La Composición de las Obras en la Edad Media
El hecho de saber que la obra literaria iba a ser escuchada apelaba a todos los recursos para dejar una impresión fuerte en la imaginación de la audiencia y para asegurar una correcta compresión del sentido. El público medieval tenía una memoria auditiva muchísimo más desarrollada. En consecuencia, la obra literaria medieval era muy inestable, sin embargo, esta inestabilidad no era igual para todos los géneros. En el amplio campo del fenómeno literario medieval se encuentran, además de la poesía y de la ficción, los bestiarios (sobre animales), lapidarios (propiedades de las piedras), libros de viajes, crónicas y hasta consejos para vivir bien.
Fenómenos Orales y Escritos
La oralidad y la escritura constituyen tecnologías culturales al servicio de la comunicación de los miembros de una sociedad. En esta época se empiezan a centrar en la literatura de las nacientes lenguas modernas.
La Actuación Juglaresca
Durante la Edad Media, la figura más importante era la del juglar y su actuación juglaresca. Se encontraba la escena juglaresca y el juglar que componía los poemas líricos o épicos. Durante este tiempo, los juglares fueron toda una institución cultural porque cumplían la función de intermediarios.
El Surgimiento del Verso Escrito
A lo largo del siglo XII, la Iglesia atravesó un cambio de actitud y comenzó a preocuparse por llegar a un público más amplio que no sabía leer. La escritura empezó a desplazar la oralidad.
A lo largo del siglo XIII, la escritura siguió desarrollándose y encarando obras literarias más ambiciosas, ya no solo en verso sino también en prosa. Todas estas obras solo fueron posibles por una innovación tecnológica: la difusión del papel.
La Poesía Épica Medieval
Un género que se destaca en la Edad Media es el de la poesía épica, cuyas características son:
- Poesía centrada en la figura del héroe: otorga dignidad al género humano, no posee poderes sobrenaturales sino las capacidades de cualquier mortal, solo que en grado superlativo.
- Poesía de acción: el héroe manifiesta sus virtudes en la acción, es decir, busca el honor a través del riesgo.
- Narración objetiva y de carácter realista: las acciones transcurren no en ámbitos fantásticos sino en ambientes cotidianos para el público.
- Posee linealidad y unidad de acción: el argumento relata las hazañas del héroe en forma continua sin distraerse.
- Su unidad de composición es el verso y no la estrofa.
- Se trata de una poesía de génesis oral, de allí su carácter lineal y su versificación para hacerla comprensible y memorizable.
- Remite a una edad heroica: los hechos que narra se ubican en un tiempo pasado.
La función social que cumple la poesía épica consiste en la exaltación de los valores de un pueblo o de un grupo social.
La Gesta del Cid
El llamado Cantar de Mio Cid está basado literalmente en la parte final de la vida de un personaje histórico, Ruy Díaz de Vivar, el Cid Campeador, famoso guerrero. El poema no relata con fidelidad de cronista la gran empresa política y militar del Cid, sino que selecciona algunos hechos de su vida e inventa otros.
La Organización del Poema
El poema se organiza en tres cantares, pero su estructura argumental tiene dos partes: se narra un doble proceso de pérdida y recuperación de la honra.
La Figura del Héroe en el Cantar de Mio Cid
El héroe épico reúne las virtudes más apreciadas por la comunidad en la que surge. Esto es así porque el héroe épico no posee poderes sobrenaturales. Según la cualidad que predomine en él, el héroe resultará el más valiente, el más fuerte o el más astuto de los mortales. En el mundo épico se distinguen claramente quiénes son los buenos y los malos. El villano de la historia siempre sufre algún tipo de ofensa que lo mueve a cumplir una terrible venganza sobre el héroe, aunque este lo castigará de manera sangrienta. Sin embargo, en el Mio Cid esta característica aparece atenuada, el Cid es el último de los héroes épicos.
Un Personaje Virtuoso
El Cid aparece como un personaje virtuoso caracterizado por su mesura (prudencia y buen sentido). Se trata de un personaje que enfrenta las desgracias y se lanza al combate con prudencia, en eso reside su grandeza. El Cid asume con resignación las injusticias evitando responder de manera violenta. Esto se muestra también cuando sufre el destierro y no desea enfrentarse con su rey.
Otros detalles que muestran esa sensatez es la preocupación por el bienestar de los integrantes de su hueste y su generosidad con los vencidos.
Los dos aspectos que ayudan a configurar el perfil son la piedad religiosa y su amor por la familia.
Entre la Familia y el Deber
El amor familiar por parte del Cid queda muy claro en tres aspectos: lo dramático de la despedida entre el héroe y su familia, la alegría del reencuentro en Valencia con su mujer y sus hijas y, por último, la peor deshonra recibida que le causan a través de la afrenta a sus hijas. Sin embargo, esto no anula la faceta de guerrero valeroso e inteligente. La superioridad de su figura y la dimensión mítica que alcanzan se hacen muy evidentes en el episodio del león.
El Héroe y sus Compañeros
La figura del Cid queda muy clara como un compendio de valor y habilidad guerrera. La trama del Cantar del Mio Cid se traza como un doble proceso de pérdida y recuperación de la honra por parte del héroe. Aparte del Cid, se encuentran otros personajes secundarios que también poseen rasgos de heroicidad.
Por último, en el poema, se observan dos recursos fundamentales de la composición oral: las fórmulas y los epítetos, que sirven de comodines para ir armando los versos mientras se está recitando. El epíteto épico se aplica sistemáticamente para caracterizar a un personaje.
Los Nuevos Caballeros
Entre los siglos XII y XIII, el papel de los caballeros en las batallas cambió para encontrarse en territorios alejados y desconocidos. Surgió así el espíritu de aventura combinado con el espíritu cortesano. Los caballeros debían, además de demostrar su fuerza, su elegancia.
El Héroe Artúrico
En la Edad Media, existían tres materias narrativas: la de Francia, la de Bretaña y la de Roma. Cada una distinguía tres ámbitos literarios: la épica, los romances y los mitos grecolatinos.
Un Destino Aventurero
El héroe épico realiza hazañas: cumple un deber de vasallo hacia Dios y hacia su rey, y pelea para defender su patria o su posesión feudal contra los enemigos. Al caballero andante no le interesa la política: busca lucirse con las armas para ganar el amor de su dama, poniéndose constantemente a prueba por medio de la aventura. Su novedad consiste en crear un mundo encantado con peligros exclusivamente reservados a los nobles.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que la epopeya expresa la tradición de un pueblo. Trata de los héroes de un pasado glorioso, por lo cual resulta esencial la vinculación con la historia. El héroe épico sella su carrera con la muerte. Esto es característico del verso épico. En cambio, en el romance no interesa tanto el pasado como exponer formas de conducta y de sentir con las que el público se identifica. Es un género moderno, un mundo subjetivo y sentimental; además, siempre tiene un final feliz.
El Honor del Caballero
La tabla redonda es un centro de reunión, confluencia de incitaciones a la aventura y lugar de relatos maravillosos. El caballero envía a todos sus vencidos para que presten homenaje al rey e informen de sus proezas.
El Caballero y el Amor
El término «romántico» hace referencia al amor como tema principal, una evasión al mundo de la fábula. El sentimiento amoroso siempre existió, pero la expresión de ese sentimiento es una invención del siglo XII.
Los trovadores provenzales crearon un refinamiento sentimental al que llamaron fine amor, cuyos rasgos son la humildad, cortesía, adulterio y religión del amor.
El refinamiento de las maneras cortesanas contrasta con la rudeza de los villanos. El galanteo se pone de moda y los caballeros compiten en alcanzar la perfección de ese arte. En el cortejar, la amada tiene derecho a fingir desdén para probar la fidelidad de su galán y hasta puede ponerle obstáculos. Pero en la sociedad feudal, el matrimonio era utilitario y la mujer estaba obligada por el deber a cumplir los deseos de su marido. Fuera del matrimonio, los amantes se conceden cualquier cosa recíproca y gratuitamente.