Literatura Medieval: Poesía, Teatro, Narrativa y Prosa

Poesía Medieval

El tema predominante es el amor, en relación con el modo de vida medieval. Muchas de estas composiciones son orales, no se escribían o se han perdido, recuperando parte de ellas porque los escritores de la Edad Media y el Renacimiento solían insertarlas en sus propias obras. Los creadores y difusores de esta literatura son los juglares y los trovadores. Para el pueblo llano se crearon las jarchas, que eran pequeños poemas escritos en mozárbe donde se recogen las quejas de amor de las mujeres ante la ausencia del amado. Las cántigas de amigo, del mismo tema que las jarchas, son redactadas en galaico-portugués, idioma considerado en la península como bello y suave. Son composiciones cortas, irregulares en el número de versos y estructura poética muy sencilla (jarchas y villancicos), aunque las cántigas de amigo eran mucho más elaboradas, suelen componerse de cuatro versos.

Teatro Medieval

Suele ser sencillo, inocente y escaso, sin influencia clásica, aunque comparte con el teatro griego su origen religioso, representándose historias de la Biblia, como en el Auto de los Reyes Magos (mediados del siglo XII), obra muy primitiva, más bien un monólogo antes que diálogos teatrales. Hasta finales del siglo XV no se vuelven a producir más muestras de teatro medieval, siendo el Misterio de Elche la siguiente obra religiosa, mucho más elaborada, cantada en lemosín (valenciano medieval), y con una escenografía grandiosa.

Poesía Narrativa

El mester de juglaría era el oficio que ejercían los juglares, cantando de pueblo en pueblo romances (poemas de amor y aventuras) y recitando partes más o menos extensas de los cantares de gesta. Solían acompañarse de instrumentos musicales de cuerda, e incluir pequeños números teatrales. Su principal misión era informar a través de poemas recitados. Los cantares de gesta son de carácter popular e intentan trasmitir valor y deseo de emulación a la población medieval presentándoles héroes capaces de realizar grandes hazañas. Nacen como una forma de identificar a una población concreta de valores y cualidades de un héroe caballeresco. Son composiciones en verso muy extensas, algunas de carácter fantástico. Los grandes poemas épicos son muy extensos, escritos en versos largos (10 a 20 sílabas) que se agrupan en largas tiradas monorrimas. Suelen ser repetitivos en las palabras o frases cortas bimembres (de dos palabras) creando un ritmo característico que facilita su recitado. En España, el cantar de gesta más destacado es El Poema del mío Cid. El poema exalta la figura del héroe castellano Rodrigo Díaz de Vivar, que acaba conquistando la ciudad de Valencia, congraciándose con el rey y casando a sus hijas con príncipes. El Cid representa la lucha contra la adversidad mediante la valentía y el honor para recuperar la condición social de nobleza y encumbrarse socialmente. El autor fue monje y está dividido en tres partes: el cantar del destierro, el cantar de bodas y el cantar de la afrenta de Corpes. La obra es muy realista y con escenarios perfectamente identificados. Se muestra como una historia única, bien narrada, donde los caracteres de los personajes quedan completamente expuestos.

El mester de clerecía era el oficio propio de los clérigos. Utilizaban una estrofa especial para sus poemas: cuaderna vía, una estructura de cuatro versos de catorce sílabas (alejandrinos) con una pausa en medio, o cesura. Se consideraba una poesía compleja, solo apta para personas cultas, y trataba temas dinámicos. Surgen grandes obras, algunas anónimas por deseo de humildad de sus autores o por ocultar a personas muy importantes a nivel político. La mayoría eran de carácter religioso. Nuestro primer autor medieval fue Gonzalo de Berceo. En el siglo XIV las ciudades comienzan a desarrollarse y se busca en la literatura más realismo y humor, siendo habitual un tono satírico y jocoso, como en el Libro del buen amor, del Arcipreste de Hita.

La Prosa Medieval

Además de la poesía, en la Edad Media se desarrolló una prosa notable que contribuyó a la creación del castellano. Uno de los autores más notables fue Alfonso X, el Sabio, que convierte el castellano en una lengua de cultura fijando su sistema ortográfico y sintáctico, y enriqueciendo el léxico castellano a través de su Escuela de Traductores de Toledo. Además, alentó obras fundamentales: La crónica general y La Grande u General Estoria. La prosa literaria, es decir, con intenciones artísticas, nace en el siglo XIV con la obra del canciller Ayala, Crónicas de Pedro I, y sobre todo El conde Lucanor, obra del infante Don Juan Manuel, obra más importante del siglo XIV. Son 50 cuentos dedicados a la instrucción del conde Lucanor por su preceptor Patronio. Incitan a una actitud práctica, astuta y cautelosa ante los hechos de la vida. Por último, aparece un nuevo género, la novela.

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