La Generación del 98: Contexto, Autores y Obras
Orígenes e influencias
El nombre de Generación del 98 se refiere a la fecha en que se perdieron las últimas colonias de ultramar, lo que implicó una toma de conciencia de la necesidad de operar una regeneración sociocultural en España, además de una renovación estética de la literatura. El «Manifiesto de los tres», firmado por Azorín, Ramiro de Maeztu y Unamuno, constituye una denuncia de la situación del país que no encontró el eco esperado, lo cual se tradujo en una evolución idealista o conservadora de los firmantes: la renovación que acabaron proponiendo para España fue de orientación espiritual más que social. Los rasgos definitorios del grupo serían la rebeldía frente a las corrupciones políticas de la Restauración, que desembocaron en la pérdida de las colonias, la reivindicación de la figura de Larra y el intento de redescubrir aspectos olvidados de la cultura española: los viejos pueblos y ciudades, el paisaje, los escritores medievales o el lenguaje tradicional y castizo.
Características comunes
a) Distanciamiento con respecto a la generación realista y entronque con los maestros del irracionalismo y subjetivismo europeos; en especial Schopenhauer, Nietzsche y Kierkegaard.
b) La cuestión religiosa y existencial: honda preocupación por el sentido de la vida, la religión, la existencia de Dios, el tiempo, la muerte, el destino del hombre tras la muerte, etc. Una nostalgia por la fe de las gentes sencillas. Sentimiento de hastío de vivir o de angustia.
c) El tema de España (columna vertebral del grupo). El análisis de la realidad nacional se realiza por tanto desde distintos planos:
- Rechazo del atraso en que esta se encontraba y crítica a la sociedad, a las clases gobernantes.
- Exaltación lírica del paisaje y de los pueblos de España, en especial Castilla. Idealización del paisaje castellano como símbolo del alma española.
- Interés por la historia de España, en la que ven la raíz de sus males, y sus valores: austeridad, nobleza, espíritu de sacrificio. Reivindican el concepto de intrahistoria, representado por las costumbres y modos de vida de los individuos anónimos que viven de la misma manera desde tiempo inmemorial, ajenos a las modas o a los vaivenes de la historia.
- Anhelo de europeizar pero sin perder los valores castizos: evolucionan de la intención inicial de europeizar España a la de españolizar Europa.
- Lo mejor del espíritu español se encuentra también en la tradición medieval: Berceo, el Arcipreste de Hita o Jorge Manrique; los pequeños pueblos castellanos con sus viejas iglesias románicas.
d) Estilo: sobriedad, que se traduce en un lenguaje preciso, sencillo, natural y antirretórico, con predilección por las palabras apegadas a la tierra, tradicionales. Subjetivismo, que deriva en una visión introspectiva de la realidad. Predominio de los contenidos sobre los aspectos formales, lo que da relieve al cultivo del ensayo.
Ramón del Valle-Inclán (1866-1936)
Cultivó la narrativa y el teatro (género que se estudiará en la próxima unidad). Sus primeras obras narrativas (Flor de santidad y Sonatas) se sitúan dentro de la estética modernista. La trilogía de novelas La guerra carlista retrata la Galicia rural marcada por lo mágico y lo supersticioso. El ciclo novelesco El ruedo ibérico es una caricatura esperpéntica de la España de Isabel II. Por último, Tirano Banderas retrata la sociedad sudamericana y la figura del dictador despótico y cruel.
Miguel de Unamuno (1864-1936)
La obra de Unamuno está marcada por dos crisis: la juvenil, que le lleva a perder la fe y militar en las filas del socialismo; y la de 1897, que le despierta de su agnosticismo y le hace reflexionar sobre la vida, la muerte y la inmortalidad. Los temas centrales de su obra son estos:
a) La preocupación por España (una visón desolada de la misma), partiendo de un análisis del alma española y concluyendo en la necesidad de españolizar Europa.
b) La inquietud espiritual (la búsqueda del sentido de la vida), que se traduce en un conflicto permanente e irresoluble entre la conciencia de existir y el miedo a la muerte, el cual lleva al hombre a aceptar la religión como una necesidad al proporcionarle la inmortalidad. De aquí el conflicto entre razón y fe.
En sus novelas, que él llama «nivolas», rechaza los compromisos con los principios formales, suprime descripciones y situaciones, presenta al protagonista en su lucha existencial y da importancia al diálogo. Esta técnica se aplica en Niebla, La tía Tula y San Manuel Bueno, mártir. En sus personajes, Unamuno vierte sus propias inquietudes, angustias y problemas personales y existenciales: son su álter ego. Los temas de la poesía unamuniana coinciden con los tratados en los ensayos y la narrativa. Desde el punto de vista métrico, se inspiró en las formas tradicionales.
Pío Baroja (1872-1956)
Según Baroja, en la novela cabe todo: reflexiones filosóficas, confesiones políticas, humorismo, aventuras, críticas sociales… En cuanto a la técnica, se basa en la espontaneidad y la observación de la realidad inmediata. Los protagonistas de sus novelas experimentan una evolución existencial, reflejan las preocupaciones filosóficas, religiosas y políticas del propio Baroja (angustia vital), y se suelen ver abocados al fracaso. Destaca en ellos la falta de voluntad. Su estilo es breve, claro y preciso, sin alarde retóricos. Las novelas de Baroja se suelen agrupar en trilogías. Las obras más destacadas son estas: Aventuras, inventos y mixtificaciones de Silvestre Paradox, Camino de perfección, César o nada, Las inquietudes de Shanti Andía, La busca, Zalacaín el aventurero, El árbol de la ciencia. Baroja forma parte de esta generación porque comparte la preocupación por el atraso científico, intelectual e ideológico de España, plasmado en sus novelas. Su evolución contrasta con la de otros miembros del grupo: no se volvió conservador, sino que con el tiempo se declaró anticatólico y anarquista.
José Martínez Ruiz, «Azorín» (1873-1967)
Fue periodista y en su carrera política evolucionó hacia el conservadurismo. En sus ensayos, dedicó una atención especial al tema de España, así como a la reinterpretación de las obras literarias clásicas; su intención no era hacer un estudio pormenorizado, sino transmitir sus impresiones y reflexiones personales sobre los textos de la literatura española. En Castilla realiza una evocación de las tierras castellanas y sus gentes. En su narrativa, Azorín propone tramas argumentales mínimas; prioriza la descripción de ambientes y de las impresiones de los personajes, y opta por un estilo minucioso, con frases escuetas y sobrias. En su obra narrativa cabe distinguir cuatro etapas: la primera está marcada por la autobiografía y el paisaje (La voluntad, Antonio Azorín); la segunda refleja sus inquietudes espirituales: la fatalidad, obsesión por el tiempo, el destino… (Don Juan); la tercera se ve influida por el vanguardismo; y la cuarta versa sobre el oficio de escribir. Partidario de renovar la escena española, Azorín escribió obras de teatro, entre las que destaca la trilogía Lo invisible. Su teatro no tuvo éxito de público.
Antonio Machado (1875-1939)
Es el gran poeta de la Generación del 98. Su producción pasa por varias etapas:
La etapa modernista
El Modernismo marca su primera obra, Soledades: es una poesía llena de emociones y sentimientos, que trata temas como el tiempo, la soledad, la muerte y Dios, mediante un lenguaje basado en los símbolos que le ofrece el paisaje.
Campos de Castilla
No fue concebido como un libro unitario, sino como una recopilación de poesías. Se distinguen en el libro cuatro núcleos temáticos:
- Soria. En este apartado se combinan los poemas paisajísticos con los poemas en los que se arremete contra la España sumida en la miseria tras el Desastre del 98.
- Baeza. Machado añora el paisaje castellano y a su esposa Leonor. Aparece también la crítica a la España ignorante, inmovilista y orgullosa de su tradición, y la esperanza de una nueva España más reflexiva y dinámica.
- Proverbios y cantares. Son breves meditaciones sobre el hombre y el mundo, en las que se combinan lo filosófico y lo popular.
- Elogios. Se trata de catorce poemas en los que Machado homenajea a literatos y pensadores de los que se considera discípulo o admirador, como Ortega, Unamuno, Juan Ramón o Valle-Inclán.
Últimas obras
En Nuevas canciones Machado expone sus inquietudes y reflexiones más íntimas. También publica la antología Poesía completas.