Narrativa Española: Autores Clave de la Generación del 98 y el Novecentismo

La Narrativa de la Generación del 98

Unamuno y Baroja son los dos grandes narradores del 98, aunque debemos mencionar algunas novelas de Valle-Inclán y Azorín, ya que poseen un notable valor literario.

Valle-Inclán (1866-1936)

Su obra, inicialmente modernista, evoluciona hacia esa creación tan peculiar llamada esperpento. Su primera gran obra en prosa es las SonatasSonata de otoño (1902), Sonata de estío (1903), Sonata de primavera (1904) y Sonata de invierno (1905) -. En ellas se presentan las memorias del Marqués de Bradomín, un don Juan «feo, católico y sentimental». Se caracterizan por una prosa modernista tendente al esteticismo, la decadencia y la sensualidad y sus temas son el amor y la muerte. En 1926 escribe su novela Tirano Banderas, en la que intenta reflejar los aspectos lingüísticos y las costumbres de América. El tema central es el del dictador que tiraniza a los hombres. Su última obra es El ruedo ibérico, trilogía incompleta de tema histórico.

José Martínez Ruiz, «Azorín» (1873-1967)

Pretende que sus novelas sean un reflejo delicado y lírico de lo esencial de la realidad. Es el escritor del detalle. Su técnica descriptiva se caracteriza por la sencillez y la brevedad de las frases y la sensación de orden, pulcritud y claridad. También destaca su preocupación por el paso del tiempo. Sus títulos más conocidos son La voluntad (1902) y Las confesiones de un pequeño filósofo (1904).

Miguel de Unamuno (1864-1936)

La inquietud y la angustia aparecen en todos los temas que aborda, así como una intensa preocupación filosófica. Sus novelas van a ser una proyección de sus inquietudes personales, suprimiendo cualquier referencia a la realidad exterior de los personajes. Sus obras más importantes son: Paz en la guerra (1897), Amor y pedagogía (1902), Niebla (1914), La tía Tula (1921) y San Manuel Bueno, mártir (1933). Toda su obra posee un sentido coherente y unitario y, especialmente dialéctico, basado en su preocupación por España y su preocupación por la personalidad del hombre. Estos temas aparecen en sus primeras novelas, pero es en Niebla donde aparecen más claramente estas características: relación entre el Creador y sus criaturas, junto con la angustia de la propia existencia. La confusión entre sueño y realidad, entre razón y fe, son los temas derivados de otro principal: la angustia de la existencia humana.

Pío Baroja (1872-1956)

El tono agrio y pesimista es una constante de sus obras. El tema principal va a ser la protesta contra la sociedad del momento, a la que critica por sus conductas hipócritas, sus falsas moralidades, sus injusticias y su aburguesamiento regresivo. Aparece así un escepticismo absoluto por los aspectos religiosos y éticos del hombre, que se refleja en sus personajes tristes y sin esperanza, y una presencia importante de la acción en unos libros en los que la aventura es el eje central. Sus novelas principales: Camino de perfección (1902), La busca (1904), El árbol de la ciencia (1911), Las inquietudes de Shanti Andía (1911) o las incluidas en sus Memorias de un hombre de acción (1913-35). En su técnica destaca su rechazo de una estructura predefinida, su léxico claro y sencillo (con coloquialismos), descripciones fugaces, sintaxis sencilla y descripción rápida de personajes y escenarios. Uso abundante del diálogo.

La Narrativa Novecentista

Comparten con el 98 su preocupación por el problema de España, aunque a diferencia de ellos adoptan una postura más equilibrada e intelectual. Ese enfoque intelectual es el que hará que predomine el género ensayístico entre estos autores. Como novelistas destacan Gabriel Miró y Pérez de Ayala. Ambos comparten la importancia que le conceden al valor estético de la literatura, por encima de su función como testimonio de la realidad. Se observa, así una preocupación por la forma y un cuidado del lenguaje.

Ramón Pérez de Ayala

Su concepción artística de la novela le lleva a experimentar continuamente con la técnica y con la forma: crea nuevas estructuras narrativas y busca originales perspectivas en la presentación de sucesos y personajes, como en Trotteras y danzaderas (1913). Tigre Juan (1926) es su mejor novela y en ella critica las costumbres españolas tratando el tema de un marido cuyo honor ha sido ultrajado.

Gabriel Miró

Utiliza la literatura para crear un mundo lleno de percepciones sensoriales. El autor contempla la realidad y la recrea con sus propias impresiones. La acción apenas existe para dar cabida al elemento descriptivo. Los objetos son los verdaderos protagonistas de sus novelas, quedando los tipos humanos como meras anécdotas. Por ello su estilo es muy elaborado y lírico, y, al mismo tiempo, lento y recargado. Sus obras más conocidas son Nuestro Padre San Daniel y la continuación El obispo leproso.

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