Novelistas españoles del siglo XX: Una revisión de sus obras maestras

Novelistas Españoles del Siglo XX

Generación del 98

Pío Baroja

En la concepción barojiana, la novela es un género en el que cabe todo: desde la reflexión filosófica o psicológica a la aventura, la crítica, el humor, etc. Todo esto se refleja en sus novelas, aunque su preferencia son los temas de aventuras. Sus protagonistas, por lo general seres inadaptados (bohemios, vagabundos, aventureros) que suelen fracasar en su lucha vital, se caracterizan por lo que hacen y dicen: pesimistas y desesperanzados, están dotados de una acción todopoderosa que se convierte en vana al no lograr vencer al mundo.

Su principal novela es La Busca (1904), que junto con otras dos constituyen la trilogía denominada La Lucha por la Vida.

Miguel de Unamuno

Unamuno dará a sus novelas un nombre nuevo, nivola; son textos en los que cabe todo. Así, «Amor y Pedagogía» introduce al final un tratado de cocotología como burla de protesta. Es el autor más intelectual. Busca la esencia española en el paisaje y la historia anónima de sus gentes, la que él llamaba intrahistoria. La angustia vital y los conflictos religiosos provienen de su imposibilidad de encontrar sentido a su existencia y a la de Dios (demostrándolo por la fe y no la razón). Él quiere creer pero no puede; lo mismo le ocurre al protagonista de su obra «San Manuel Bueno, mártir», cura que aún sin tener fe sigue ejerciendo como tal para que sus feligreses crean y vivan felices.

Otras obras son Niebla y La Tía Tula.

Azorín

Azorín creó unos textos que difícilmente pueden considerarse novelas, pues representan una ruptura con la concepción canónica de este subgénero.

En las novelas de Azorín se anulan el movimiento y el tiempo: la narración se fragmenta en instantáneas que configuran cuadros o fotografías materializadas en capítulos deshilvanados, que dispersan la atención del lector.

Sus principales novelas son La Voluntad (novela impresionista) y Doña Inés (género de la novela rosa).

Ramón María del Valle-Inclán

Toda obra de Valle-Inclán obedece al rechazo del realismo tradicional, lo que se manifiesta de formas diferentes en su producción.

Valle comenzó su trayectoria narrativa en el modernismo. Progresivamente, Valle-Inclán introdujo innovaciones en su técnica novelística hasta culminar en su creación máxima: el esperpento. Sus principales obras son Sonatas (alegoría de la vida humana) y Tirano Banderas, novela histórica que ofrece los rasgos del esperpento, técnica con la que se degradan los personajes y acciones.

Novecentismo

Novelistas Novecentistas

Al grupo que se da a conocer entre la fecha de inicio de la Primera Guerra Mundial y la llegada de la Segunda República, se le conoce por los nombres de Generación del 14 o Generación Novecentista. El nuevo grupo se caracteriza por construir una nueva intelectualidad de origen universitario frente al autodidactismo del 98, su europeísmo, el distanciamiento que establece entre obra de arte y realidad, el abandono de los tonos apasionados y la utilización de un lenguaje cuidado.

Los novecentistas son:

  • Ramón Pérez de Ayala, que creó una novela experimental, preocupada sobre todo por el tema de la conciencia, en la que incluyó aspectos inconscientes y subconscientes. Algunas de sus novelas son Tinieblas en las Cumbres, Prometeo y Luz de Domingo.
  • Gabriel Miró, que creó una novela de poderoso lirismo. En las novelas de Miró, aunque no falta la acción, prima la emoción. Destacan las siguientes novelas: Las Cerezas del Cementerio, Nuestro Padre San Daniel y El Obispo Leproso.

Novelistas de Vanguardia

En los años 20 se desarrolló una narrativa vanguardista en la que influyó Ramón Gómez de la Serna.

Estas narraciones ponen de manifiesto el culto al progreso y la inclinación al hedonismo y lo lúdico.

Ramón Gómez de la Serna

Las novelas de Gómez de la Serna conceden relevancia a los temas eróticos, en especial los relacionados con los imperativos carnales, y la obsesión por la muerte.

Géneros Literarios

El Drama

Reúne textos que se crean para ser representados en un espacio teatral.

Características:

  • Desarrollan una historia en la que predomina la función apelativa junto con la expresiva.
  • La forma de comunicación verbal es el diálogo y puede ser tanto en prosa como en verso (teatro clásico y romántico).

Se distinguen el texto principal y el secundario: el texto principal puede adoptar las siguientes formas:

  • Diálogo: Intercambio verbal entre los personajes.
  • Monólogo: De extensión considerable, en ellas no existe intercambio verbal, puesto que el discurso es así mismo.
  • Aparte: Intervenciones breves, que formula el personaje de modo que no lo oiga su interlocutor, sino el público.

Las acotaciones ofrecen instrucciones sobre los aspectos no verbales (tono de voz, movimientos, escenografía, iluminación…).

Los personajes pueden ser protagonistas o secundarios.

La Lírica

Se procede a la imitación de estados de ánimo.

Características:

  • Ofrecen un discurso muy subjetivo en el que predomina la función emotiva y poética.
  • No desarrollan una historia; su contenido lo constituyen la expresión, los sentimientos, las emociones… de una voz poética perteneciente a la ficción.
  • Se centran en un solo aspecto y son breves.
  • Suelen presentarse en verso, aunque también existen obras de prosa lírica.

La voz poética puede asumir tres actitudes:

  • Aparente objetividad: Se limita a presentar una realidad externa usando la tercera persona.
  • Apelación: El destinatario lírico (segunda persona) adquiere presencia explícita.
  • Pura expresión: Expresión única mediante el yo poético (primera persona).

El Género Narrativo

Comprende varios subgéneros en los que se encuentra la novela.

Características:

  • Desarrollan una historia en donde predomina la función referencial y la poética.
  • La historia es contada por un narrador que pertenece al mundo de la ficción.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *