El Esperpento
Definición y características
Para Valle-Inclán, el esperpento no es un género dramático, sino una forma de ver el mundo, una nueva estética. Él entiende que hay tres formas diferentes de ver el mundo:
- De rodillas: La realidad aparece enaltecida y los personajes se ven como héroes superiores. Esta es la forma que adopta la épica y la tragedia clásica.
- En pie: Los personajes se nos presentan como nuestros hermanos. Es la forma de Shakespeare.
- Levantando en el aire: Los personajes se ven como peleles. Esta es la propia del esperpento.
En realidad, el esperpento supone una intención realista, una intensificación del realismo del siglo anterior, que ahora se ve limitado para describir la sociedad grotesca de alrededor. El realismo ponía frente a los personajes un espejo en el que se pudieran ver reflejados lo más objetivamente posible. La especial situación española, su profunda decadencia, hace necesario ir más allá, distorsionar esa realidad para observar sus verdaderas dimensiones. Es precisamente ese espejo el que más se acerca a mostrar lo que es la España de la época. Al ver tan deformados a los personajes, estos devienen en caricatura, no en animales o peleles con los que se les compara a menudo en la obra.
En resumen, el esperpento consiste en la deformación, en la degradación de la imagen que tenemos de la realidad, con el objeto de mostrarnos su verdadero rostro: lo grotesco y absurdo de la vida. La base del proceso esperpentizador está en el distanciamiento. El autor se coloca fuera y por encima de sus creaciones literarias, que son una deformación cruel y sarcástica de la realidad que le rodea. En el caso de Luces de Bohemia, retrata la vida española contemporánea.
Técnicas del Esperpento
Valle-Inclán emplea un conjunto de técnicas:
- La deformación, la distorsión de la realidad.
- Utilización de la ironía y de la sátira: Comentario de Max acerca de su detención.
- El empleo de contrastes: Entre lo doloroso y lo grotesco. Velatorio de Max.
- El tipo de humor utilizado: Es una risa agria e irónica. Para Valle-Inclán, esta risa es más bien una forma de ataque demoledor.
- La degradación de los personajes: Aparecen como seres ridículos, grotescos, que viven una tragedia. Crea antihéroes con el tratamiento que les da.
Esta degradación se manifiesta por:- La animalización de los hombres.
- Cosificación de los hombres, al presentarnos a algunos personajes en función de objetos.
- Muñequización: Deformación de los personajes que nos son presentados como muñecos, títeres o fantoches.
- La humanización de animales, que nos los presentan como seres humanos o compartiendo la vida con los seres humanos.
- Literaturización: Este recurso consiste en el uso de material procedente de otras obras, propias o no, o de personajes extraídos del mundillo de la literatura.
- El lenguaje: También se deforma y retuerce en la obra, mezclando constantemente lo culto y lo popular.
La escena XII
La escena XII es el texto fundacional del esperpento. Las ideas que Valle-Inclán atribuye a Max son las que él estaba practicando en esos momentos. Preceptiva dramática dentro del drama.
Esas ideas son:
- Rechazo de las vanguardias, ajenas al conflicto humano.
- Reconocimiento del magisterio de Goya.
- Exposición de la estética deformadora del espejo cóncavo.
- Para reflejar la deformación hay que recurrir a los espejos cóncavos, que mantienen en sus distorsiones una lógica constante. No cabe un arte puro en una realidad degradada.
Modernismo y Generación del 98 en Luces de Bohemia
Tendencia estética del Modernismo
Su preocupación es la búsqueda de un arte cada vez más complejo, refinado y exquisito, pero alejado de cualquier preocupación social: “el arte por el arte”. Defienden un arte minoritario para grupos selectos. Se ven como artistas y no como pensadores o moralistas. No tienen inquietudes ni tensiones ideológicas, sus críticas tienen un carácter más bien estético. Sus señales de identidad: cuidado en exceso. Como movimiento estético, el Modernismo supone una recuperación de los temas del Romanticismo: oposición a lo vulgar, devoción por el pasado, predominio constante de la pasión sobre la razón, presencia de lo misterioso.
Tendencia ética en los hombres del 98
Los escritores del 98 viven preocupados por los problemas sociales. El arte y la literatura son solo un instrumento para mejorar las condiciones de vida de la gente y despertar las ansias de renovación cultural. La Generación del 98 se siente llamada a reformar el país y elige el camino del compromiso con la sociedad; siente la obligación moral de censurar duramente a la sociedad y al poder establecido. Se centran en el problema de España: el rechazo de las circunstancias socioculturales, políticas y económicas, y sus deseos de reforma. Desean analizar la realidad social para denunciar las injusticias.
Modernismo en Luces de Bohemia
La trayectoria de Valle-Inclán le lleva de una postura inicial modernista a una literatura de compromiso social y político muy acentuada. Valle-Inclán fue muy crítico con el Modernismo, como se puede ver en Luces de Bohemia. Supone su ruptura definitiva con esta tendencia. En la obra se puede observar la crítica a caracteres modernistas. Valle-Inclán introduce como personaje en su obra a un autor clave para el Modernismo, como es Rubén Darío, con el que habla sobre Dios, Iglesia y Biblia. Difieren ambos en sus creencias: Max cree que no existe vida después de la muerte y, aunque Darío tuviese gran admiración por España, no impide a Valle-Inclán ser crítico con este estilo. Rubén alude a filósofos y poetas griegos, como Homero, o a diosas como Venus. Valle-Inclán quiere burlarse de la vida bohemia para que se acabe ya. Los bohemios se automarginan de la sociedad burguesa y quieren formar una sociedad aparte, demostrando su pasión por el arte.
Generación del 98 y su reflejo en Luces de Bohemia
La obra representa lo ocurrido a Max en las últimas horas de su vida; sin embargo, tiene un importante fondo de disturbios políticos y de lo que trata es del sufrimiento humano y de la tragedia de vivir en un ambiente cargado de incomprensiones, absurdo y disparate. Max es un bohemio falto de la voluntad para salir de la difícil situación en que se encuentra. El propio Max se lamenta de sus desdichas, pero lo importante no son los desequilibrios del poeta, sino el ambiente de violencia. En ese ambiente de violencia y de injusticia social que Valle-Inclán denuncia, entronca con las preocupaciones sociales y éticas de la Generación del 98: el tema de España. Valle-Inclán no aspira a corregir defectos que considera inherentes al carácter y a la cultura del pueblo; se propone exhibirlos. La misma moral que denuncia Valle-Inclán alcanza a todos por igual. No hay ningún ser puro en medio de la corrupción.
Luces de Bohemia y la realidad política y social
El argumento de Luces de Bohemia consiste en la dramatización de la última noche de vida de Max Estrella. Valle-Inclán se inspiró en la figura de Alejandro Sawa, que vivía en París y trabajaba en una editorial; llevaba una vida bohemia. Frecuentó el Modernismo y fue amigo de Rubén Darío y de Valle-Inclán. Murió miserable, ciego y loco. El autor trata la España de su tiempo, dominada por la miseria, la locura y la violencia. Valle-Inclán pretende reflejar la vida española como un infierno, que presenta contactos con la Divina Comedia de Dante por la descensión a los infiernos, ambos acompañados: Dante por Virgilio y Max por don Latino. Podemos encontrar dos temas:
El problema del individuo
La reflexión sobre la “condición humana” se lleva a cabo de dos maneras. Por un lado, centrándose en Max, caracterizado por un héroe que se enfrenta a un destino trágico que le lleva a la muerte. Por otro lado, aparece la figura de Latino, representando al hombre sin moral, al hombre que es capaz de sobrevivir hasta en los infiernos.
El problema de la sociedad
El esperpento encierra una honda disconformidad y una áspera crítica. Valle-Inclán pone sus espejos deformantes ante los más variados aspectos de la realidad española. A partir de los individuos concretos que protagonizan la obra, Valle-Inclán nos ofrecerá una amarga reflexión sobre la sociedad española de su tiempo. La crítica social de Valle-Inclán no se dirige contra individuos, clases o colectivos concretos, sino que es una queja total contra la vida nacional. En la obra aparecen criticados y esperpentizados grupos sociales de distinta índole: el mundo artístico bohemio, absurdo e inútil; los corruptos; los poderosos. Arremete contra el mal gobierno, el capitalismo y el conformismo burgués, y se presenta, en contraste, el hambre y las miserias del pueblo, mostrando su embrutecimiento, ignorancia y degradación moral. De especial fuerza es la protesta ante la represión policial; critica las torturas policiales y las detenciones ilegales. Aparecen las revueltas callejeras a través de la revolución obrera. Critica la religiosidad tradicional, las escuelas o las instituciones literarias. En definitiva, la España que aparece en la obra es una multitud que vive como puede, hundida en la miseria moral y económica.