TEMA 4:El teatro anterior a 1939: tendencias, autores y obras principales 1. Introducción En el teatro del primer tercio del Siglo XX se dan dos corrientes opuestas. Una, que responde a un tipo de obras de tendencias conformistas, de acuerdo con los gustos burgueses del público que mayoritariamente llenaba los teatros. Y otra, de tendencias renovadoras, que pretendía cambiar la escena española de la época.Jacinto Benavente es el autor de más audiencia en esos años, mientras Valle-Inclán y García Lorca intentaban, en un primer momento, hacerse un hueco en los escenarios españoles. Además de Benavente con su alta comedia, pertenecen a esta tendencia los continuadores del Modernismo como Villaespesa, Marquina, Pemán y los hermanos Machado; así como el teatro cómico, costumbrista y de comedia burguesa, como los hermanos Álvarez Quintero, Arniches. Por el contrario dentro de la tendencia renovadora se sitúan Valle-Inclán y García Lorca, así como ciertos autores del 98 y también del 27, o cercanos a ellos, como Salinas, Alberti ; y los representantes de un humor nuevo, Mihura y Jardiel Poncela. 2. Tendencias conformistas 2.1. Jacinto Benavente Benavente escribíó gran cantidad de obras teatrales, siendo sus máximas aportaciones las que se encuentran en la alta comedia: obras de ambiente burgués (muy criticadas por Valle Inclán), pero de gran perfección técnica y cuidado lenguaje. A ellas pertenecen obras como Lo cursi, siendo la más conocida, Los intereses creados . También escribíó dramas rurales en obras como La Malquerida, y Señora ama. En 1922 recibíó el Premio Nobel. Otros seguidores de esta línea fueron Juan Ignacio Luca de Tena, José López Rubio o Joaquín Calvo Sotelo, entre otros. 2.2. Continuadores del Modernismo A principios de siglo aparece el teatro en verso, entroncado con varias facetas del teatro de finales del XIX y de Echegaray. Su carácterística principal es un lenguaje colorista y exaltado, sobre todo en sus temas de corte noble y caballeresco. A esta tendencia corresponde Francisco Villaespesa (con obras como, La leona de Castilla), y Eduardo Marquina con obras de tema histórico, como Las hijas del Cid, y religioso (Teresa de Jesús). También cultivará esta tendencia José María Pemán, en obras como Cuando las Cortes de Cádiz. Los hermanos Machado, Manuel y Antonio, igualmente escribieron obras con personajes históricos y corte modernista, como Julianillo Valcárcel, y otros de tema andaluz, como Lola se va a los puertos.
2.3. Teatro cómico y costumbrista Dentro del teatro del humor del primer tercio del XX se pueden distinguir dos tendencias. Una más tradicional con la forma de hacer humor y otra más innovadora, que se dejan influir por las nuevas técnicas de los grandes cómicos del cine mudo. Dentro de la primera estarían los hermanos Álvarez Quintero, Carlos Arniches, Pedro Muñoz Seca y Edgar Neville. Producen estos en su mayoría una comedia de costumbres, mezclada con rasgos del sainete, de gran éxito en la época. Entre las obras más destacadas de estos autores estarían El patio y Malvaloca de los Álvarez Quintero de ambiente andaluz, los sainetes de ambiente madrileño (El santo de la Isidra) de Carlos Arniches, así como sus tragedias grotescas (como La señorita de Trevélez). Muñoz Seca, por su parte, es el creador de un género, el astracán o la astracanada, donde se crea la comicidad a través de juegos de palabras y situaciones disparatadas, como en La venganza de don Mendo. Y por último Edgar Neville compuso obras dramáticas, siguiendo el estilo de Benavente como Margarita y los hombres. 3. Intentos renovadores La renovación del teatro europeo con Bertolt Brecht, el Surrealismo de Artaud o el teatro de reflexión de Luigi Pirandello llegan a España de la mano de algunos intelectuales como Rivas Cherif. En estas tendencias se vieron reflejados autores como Unamuno, Gómez de la Serna y también García Lorca. En el caso de Unamuno este tipo de teatro encajaba en sus inquietudes intelectuales sobre todo en la obra
El otro, donde plantea el problema de la identidad personal. También escribíó dramas sobre mujeres como Fedra sobre la esterilidad femenina. Azorín, sin embargo, se dejó influir por el Surrealismo, sobre todo en su trilogía Lo invisible. Tanto Unamuno como Azorín tuvieron poco éxito, dado el carácter innovador e intelectual de su obra. En esta línea cabe mencionar a Jacinto Grau o Ramón Gómez de la Serna con su obra Los medios seres. Los autores del 27 se unen a estas nuevas corrientes teatrales anteriores al 1936, con obras como El hombre deshabitado de Rafael Alberti. Entre los coetáneos del 27 habría que citar a Alejandro Casona, autor de Nuestra Natacha. 3.1 Dos grandes figuras de la renovación: Valle-Inclán y García Lorca La figura de Ramón María del Valle Inclán como autor teatral sobresale junto a la de García Lorca en el panorama teatral del primer tercio del Siglo XX.
En la evolución de Valle Inclán del Modernismo al esperpento, el autor va cambiando progresivamente su estética, incorporando elementos distorsionadores de la realidad con un fin crítico, hasta llegar al esperpento, género inventado por él donde se distorsiona la realidad.Etapa modernista: con obras como El yermo de las almas y El marqués de Bradomín. A partir de este momento, Valle vuelve los ojos al mundo rural de su Galicia natal rechazando los intereses burgueses. Así escribe el denominado ciclo mítico de las Comedias bárbaras formado por Ágüila de Blasón, Romance de Lobo y Cara de Plata, teniendo como personaje central al tirano don Juan de Montenegro y como escenario una Galicia rural.. A estas obras les seguirán sus farsas y dramas, como Voces de gesta, El embrujado y La Marquesa Rosalinda donde mezcla elementos modernistas con elementos que anticipan su etapa esperpéntica. En esta línea se sitúan, Farsa y Licencia de la reina castiza, caricatura del reinado de Isabel II y Divinas palabras con al que vuelve al ambiente gallego, pero esta vez de una forma más agria que en las Comedias bárbaras. También destaca Luces de bohemia que ya marca la plenitud del esperpento.El dominio del lenguaje en diferentes registros, propio de Valle Inclán aparece en esta obra, de la que se ha discutido su carácter teatral dadas sus extensas acotaciones, que, sin embargo, no le restan calidad dramática. A esta obra le siguen otras tres de carácter esperpéntico, agrupadas bajo el título Martes de carnaval: Los cuernos de don Friolera , Las galas del difunto y La hija del capitán, donde su burla de temas del teatro clásico español se entremezcla con la crítica velada a la realidad de su época. Sus siguientes obras, que componen el Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte: La rosa de papel, La cabeza del Bautista, Ligazón y Sacrilegio, son piezas breves donde Valle Inclán muestra lo avanzado de su teatro con recursos como el teatro de sombras o la incorporación de elementos tomados del cine Federico García Lorca Además de su labor como poeta, es asimismo conocida internacionalmente, siendo uno de los dramaturgos más universales de nuestra literatura.En su obra teatral se pueden distinguir varias etapas. Con el sincretismo que lo caracteriza, se acerca al tradicional teatro de guiñol en una de sus obras iniciales, Títeres de cachiporra, y más tarde en Retablillo de don Cristóbal,
después de escribir en 1919 su primera pieza, El maleficio de la mariposa. Asimismo, se sintió atraído por el teatro en verso en su obra, Mariana Pineda.Su acercamiento a la vanguardia en teatro lo realiza con una farsa, como La zapatera prodigiosa, donde mezcla humor, poesía y dolor al representar este amor imposible, como también lo hará más tarde su obra Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín. Sin embargo, la mayor repercusión de la vanguardia se dará en teatro con la obra, El público. Hay en ella una fuerte influencia del Surrealismo. Predomina un lenguaje ilógico y una simbología poética y onírica que nos conducen a las preocupaciones íntimas del ser humano. La libertad sexual y personal, así como las reflexiones sobre la propia creación dramática son dos de los temas fundamentales en la obra.Vuelve sus ojos,hacia el tema rural , alejándose de la alta comedia de Benavente. Pero lo hace con su sello propio, componiendo su trilogía rural: Bodas de sangre, Yerma y La casa de Bernarda Alba.En estas obras, Lorca mezcla la estilización de la realidad con la expresión de conflictos íntimos; así como la denuncia de realidades sociales, como es evidente en La casa de Bernarda Alba. Lorca impregna sus obras de lirismo, que lleva a la utilización del verso dentro de las tramas en prosa de sus obras. Tampoco las inquietudes sociales, cercanas a la Guerra Civil, le fueron ajenas, como se puede ver en su obra Comedia sin título. La producción teatral en su conjunto es, por tanto, un acercamiento a las diferentes tendencias del teatro de su tiempo, pero siempre con resonancias clásicas, para mostrar problemas intemporales, como el amor, la libertad o la muerte. 3.2 El humor nuevo, Jardiel Poncela y Miguel Mihura Destacan estos autores que ponen en marcha un humor de lo absurdo, tomado en gran medida del cine cómico de la época como el de Chaplin o los Hermanos Marx. Lo absurdo de muchas de estas situaciones se suma al lenguaje ilógico, que en la época no tuvo la recepción adecuada. La obra más importante de Miguel Mihura, Tres sombreros de copa no tuvo éxito hasta veinte años después. Al margen de la citada destacan, El caso de la señora estupenda y Ninette y un señor de Murcia. Jardiel Poncela, por su parte, siguió en esta misma tendencia en el humor. Entre sus obras más significativas están, Usted tiene ojos de mujer fatal, Cuatro corazones con freno y marcha atrás y Eloísa está debajo de un almendro.
El objeto de esta valoración es La familia de Pascual Duarte, novela inaugural del autor Camilo José Cela. Ha recibido algunos de los más importantes premios literarios como el Nobel y el Cervantes. Publicada en 1942, destaca por su tremendismo. El título acuñado por Cela para la obra es muy representativo, aunque la historia se relate en primera persona de la mano de Pascual Duarte, el cimiento principal lo constituyen los familiares del convicto protagonista. La familia de Pascual Duarte supuso el resurgimiento del género en el turbio y árido panorama literario de la posguerra inmediata y la consagración definitiva del autor. Cela considera la novelística como un género de libertad en el que el escritor no debe estar subordinado bajo ninguna norma. Por eso, en cada obra, emplea una técnica diferente haciendo que cada una sea única. Con esta novela el autor inaugura una corriente llamada tremendismo, pues muestra los aspectos más duros de la realidad. Pascual Duarte, protagonista, es un convicto campesino extremeño, condenado a muerte, que describe su propia vida. Una infancia sórdida, unos padres monstruosos, una hermana que se prostituye, o un hermanito anormal son algunas de las truculencias que preceden a la terrible escena final, el homicidio por parte de Pascual a su madre, a la que consideraba culpable de todas sus desgracias. En conclusión lo que Cela pretende interiorizar en la gente tras la lectura de su obra. La maestría de Cela consiste en en lograr que el lector empatice con un asesino como Pascual, para al final darse cuenta de que la violencia del protagonista no admite justificación alguna.