la utilización del color, de la adjetivación sonora, de las metáforas, de los alejandrinos, etc.), aunque ahora Juan Ramón Jiménez hace un uso más personal de esos procedimientos. Su poesía mantiene el tono intimista, orientándose a la contemplación nostálgica de la naturaleza y la confesión sentimental. En esta etapa, que se sitúa entre 1908 y 1915, escribió obras como Elejías, La soledad sonora o Sonetos espirituales. También corresponde a esta época Platero y yo (1914), libro de prosa poética para niños.
Época intelectual
En 1916 Juan Ramón Jiménez se aparta del Modernismo con la obra que escribió durante su viaje de bodas a Nueva York: Diario de un poeta recién casado (más tarde cambió el título por el de Diario de poeta y mar). En este libro desaparece el léxico modernista, la adjetivación brillante, los efectos rítmicos, etc. Ahora aparecen versos breves, escuetos, sin rima, en los que lo abstracto, lo esencial, predomina claramente sobre lo anecdótico y descriptivo.
Otras obras de este periodo son Eternidades (1918), Piedra y cielo (1919) o La estación total (1936). Como sugieren los títulos, Juan Ramón realiza en su poesía un intento de penetrar en la realidad profunda de las cosas, más allá de su apariencia sensorial, y de alcanzar la eternidad mediante la superación de la temporalidad.
Época final
La producción de Juan Ramón Jiménez de este periodo se reúne en el volumen Lírica de una Atlántida, publicado póstumamente. En él se incluyen dos libros fundamentales:
– En el otro costado (1936-1942): en él destaca el largo y complicado poema en prosa Espacio, que está construido a base de la asociación libre y desordenada de recuerdos, impresiones y reflexiones.
–
Dios deseado y deseante (1948-1952): conjunto de poemas de carácter místico, pero en los que la visión de dios no se ajusta a las concepciones cristianas tradicionales, sino que se identifica con la Naturaleza, con la Belleza e, incluso, con la propia conciencia creadora del poeta.
EL NOVECENTISMO
Características generales
Hacia 1914 se aprecian cambios en la vida cultural española. Hay novedades en el campo de la crítica y el ensayo, en el que ejercen una importante actividad figuras como José Ortega y Gasset o Eugenio D’Ors. Se dan también novedades interesantes en la novela, con obras de autores como Gabriel Miró o Ramón Pérez de Ayala. Aparecen igualmente nuevas tendencias en poesía, en la cual tiene mucha trascendencia el cambio que se da en la evolución poética de Juan Ramón Jiménez.
Todos estos escritores no forman un grupo literario homogéneo, pero sí participan de un nuevo ambiente intelectual, al que se ha dado el nombre de Novecentismo (o Generación del 14). Sus principales características son:
– El Novecentismo supone la aparición de un nuevo tipo de intelectual. Frente a la actitud bohemia de los modernistas y el autodidactismo de los del 98, los novecentistas tienen una sólida formación intelectual, incluso en universidades extranjeras. Por ello, pretenden un examen sereno y objetivo de los problemas. El irracionalismo y la angustia vital de los noventayochistas es sustituido por la claridad racionalista.
– Hay una reacción contra las actitudes y valores propios del siglo XIX. Para ellos, el Modernismo y la Generación del 98 suponen una prolongación de ese siglo. Abundan las declaraciones antirrománticas y de admiración por lo clásico.
– Los novecentistas son europeístas. Se preocupan por los valores universales, sin querer encerrarse en lo nacional. Desdeñan ciertos valores tradicionales, y en ese sentido les interesa más la ciudad que el campo.
– Sin embargo, el problema de España sigue estando muy presente en sus obras, pero con una visión más rigurosa y menos personal de la cuestión que en el caso del 98. Se busca ahora la forma más práctica de influir en la sociedad, y se defiende la necesidad de llevar a cabo los cambios desde el poder. Para ello, destacan la importancia de las minorías preparadas, de las élites, para dirigir la sociedad.
El ensayo
Fue muy importante. Bastantes autores destacaron en este género: Eugenio D’Ors, Gregorio Marañón, Manuel Azaña, Américo Castro, etc.; pero el más influyente fue José Ortega y Gasset
Ortega desarrolló una intensa actividad como filósofo, periodista y editor de periódicos y revistas. También intervino en política.Al comenzar la Guerra Civil se exilió de España, pero regresó en 1945.
Ortega trató todo tipo de temas en sus numerosos ensayos, recogidos en obras como El espectador, El hombre y la gente, La rebelión de las masas, etc. Dos de sus obras tuvieron una especial influencia sobre el arte y la literatura de su época: Ideas sobre la novela y, especialmente, La deshumanización del arte. En ella analiza el arte de su tiempo, señalando las siguientes características:
A) Es un arte puro: no se debe valorar por sus contenidos humanos, sino por sus cualidades formales
B) Por ello, tiende a la deshumanización, alejándose de la realidad y suprimiendo las emociones humanas
c) Es un arte intelectual, que no se basa en los sentimientos. El placer estético ha de ser un placer inteligente. Por eso, se trata de un arte difícil de entender, minoritario, no popular, que divide al público en dos categorías: los que lo entienden y los que no lo entienden.
d) La poesía es antirromántica. El poeta no se propone ser una especie de guía espiritual de los demás hombres, sino simplemente un poeta, un creador verbal. Ortega define la poesía de su tiempo como el “álgebra superior de las metáforas”.
e) El arte se convierte en un juego que no se toma demasiado en serio las cosas. Se trata de un arte intrascendente, en el que es fundamental la ironía.