Miguel Hernández: De la Vanguardia al Compromiso Social

Miguel Hernández: Evolución Poética y Compromiso Social

Introducción

La obra poética de Miguel Hernández nos revela la trayectoria de un poeta que nace con una innata vocación, evolucionando a lo largo de su vida al conservar su autenticidad y asimilar las innovaciones de sus compañeros poetas. Desde muy joven, Hernández compone poemas, imitando tanto a los clásicos como Virgilio, Fray Luis de León y Garcilaso, como a los poetas españoles más contemporáneos como Bécquer, Antonio Machado, Neruda y Lorca. Esto lo convierte en un maestro de la métrica tradicional y en el uso de los recursos poéticos, desde su primer libro (Perito en lunas) hasta su Cancionero y romancero de ausencias.

El análisis de las revistas y empresas editoriales en las que colaboró nos muestra cómo Hernández progresa en su oficio poético, al tiempo que moldea sus amistades según dicha evolución:

  1. Gallo Crisis – círculo católico de Ramón Sijé.
  2. Su participación en la enciclopedia Los toros – José María Cassío.
  3. En la revista Caballo verde para la poesía – Manuel Altolaguirre.

Dos hechos culturales marcan la trayectoria literaria de Miguel Hernández:

  1. Su contacto con Pablo Neruda y los poetas de la Generación del 27, que le abre los caminos de una nueva estética y ética.
  2. La Guerra Civil española.

Primera Etapa: Formación en Orihuela

Perito en lunas

Perito en lunas, de clara voluntad estética, sorprende por su capacidad imaginativa, el perfecto dominio de la forma y el sentido unitario de la obra. Su poemario se caracteriza por el léxico cultista, la métrica tradicional, las fórmulas sintácticas e imágenes de gran complejidad. El estilo resulta muy cercano al de Ramón Gómez de la Serna y sus greguerías.

Con la metáfora, los objetos más comunes adquieren un toque artístico, como «la palmera» o su tronco. Con este poema, Hernández se vincula a la poética purista de los años 20. Se cita expresamente a Valéry, Góngora y Guillén. El gongorismo del que hace gala se justifica por su conocimiento de la poesía del siglo XVII. Destaca la adaptación de todos esos elementos a su mundo personal: toro, noria, gota de agua, horno y luna.

Segunda Etapa: Cambio Estético y Vital

El rayo que no cesa

En El rayo que no cesa predomina la temática amorosa. Hernández ha asimilado las lecturas de Quevedo, Garcilaso, Altolaguirre y Cernuda. Este poemario representa la madurez íntima del concepto del amor como destino trágico del hombre, formulando su personal historia a modo de cancionero dentro de una tradición cortesano-petrarquista que hará suya al intensificarla con su fuerza expresiva. Los símbolos recurrentes son el cuchillo, el rayo, el toro y el fuego («Como el toro he nacido para el luto y el dolor»).

Es un libro de crisis estético-ideológica debido a los cambios de identidad que afectan a sus manifestaciones amorosas y políticas: «Me llamo barro aunque Miguel me llame. Barro es mi profesión y mi destino.»

Tercera Etapa: Poesía Comprometida

Viento del pueblo

Esta etapa se inicia con Viento del pueblo, poemario fruto del estallido de la guerra. Ahora el poeta es un mero intérprete del sentir colectivo, cuya pasión ha de pasar a través de sus poros y conducirlo hacia las «cumbres más hermosas». Combina fórmulas diferentes según la función de su discurso poético. En métrica, ofrece variaciones formales. Muchos de estos poemas se escribieron pensando en la recitación pública, de ahí el tono casi de proclama.

En cuanto a los contenidos, en Viento del pueblo encontramos poemas de exaltación heroica, de carácter sarcástico y beligerante, y sobre todo de tono social, donde Hernández se convierte en voz de los indefensos y maltratados por las injusticias: El niño yuntero, La canción del esposo soldado, Sentado sobre los muertos, Aceituneros

El concepto épico de la poesía como arma será retomado por la poesía social de los 50 («arma cargada de futuro» – Gabriel Celaya; «redoble de conciencia» – Blas de Otero).

El hombre acecha

Continúa con El hombre acecha. El anterior tono combativo deja paso a un Hernández cansado ante la muerte sin sentido. Los poemas están escritos en un tono que se distancia de Viento del pueblo y busca un evidente intimismo. Sin embargo, ambos libros son semejantes en sus moldes métrico-estéticos.

En sus temas esenciales, conviene destacar la tensión generada entre dos fuerzas, positiva y negativa, que vertebran las composiciones con ideas como justicia frente a la explotación, libertad frente a la violencia opresiva, trabajo frente al hambre y actitud heroica frente a burocracia y asepsia: El tren de los heridos, Llamo a los poetas, Las cárceles.

Cuarta Etapa: Madurez y Contención Creativa

Cancionero y romancero de ausencias

Cancionero y romancero de ausencias, libro inconcluso y póstumo, marca el final de su producción. Los poemas están construidos a modo de diario íntimo. Más allá del amor, de la guerra y de la muerte, lo acerca al aire popular de la canción (Tristes guerras, No quiso ser, Nanas de la cebolla). Todo lo conducirá a un proceso de intimidad, de reclusión gradual en un yo lírico privado de casi todo.

Conclusión

Miguel Hernández, en su corta vida, supo enlazar la tradición literaria, el magisterio de la tradición íntimamente anterior y las vanguardias literarias, con su original estilo creativo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *