Trayectoria de Max Estrella: Personaje, Peripecia y Sentido en Luces de Bohemia
Max Estrella es un poeta fracasado que vive en la miseria a causa del poco interés que se le da a la obra literaria, lo que provoca que no tenga suficiente dinero para vivir. Está casado con Madame Collet, y tienen una hija llamada Claudinita. Valle-Inclán lo define así: “Esparcida sobre el pecho la hermosa barba con mechones de canas. Su cabeza rizada y ciega, de un gran carácter clásico-arcaico, recuerda los Hermes”.
La Peripecia de Max Estrella
Max empieza enérgico y con un carácter desafiante en los primeros actos debido a su actitud frente a los serenos, con el prisionero catalán o con Zaratustra. Ahí vemos al Max más entusiasmado. A medida que se desarrolla la obra, las circunstancias hacen que caiga en una actitud pesimista y que se acoja a una visión distorsionada de la realidad, es decir, esperpéntica. Esto culminará con su muerte trágica, como el reflejo de toda la obra.
El Sentido de Max Estrella
El sentido de Max es el de hacer un reflejo de la sociedad de la época. Valle-Inclán muestra de forma esperpéntica la figura de Max, que quiere reflejar las penurias de la época, más concretamente las de la noche madrileña. Esto se puede ver en que no dan importancia a la obra de Max, haciendo así una crítica a los valores de la época. También se puede observar en la desgracia que sufre Max al morir tan trágicamente, y además se le suma el factor de su ceguera y su miseria. En definitiva, el sentido de Max en la obra es una gran crítica a la sociedad madrileña.
Los Demás Personajes de Luces de Bohemia: Índole y Tratamiento
Personajes más importantes: Don Latino de Hispalis, Madame Collet, Rubén Darío, El Ministro, Zaratustra, El preso catalán, Dorio de Gadex, Rafael de los Vélez, Lucio Vero, Mínguez, Gálvez, Clarinito y Pérez.
- Don Latino de Hispalis: Don Latino es un anciano asmático, que sigue a Max a lo largo de la obra. Es malhumorado y discutirá a Max muchos de sus actos. Además, Don Latino roba el décimo premiado a Max, lo que hace que se revele su verdadera actitud.
- Madame Collet: Es la esposa de Max, es francesa. Su actitud es pesimista, que tiene como máxima expresión el suicidio final a causa de la muerte de Max.
- Rubén Darío: El poeta nicaragüense aparece en la obra, este es profundo, pausado y distante, pero tiene mucho énfasis.
- Zaratustra: Es un personaje de mala calaña que estafa a un viejo anciano y además trata mal a la mayoría de sus clientes en la librería. Es uno de los personajes más distorsionados por el esperpento a causa de su actitud.
- El Ministro: Es un corrupto que ayuda a Max de manera ilegal al ofrecerle pagar un sueldo sin hacer nada. Se le retrata en la obra como descuidado, corrupto e irrisorio.
- El preso catalán: Es un preso anarquista con el que Max se encuentra en el calabozo. Los dos hablan de la sociedad y de las miserias de la vida desde un punto de vista muy crítico.
- Dorio de Gadex, Rafael de los Vélez, Lucio Vero, Mínguez, Gálvez, Clarinito y Pérez: Son los modernistas que siguen y defienden a Max. Ellos son los que van junto con Don Latino al periódico para que denuncien el trato de la policía frente a Max.
Protesta y Alcance Crítico de Luces de Bohemia
Ejemplos de Crítica
- En la escena II hay una crítica a la religión por parte de Don Gay, a causa de su viaje a Inglaterra, se critica el fanatismo religioso que hace que la sociedad no avance, se critica la arcaica situación española de la época. Valle-Inclán lo expresa así: “España es una deformación grotesca de la civilización europea”.
- En la escena IV se hace una crítica a la policía, es decir, al abuso de autoridad, ridiculiza llamando a los policías Capitán Pitito y Serafín el Bonito.
- En la escena VI, Max y el reo catalán discuten sobre la sociedad, la critican y hablan sobre política. En esta escena la crítica no se produce mediante el esperpento, ya que Valle-Inclán no lo introduce en esta escena.
- En la escena VII se muestra una crítica a la corrupción. El Ministro es retratado de manera absurda. En esta escena se representa una ambigüedad en la que Max, crítico con la corrupción y la sociedad, acaba siendo parte de los corruptos al aceptar un sueldo, se corrompe.
- En la escena XI se critica la represión policial hacia el proletario, tal y como lo refleja la muerte del niño y los llantos de la madre.
- En la escena XI se critica a los burgueses como Zaratustra, los critica ya que defienden el orden policial que causa la muerte de los obreros.
En definitiva, Valle-Inclán critica muchos aspectos arcaicos y caducos de la sociedad española de la época, haciendo alusión a la religión, a los corruptos, a la corona y a las malas costumbres de la sociedad. Esto hace ver en él el carácter modernista de renovación frente al atrasado pensar de las gentes de Madrid y España. Valle-Inclán critica a los personajes poniéndoles nombres satíricos para reflejar así su crítica, los caracteriza mediante el esperpento, es decir, los deforma como un espejo cóncavo y acaban teniendo una actitud absurda que es mero reflejo de su crítica.
La Estética Esperpéntica en Luces de Bohemia
Manifestaciones del Esperpento
- En la escena XII se refleja el esperpento en su esplendor, ya que Max Estrella lo define y esa misma escena es un esperpento. Esperpento en la escena XII según Max Estrella: “El sentido trágico de la vida española solo puede darse con una estética sistemáticamente deformada. (…) Las imágenes más bellas en un espejo cóncavo son absurdas. (…) La deformación deja de serlo cuando está sujeta a una matemática perfecta. Mi estética actual es transformar con matemática de espejo cóncavo las normas clásicas”.
- Otra escena esperpéntica se localiza en la escena VIII, más concretamente en su final. Los rasgos esperpénticos se localizan cuando el Ministro se va a dormir y se hace un gorro con la gaceta. El esperpento en sí es la absurda escena en la cual el Ministro se comporta de una manera satírica.
- En la escena séptima se esperpentiza al conserje. Lo esperpentiza al compararlo con bizarros coroneles. El hecho de comparar un conserje con un coronel distorsiona la visión y además critica a la vez el mundo militar.
- En la escena segunda, al caracterizar a Zaratustra, muestra metáforas en las cuales lo deja a la misma altura que a los animales.
El Humor en Luces de Bohemia
El humor en la obra se caracteriza en dos vertientes. Una es la vertiente burlesca y de acciones ridículas, es decir, donde predomina el esperpento, y la otra vertiente es el humor ácido y negro.
El primero se localiza en la obra básicamente en los diálogos entre los personajes, donde las exclamaciones y el énfasis son presentes. Un ejemplo de este humor es el localizado en la taberna de Pica Lagartos, es un humor popular repleto de insultos y burlas, en definitiva, es grotesco.
Por otra parte, desde mi punto de vista, se podría localizar otro tipo de humor, el humor más negro o menos llamativo. Este humor se localiza en las acotaciones de Valle-Inclán, donde ridiculiza de una sutil manera de metáforas la situación o diversos personajes de la obra. En los últimos momentos de vida de Max, este utiliza un humor negro, pero continúa siendo un humor burlesco.
El Lenguaje de Luces de Bohemia
En la obra se utilizan dos registros: el registro vulgar y el registro culto.
El registro vulgar es utilizado en la mayoría de la obra por los personajes populares poco cultos. Valle-Inclán recoge un gran número de expresiones típicas y características de la época, como pueden ser “dar el pan de higos”, “bebecua” y “beber sin dejar cortinas”. Este uso del registro popular y madrileño le da a la obra un gran realismo y variedad del lenguaje en los diálogos en que se desenvuelve la obra. Claramente, la intención del autor era causar más realismo y verosimilitud a la obra.
Por otra parte, está el lenguaje culto. Este lenguaje se utiliza sobre todo en personajes cultos y de alto rango en la sociedad, como pueden ser: Rubén Darío, El Marqués de Bradomín o el Ministro. Valle-Inclán utiliza este lenguaje para que se pueda mostrar con claridad el otro registro utilizado por los poetas y literatos y por los altos cargos. También lo utiliza para mostrar el contraste de la sociedad.
Las Acotaciones en Luces de Bohemia
Las acotaciones se pueden clasificar en:
- Acotaciones Esperpénticas: Donde predominan los adjetivos y el tono burlesco y ridiculizador. Sus características son: el uso de adjetivos es en abundancia y también el uso de metáforas es continuo a la hora de deformar la realidad en las descripciones de los personajes esperpénticos. El estilo es refinado y conciso a la hora de usar los recursos estilísticos. Ejemplos: “EL CONSERJE, vejete renegado, bigotudo, tripón, parejo de aquellos bizarros coroneles que en las procesiones se can del caballo. Un enorme parecido que extravaga” “Su Excelencia se hunde en una poltrona, ante la chimenea que avienta sobre la alfombra una claridad trémula. Enciende un cigarro con sortija y pide La Gaceta. Cabálgase los lentes, le pasa la vista, se hace un gorro y se duerme”.
- Acotaciones de Descripción de Personajes: Estas anotaciones describen a los personajes. Normalmente se usa el esperpento para definirlos, el tono grotesco está presente en la mayoría de veces. El estilo se caracteriza por tener frases largas llenas de recursos estilísticos para definir a los personajes. Cada descripción es una creación diferente a la anterior. Ejemplo: “ZARATUSTRA, abichado y giboso -la cara de tocino rancio y la bufanda de verde serpiente- promueve, con su caracterización de fantoche, una aguda y dolorosa disonancia muy emotiva y muy moderna”.
- Acotaciones de Lugar: Estas acotaciones describen el lugar en que se desarrolla la escena. Normalmente abundan los adjetivos. Se describen las escenas como imágenes. También la mayoría de veces se introducen al inicio de la escena. El estilo tiene menos recursos estilísticos, pero los adjetivos son los protagonistas. Ejemplo: “La Taberna de PICA LAGARTOS: Luz de acetileno: Mostrador de cinc: Zaguán oscuro con mesas y banquillos: Jugadores de mus: Borrosos diálogos”.
La Teatralidad de Luces de Bohemia
La teatralidad en Luces de Bohemia sí es posible, aunque la obra sea extensa y con algunos aspectos difíciles de interpretar. Hay que tener en cuenta que esta obra no se representó hasta los años 1970. En 1920, año de la obra, el teatro no estaba tan desarrollado como ahora, eso significa que no se interpretó por el atraso del teatro de la época.
En definitiva, esta obra sí que se puede representar en el teatro actual, pero para un mejor disfrute de la obra en toda su expresión, sería mejor una representación en el cine, ya que se podría aprovechar más las acotaciones y los demás elementos cineastas que presenta la obra.
El Noventayochismo y el Modernismo en Luces de Bohemia
A finales del siglo XIX y principios del XX se produjo un cambio en la visión del mundo y una ruptura con los supuestos estético-ideológicos decimonónicos. Se pasa del paradigma objetivista, que parece capaz de explicar la realidad (el Realismo, el positivismo, la fe en la ciencia…) al dominio del subjetivismo, que conduce al relativismo. Así, se intenta captar la vida de otra forma, se cree que la realidad puede conocerse por medio de la intuición (prospera el espiritualismo, la Teosofía…) y a través de diferentes perspectivas irracional y vitalista (los sentimientos individuales, las pulsiones internas, las creencias esotéricas…).
Todo esto, literariamente, cristalizó en una serie de características. Por un lado, el predominio del subjetivismo frente al objetivismo del Realismo; por otro, la lírica fue en la Modernidad el género dominante, produciéndose una ley de contagio y modificándose radicalmente el sistema genérico. Por último, la Modernidad se caracterizó por un especial relieve del lenguaje artístico, por un esmero estilístico máximo.
De este modo, la literatura inicia la búsqueda de nuevos caminos que puedan explicar en toda su complejidad el mundo interior del hombre y una realidad en constante cambio político y social. Este afán de renovación fue la base del Modernismo, que en sus orígenes pretendía una renovación total de la vida y el arte a través de su postura antiburguesa y de la recuperación de la belleza del lenguaje literario, que ellos creían descuidada en el realismo anterior.
Todos los escritores pretenden esa renovación de la literatura, sin embargo, hay algunos que además están muy preocupados por la realidad política de España durante estos años de profundos cambios y graves problemas. Son los autores de la Generación del 98. Estos escritores, alarmados por “el problema de España”, pretenden regenerar la vida pública de un país atrasado cultural y políticamente y fuertemente conmocionado por “el desastre”, como se llamó a la pérdida de las últimas colonias de Cuba y Filipinas en 1898.
Los autores más importantes de estos años militan a menudo en ambos movimientos porque todos buscaban, cada uno a su modo, la renovación del lenguaje y los motivos literarios. Sin embargo, se encuentran más rasgos modernistas en Rubén Darío y en las primeras obras de Machado y Valle-Inclán, y más rasgos noventayochistas en Pío Baroja, Azorín y Miguel de Unamuno.
Ambos movimientos tienen en común, por un lado, la búsqueda de un lenguaje diferente, más claro, preciso y bello; y, por otro lado, su espíritu de protesta y su profundo amor al arte. Sin embargo, hay dos rasgos que los diferencian: el primero de ellos es la concepción revolucionaria de la vida, antiburguesa y a veces bohemia y elitista de los modernistas; frente a la búsqueda ante todo de la verdad de los del 98.
El artista modernista profesa la religión del “arte por el arte”, que le hace distanciarse de la sociedad en una postura elitista de enaltecimiento de la creación (la torre de marfil) y desapego del prosaico y utilitarista mundo burgués. De ahí, el gusto modernista por el escapismo (ambientes medievales, cosmopolitismo, exotismo, referencias a lugares lejanos…) y la búsqueda apasionada de la belleza, su esteticismo militante que elabora un lenguaje culturalista y sensual.
Por el contrario, o complementariamente, los autores del 98 encarnan la figura del intelectual preocupado por la sociedad del momento que reflexiona desde presupuestos filosóficos o metafísicos sobre la situación del hombre moderno y del país. Sus temas serán, por tanto, el problema de España, la intrahistoria (una visión no oficial sino apegada a la vida cotidiana de los individuos de la historia) y las preocupaciones existenciales (el sentido de la vida, la existencia de Dios…).
Como se ha comentado, la obra de Valle dentro del Modernismo es importante, y en ella se incluyen obras como sus Sonatas (1902-1905), que son el mejor ejemplo de prosa modernista en España, o sus novelas sobre la guerra carlista, que inicia en 1908. Pero a partir de 1915, tras su experiencia como corresponsal de guerra durante la Primera Guerra Mundial, se dará en él un giro importante: se sigue oponiendo a la conservadora sociedad burguesa, pero ahora no lo hará desde un tradicionalismo idílico, sino desde posiciones muy críticas, que lo aproximarán a los presupuestos ideológicos reformadores de la Generación del 98.
Desde esta nueva postura no evasiva, sino firmemente comprometida con la realidad, Valle aportará a la Generación del 98 una manera muy crítica de reflejar España: el esperpento.
Hacia 1920 todas sus obras, narrativas o teatrales, presentarán rasgos esperpentizadores en mayor o menor medida. El esperpento es la respuesta ética y estética de Valle que refleja y denuncia la realidad miserable y deformada de la España de los años 20 y 30.
Max Estrella, el protagonista de “Luces de Bohemia”, representa en gran medida la evolución de su autor desde las posturas bohemias del modernismo, al compromiso activo con los más desfavorecidos. Las luces brillantes de la bohemia se están apagando y un violento contraluz reflejará la sociedad española de los años 20, sumida en el oscurantismo religioso, los abusos de poder de los políticos y la ignorancia de un pueblo que detestaba la cultura y la inteligencia.
Podemos, por último, señalar muestras concretas del ascendente modernista y del espíritu noventayochista en “Luces de Bohemia”. Ejemplos del primero son las elaboradísimas acotaciones escénicas, en las que Valle, más allá de realizar indicaciones para la representación, evidencia su estilo sensorialista y lleno de imágenes; y el leguaje culturalista y la actitud elitista de algunos personajes (como Dorio Gádex, o el propio Max, al principio). Rasgos del 98 son las continuas críticas a la España de la Restauración y las consideraciones en torno a la religión (entre Peregrino Gay y Max en la librería de Zaratustra o Rubén Darío y Max en el café Colón) o sobre la muerte (Conversación entre Rubén y el Marqués de Bradomín en el cementerio).