Modernismo y Generación del 98: Dos Respuestas a la Crisis de Fin de Siglo en España

El Fin de Siglo en España: Modernismo y Generación del 98

El siglo XIX termina con el Desastre del 98, en el que España pierde sus últimas colonias. Esto, unido a la crisis económica, hace que el país despierte de su pasado imperial y se vea inmerso en una cruda realidad. Ante esto, los intelectuales responden de dos maneras diferentes. A grandes rasgos, escapándose y refugiándose en la belleza formal del Modernismo o con la crítica reformista fruto del desencanto de la Generación del 98.

El Modernismo: Una Renovación Estética

El Modernismo es una reacción anticonformista y renovadora de una burguesía que se sabía motor de la economía y que no encontraba su reconocimiento social. Supone una renovación total de las formas. El Art Nouveau se extendió por toda Europa dando rienda suelta a la imaginación y recogiendo ideas de otros movimientos (influencia de Víctor Hugo y los románticos franceses, del simbolismo de Verlaine y Mallarmé y del parnasianismo). A este estilo pertenecen, por ejemplo, los edificios de Gaudí. A España trae esta nueva manera de escribir el nicaragüense Rubén Darío.

Para muchos autores, el Modernismo es la cara B de la Generación del 98, es decir, ante una misma situación de crisis (el Desastre del 98), los autores responden de dos maneras: evadiéndose (Modernismo) o afrontando el tema con una visión reformista (Generación del 98). El autor manifiesta una “desazón romántica” (presencia de ambientes otoñales, de la noche, el crepúsculo,…) lo que le conduce a adoptar una actitud escapista y de evasión. Así se justifica la temática exótica del Modernismo.

Los modernistas sitúan sus historias en lugares recónditos (Asia, India,…), en el cosmopolitismo de las nuevas ciudades, en la mitología (se recurre a mitología americana), en otros tiempos (evasión en el espacio y en el tiempo de una realidad que no les gusta).

Características Estéticas del Modernismo

  • Renovación de la métrica con nuevas estrofas.
  • Uso de palabras nuevas y sonoras.
  • Búsqueda de valores sensoriales, una “literatura de los sentidos”.
  • Descripciones delicadas de colores y sonidos que dan musicalidad a los textos (frecuencia de aliteraciones).
  • Enriquecimiento del texto con cultismos, palabras exóticas y adjetivación ornamental (epítetos).
  • Predominio de sinestesias (verso azul, esperanza olorosa, risa de oro,…) e imágenes evocadoras.

Autores Modernistas Destacados

  • Rubén Darío (Azul)
  • Salvador Rueda
  • Francisco Villaespesa
  • Manuel Machado

Otros autores que luego evolucionaron hacia otras sensibilidades, tuvieron sus inicios en el Art Nouveau, como Juan Ramón Jiménez (Alma de violeta), Valle-Inclán y Antonio Machado (Soledades).

La Generación del 98: Una Mirada Crítica a la Realidad Española

Los autores del 98 (Unamuno, Machado, Baroja, Azorín, Maeztu,…) tienen influencia de los filósofos irracionalistas: angustia vital, pesimismo,… Se preocupan por España y su regeneración. Critican la corrupción, el atraso del campo, la envidia. Intentan europeizar el país. Buscan los valores de la gente sencilla, exaltan Castilla y su pasado, el Cid y el Quijote,…

Características de la Generación del 98

  • Lenguaje preciso, sobrio y claro.
  • Recuperación de palabras tradicionales (terruñeras).

En poesía destaca Antonio Machado con Campos de Castilla, en el que el autor describe el paisaje desolado de Castilla y lo identifica con su estado de ánimo.

En teatro, la renovación llega con Valle-Inclán (a medio camino entre modernismo y generación del 98) con Comedias bárbaras, Divinas palabras y, sobre todo, Luces de Bohemia, donde resume el esperpento (bajo el prisma de la exageración, mezcla ironía, humor negro,… caricaturiza la realidad). Unamuno también escribe teatro con obras como Fedra.

La Novela en la Generación del 98

La novela es el género más importante en cuanto a producción de los autores noventayochistas: tratan temas existenciales, presentan novedades estructurales (tramas “desordenadas”, monólogos interiores,…).

  • Valle-Inclán escribe Tirano Banderas (crítica esperpéntica de una dictadura americana), El ruedo ibérico (sobre la descomposición política y social de España desde Isabel II hasta el 98).
  • Unamuno se preocupa más por temas existenciales y religiosos, por el destino, Dios, la inmortalidad y España. Así, su “nivola” (que no novela) Niebla, La tía Tula, o en el drama de un sacerdote que se cuestiona su fe en San Manuel Bueno, mártir.
  • Baroja basa su narrativa en la observación espontánea y abierta. Sus novelas son pura acción, con mucho diálogo y muy realistas. Estilísticamente, prosa rápida, frase corta y párrafo breve. Destacan títulos como Zalacaín el aventurero, Las inquietudes de Shanti Andía y La lucha por la vida.
  • José Martínez Ruiz, Azorín, ejemplo de sobriedad y concisión en su prosa en novelas como La voluntad y Las confesiones de un pequeño filósofo.

Como ensayistas destacan Unamuno (Del sentimiento trágico de la vida, En torno al casticismo), Azorín y Machado (Juan de Mairena).

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