Modernismo, Generación del 98, Novecentismo y Generación del 27: Corrientes Literarias en España

Modernismo y Generación del 27

El siglo XIX termina con el desastre del 98, en el que España pierde sus últimas colonias. La crisis económica hace que el país despierte de su pasado imperial y se encuentre en una cruda realidad. Ante esto, los intelectuales responden de dos maneras diferentes: refugiándose en la belleza formal del Modernismo o con la crítica reformista, fruto de la Generación del 98.

El Modernismo es la reacción anticonformista y renovadora de una burguesía que se sabía motor de la economía y que no encontraba su reconocimiento social. Supone una renovación total de las formas. El arte se extendió por toda Europa, dando rienda suelta a la imaginación y recogiendo ideas de otros movimientos. Para muchos autores, el Modernismo es la cara B de la Generación del 98, es decir, ante una misma situación de crisis (el desastre del 98), los autores responden de dos maneras: evadiéndose (Modernismo) o afrontando el tema con una visión reformista (Generación del 98).

El autor manifiesta una “desazón romántica” (presencia de ambientes otoñales, de la noche, el crepúsculo…), lo que le conduce a adoptar una actitud escapista y de evasión. Así se justifica la temática exótica del Modernismo. Los modernistas sitúan sus historias en lugares recónditos (Asia, India…), en el cosmopolitismo de las nuevas ciudades, en la mitología, en otros tiempos (evasión en el espacio y en el tiempo de una realidad que no les gusta).

Estéticamente, se renueva la métrica con nuevas estrofas, se recurre a palabras nuevas y sonoras. Se buscan valores sensoriales, es decir, una “literatura de los sentidos”, con la lectura entendida como deleite. Se describe con delicadeza colores, sonidos que dan musicalidad a los textos (frecuencia de aliteraciones para sugerir con los sonidos lo que se quiere decir con el significado), se enriquece el texto con cultismos, palabras exóticas, adjetivación ornamental (epítetos). Predominan las sinestesias (verso azul, esperanza olorosa, risa de oro…) y las imágenes evocadoras.

La Generación del 98

Durante la última década del siglo XIX, España entró en una fase desacostumbrada de actividad creadora. El grupo de escritores conocido como la Generación del 98 —que incluye a figuras tan dispares como Miguel de Unamuno, Ramón del Valle-Inclán, Antonio Machado, José Martínez Ruiz (Azorín), Pío Baroja, Ramiro de Maeztu y hasta Jacinto Benavente— llevó a cabo una profunda transformación del estilo y las técnicas literarias españolas.

En la poética estuvieron influidos por el modernista nicaragüense Rubén Darío, que se caracterizó por la gran originalidad de sus imágenes, ritmos y rimas. Pese a que los miembros de la Generación del 98 poseían estilos muy diferentes, tenían en común una actitud crítica e interrogativa, la conciencia de la necesidad de liberalizar y modernizar España, y una noción sentida y profunda de la idiosincrasia española.

Los escritos de Unamuno, en concreto sus vigorosos ensayos y poemas, expresan una filosofía que tiene ciertas similitudes con el existencialismo. Las obras de Valle-Inclán expresan la actitud artística conocida como esteticismo, es decir, la concesión de importancia primordial a la belleza, anteponiéndola a los aspectos intelectuales, religiosos, morales o sociales. El paisaje, la historia, las gentes y el espíritu de Castilla reciben la expresión más auténtica de los últimos tiempos en los poemas de Antonio Machado y los artículos y ensayos de Azorín.

Pío Baroja, autor de los 20 volúmenes que componen las Memorias de un hombre de acción, es, para algunos, el mejor novelista español después de Pérez Galdós. Benavente —autor de Los intereses creados (1907)— recibió el Premio Nobel de Literatura en 1922 y fue el dramaturgo español más distinguido de su época.

Novecentismo

Conocemos como Novecentismo a un movimiento literario de transición hacia las vanguardias que se dio alrededor de la fecha simbólica de 1914. Fue un movimiento mayoritariamente de intelectuales y liberales que apoyaban el reformismo burgués, es decir, el cambio paulatino hacia una sociedad burguesa. Esta literatura, concebida como literatura para minorías por el escaso público al que estaba dirigida, tenía el ideal del arte puro. Esta concepción del arte es la llamada «el arte por el arte», se trata de buscar la perfección estética. Entre sus principales autores se cuentan, entre otros, Eugenio d’Ors, Gabriel Miró, Ramón Pérez de Ayala, José Ortega y Gasset y Wenceslao Fernández Flórez.

La Generación del 27

Nombre con el que se identifica al grupo de escritores españoles ligados históricamente por el homenaje a Luis de Góngora, al cumplirse, en 1927, el tricentenario de su muerte. La recuperación del poeta barroco plantea una diferencia sustancial con el movimiento ultraísta: mientras este proponía una búsqueda constante de lo nuevo, en la Generación del 27 se produce un encuentro entre ciertos principios de las vanguardias literarias y la poesía española clásica, desde la lírica popular, Gonzalo de Berceo o Gil Vicente, hasta poetas barrocos, además de Góngora, como el conde de Villamediana, Pedro Soto de Rojas, Bocángel, Polo de Medina y, entre otros, Gustavo Adolfo Bécquer y Fray Luis de León, a quien la revista Carmen, dirigida por Gerardo Diego, rindió homenaje en 1928, con ocasión del cuarto centenario de su nacimiento.

En efecto, como muy bien definiera al grupo del 27 uno de sus poetas representativos, Rafael Alberti, ellos eran «vanguardistas de la tradición». Tienen incluso una actitud de reconocimiento hacia la Generación del 98, aunque, más interesados por una literatura de alcance universal, no se ocuparon tanto de asuntos relacionados con las debilidades de la estructura social española. No obstante, un escritor joven del 98, el filósofo José Ortega y Gasset, aporta con La deshumanización del arte (1925) una visión crítica y en cierto modo descriptiva de la estética del 27.

Apuntes sobre Sintaxis y Semántica

  • Participio: acabada la fiesta.
  • Gerundio: abriendo la puerta.
  • Condicionales:
    • La subordinada es la prótasis, la principal es la apódosis.
    • Nexos: si, siempre que, como, a condición de.
  • Concesivas: aunque, a pesar de que, por mucho que, tal que.
  • Causales: porque, ya que, puesto que, dado que.
  • Finales: para que, con el propósito de que, con el fin de que, con el objetivo de que.
  • Consecutivas:
    • No intensivas: así que, tanto que, luego.
    • Intensivas: también.
  • Hipérbole: exageración.
  • Polisíndeton: repetición de conjunciones.
  • Asíndeton: quitar conjunciones y poner comas.
  • Epíteto: caliente hielo.
  • Elipsis: omisión de una palabra porque se sobreentiende.
  • Antonimia: es la relación semántica entre dos palabras que tienen distinto significante y significado contrario.

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