El Otro Amigo de Momo y el Comienzo de la Aventura
El otro amigo de Momo era joven y guapo, tenía los ojos de soñador. Se llamaba Girolamo, pero todos le llamaban Gibi. Este chaval joven y guapo trabajaba de guarda en un aparcamiento, era testigo de boda, paseador de perros, cartero de amor, etc.
Cuentos para Muchos y Cuentos para Uno
Se apiñaron los niños con Momo a escuchar una historia, y ella contó una historia muy larga. Se trataba de una princesa que se llamaba Momo y un príncipe que se llamaba Girolamo. Este príncipe vivía en un reino fabuloso y se tenía que casar con la princesa Momo. Entre las muchachas se había colocado un hada que tenía la sangre verde y fría.
Cuando el príncipe entró en un salón dorado, el hada pronunció unas palabras para hacer un conjuro, de modo que Girolamo solo la vio a ella. Le dijo: «Podrás frotarte en el espejo, de modo que todo lo que veas será mío». Girolamo le dijo: «Está bien», el hada sonrió encantada. Una vez, estando jugando el príncipe Girolamo con el hada a las damas, le cayó una gota en la mano al príncipe, y recordó que le gustaba la princesa Momo. El hada le dijo: «Has roto tu promesa, y ahora has de pagarlo». El hada le metió los dedos verdes sobre el corazón y le retorció el corazón. El príncipe Girolamo vivió como un completo inútil. Una vez, cuando volvió a flotar en el cielo, el espejo mágico volvía a estar vacío y sacó del bolsillo la imagen, que se la enseñó a Momo. Se dio cuenta de que, debajo de la máscara del diablo, estaba el príncipe Girolamo.
La princesa Momo cogió de la mano al príncipe Girolamo y se fue a su país para siempre con él.
La Cuenta Está Equivocada, pero Cuadra
La gente se había incrustado en la gran ciudad. Tomemos por ejemplo al señor Fusi, que era una persona que trabajaba de barbero y no era ni rico ni pobre.
Una vez llegó un hombre gris, este hombre que iba vestido de gris y llevaba un coche lujoso y un cigarro gris. Este hombre le estuvo hablando al señor Fusi de que tenía que ahorrar tiempo. El hombre gris se puso con la calculadora a calcular el tiempo que perdía y el tiempo que ganaba, o sea, que lo quería timar, como a los demás de la gran ciudad. Había carteles que ponían «Ahorre tiempo», pero eso era una estafa porque vivían peor.
Momo Busca a sus Amigos y se Encuentra con un Enemigo
Momo se dio cuenta de que no iban a verla, así que fue a visitar a sus amigos. Primero fue a visitar a Gibi, que era albañil y no estaba allí, así que lo esperó. Gibi llegó tarde y le estuvo contando que trabajaba mucho y que iría a verla. Después fue a visitar a otro, que tenía una taberna y le contó que había echado a unos macarras porque no ganaban dinero, y también echó a unos viejos que eran hermanos de su mujer, la gorda.
Un Montón de Sueños y Unos Pocos Reparos
Momo estaba callada y le preguntó a Gibi qué le ocurría. Entonces, Momo le contó que se había enterado de que unos hombres que se llamaban los hombres grises estafaban a la gente robándole el tiempo. Pisos de color gris y de hormigón, según contaba Gibi. Pero se le ocurrió una idea mucho mejor: llamar a los niños del pueblo y contarles lo de los hombres grises, y contarle a todo el pueblo que los hombres grises estafaban a todo el mundo, y hacer manifestaciones.
Una Buena Asamblea, que No Tiene Lugar, y una Mala Asamblea, que Sí Tiene Lugar
Paolo se acercó a Momo y le dijo: «No vale la pena seguir esperando» y también le dijo: «Buenas noches, Momo». Beppo dijo: «Me voy a descargar basura al basurero». Beppo estaba descargando basura cuando un compañero le dijo: «Mira, esos son los hombres grises». Beppo dijo: «Es verdad». Beppo tenía un poco de miedo.
Los hombres grises hicieron un tribunal, y un hombre gris se descubrió diciendo que era él, el juez. El juez dijo: «Te quito la cartera de plomo y el traje gris de plomo, y el cigarrillo». El hombre gris desapareció y todos los acusados también, como si fuera por medio de magia.
Una Persecución Alocada y una Huida Tranquila
Momo estaba en peligro por los hombres grises. Todas las ruinas estaban iluminadas por los faros de los coches lujosos, que eran de los hombres grises.
Los hombres grises registraban todo el pueblo y todas las casas para encontrar a Momo. Los hombres del pueblo también estaban buscando a Momo, para que no la encontraran los hombres grises, pero Momo se fue con una tortuga a un pueblo de casas blancas y abandonadas. Entonces, hubo un coche que vio a Momo. Este coche aceleró para pillar a Momo, el coche se puso a hacer ruedas en el sitio. Momo cogió y desapareció con la tortuga.
Cuando los Malos Tratan de Hacer de lo Malo lo Mejor…
Se reunieron todos en el consejo de administración y dijeron: «Señores, hay que pensar cómo deshacerse de la niña Momo». Pensaron que podían deshacerse de la niña, pero después lo pensaron mejor los hombres grises, y dijeron: «Podríamos hacernos amigos de Momo, así ganaríamos más tiempo, o si no, nos deshacemos de sus amigos, que son Beppo y Gibi».
Las Flores Horarias
(El texto original no desarrolla este apartado, por lo que se mantiene el encabezado como posible continuación de la historia)