LA NARRATIVA DESDE 1940 A LOS AÑOS 70
En los 40 destaca la novela existencial;
en los 50 el Realismo social y en los 60 la novela experimental o estructural.Los años 40 son años difíciles de posguerra y de dictadura franquista; se publica una novela de los vencedores con una visión dialéctica de la sociedad, dividida en «buenos y malos», bastante triunfalista, hasta que algunos escritores encuentran en el enfoque existencial su forma de expresión del desconcierto, el desequilibrio de fuerzas y la angustia vital. En 1942 Cela escribe La familia de Pascual Duarte, con la que se inaugura el llamado «tremendismo», caracterizado por la descripción truculenta de lo más feo de la sociedad, con personajes que cuentan hechos violentos o desagradables en un lenguaje duro.La novela entronca con una tradición que pasa por la picaresca, el drama rural y el determinismo de Baroja. En 1945 Carmen Laforet publica Nada, novela en que una muchacha va a estudiar a Barcelona y se aloja con unos parientes derrotados en la Guerra Civil, que viven en un ambiente moral y físicamente degradado. La joven universitaria retrata, una ciudad y unas gentes gobernadas por la nada, por el vacío, el desencanto, la mezquindad, las bajas pasiones y la hipocresía social. En 1947 un joven Delibes recibe el Premio Nadal por su novela La sombra del ciprés es alargada. En la novela existencial los temas predominantes son la soledad, la inadaptación, la frustración,..
Los personajes son seres marginados, violentos u oprimidos.
Los espacios son limitados, estrechos, cerrados y se observa una preferencia por la primera persona y el monólogo.En los años 50 empieza una tímida apertura al exterior (acuerdo con EE.UU, ingreso en la ONU) que coincide con una cierta relajación de censura a editoriales «más abiertas», con el éxodo rural y la consolidación de la clase media burguesa así como con los conflictos de clase y las protestas de universitarios u obreros contra el régimen. Los autores encuentran en la novela social su instrumento para la denuncia. Los antecedentesestán en el Realismo español decimonónico con cierto costumbrismo (Galdós), en la Generación del 98 con su denuncia del estancamiento nacional (Azorín, Baroja) y en la literatura extranjera del neorrealismo italiano (Pasolini) o la generación perdida americana (Faulkner).Hay dos tendencias de Realismo social:
el objetivismo y el Realismo crítico.
el objetivismo se refleja fielmente la realidad, conductas y diálogos de los personajes, sin mediar comentarios o interpretaciones del autor y la crítica está implícita, mientras que en el Realismo crítico, ésta es explícita. Ejemplo del objetivismo es El Jarama (1955) de Rafael
Sánchez Ferlosio
Representativas del Realismo crítico son las obras Central eléctrica de López Pacheco, que critica las duras condiciones laborales de los obreros de una presa, La piqueta de Antonio Ferres, sobre el chabolismo.En las novelas de Realismo social prima el personaje colectivo frente al del individuo. El lenguaje será claro y sencillo, con diálogos en estilo directo llenos de coloquialismos que alargan la acción; el narrador utiliza el punto de vista de la tercera persona omnisciente.
La estructura es sencilla: hay narración lineal con cuadros de situaciones cotidianas y los espacios y tiempos son reducidos.
La evocación de la infancia la hacen Sánchez Ferlosio en su novela Industrias y andanzas de Alfanhuí, y Miguel Delibes en El camino. La monótona vida del pueblo leónés se retrata en Los bravos de Jesús Fernández Santos.
Son singulares Ana Mª
Matute y Álvaro Cunqueiro.
En el exilio, destacan Réquiem por un campesino español de Ramón J. Sender de 1953, en que un cura evoca la vida de Paco el del molino, muerto por los odios desatados en la guerra;
Max Aub con temática de la Guerra Civil y Arturo
Barea con la trilogía La forja de un rebelde..
Los años 60 son los del desarrollo económico, el crecimiento del turismo y el cambio de mentalidad. Aumenta la emigración y la oposición al régimen franquista. Ahora interesa más la renovación (lingüística y formal) aunque no se pierda la intención crítica.En 1962 aparece una novela de Luis Martín Santos,
Tiempo de silencio.Esta obra introduce las novedades carácterísticas de la novela experimental de esta década:
el enfoque existencial extendido también a las clases sociales desfavorecidas, que en la novela social eran siempre inocentes;
la estructura en secuencias en vez de en capítulos, con alguna ruptura temporal para narrar hechos de seis días;
el punto de vista múltiple que incluye el monólogo interior, el estilo indirecto libre y la segunda persona para hablar con uno mismo;
el lenguaje experimental y culto.
Otros autores representativos son:
Juan Benet que publica Volverás a Regíón. Su estilo es complejo: incluye monólogos, párrafos sin puntuación, textos ajenos a la narración, frases muy largas y saltos temporales;
Juan Marsé autor de Últimas tardes con Teresa,;
Miguel
Delibes, cuya novela Cinco horas con Mario (1966), es un monólogo interior de una viuda velando el cadáver de su marido y refleja con un lenguaje coloquial el enfrentamiento entre dos sectores opuestos: el suyo, tradicional y el progresista, el de su marido; y finalmente, Juan Goytisolo, que publica Señas de identidad.