El Modernismo
El Modernismo es un movimiento artístico que nace en Hispanoamérica a finales del siglo XIX y principios del XX. Pretende crear un arte nuevo y llamativo. Destacamos románticos como Víctor Hugo o Bécquer como grandes influencias, y, sobre todo, el Parnasianismo y el Simbolismo. La temática del Modernismo apunta en dos direcciones: a la evasión de la realidad a través del goce sensorial (lugares bellos, palacios…) o a la intimidad del poeta (melancolía, angustia, búsqueda de la soledad, rechazo, amor y erotismo). El estilo se caracteriza por un esteticismo dominante, que les lleva a explotar todas las posibilidades de la lengua para lograr belleza; la búsqueda de valores sensoriales, con la adjetivación, y rompen con lo cotidiano, usan tecnicismos, cultismos… Además, usan bastantes recursos para mayor expresividad, como el uso de la sinestesia, la metáfora y el símbolo. En la métrica buscan musicalidad y experimentación, lo que les llevará al verso libre. Se caracterizan tanto por la fidelidad a las grandes estrofas clásicas como por su renovación, como puede ser el soneto o la silva. Los temas son la angustia existencial, se evaden de la realidad y se introducen en su “alma” o van a lugares remotos mediante sus obras, además destaca el tema del indigenismo. La lírica es el género más importante, aunque también hay excelentes muestras en prosa, y en menor medida se escribe también teatro.
Destaca Rubén Darío. En su 1ª etapa busca la perfección formal y el goce sensorial, destaca Azul; en la 2ª, presta una especial atención a los aspectos musicales y rítmicos y al uso del símbolo, destaca Prosas profanas; su 3ª etapa es más reflexiva, sincera, destaca Cantos de vida y esperanza. El Modernismo español se caracteriza por una menor brillantez externa y un predominio del intimismo. Los representantes españoles del Modernismo son: Valle-Inclán, Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez. Valle-Inclán es el máximo representante de la prosa modernista con las Sonatas, aunque también cultivó la poesía. Antonio Machado con poemas modernistas en Soledades. Juan Ramón Jiménez, en verso La soledad sonora, y en prosa poética Platero y yo. Manuel Machado con su obra Alma.
La Generación del 98
La Generación del 98 era un grupo de escritores que irrumpe en el panorama literario a finales del siglo XIX con el fin de renovar la literatura española y de dar una respuesta, como intelectuales, a los grandes problemas de España. Este grupo estaba formado principalmente por Miguel de Unamuno, Azorín, Pío Baroja, Valle-Inclán y Antonio Machado. Los rasgos de este grupo son una actitud moralizante; tienen una gran preocupación por España; valoración y respeto por la literatura clásica; profundo amor por Castilla; un nuevo concepto de la historia: la intrahistoria, en la cual se valora la participación del pueblo en el desarrollo de la historia; idealismo, acusado individualismo e ideología liberal. Su estilo se caracteriza por la tendencia al lenguaje natural y preciso, al servicio del pensamiento; la recuperación de localismos y arcaísmos; la técnica impresionista en las descripciones; y la idealización de la naturaleza. Les une su edad y su origen español.
El poeta más destacado es Antonio Machado. Tras una primera etapa modernista, se acerca en el estilo y en la temática a este movimiento con Campos de Castilla, para evolucionar hacia una poesía breve y popular con Nuevas canciones. En su obra se repiten temas: el paso del tiempo, la nostalgia por este, la falta de amor, la correspondencia entre el paisaje y su estado de ánimo. Destaca Unamuno con El Cristo de Velázquez. En cuanto a la prosa, en esta época se consolida el ensayo moderno y aparece una nueva narrativa caracterizada por la subjetividad y la aplicación de nuevas técnicas. Unamuno, Valle-Inclán, Baroja y Azorín son los prosistas más destacados. Unamuno entiende las novelas como método de conocimiento. Se caracterizan por la desnudez narrativa, la importancia del diálogo, la estructura abierta, protagonista individual y un lenguaje vivo y apasionado. Escribe novelas como Niebla y ensayos como En torno al casticismo, en Vida de don Quijote y Sancho, exalta la intrahistoria. La obra de Pío Baroja se caracteriza por su profundo pesimismo. Escribió ensayos y novelas como la trilogía La lucha por la vida y El árbol de la ciencia. Azorín escribió ensayos como Los pueblos, La ruta de don Quijote y novela, por ejemplo, La voluntad. El teatro de Unamuno es sin acción, destaca Fedra. Azorín, con Brandy, mucho Brandy.
La Generación del 27
Se llama Generación del 27 al grupo de poetas que nace en 1920. Los poetas tienen en común tres aspectos fundamentales: rasgos generacionales (1892-1902), influencias y rasgos estilísticos. Su formación es bastante similar entre ellos, proceden de familias con dinero, tenían libertad política y se conocieron en la Residencia de Estudiantes de la Institución Libre de Enseñanza, en la que acudían a actividades culturales como la celebración del tercer centenario de Góngora, en este se da nombre al grupo. Estas actividades reforzaron lazos de amistad al colaborar en las mismas revistas, además de admirar a maestros como Juan Ramón Jiménez. En sus obras se aprecia la influencia de autores clásicos: Manrique, Garcilaso, Lope, Góngora… como de la literatura popular, el Romancero. Del Modernismo adoptan el estilo artístico y su concepción misteriosa de la poesía. De Juan Ramón Jiménez, adoptan su pureza estilística y la poesía como conocimiento. De las vanguardias adoptan la deshumanización del arte, la modernidad en los temas, uso de metáforas, el cosmopolitismo y la experimentación. Su estilo se caracteriza por la experimentación y libertad en la forma y en el contenido. El tema más destacado es el amor desde un punto de vista de la libertad de expresión. Los recursos más usados son la metáfora, la sinestesia y el símbolo, muestran una visión de la realidad a partir de la propia experiencia. En la métrica alternan composiciones tradicionales, es decir, sonetos y romances con el verso libre.
Etapas de la Generación del 27
- Hasta 1927: Predomina el ideal de poesía pura de Juan Ramón Jiménez y la influencia de las primeras vanguardias, dando lugar al arte deshumanizado junto con una poesía neopopular.
- De 1928 a la Guerra Civil: Con la influencia surrealista comienza la rehumanización de la lírica que expresa la angustia, la rebeldía del artista y los problemas sociales de la Guerra.
- Tras la Guerra Civil: El grupo como tal se deshace, sin embargo, mantuvieron la amistad y crearon obras importantes. La guerra trae consigo el asesinato de Lorca y el exilio de la mayoría de los poetas. La poesía de esta etapa es pesimista y está caracterizada por el dramatismo, la angustia existencial y las preocupaciones éticas y sociales.
- En algunos de ellos se puede apreciar una cuarta etapa en la que se vuelve a temas humanos universales.
Autores destacados de la Generación del 27
La Generación del 27 es principalmente de poetas, sin embargo, algunos de ellos cultivaron otros géneros.
- Pedro Salinas: Originalidad y el ingenio, por eso es el gran poeta del amor dentro de su grupo poético. Sus obras: La voz a ti debida y Razón de amor.
- Jorge Guillén: Se caracteriza por su poesía equilibrada, optimista… Sus obras: Cántico y Clamor.
- Gerardo Diego: Su poesía tiene gran diversidad de temas y estilos, llega a ser reconocido por su síntesis entre tradición y renovación que caracteriza al grupo. Por una parte, representa al Creacionismo con Manual de espumas; sin embargo, por otro escribe sonetos y romances en Versos humanos o en Alondra de Verdad.
- Dámaso Alonso: Estudió para ser profesor, dio su punto de vista como crítico y además fue poeta. Su mejor obra: Hijos de la ira; este marcó la segunda mitad del siglo XX.
- Vicente Aleixandre: No se exilió, dando lugar a una figura muy importante unos años después. Fue Premio Nobel en 1977 por Sombra del Paraíso, también se lo otorgan como reconocimiento a toda su Generación. Su poesía está influenciada por el Surrealismo, metáforas y el uso del verso libre.
- Federico García Lorca: Es el artista más conocido a nivel mundial de la Generación debido a su trágica muerte y su estilo perfeccionista que está entre lo popular y lo culto. El tema del destino trágico, la imposibilidad de realización, la frustración… son clave para su poesía y teatro. Destacan: Romancero gitano y Poeta en Nueva York.
- Rafael Alberti: Fue pintor, se dedicó a la literatura, novela, teatro y destacó en la poesía. En prosa: La arboleda perdida. En lírica: Sobre los ángeles.
- Luis Cernuda: La poesía de se caracteriza por su estilo romántico, al que encima está muy elaborado. Los temas son la soledad, el ansia de belleza y el amor. Destaca La realidad y el deseo.
- Miguel Hernández: Pertenece a la Generación del 36, sin embargo, lo cito aquí debido a su estilo parecido al del 27. Su poesía se centra en el amor, la vida y la muerte, y se ve desde la angustia. Su obra más destacada es El rayo que no cesa.
El Teatro Anterior a 1936
El teatro español de la primera mitad del siglo XX se divide en dos: por un lado, el teatro que triunfa debido a la aceptación de los burgueses y los empresarios, con gustos como dramas de tema histórico en verso, comedia dirigida al público burgués y el género chico, heredado del sainete y del entremés. Por otro lado, repetidos intentos de renovación que se estrellaban contra las barreras comerciales y el gusto de la época; sin embargo, se adaptan con el tiempo.
Teatro Comercial
En el primero encontramos un teatro en verso neorromántico con influencias del Modernismo representado por Marquina, Villaespesa o los hermanos Machado; un teatro cómico representado por la comedia costumbrista y el sainete, en el que triunfan Carlos Arniches y los hermanos Álvarez Quintero; y una comedia burguesa con Jacinto Benavente, autor más importante de esta tendencia y Premio Nobel. Su teatro inicial El nido ajeno o La malquerida participa de la renovación modernista al romper con la tradición; pero su fracaso le hizo ceder a los gustos comerciales y se dedicó a la alta comedia burguesa. Su obra maestra, Los intereses creados, es una farsa con ambiente y personajes italianos.
Intentos de Renovación
En la segunda tendencia están integrados autores del Modernismo y del 98 como Jacinto Grau, Azorín, Unamuno y Valle-Inclán; Ramón Gómez de la Serna, autores del 27 como Alberti, Miguel Hernández, Salinas y García Lorca.
- Las obras de Unamuno se caracterizan por el simbolismo que hay en los conflictos existenciales, las cuales no tienen muchas acotaciones, por lo cual no se pueden representar. Destaca su obra Fedra.
- Azorín escribe un teatro simbólico, irreal como en Lo invisible.
- Valle-Inclán es uno de los autores dramáticos más importantes del siglo. Rechaza el realismo burgués y propone una total renovación de la escena en todos sus aspectos. Su extensa producción suele dividirse en tres ciclos:
- El ciclo mítico, al que pertenecen las Comedias bárbaras o Divinas palabras, se sitúan en Galicia, tiene personajes inmorales, que se dejan llevar por la lujuria o la avaricia.
- El ciclo de la farsa, contrapone lo sentimental y lo grotesco para criticar la sociedad tradicional.
- El ciclo del esperpento, etapa más innovadora e importante, iniciado con Luces de Bohemia, se presenta la realidad deformada, personajes animalizados, un humor satírico, un lenguaje vivo con variedad de registros y un maravilloso uso tanto del diálogo como de la acotación. Esta obra es una crítica de la situación de España y la sociedad basada en apariencias.
El Teatro de la Generación del 27
El teatro de la Generación del 27 se caracteriza por una depuración del teatro poético, la incorporación de las formas de vanguardia y el propósito de acercar el teatro al pueblo. Destacan:
- Alberti: Con obras vanguardistas como El hombre deshabitado o El adefesio, cercano al esperpento en las que refleja las inquietudes de su poesía.
- García Lorca: Dramaturgo más importante de esta generación, cuyo teatro, tan valioso como su obra poética, es muy valorado y reconocido universalmente. Lorca pensaba que el teatro debía servir para elevar la sensibilidad del pueblo y luchó por ello dirigiendo una compañía universitaria denominada La Barraca con la que representaba obras clásicas por todos los pueblos de España. Su teatro es un espectáculo total al que contribuyen el texto, la escenografía, la música, la danza y todo lo que es capaz de comunicar junto a la poesía y al símbolo. Los temas son los mismos que los de su poesía: la frustración, los destinos trágicos y la muerte. Su producción se puede clasificar en:
- Farsas: Obras en las que funde lo lírico y lo grotesco como La zapatera prodigiosa.
- Comedias imposibles: Dos obras simbólicas, surrealistas y difíciles de interpretar: Así que pasen cinco años y El público.
- Tragedias de tema social: Representan la cumbre de su teatro, entre las que sobresalen Yerma, Bodas de sangre y La casa de Bernarda Alba.
La Poesía Posterior a 1939
La Guerra Civil, la dictadura franquista y el exilio de muchos intelectuales son claves para la cultura y la literatura española, no son para bien… traen consigo censura política e ideológica. Como resultado, se aprecia falta de libertad en una sociedad marcada por la miseria y el hambre. Dámaso Alonso da dos caminos: la literatura arraigada (aceptan el régimen de Franco) y la desarraigada (no aceptan a Franco, reflejan la angustia y la falta de fe).
Poesía Arraigada
La poesía arraigada imita a los poetas renacentistas y un tono heroico, con una visión del mundo coherente y serena. Escriben en la revista Garcilaso y El Escorial. Los poetas más importantes son Luis Rosales (La casa encendida), Leopoldo Panero (La estancia vacía), Dionisio Ridruejo (Sonetos a la piedra), Luis Felipe Vivanco (Tiempo de dolor) y José García Nieto (Víspera hacia ti).
Poesía Desarraigada
La poesía desarraigada refleja la vivencia individual del ser humano en tiempos de angustia y dolor, de falta de fe en el futuro. Se trata de una poesía existencialista, realista, que evolucionó hacia la poesía social. Escriben en la revista Espadaña en 1944, el mismo año que Hijos de la ira de Dámaso Alonso, libro clave para esta tendencia. El lenguaje es desgarrado y violento. Miguel Hernández va a ejercer una gran influencia.
Poesía Social
La poesía desarraigada evoluciona hasta la poesía social realista. Los escritores salen de su angustia interior y observan el mundo exterior. Intentan presentar con objetividad la vida española y sus conflictos, con un tono de protesta y denuncia. Para ellos la poesía es la forma de comunicación para llegar a las masas, la poesía es testimonio y debe reflejar la realidad de la calle. Por último, la poesía es una herramienta de transformación que ayuda a construir una sociedad más justa. Denuncian la marginación, el paro, la falta de libertad política…
Los poetas más destacados de estas dos etapas son:
- Blas de Otero: Con poesía existencialista y estremecedora (Ángel fieramente humano), poesía social (Pido la paz y la palabra) y experimental (Hojas de Madrid).
- Gabriel Celaya: Con poesía existencialista (Tranquilamente hablando) y social (Cantos íberos).
- José Hierro: Con poesía existencialista (Tierra sin nosotros) y la poesía social (Cuaderno de Nueva York).
- Victoriano Crémer, Eugenio de Nora: Con existencialista (Cantos al destino) y social (Pueblo cautivo).
- José Luis Hidalgo: Existencialista (Animales).
Otras Tendencias
- Grupo Cántico: Admiradores de Jorge Guillén, destacan por lenguaje neobarroco. Destacan Ricardo Molina, Pablo García Baena.
- Postismo o postsurrealismo: Destaca Carlos Edmundo de Ory.
- Poesía en el exilio tras la Guerra Civil: De carácter combativo, destaca León Felipe (Español del Éxodo y del llanto).
La Generación del 50
En la década de 1950 nace la Generación del 50, son poetas más jóvenes que los poetas sociales, comparten con ellos la visión crítica de la realidad, unas actitudes éticas comunes y una similar atención a los problemas de la sociedad. Sus características fundamentales son su actitud humanista, su preocupación por los problemas del ser humano, morales, sociales, existenciales o históricos. En la mayoría de los poetas hay una voluntad de estilo y un mayor esmero en el cuidado del lenguaje y de las formas poéticas, así como una vuelta a temas de amor, dolor, soledad y muerte… otros más personales como amistad, familia… que los diferencian de la poesía social. Los más representativos son Ángel González (Áspero mundo), José Ángel Valente, Claudio Rodríguez (Conjuros), Jaime Gil de Biedma, José Agustín Goytisolo, Francisco Brines (Palabras a la oscuridad) y Antonio Gamoneda (Arden las perdidas).
Los Novísimos
Los Novísimos son presentados como un movimiento de ruptura vanguardista, portador de un nuevo lenguaje que llega, incluso, al experimentalismo formal. Estos poetas ya no piensan que la poesía pueda cambiar la realidad, así que se alejan del compromiso, del testimonio o de la solidaridad, y adoptan una actitud formalista. Sus características principales son la libertad formal, la escritura automática vanguardista, la introducción de elementos exóticos, la artificiosidad y la experimentación de la llamada poesía visual. Vuelven a temas y asuntos de otras épocas como el arte y la música o asimilan una mitología frívola procedente del cine, de la música popular o del cómic. En lo formal, recogen aspectos de las vanguardias del siglo XX, en especial del surrealismo, a través de Aleixandre y alternan un lenguaje exuberante de imágenes opacas y visionarias con otros aspectos novedosos, pero tampoco abandonan el tono coloquial de algunos poetas del 50. Sus representantes más destacados son Pere Gimferrer (Arde el mar), que incorpora en su poesía gran cantidad de motivos culturales, por lo que se la ha llamado poesía culturalista, Guillermo Carnero, Antonio Colinas, Luis Alberto de Cuenca. Tendencia irónica y crítica con Manuel Vázquez (Una educación sentimental), Leopoldo María Panero.
La Poesía de los Ochenta y Tendencias Posteriores
La poesía de los ochenta se divide en la del silencio, con la búsqueda de la poesía pura, destaca Clara Janés (Rosas de fuego). La otra es la de la experiencia, que destaca por su narratividad y los temas de consumismo de drogas, destaca Luis García Montero (Completamente viernes). Otras tendencias son las eróticas con Ana Rossetti (Indicios vehementes); neoexistencialistas con Luisa Castro (Los hábitos del artillero); poesía épica… Hacia el siglo XXI, los poetas favorecen el compromiso social frente a un mundo injusto, destacan Ana Merino (La voz de los relojes); Carlos Marzal (El corazón perplejo).
La Novela Posterior a 1939
La Guerra Civil, la dictadura franquista y el exilio de muchos intelectuales son claves para la cultura y la literatura española, no son para bien… traen consigo censura política e ideológica. Como resultado, se aprecia falta de libertad en una sociedad marcada por la miseria y el hambre, hasta que en los años 60 se empiece un proceso de cambio hacia la democracia tras la muerte de Franco. La narrativa empezará con un realismo existencial, que pronto se transformará en un realismo social y acabará con una etapa de renovación.
La Década de los Cuarenta: Novela Existencial
La década de los cuarenta se caracteriza por el vacío cultural, el aislamiento, la penuria económica, la represión y la censura. En este contexto se impone en la narrativa una novela existencial que pretende dar testimonio del malestar del momento. Son obras realistas que intentan abrir un camino de renovación, aunque recurran a técnicas tradicionales. Su marco argumental es la Guerra Civil o los años sombríos de la posguerra, durante los cuales los personajes soportan, a duras penas, su intrincado mundo interior y su falta de esperanza. Sus principales temas son, por tanto, la vida cotidiana tratada con tristeza y amargura, la soledad, la muerte, la frustración y, sobre todo, la incertidumbre de la existencia y la dificultad de comunicación entre los hombres. La mayoría de ellas están concebidas como reconstrucción del pasado de unos personajes angustiados, marginales, desarraigados, o desorientados.
Destacan autores como:
- José Camilo Cela: Con libros de viajes (Viaje a la Alcarria), con novela existencialista con tintes tremendistas (La familia de Pascual Duarte). Su segunda etapa, la de realismo social (La colmena) y la tercera etapa, la experimentalista (Madera de boj).
- Miguel Delibes: La novela existencial (La sombra del ciprés es alargada) y realismo de ambiente rural (Los santos inocentes); la novela experimental (Cinco horas con Mario); novelas históricas (El hereje).
- Gonzalo Torrente Ballester: Novela de guerra (Javier Mariño), parodia del experimentalismo (La saga/fuga).
- Novela en el exilio tras la guerra: Destaca Ramón J. Sender. En sus novelas se aprecia la violencia y la reflexión (Crónica del alba; Réquiem por un campesino español).
La Década de los Cincuenta: Realismo Social
La década de los cincuenta se caracteriza por la novela del realismo social, con temas sociales. El propósito es dar testimonio de las consecuencias de la Guerra Civil y de las duras condiciones de vida bajo la dictadura. La estética dominante en ese momento sigue siendo la realista. En general, se escribe una literatura comprometida moral o políticamente, siguiendo la concepción del arte útil de Sartre, que consideraba que la literatura debía tener una función social. Entre las aportaciones formales de la novela realista social cabe destacar el objetivismo (el autor narra la realidad sin intervenir); la reducción espacial y temporal de las obras; el protagonista colectivo o el personaje-tipo, representante de una determinada clase social; la ausencia de psicologismo de los personajes; la supremacía del diálogo con un lenguaje sencillo adaptado al personaje y el escaso argumento en las novelas, narrado linealmente. En general, son obras en las que se da más importancia al contenido que a la técnica. El modelo de novela social lo da Los bravos (1954) de Fernández Santos; El Jarama (1956) de Sánchez Ferlosio. Junto a ellos destacan Ignacio Aldecoa (El fulgor y la sangre), Ana Mª Matute (Los Abel), J. Goytisolo (Juegos de manos), Carmen Martín Gaite.
Experimentación y Antinovela
La experimentación extrema, la antinovela que se fundamenta en la técnica, da como resultado textos incomprensibles debido a la acumulación de técnicas. Destacan Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, Juan Marsé (Si te dicen que caí); Torrente Ballester (La saga/fuga de J.B); Miguel Espinosa (Escuela de mandarines); José María Guelbenzu (El mercurio).
El Teatro Posterior a 1939
Al terminar la Guerra Civil, el teatro español pierde autores importantes e innovadores como Valle-Inclán o García Lorca; otros como Alberti se exilian. Además, la censura impide estrenar obras que cuestionen los valores morales y sociales establecidos. En Europa se representan obras renovadoras y triunfa el teatro del absurdo, en España se realiza un teatro convencional. Estas obras están bien construidas, sus personajes son de clase media y sus temas son de la vida cotidiana como amor, problemas entre padres e hijos… Son obras cómicas poco comprometidas. Destacan José María Pemán (La viudita naviera), Joaquín Calvo Sotelo (La muralla) y Juan Ignacio Luca de Tena (¿Dónde vas, Alfonso XII?).
Teatro de Humor Renovado
Hay que destacar a dos autores que realizan un teatro de humor renovado, donde lo inverosímil y lo absurdo son los protagonistas. En él destaca el uso de un lenguaje cómico ingenioso y nada convencional, basado en la ironía, en el juego de palabras… presenta conflictos, personajes y escenarios atemporales.
- Jardiel Poncela (Eloísa está debajo de un almendro).
- Miguel Mihura: Considerado como un antecedente del teatro del absurdo y era un inconformista ante las convenciones sociales. (Tres sombreros de copa; Melocotón en almíbar).
Voy a destacar a Alberti (El adefesio), como referente del teatro en el exilio.
Realismo Existencialista y Social
En la década de 1950 aparecen temas existenciales en el teatro que evolucionarán al realismo social. El realismo existencialista y social engloba a autores a los que la censura les impide estrenar obras y tienen que transmitir sus mensajes bajo símbolos. Transmiten el desasosiego del ser humano, recrean la vida cotidiana española con la falta de libertad, la injusticia social… Su tendencia es el realismo crítico.
- Buero Vallejo: Es el autor más importante; fue condenado a muerte tras la guerra e indultado después, lucha por la libertad e intenta conmover y obligar al espectador a tomar conciencia de su situación. La obra de Buero sigue las tres etapas características de la literatura en este periodo. Se inicia con una etapa existencial (Historia de una escalera); en su segunda etapa social (Un soñador para un pueblo); en su tercera etapa, preocupaciones ideológicas (La Fundación).
- Alfonso Sastre: Impulsor del teatro social comprometido (Escuadra hacia la muerte).
- Antonio Gala (Anillos para una dama).
Influencia Vanguardista y Renovación Teatral
La influencia vanguardista europea de Grotowski (teatro pobre), Artaud (teatro de la crueldad), Ionesco o Beckett (ambos teatro de lo absurdo). Hacia 1970 se produce un movimiento de renovación teatral y se busca un lenguaje dramático basado en el espectáculo, la escenografía y las técnicas audiovisuales. Destacan Francisco Nieva (Pelo de tormenta) y Fernando Arrabal (Pic-nic).
Neorrealismo
Tras el experimentalismo, se va al neorrealismo; los nuevos autores se inclinan por una comedia neorrealista bien construida, que desarrolla temas de actualidad como la droga, el paro… Destacan José Sanchís Sinisterra (¡Ay, Carmela!); Fermín Cabal (Caballito del diablo) y Alonso de Santos (Yonquis y yanquis; Bajarse al moro).
Para concluir, en la actualidad el teatro tiene de todo. Los grandes teatros se mantienen, aunque se han creado multitud de pequeñas salas de teatro independiente; se integran las nuevas tecnologías en las obras, Juan Mayorga (Más ceniza).
La Novela desde 1975
La llegada de la democracia supone la desaparición de la censura, la recuperación de la obra de los escritores exiliados y acceso a la narrativa de otros países, dando así inicio a uno de los periodos más felices de la novela. En esta etapa se incrementa exponencialmente el número de obras publicadas.
Esta situación se hace posible por el retroceso del experimentalismo. Las características son la simplificación de las estructuras narrativas; la recuperación del argumento; la utilización de las personas narrativas tradicionales. Se abandona el compromiso sociopolítico y la invalidación de los códigos morales y sexuales. Destacan Las edades de Lulú de Almudena Grandes, Los delitos insignificantes de Álvaro Pombo, La sombra del viento de Carlos Ruiz Zafón…
Tendencias Temáticas
Comienza, pues, una nueva época para la novela española, en la que se observan ciertas tendencias temáticas:
- Novela policíaca y de intriga: Destacan La verdad sobre el caso Savolta de Eduardo Mendoza, Pepe Carvalho con Yo maté a Kennedy.
- Novela histórica: Con Pérez-Reverte (El capitán Alatriste), Javier Cercas (Soldados de Salamina), Alberto Méndez (Los girasoles ciegos).
- Novela de la reflexión: Destacan Francisco Umbral (Mortal y rosa), Julio Llamazares (La lluvia amarilla), Josefina Aldecoa (Mujeres de negro).
- Novela neorrealista: Destaca Luis Landero (Juegos de la edad tardía).
- Novela fantástica: Con Luis Mateo Díez (La fuente de la edad).
El Cuento y el Ensayo
En el cuento hay muchos temas que se tratan, así como la finalidad de cada uno; por ejemplo, están los microrrelatos con Luis Landero. En los cuentos destacan Juan José Millás (Primavera de luto), José María Merino (Cuentos del reino secreto). En el ensayo destacan Pedro Laín Entralgo (La espera y la esperanza), Julián Marías (Ser español) y Fernando Savater (La aventura de pensar).