Obras Clásicas de la Literatura Española: Lazarillo, Celestina y Quijote

Resúmenes de Obras Clásicas de la Literatura Española

El Lazarillo de Tormes

El Lazarillo de Tormes es una novela picaresca que data del siglo XVI. En las novelas picarescas, no solo habla el pícaro, sino también su amo. A partir de entonces se desarrolla la segunda etapa del género. La picaresca evoluciona hacia una acumulación de estampas burlescas que convierten al personaje en un testigo protagonista de las diversas aventuras. La figura clave en este proceso fue inestable, en el que se dio un rápido proceso de formación y disolución. Ha sido un trabajo difícil de hacer a causa de las diferencias de las palabras de ese siglo con el de hoy en día. El autor de esta obra es anónimo, lo cual indica que se desconoce su identidad, pero a esta novela se le han atribuido muchos autores.

Sinopsis

Aventuras y desventuras de un niño pícaro y huérfano que vive situaciones inimaginables para poder subsistir con sus amos, a los cuales intentará engañar, pero no sacará apenas nada de ellos. El niño se llama Lázaro de Tormes, por haber nacido en el río Tormes.

La Celestina

Calisto, un joven noble, se enamora a primera vista de Melibea, una rica doncella burguesa, en un encuentro que tuvieron en una huerta. Melibea le rechaza y a Calisto se le rompe el corazón. Sempronio, uno de los criados de Calisto, le recomienda a una famosa alcahueta llamada Celestina para que le cure el mal de amores que tenía.

Sempronio y Celestina hacen un pacto para obtener beneficios económicos por parte de Calisto, pero Pármeno, otro criado de Calisto, se niega a colaborar en un principio. Sin embargo, Celestina se gana su voluntad mediante la promesa de que Areúsa será suya por una noche.

La astuta Celestina consigue entrevistarse con Melibea, poniendo la excusa a Alisa (madre de Melibea) de que estaba vendiendo material para el hilado. Celestina logra que Calisto y Melibea se citen por medio de engaños y brujerías. Calisto la paga espléndidamente y, además, le regala un collar de oro por haber cumplido sus servicios. Cuando Sempronio y Pármeno acuden a casa de Celestina a reclamar su parte, esta se niega a darles nada, entonces la matan. Los criados intentan escaparse por la ventana, pero los detienen y les cortan la cabeza en la plaza del pueblo a la mañana siguiente.

Calisto, aunque es su amo y, por tanto, es su responsable, no se da por aludido, temiendo ver su nombre mezclado con asuntos tan sucios y “se lava las manos”. Areúsa y Elicia, que eran buenas amigas de Sempronio y Pármeno, quieren vengar su muerte matando a Calisto porque piensan que él es el responsable de la muerte de sus amados.

Mientras Calisto y Melibea se siguen viendo, Areúsa y Elicia planean cómo matarle. Consiguen que Sosia (otro criado de Calisto) les dé información sobre la hora y el lugar donde Calisto y Melibea se encontrarían, y estas llaman a un matón llamado Centurio, dándole toda esta información procedente de Sosia. Centurio en un principio se niega, pero al final accede debido a la seducción de Areúsa.

Mientras Calisto y Melibea tienen una escena de amor en el jardín, se oye una lucha al otro lado del muro. Calisto va a ver qué ocurre y, cuando se encontraba subiendo por las escaleras, se resbala y muere. Melibea, al ver morir a su amado, se queda destrozada, y Lucrecia (que era la criada de Melibea) llama al padre de Melibea, llamado Pleberio. A la llegada de Pleberio, este pregunta a su hija qué es lo que le ocurre. Ella le dice que está muy triste y apenada por la muerte de su amado Calisto y le ruega al padre que le toque algo con su guitarra para intentar alegrarla. Ella aprovecha el momento en que su padre se va a por su instrumento para subirse a lo alto del torreón y desde allí, a la vuelta del padre, le confiesa todo lo sucedido y se lanza al vacío, suicidándose.

Don Quijote de la Mancha

La acción principal de la novela gira en torno a tres salidas que el protagonista hace por tierras de La Mancha, Aragón y Cataluña. Las dos primeras se narran en la primera parte, publicada en Madrid en enero de 1605 con el título de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha, y la tercera en la segunda parte, que vería la luz en 1615.

Primera Parte

El hidalgo Alonso Quijano, llamado por sus vecinos el Bueno, enloquece leyendo libros de caballerías y decide hacerse caballero andante bajo el nombre de Don Quijote de La Mancha. Su objetivo es reparar injusticias, proteger a los débiles, destruir el mal y merecer por sus proezas a su dama, Dulcinea del Toboso (en realidad la fregona Aldonza Lorenzo, idealizada por él y que no aparece en toda la novela).

Con unas armas anticuadas y un viejo caballo, Rocinante, hace su primera salida y llega a una venta que él imagina castillo, donde se hace armar caballero por el ventero. En una de sus primeras aventuras es brutalmente golpeado por unos mercaderes y lo recoge malherido un vecino suyo, que lo lleva a su casa. Aprovechando la ocasión, su sobrina, el cura y el barbero destruyen sus libros y hacen desaparecer su biblioteca.

Una vez recuperado, convence a un rudo labrador, Sancho Panza, para que le sirva como escudero y, junto a él, sale a correr nuevas aventuras. Pero siempre sale mal parado: los molinos de viento que él cree gigantes lo derriban, unos arrieros lo apalean, es apedreado por un grupo de delincuentes a los que había dado libertad, etc. Sus amigos, el cura y el barbero, van a buscarlo y lo hallan en Sierra Morena, donde hace penitencia por su dama. Posteriormente, mediante un engaño, lo devuelven a su casa enjaulado.

Segunda Parte

En la segunda parte (consta de 74 capítulos), Don Quijote, obstinado en creerse caballero andante, sale de nuevo en compañía de Sancho Panza. En sus correrías vence al Caballero de los Espejos, que no era otro que su amigo Sansón Carrasco, en un intento de devolverle la cordura. En Aragón llegan a los dominios de unos señores que, siguiendo la corriente a Don Quijote, se burlan de su locura y de su escudero, a quien nombran gobernador de la “ínsula de Barataria” y subiéndolos en el caballo Clavideño.

Después de muchas aventuras alcanzan Barcelona, donde Don Quijote es derrotado por el Caballero de la Blanca Luna, de nuevo Sansón Carrasco, que le impone la obligación de regresar a su pueblo. Completamente abatido, retorna a su casa y allí muere, después de haber recobrado la lucidez.

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