Neoclasicismo y Romanticismo en España: Contexto Histórico y Literario

Neoclasicismo: La Ilustración

La Ilustración recibe el nombre de movimiento cultural que renueva el pensamiento a lo largo del siglo XVIII o Siglo de las Luces. Como principio general, es básico el cuestionamiento del criterio de autoridad y, por tanto, el desarrollo del método inductivo, de la observación y de la experimentación.

Rasgos típicamente ilustrados:

  • El Racionalismo: el fundamento del conocimiento se encuentra en la razón y no en Dios.
  • El Utilitarismo: los avances científico-técnicos deben ser beneficiosos para la comunidad. Se impone ahora una concepción materialista y burguesa del mundo para la cual lo importante es aquello que es práctico.
  • El Progreso: el dominio de la naturaleza hace dueño de su futuro al hombre, que puede progresar indefinidamente.
  • Lo Natural: la razón se aplica también a la filosofía, el derecho, la moral o la religión.
  • El Reformismo: los ilustrados aspiran a que sus ideales tengan una concreción práctica en la realidad, por lo que proponen reformas sociales, económicas y políticas que los hagan posibles.

Se hacen ahora corrientes palabras como luces, Ilustración, felicidad, prosperidad. En literatura se siguen una serie de reglas y preceptos: distinción clara entre lírica, épica y dramática; separación de tragedia y comedia; respeto en las obras teatrales de las unidades de lugar, tiempo y acción.

España en el siglo XVIII

España empieza el siglo XVIII sumida en una profunda crisis tras la desaparición de la dinastía de los Austrias, que da lugar a la Guerra de Sucesión entre los partidarios de Felipe de Borbón y los del Archiduque Carlos. Un periodo de mayor estabilidad es el del reinado de Fernando VI. En el reinado de Carlos III se acentúan las reformas, aunque no sin conflictos. Ministros ilustrados dirigen la política. Pero las resistencias son muchas. El temor a las reformas es aún más acusado durante el reinado de Carlos IV.

Durante esta centuria España registró una mejora económica. No obstante, las condiciones de vida para la gran mayoría seguían siendo penosas. Las reformas ilustradas irán encaminadas a mejorar la situación incrementando la producción agrícola mediante la introducción de nuevos cultivos. Aunque las reformas ilustradas contribuyeron a minar esta estructura social estamental, las resistencias fueron muy fuertes. Los ilustrados hicieron especial hincapié en el desarrollo económico y en las reformas educativas. Toda esta actividad indica el cambio de una mentalidad contrarreformista a otra más secularizada.

El Teatro

Como en la prosa y en la poesía, durante la primera mitad del siglo XVIII perdura el teatro postbarroco. Así, junto a comedias de santos, comedias de bandidos o comedias costumbristas, tienen gran éxito las comedias de capa y espada y de enredo al estilo de las del siglo anterior, las comedias de magia (género preferido por el público, en el que abundan los efectos escénicos sorprendentes, con encantamientos, monstruos y otros motivos disparatados) y las comedias heroicas, muy estimadas por los espectadores por su intriga, las abundantes aventuras y los lances guerreros, todo ello potenciado también con una escenificación muy llamativa.

Los ataques a este teatro comenzaron a ser frecuentes desde mediados de siglo. Como se consideraba el espectáculo teatral un magnífico cauce para la difusión de los nuevos ideales, desde el poder se apoyaron expresamente las iniciativas tendentes a su reforma y se prohibió la representación de autos sacramentales y de comedias de santos y de magia.

Poco a poco, sin embargo, las obras ilustradas ocuparon las carteleras teatrales, aunque los géneros dramáticos de mayor aceptación del público no fueron los propiamente clásicos, la tragedia y la comedia, sino el sainete y la comedia sentimental. En sus obras refleja la vida popular madrileña y las costumbres de la clase media con tono amable y superficial, aunque cultivó también el sainete satírico para censurar tipos y actitudes de su época.

La comedia sentimental es un género de origen francés, la comedia lacrimosa, que llega a España a mediados de siglo. Es un género híbrido entre la tragedia y la comedia, de carácter realista, con habitual final feliz, aceptación de las unidades neoclásicas y preferencia de la prosa sobre el verso.

Los ilustrados españoles pretendían crear una tragedia española, pero carecían de una tradición autóctona consolidada. La comedia neoclásica o comedia de buenas costumbres tampoco logró triunfar hasta muy tardíamente con las obras de Leandro Fernández de Moratín, razón por la que suele recibir la denominación de comedia moratiniana.

Los principios que rigen las comedias neoclásicas son también la aceptación de la regla de las tres unidades, el uso de la prosa o del verso octosilábico (en la tragedia es obligatorio el verso de arte mayor) y el desenlace feliz. Como literatura ilustrada, está siempre presente la intención didáctica, que se concreta en la censura de vicios o de reprobables costumbres sociales. En la comedia neoclásica los autores más destacados son Tomás de Iriarte y Leandro Fernández de Moratín. Se trata de un tema central de los ilustrados: la defensa del trabajo y del esfuerzo personal, valores básicos de una burguesía laboriosa, frente a la vida ociosa de las clases acomodadas.

El Romanticismo

Se conoce con el término Romanticismo el movimiento cultural que se opone a los principios característicos de la Ilustración y que es resultado de la profunda crisis social e ideológica de un mundo en cambio. Los orígenes del Romanticismo hay que buscarlos en el siglo XVIII, sobre todo en la filosofía y la cultura alemana.

Rasgos característicos del Romanticismo son los siguientes:

  • Irracionalismo: se niega que la razón explique por completo la realidad.
  • Subjetivismo: si la razón tiene sus límites, son necesarias otras formas de conocimiento, que para los románticos son la intuición, la imaginación y el instinto.
  • Idealismo: el hombre romántico siente predilección por lo absoluto, por lo ideal.
  • Individualismo: el hombre romántico tiene una conciencia aguda y dolorosa de la propia personalidad y afirma constantemente ese yo frente a lo que lo rodea.
  • El Genio Creador: el artista no es ya el artesano que elabora y pule sus obras, sino que el arte se convierte en la forma de expresión del genio que el creador lleva dentro.
  • Inseguridad Radical: el romántico es por naturaleza alguien inseguro e insatisfecho, pues, al haber perdido la confianza en la razón, ya no hay certezas absolutas en el mundo a los interrogantes que la realidad ofrece.
  • Desengaño: el choque entre el yo hipertrofiado romántico y la realidad prosaica y gris que no da satisfacción a sus anhelos e ideales produce en el artista romántico un hondo desengaño que lo lleva a rebelarse contra las normas morales, sociales, políticas o religiosas.
  • Evasión: para escapar de ese mundo en el que no encuentra cabida su idealismo extremo, el romántico opta por huir de esa realidad que no le gusta.
  • Soledad: además de la evasión temporal o espacial, adquiere especial importancia la huida de la realidad mediante el refugio en sí mismo. Esto justifica la preferencia por lugares solitarios como castillos, cementerios, etc.
  • Naturaleza Dinámica: frente a la artificiosidad del Neoclasicismo, el artista romántico representa la naturaleza en forma dramática.
  • Nueva Sensibilidad: el Romanticismo lleva a primer plano la intimidad, la nostalgia, la melancolía, la tristeza y la soledad.
  • Nacionalismo: los románticos encuentran un asidero existencial en el espíritu comunitario que los liga a su entorno.

Todos los rasgos románticos anteriores permiten comprender que en el rechazo de su mundo los artistas románticos hayan tomado dos direcciones opuestas: la nostalgia por los antiguos valores tradicionales (monarquía absoluta, religión, etc.) o la rebelión no solo frente a su mundo sino también frente al antiguo (republicanismo, anticlericalismo, etc.). Por eso puede hacerse la distinción entre un Romanticismo tradicional o conservador y un Romanticismo liberal o progresista.

España en la 1ª mitad del siglo XIX

La situación internacional marca los primeros años del siglo XIX español y empieza un periodo de intensas turbulencias. Ilustrados como Moratín o Meléndez Valdés apoyan el nuevo régimen, en la esperanza de que traerá por fin el progreso a España. Se produce entonces una nueva invasión francesa. La guerra entre carlistas e isabelinos concluye en 1839.

Durante esta 1ª mitad del siglo XIX, la situación económica sufre las consecuencias de la inestabilidad política: la Guerra de la Independencia arruina buena parte de los avances ilustrados y el tortuoso desarrollo de las reformas liberales hace que su eficacia económica sea muy limitada.

Orígenes y desarrollo del Romanticismo español

Las peculiares circunstancias históricas y políticas que atraviesa España durante el primer tercio del siglo XIX son las que explican el tardío y extraño desarrollo que el movimiento romántico tiene en la literatura española. No obstante, el tardío arraigo del Romanticismo en España y las peculiaridades de la sociedad española hacen que el movimiento romántico español carezca de la consistencia e importancia del Romanticismo europeo.

La vida española, atrasada y mayoritariamente rural, no propicia el desarrollo vigoroso de este movimiento. De hecho, es significativa la rápida instalación en el aparato estatal de la generación romántica que hace triunfar el movimiento en España: Martínez de la Rosa es presidente del Consejo de Ministros, Ángel de Saavedra es ministro de la Gobernación, otros muchos ocupan asimismo cargos de embajadores, diputados, ministros, gobernadores; incluso los más avanzados, etc.

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