Novela existencial de los años 40

8.1. La nove à en los años cuarenta:
novela nacionalista y novela existencial y tremer (Carmen Laforet, Camilo José Cela…).Losarradores que iniciaron su obra después de la Guerra Civil debieron crear una nueva tradición literaria que, en parte, retomó los modelos de la narrativa realista de autores como Galdós o Baroja. De este modo, se rompíó la continuidad con la línea del Vanguardismo y experimentación iniciada en las décadas de preguerra.Sinncluir la narrativa del exilio, que refleja el mundo peculiar del expatriado, con autores como Arturo Barea (La forja de un rebelde) o Ramón J. Sender (Réquiem por un campesino español). Max Aub, Rosa Chacel o Francisco Ayala, podemos constatar distintas tendencias en la narrativa de estos años.Noveladeológical Algunos de los autores que permanecen en España tratarán de hacer una apología sin paliativos de los valores y actos de los vencedores. La guerra no se considera así como algo pernicioso para nuestro país, sino como un hecho grandioso que debe ser glorificado. Se trata de cantar los «valores» de una bandoel patriotismo, la valentía, la camaradería…) frente a los vencidos.Esvidente que este maniqueísmo narrativo convierte a muchas de estas novelas en una suerte de tebeos de hazañas bélicas, si bien algunos escritores tratan de ofrecer unas obras más complejas y, por ello, mejor construidas desde un punto de vista novelesco. Tal es el caso de La fiel infantería de Rafael García Serrano, Javier Mariño de Torrente Ballester y Los cipreses creen en Dios de José María Gironella, novelas concebidas con un mayor intento de objetividad y de buscar algunos valores positivos en los personajes que representan a ambos bandos.Tremendismo novela existencial
o Poco poco surgen otros jóvenes escritores que crean novelas diferentes a las mencionadas. Más que los testimonios sobre à España de la época, lo que resulta carácterístico de este tipo de novela es la transposición del malestar social a la esfera de lo personal, de lo existencial.


El reflejo amargo de la vida cotidiana es la carácterística básica. De ahí que los grandes temas tratados sean la soledad, la inadaptación, la frustración y la muerte. Es sintomática la abundancia de personajes marginales y desarraigados o desorientados y angustiados. Todo ello, revela el malestar del momento que, en último término, es social. Pero la censura hace imposible cualquier intento de denuncia y limita los alcances del testimonio.Dosfechas y dos obras claves suelen señalarse como indicios de un nuevo arranque del género: 1942, cuando aparece La familia de Pascual Duarte, de Cela; y 1945, con Nada de Carmen Laforet.Laamilia de Pascual Duarte inició con su agria visión de la realidad una corriente que se denominó tremendismo, y que consistía en una selección de los aspectos más duros de la vida. El tremendismo presenta historias violentas y desgarradas, que ofrecen una visión degradante de la vida y el hombre.Estanovela supuso el reconocimiento de Cela como escritor y, junto a La colmena, es una de sus obras más destacadas. Su labor literaria fue reconocida con distintos galardones entre los que destaca la concesión del premio Nobel de Literatura en 1989. Enla familia de Pascual Duarte se narra la historia de un campesino extremeño que escribe la historia de su vida desde su condición de condenado a muerte. La novela de Cela ilustra una concepción del hombre como criatura arrastrada por la doble presión de la herencia y del medio social, de un modo descarnado, violento y amargo. Tiene influencias de la novela picaresca, los romances de ciego, la novela naturalista, seleccionando lo más duro desagradable de la realidad, recreándose en ello proponiendo esa nueva estética que hemos mencionado, el tremendismo. El relato en primera persona contribuye a que la narración cree la sensación de documento. La forma de memorias implica una visión temporal selectiva sobre los hechos vividos: el narrador escoge aquellos episodios fundamentalmente negativos, ya que su objetivo es demostrar que el no es malo, sino que la vida lo ha llevado a cometer actos terribles. En la prosa destaca la crudeza del lenguaje, que recuerda al Naturalismo, y la maestría de la etopeya, sobre todo en la descripción de los padres del protagonista.S Estabra tuvo el mérito de abrir el camino a una álicaída novela de posguerra y sirvió de modelo a otros autores tremendistas que aportaron poco al género dando con él en el agotamiento.Seesarrolla paralelamente al tremendismo el Realismo existencial. Son novelas sobre la incertidumbre de los destinos humanos y la ausencia o dificultad de comunicación personal, desde una postura negativa, como un reflejo amargo de la vida cotidiana. Nada de Carmen Laforet (primer Premio Nadal), presenta, sin el menor tremendismo, a una muchacha, como a propia autora, que había ido estudiar a Barcelona, donde vive con unos familiares en un ambiente sórdido de mezquindad, de histeria, de ilusiones fracasadas, de vacío. Se trata de una parcela de la realidad cotidiana e irrespirable del momento, recogida con un estilo desnudo y un tono desesperadamente triste. Se trata de novela realista alejada del tono triunfalista que da cierto sesgo existencialista al relato. La intención de la autora no sería otra que la de un relato autobiográfico que pretendía narrar sus ilusiones defraudadas y su honda decepción personal, su pesimismo y desencanto atraparon a la atención sobre una novela que es narrativamente muy sencilla y bastante tradicional. Pero las expectativas creadas con esta novela no se vieron confirmadas en las siguientes.Aos dos autores anteriores se unen Ignacio Agustí con Mariona Rebull y Miguel Delibes con su primera obra, La sombra del ciprés es alargada (1948).

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