Biografía y Primeros Pasos
Miguel Hernández, una de las figuras más sugerentes de la Generación del 36, nació en Orihuela en 1910. Su deseo de abrirse camino en el mundo literario lo llevó a Madrid, pero no consiguió hacerse hueco en la vida cultural y regresó a su tierra. En 1934 volvió a Madrid y en poco tiempo se convirtió en un poeta muy conocido y estimado; allí entabló relación con Aleixandre y Neruda.
Durante la Guerra Civil Española participó en la lucha a favor de la República. Al final de la guerra fue condenado a una pena de 30 años y murió de tuberculosis en Alicante en 1942.
Mundo Poético y Evolución
Su mundo poético es un mundo transfigurado. Así, toda su obra no es más que la transformación de ásperas, fuertes y extremas realidades.
Sus primeros poemas acusan la presencia de los modelos que imita fielmente. El estilo gongorino define casi su primer libro, Perito de lunas (1933), en el que recrea su propio mundo bucólico, donde nos habla de los frutos del campo de Orihuela y de todo el mundo rural que percibe.
En la capital se encontró con un mundo cultural y literario que acabará por orientar su ideología en un sentido muy diferente. Miguel Hernández buscó su identidad poética en temas elementales de su vida y de la naturaleza.
Obras Clave y Compromiso
Viento del pueblo fue dedicado a García Lorca en recuerdo del poeta asesinado, y en él abundan las composiciones de tono épico y combativo.
En su segundo libro, El hombre que acecha, los dolores de la contienda bélica y el presentimiento de la derrota cargan de pesadumbre sus versos.
En su último libro, Cancionero y romancero de ausencias, abundan temas como las consecuencias de la guerra y su situación de prisionero.
El rayo que no cesa: Amor y Dolor
El rayo que no cesa fue compuesto entre 1934 y 1935, y publicado en 1936. Se basa en poemas de amor y desamor, desesperados, algunos de sutil erotismo. El tono trágico que preside el libro desde el primer poema es también un tono colorista que sigue los preceptos impresionistas por su enfoque sensorial.
Fuentes e Influencias
Como fuentes literarias inspiradoras se reconocen en esta obra coincidencias con los sonetos de Lope de Vega, Góngora, Garcilaso…, además del surrealismo.
Podemos decir que este libro, que lo lanzaría a la fama, es el resultado de dos crisis: una amorosa y otra ideológica y poética. Tres de los poemas amorosos están dedicados a su novia Josefina Manresa.
Este libro, con cierto surrealismo aleixandrino y nerudiano, es el que lo encumbró a la fama. El rayo que no cesa sería una unión de todo un caudal trágico y amoroso.
Contexto Personal y Estético
Sobre el distanciamiento ideológico y estético con Ramón Sijé, parece que estuvo motivado por los reproches hacia su acercamiento a las personas y principios estéticos de sus nuevas amistades y por su alejamiento de todo lo que Sijé significaba.
Su ruptura con el pensamiento religioso experimenta también un cambio formal que se refleja en los poemas libres.
En El rayo que no cesa no se despoja de la fuerza imprecatoria quevediana, más bien la intensifica.
Estilo y Temática
La obra es un tremendo estallido de pasión, pero que sabe ordenarse en poemas formalmente perfectos. Utiliza abundantes metáforas, símiles e imágenes, comenzando por el símbolo del cuchillo que se enriquece en relación con otros símbolos.
Desde el título y dedicatoria hasta el último verso, se nos revela un hondo y poderoso sentimiento de amor que riega la más profunda raíz del libro, también la soledad y la pena con una intensa tonalidad dramática. Hay ocasiones en que el sufrir del poeta enamorado se reviste de una suave mansedumbre o de una gravedad meditativa, empapada de presentimientos y agonías, nacida de una pasión trágica, profundamente humana. La violenta tensión que sostiene todo el libro nace del abrasado corazón del hombre y del poeta.
La Elegía a Ramón Sijé y la Amistad
Miguel Hernández fue uno de los íntimos amigos con quien Ramón Sijé compartió horas inolvidables. No es de extrañar que la inesperada muerte de Sijé le produjera dolor. Fruto de tal sentimiento es la Elegía que dedicó a su amigo muerto, mostrando sentimientos de dolor, tristeza y rebelión.
Análisis de la Elegía
La lectura cuidadosa del poema nos deja ver tres estados de ánimo: el poema comienza con la lamentación de Miguel Hernández que llora sobre la tumba del amigo con un tono de resignada tristeza (versos 1-3). Se nota desde un principio de la elegía un dinamismo que corresponde a la realidad de que habla el poeta. El amigo no yace inmóvil, sino en un estado de transformación que corresponde a esa realidad conocida por el hombre (versos 4-7). La presencia del color rojo como sinónimo de vida que se escapa y de violencia física, se ve reforzada por los versos en que el poeta alude al dolor (versos 8-12). Las estrofas siguientes sirven de preparación para el grito que sacudirá todo el poema (versos 13-18). El vacío que el poeta siente ante la desaparición del amigo se torna en rebeldía.
En resumen, Miguel Hernández se debate en una encrucijada trascendental al componer una elegía por la muerte de un amigo entrañable.
Reflexiones sobre la Amistad
La amistad significa tanto para Miguel Hernández que llega a expresar el deseo de desenterrar a su amigo para cumplir su promesa.
La verdadera amistad que muestra el poema nos hace dudar sobre el significado de la amistad hoy en día. Aunque esté en peligro de extinción, hoy por hoy todavía existe; podría decirse que ha evolucionado, ha encontrado nuevas maneras de desarrollarse. En nuestra sociedad vemos cómo dos extraños pueden llegar a saber todo el uno del otro con tan solo haber intercambiado un email.
¿Es entonces la amistad algo que ofrecemos a otros, como un producto? Muchos lo rechazarán, otros lo apreciarán, otros quizás se vuelvan clientes permanentes, otros tan solo clientes temporales, otros clientes morosos; pero al fin y al cabo siempre hemos de ofrecer nuestro producto. Con el tiempo se aprende a cuáles de nuestros clientes les podemos ofrecer un mejor descuento, y a quiénes no.
La amistad es hermosa como el hecho de que lleguemos a una edad avanzada y tengamos amigos de hace años; esto muestra nuestra constancia. Aun así, vemos cómo muchos un día tienen un grupo de amigos y luego otros; estos casos se dan en gente incapaz de crecer y de dar lo que otros le han pedido.
Debemos ser amplios y selectivos a la hora de darnos a los demás, de elegir a quiénes permitimos que lleguen a nosotros, sin discriminación ni clasismos, pero conforme crecemos necesitamos gente de nuestra fuerza interior que nos sujete cuando algo pueda hacernos resbalar.
Pues ya lo decía Platón: “La amistad es un lazo entre las almas que persiguen un ideal.”