Literatura Medieval Española: Desde las Jarchas hasta el Arcipreste de Hita

La Literatura Medieval

Ideas y Cultura Medievales

La Edad Media se caracteriza por una concepción teocéntrica del mundo, con una ordenación jerárquica en forma de pirámide, en cuya cúspide se encuentra Dios.

Castilla

El latín había sustituido a todas las lenguas prerromanas, excepto al vasco. Tras la invasión romana y la posterior invasión musulmana, también se habló el árabe. Sin embargo, el latín prevaleció como lengua dominante.

Con el reinado de Alfonso X, el castellano se consolidó como lengua oficial, relegando el latín a los sermones.

Los primeros testimonios escritos en lengua vulgar son las glosas, anotaciones que un monje realizó para explicar el significado de términos latinos.

La Prosa Oral

La prosa se transmitía oralmente a través del canto. El verso, al ser más fácil de memorizar que la prosa, era el formato preferido para la transmisión oral.

La Lírica Primitiva

Las jarchas son breves composiciones líricas en mozárabe que aparecen al final de las moaxajas. Se cree que las jarchas mozárabes eran cancioncillas líricas independientes anteriores a las moaxajas.

La Épica

La épica es un género literario que, aunque se expresa en forma lírica, tiene un carácter narrativo. Narra las hazañas de un héroe antepasado. Estos relatos, que combinan sucesos históricos con elementos literarios, se conocen como cantares de gesta, ya que se recitaban o cantaban acompañados de melodías.

El Mester de Clerecía y Gonzalo de Berceo

Los autores del mester de clerecía, clérigos cultos que escribían tanto en latín como en castellano, empleaban una métrica regular para diferenciarse de los juglares. Utilizaban la lengua romance en sus obras.

Gonzalo de Berceo es uno de los máximos exponentes del mester de clerecía. Escribió vidas de santos, como la Vida de San Millán, y obras marianas, como los Milagros de Nuestra Señora.

La Prosa en la Edad Media

En la prosa medieval encontramos glosas (comentarios) y la importante labor de Alfonso X en la Escuela de Traductores de Toledo (siglo XII). Entre sus obras destacan la Estoria de España (historia), Las Siete Partidas (jurídicas), Libros del saber de astronomía (científicas) y Libro de ajedrez, dados y tablas (entretenimiento). Don Juan Manuel, por su parte, escribió El Conde Lucanor, una obra dividida en cinco partes. La primera parte consta de 50 ejemplos en los que el Conde Lucanor plantea un problema a Patronio, quien le responde con una historia que le sirve de ejemplo para resolver su dilema, extrayendo al final una moraleja.

El Teatro Medieval

El Teatro Religioso

Las primeras representaciones teatrales religiosas se llevaban a cabo en los templos, con una escenografía simple. Posteriormente, se trasladaron a escenarios propios. Las actitudes groseras de algunos actores llevaron a la prohibición de estas representaciones dentro de las iglesias. Estas obras estaban vinculadas a representaciones litúrgicas, centradas en dos ciclos: Navidad y Pasión y Resurrección de Cristo.

El Teatro Profano

El teatro profano era representado por juglares que incorporaban danzas, mimos y espectáculos parateatrales. Estas representaciones, conocidas como juegos de escarnio, eran farsas festivas con un tono burlesco.

Cantar de Mío Cid

Texto, Autor y Fecha

Se desconoce el comienzo del poema. No hay un autor definido, pero existen diversas hipótesis: obra de juglares, de un hombre de leyes o de un clérigo. La fecha de composición se sitúa entre finales del siglo XII y principios del XIII. El final del manuscrito fue copiado por Per Abbat en 1207. Algunos lo consideran un copista, mientras que otros lo identifican como el autor.

Métrica, Lengua y Estilo

El poema está escrito para ser recitado y memorizado. Los versos se agrupan en tiradas monorrimas y asonantes de extensión variable. Son versos irregulares y asonantes, con cierta tendencia a las 16 sílabas, sin una medida fija, y están divididos en dos hemistiquios con una fuerte cesura intermedia. Los hemistiquios más comunes son de 7, 8 y 6 sílabas. La irregularidad silábica también afecta a los propios hemistiquios, dando lugar a diversas combinaciones.

La lengua del poema destaca por su claridad, concisión y sobriedad expresiva. Los destinatarios de la recitación del juglar (quien cambiaba la voz para llamar la atención y recitaba como un romance, utilizando sinónimos en caso de olvidar el texto) influyen en otros rasgos, como las frecuentes invocaciones a los oyentes, las expresiones exclamativas que presuponen un auditorio, y el paso constante de la narración al discurso directo, que dota al poema de un cierto carácter dramático. El carácter oral explica la libertad en el uso de las formas verbales y el empleo de aposiciones y epítetos épicos, que sirven para magnificar a los héroes. La mayor parte de estos recursos se dedican al Cid, como muestra de la glorificación del personaje. Son frecuentes los paralelismos, los arcaísmos, los tecnicismos, los arabismos y ciertos dialectalismos aragoneses, lo que podría indicar que el texto fue compuesto en territorio fronterizo. La estructuración binaria es una característica destacada de la lengua del poema.

Estructura y Contenido

El Cantar de Mío Cid se divide en tres partes: Cantar del destierro, Cantar de las bodas y Cantar de la afrenta de Corpes. La obra combina la narración con el diálogo, siendo este último un elemento fundamental.

  • Nivel político: Se presenta el enfrentamiento entre Castilla y León. El Cid, caballero castellano, se enfrenta al rey, de origen leonés. Los enemigos del Cid son grandes nobles leoneses. El poema se enmarca en la tradición castellana antileonesa, exaltando al Cid y, con él, a Castilla.
  • Nivel socioeconómico: El Cantar refleja los ideales de equidad jurídica y movilidad social propios del espíritu de frontera en el que surgió. El poema plasma en el Cid el modo de vida belicoso, la supervivencia a través de incursiones bélicas y la aspiración de ascenso social de la gente de la época, así como su desprecio o rencor hacia la alta nobleza.
  • Nivel individual: Rodrigo Díaz, el héroe desterrado por el rey, se enfrenta al reto de recuperar su honra perdida y ganarse el pan. El Cid actúa como un héroe arquetípico. Su exaltación contrasta con la ridiculización y degradación de los nobles, representados por los cobardes y mezquinos infantes de Carrión y por los “mestureros” de la Corte.

Libro de Buen Amor

Texto, Fecha y Título

Existen tres manuscritos del Libro de Buen Amor. Su autor es Juan Ruiz, arcipreste de Hita. Las fechas de composición se sitúan entre 1330 y 1343. También hay copistas.

Ninguno de los manuscritos aparece titulado. Modernamente, se propuso el título de Libro de Buen Amor.

Métrica, Lengua y Estilo

Es un extenso poema de más de 1700 estrofas. La mayor parte están escritas en cuaderna vía, pero también abundan los metros juglarescos cortos y otras estrofas en las que el autor demuestra su virtuosismo poético. Predominan los hemistiquios de 8 sílabas, cercanos al ritmo popular del romance, frente a los heptasílabos. Juan Ruiz exhibe un dominio magistral de la métrica, superior al del juglar y al del resto de los clérigos del mester de clerecía.

En su lengua y estilo coexisten los recursos retóricos de la tradición culta y los rasgos del lenguaje popular. Destacan el amplio repertorio léxico y sintáctico, las repeticiones, enumeraciones, acumulación de sinónimos, juegos de palabras, el uso del diminutivo con valor afectivo, y el empleo de refranes, modismos y exclamaciones. El tono festivo y burlón es característico de una obra en la que la ironía, la parodia y la caricatura son rasgos esenciales de un autor que no ofrece una visión complaciente del mundo, sino que se ríe de él.

Para Juan Ruiz, el buen amor era el amor hacia Dios, pero también el amor mundano (yacer con una mujer sin compromiso). Este último es el que predomina en el libro, tratado con ambigüedad.

Estructura y Contenido

  • Un prólogo en prosa donde se expone la intención de la obra.
  • Una serie de aventuras amorosas con mujeres de diversa condición.
  • Una colección de 32 fábulas y cuentos con intención didáctica, como el de la avutarda y la golondrina.
  • Episodios como el de don Melón y doña Endrina.
  • Un conjunto de digresiones morales o satíricas, como la del poder del dinero.
  • Sátiras y parodias, como la pelea de don Carnal y doña Cuaresma.
  • Un grupo de composiciones líricas y juglarescas: poemas religiosos, serranillas, etc.
  • La figura de la trotaconventos, concebida de forma positiva.

Todo lo creado está sujeto al amor, presentado como una fuerza natural imperiosa. Se manifiesta una arrolladora fuerza vitalista, donde la sexualidad, el erotismo y la concepción placentera y sensual de seres y cosas se encarnan en los personajes.

La muerte es la fuerza opuesta al amor y a la vida. Se expresa un amargo lamento por la desaparición de la trotaconventos, la alcahueta amiga del protagonista. La muerte es destructora, no liberadora; aniquila la hermosura, el placer y todas las relaciones humanas y afectivas.

Se percibe la presencia de un destino marcado por las estrellas, del que los hombres no pueden escapar.

El amor, el destino y la muerte dejan al ser humano en una situación de angustia y soledad en un mundo donde las relaciones sociales están cambiando y donde el dinero lo puede todo.

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