Luis de Góngora y el Culteranismo: Poesía Barroca en España

Luis de Góngora: Máximo Exponente del Culteranismo

Luis de Góngora fue el máximo representante del culteranismo en la poesía barroca. Nació en Córdoba y pasó gran parte de su vida vinculado a la corte, donde ejerció como capellán del rey. Allí mantuvo contacto con los círculos literarios más destacados y, aunque tuvo seguidores fieles, también fue muy criticado. Su obra poética se divide en dos vertientes bien diferenciadas:

Por un lado, está la poesía popular, conocida como «Góngora claro», y por otro, la poesía culta, llamada «Góngora oscuro».

En su poesía popular, Góngora escribió composiciones de arte menor (versos generalmente octosílabos), con temas muy variados como el amor, el humor, lo religioso o lo costumbrista. Dentro de este estilo destacan especialmente las letrillas y los romances, algunos muy conocidos como *Ande yo caliente*, *Dinero se convierte en gran señor*, o *Amarrado al duro banco*.

Su poesía culta, en cambio, es más compleja y está escrita con un lenguaje muy elaborado y repleto de cultismos. Dentro de este estilo destacan sobre todo sus sonetos, que se caracterizan por su perfección formal y por abordar temas como el amor, el paso del tiempo y la muerte, y también dos grandes obras: *La Fábula de Polifemo y Galatea* (1612) y *Soledades* (1613).

Obras Mayores de Góngora

*La Fábula de Polifemo y Galatea* es un poema en octavas reales que reelabora el mito clásico del cíclope Polifemo, enamorado de la ninfa Galatea, quien a su vez ama al pastor Acis. Polifemo, movido por los celos, mata a Acis lanzándole una roca. Esta historia permite a Góngora desplegar una gran riqueza expresiva y simbólica.

Por su parte, *Las Soledades* es la obra más ambiciosa y compleja de Góngora. El poema está inacabado, pero aun así se considera una culminación del estilo culterano. La obra tiene una estructura alegórica: un joven náufrago llega a tierra y es acogido por unos cabreros. A partir de ahí, se describe un mundo idealizado y natural. Aunque a simple vista parece una exaltación del campo y la vida rústica, en realidad es un poema profundamente culto, lleno de referencias mitológicas y de descripciones refinadas. El propósito principal de Góngora en esta obra fue mostrar todo su virtuosismo técnico, idealizando la naturaleza como símbolo de belleza.

Contexto Histórico y Cultural del Barroco

El Barroco se desarrolla desde finales del siglo XVI hasta las primeras décadas del siglo XVIII. Su época de mayor esplendor fue en el siglo XVII. Comenzó en las artes plásticas, pero se extendió a otras manifestaciones culturales.

Crisis Política, Social y Cultural en el Barroco

El siglo XVII marca la decadencia de España en los ámbitos político y económico. Durante este período gobiernan los Austrias menores: Felipe III (1598-1621), Felipe IV (1621-1665) y Carlos II (1665-1700). El poder del rey se reduce a favor de los validos como el conde-duque de Olivares. Además, España deja de ser la potencia hegemónica en Europa y pierde su dominio sobre Portugal, que se independiza. En lo económico, hay mala gestión de la riqueza del Nuevo Mundo, mientras que la expulsión de los moriscos y la emigración a América provocan un descenso demográfico. El abandono del campo llena las ciudades de pobres y mendigos, lo que se refleja en la literatura picaresca.

Este contexto genera una sociedad insegura y pesimista, con un auge del moralismo y la religiosidad. Se reflexiona sobre la fugacidad de la vida y la constante presencia de la muerte. La época se caracteriza por contrastes sociales y artísticos: el hombre barroco vive entre el pesimismo y el bullicio de los espectáculos populares. Frente al optimismo renacentista, se impone una visión desencantada del mundo, como se expresa en *El Criticón* de Gracián, donde el engaño es la esencia de la vida.

Los intelectuales reaccionan de diversas maneras ante la decadencia, con tres posturas:

  1. Enfrentamiento y rebeldía, reflejados en tratados políticos y obras críticas.
  2. Evasión de la realidad, a través de poesía que busca la belleza y prosa pastoril o cortesana.
  3. Conformismo, predominante en el teatro.

Tendencias Estilísticas de la Poesía Culta

Durante el Barroco, una de las tendencias estilísticas más destacadas fue el conceptismo. Este estilo se caracteriza por la condensación del pensamiento a través de un lenguaje ingenioso, sutil y con múltiples significados. Se basa en la agudeza y en la economía expresiva, lo que significa que se dice mucho con pocas palabras. Para lograr esto, los autores emplean recursos como los juegos de palabras, paradojas, oxímoron y también ciertas distorsiones gramaticales, además de imágenes atrevidas y sorprendentes que llaman la atención del lector. El máximo exponente de este estilo en su forma más pura fue Francisco de Quevedo, cuya obra es un ejemplo brillante del poder expresivo del conceptismo.

Una variante del conceptismo es el culteranismo o gongorismo, llamado así por su principal representante, Luis de Góngora. Esta corriente se orienta hacia un recargamiento ornamental y sensorial del lenguaje, dando prioridad a la forma sobre el contenido. En las obras culteranas abunda un léxico culto, colorido y refinado, se exploran al máximo los recursos expresivos del verso, y se incorporan numerosos cultismos tanto léxicos como sintácticos.

La sintaxis se complica mediante el uso de hipérbatos, es decir, cambios en el orden habitual de las palabras, lo que hace que la lectura resulte más difícil pero también más rica estilísticamente. Además, las composiciones suelen incluir frecuentes alusiones mitológicas y buscan una belleza formal intensa, con imágenes poéticas de gran fuerza plástica. En este sentido, mientras Quevedo representa el conceptismo, Góngora es el modelo del culteranismo.

Por otro lado, durante el Barroco también pervive una tendencia clasicista que mantiene vivos los ideales del Renacimiento. Esta corriente se basa en la naturalidad, el equilibrio y la contención, y suele encontrarse en autores vinculados a ciertas escuelas poéticas regionales. Destacan aquí poetas de la escuela andaluza como Rodrigo Caro, Fernández de Andrada y Francisco de Rioja, y de la escuela aragonesa como los hermanos Argensola.

La Poesía de Quevedo

Poesía amorosa: Es quizá la parte más contradictoria de su obra. Aunque Quevedo fue misántropo y misógino, escribió con gran belleza sobre el amor y la figura femenina. Siguiendo la tradición del petrarquismo y del amor cortés, concibe el amor como un ideal inalcanzable. Sin embargo, este amor también es lucha, contradicción y sufrimiento.

Poesía moral y metafísica: Surge de una visión pesimista de la vida. Quevedo reflexiona sobre la fugacidad del tiempo, la brevedad de la existencia y la constante presencia de la muerte.

Poesía satírico-burlesca: Es la más conocida y popular. En ella ridiculiza todo, incluso cosas que en otros poemas idealiza. Usa la sátira con gran dureza para atacar al dinero, al matrimonio, a personajes de su tiempo e incluso a su enemigo literario Góngora. Son especialmente célebres sus letrillas, pequeñas composiciones cargadas de ironía y crítica social.

Poesía política: Es menos destacada en calidad, pero importante por su contenido. En ella Quevedo expresa su preocupación por la situación de España, denunciando la corrupción y la decadencia tanto material como espiritual de su país.

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