La Poesía después de las Vanguardias
El Modernismo se supera con la llegada de las vanguardias en toda América, donde tiene relevancia el Creacionismo de Vicente Huidobro, por ejemplo. Pero en los años veinte y treinta del siglo XX se vuelve a una poesía más humana, con un compromiso político y social.
Pablo Neruda (1904-1973)
Nacido en Chile, destacan de su obra: Veinte poemas de amor y una canción desesperada, un poemario amoroso de estética neorromántica con los siguientes temas: el yo poético, sumido en la angustia e incertidumbre existencial, cree encontrar en el amor el sentido de la vida. En algunos poemas se observa la plenitud amorosa y se describe a la amada silenciosa y distante que no salva al yo de la incomunicación. Los poemas finales muestran el fracaso del amor, y el yo poético vuelve a la melancolía y soledad.
En Residencia en la tierra, hay dos partes que ahondan en esa misma angustia y, mediante enumeraciones caóticas o imágenes irracionales y la influencia del surrealismo, se presenta un mundo caótico e inhabitable.
Octavio Paz (1914-1998)
Su poesía se centra en el origen del conocimiento y la realidad. Intentó agrupar su obra poética en Libertad bajo palabra. Las primeras obras muestran una tendencia neorromántica; pronto aparece la preocupación social. Posteriormente, se incorpora el surrealismo. Sorprende en Piedra de Sol (1957) el empleo de elementos míticos de origen azteca. Octavio Paz es fundamental para la introducción del surrealismo en Hispanoamérica en los años 40 (¿Águila o sol?, Piedra de sol, La estación violenta), donde el poeta busca la razón de la existencia, y entra en contacto con la cultura oriental (Ladera este, Hacia el comienzo).
Blanca Varela (1926-2009)
Conoció a Octavio Paz en 1949 en París, además de a otros escritores latinoamericanos y españoles. En su poesía se encuentra la plasticidad de las obras vanguardistas de Vicente Huidobro, por ejemplo, pero también la búsqueda de lo espiritual a través de la palabra. Poesía reunida bajo el título Donde todo termina abre las alas (2001).
La Novela Regionalista
En el primer tercio del siglo se desarrolla la novela regionalista, de carácter realista: la literatura como espejo de la vida y la primacía de los hechos sobre la estructura o el estilo, del contenido sobre la forma. Además del realismo, presenta otros dos rasgos característicos: importancia de la naturaleza, que se resiste a ser dominada por la civilización; voluntad de reflejar conflictos políticos y sociales (Revolución mexicana, discriminación indígena).
Dentro de esta novela se distinguen:
- La novela de la Revolución mexicana que reflejan los hechos de la Revolución o la desilusión causada por un proceso de expectativas truncadas (Los de abajo, de Mariano Azuela).
- La novela indigenista, en la que se denuncia la marginación del indio en la sociedad de su tiempo (Ciro Alegría, con El mundo es ancho y ajeno).
- La novela gauchesca, que ya había sido tratada por José Hernández en Martín Fierro en 1872 (Ricardo Güiraldes, con Don Segundo Sombra) donde destaca la capacidad del gaucho para sobrevivir al margen de la civilización y su existencia nómada.
- La novela de la tierra (La vorágine, de José Eustasio Rivera). La lucha desproporcionada del débil ser humano con la implacable Naturaleza, una lucha terrible que acaba normalmente con la derrota del hombre.
Ruptura con el Realismo
Jorge Luis Borges (1899-1986)
En sus cuentos, Borges supera el tradicional realismo de la narrativa hispanoamericana y da entrada a elementos fantásticos que no solo cuestionan la estética realista, sino la realidad misma. En sus obras están presentes los mitos clásicos, las referencias literarias, el uso de símbolos (espejos, laberinto, las bibliotecas), las paradojas y los juegos intelectuales. El Aleph (1949).
Juan Rulfo (1917-1986)
Su gran obra es la novela Pedro Páramo (1955). Se desarrolla en un espacio mítico denominado Comala donde en su momento gobernaba con mano dura Pedro Páramo. Él representa el mundo fantasmal y Comala es ahora un pueblo maldito, real e irreal al mismo tiempo, mundo de pesadilla donde están borrosas las fronteras entre la vida y la muerte.
La Novela del Boom
A finales de los años cincuenta y durante la década de los sesenta se produce una eclosión de la narrativa hispanoamericana conocida como el Boom. Algunas de las características comunes a varios autores son:
- La problemática existencial donde la incomunicación o la búsqueda del sentido a la vida lleva a la angustia permanente que lleva a veces a un análisis de la realidad sociopolítica. (Sobre héroes y tumbas, de Sábato; Conversación en La Catedral, de Mario Vargas Llosa).
- Se cambia la naturaleza por la ambientación urbana (Lima en La ciudad y los perros, de Vargas Llosa; París y Buenos Aires en Rayuela).
- La figura del dictador (El señor presidente, de Miguel Ángel Asturias; Yo, el Supremo, de Augusto Roa Bastos).
- El realismo mágico, la inserción de elementos fantásticos, legendarios o míticos en la vida cotidiana de los personajes (El reino de este mundo, de Alejo Carpentier, y Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez).
Juan Carlos Onetti (1909-1994)
Creó uno de los grandes espacios míticos del Boom: Santa María, ciudad de personajes solitarios y desesperanzados que parecen abocados a la frustración, la soledad y la incomunicación, donde se ambientan La vida breve y El astillero.
Gabriel García Márquez (1927-2014)
El colombiano es el autor de Cien años de soledad (1967), paradigma de la narrativa del Boom hispanoamericano. En esta novela se pueden observar rasgos como el realismo mágico – inserción de elementos inverosímiles o hiperbólicos integrados en la cotidianeidad de Macondo-, la concepción cíclica del tiempo y el sustrato mítico. Los personajes de Macondo a lo largo del tiempo se mueven entre la convivencia de lo insólito con la normalidad de las cosas. Lo mágico se funde con lo real.
Mario Vargas Llosa (1936)
Entre la extensa obra del peruano destacan dos títulos: La ciudad y los perros (1962), que ofrece una crítica feroz de la sociedad peruana de su tiempo, la novela muestra a los alumnos de un colegio militar, un mundo duro, cerrado y violento. Conversación en La Catedral, (1969) en la que el protagonista conversa en el bar La Catedral con Ambrosio sobre la realidad política y social de Perú. Otros temas tratados por el autor son la utopía revolucionaria (Historia de Mayta), la trama sentimental (La tía Julia y el escribidor) o la novela de dictador (La fiesta del Chivo).
Julio Cortázar (1914-1984)
El argentino escribió colecciones de cuentos, así como su novela más conocida, Rayuela. Los cuentos (Bestiario, Final de juego, Queremos tanto a Glenda) acusan la influencia de Borges e insertan elementos fantásticos en contextos realistas, como en “Continuidad de los parques”. Rayuela, dividida en tres secciones, es un juego en el que el lector participa activamente, decidiendo el orden de la lectura. Destaca además la invención de un idioma (el glíglico) o la reflexión metaliteraria. A través de la fantasía se rompe la lógica de la realidad conocida, el absurdo, lo irracional conduce a desvelar escondidas facetas del mundo real.
La Narrativa Posterior al Boom
Presenta gran diversidad de tendencias y estilos. Estas son algunas de las características y autores más destacados de los últimos años.
- La fusión de géneros. Se sitúan en la frontera entre la ficción, la autobiografía, el ensayo, el libro de viajes o el reportaje. Es el caso de la Trilogía de la memoria del mexicano Sergio Pitol. Con la novela testimonio también se mezclan géneros entre el periodismo, historiografía y literatura. Destacan las novelas testimoniales de Elena Poniatowska: La noche de Tlatelolco o Nada, nadie.
- La literatura del yo. Se produce una eclosión de la literatura del yo, en sus diversas manifestaciones: la autobiografía (El río del tiempo, del colombiano Fernando Vallejo), el diario (Los diarios de Emilio Renzi, (2015) del argentino Ricardo Piglia), Lo que no tiene nombre (Piedad Bonnett) (2021).
- La novela intimista. Regreso a lo sentimental, lo íntimo o lo cotidiano, como reacción a la grandilocuencia de la narrativa del Boom (Antonio Skármeta, autor de El cartero de Neruda).
- La novela posmoderna. Incorpora elementos de la cultura popular (Arráncame la vida, de Ángeles Mastretta), obras que indagan en identidades marginales, reprimidas o silenciadas (El beso de la mujer araña, de Manuel Puig); obras de la novela ecologista (El viejo que leía novelas de amor, de Luis Sepúlveda).
- La novela policiaca. Como en el conjunto de la literatura occidental, la novela policiaca –sobre todo, la novela negra- experimenta un gran auge donde se muestra críticamente las lacras de las sociedades actuales. Destacan: Leonardo Padura, con las novelas protagonizadas por Mario Conde.
- Las novelas de contenido político-social. Las cruentas dictaduras que se producían en los países del Cono Sur (Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay) entre los setenta y los ochenta dieron lugar a novelas en las que sus autores evocaban estos sucesos desde el exilio: Los convidados de piedra, de Jorge Edwards, sobre el golpe de Pinochet; Primavera con una esquina rota, de Mario Benedetti, protagonizada por un preso político; o La novela de Perón, del argentino Tomás Eloy Martínez.
Roberto Bolaño (1953-2003)
La obra de este escritor presenta distintos rasgos. Por un lado, una estructura detectivesca, se trata de la búsqueda de escritores desaparecidos que se ramifica en múltiples narraciones y personajes secundarios hasta desdibujarse dicha investigación. A su vez, aparece el viaje que sugiere la soledad y la búsqueda de la identidad de los personajes. Y a todo esto se une la violencia como eje de la historia del siglo XX tanto en Europa como en Latinoamérica. Los detectives salvajes (1998), 2666 (2004).