Literatura Hispanoamericana del Siglo XX: Un Recorrido por sus Movimientos y Autores

Literatura Hispanoamericana del Siglo XX

Poesía

La poesía hispanoamericana del siglo XX, después de la vanguardia, encuentra un referente en César Vallejo, quien abandonó su etapa vanguardista para rehumanizar su poesía y dotarla de compromiso político, como se aprecia en España, aparta de mí este cáliz. El chileno Pablo Neruda, ganador del Premio Nobel, creó una poesía que encarna el destino y los sueños de un continente. Canto general es un proyecto poético monumental que refleja la historia de Hispanoamérica, siguiendo los cantos épicos de los pueblos precolombinos. Previamente, había escrito Veinte poemas de amor y una canción desesperada, obra de juventud que modernizó la poesía amorosa. La también nobel chilena Gabriela Mistral, en Lagar, refleja su angustia ante la muerte de sus seres queridos, las atrocidades de la Guerra Civil Española, el auge del fascismo y la Segunda Guerra Mundial. El mexicano Octavio Paz, ensayista, poeta y diplomático, cultivó una poesía con influencia oriental, donde destacan el erotismo y la búsqueda del conocimiento. La argentina Alejandra Pizarnik explora en su obra su profundo sentimiento de culpa y sufrimiento. La uruguaya Ida Vitale es una de las principales representantes de la poesía esencialista.

Novela

En la primera mitad del siglo XX, la prosa narrativa transita del Modernismo al interés por lo local y social. Un ejemplo es la novela indigenista, que denuncia la marginación de los indígenas en la sociedad criolla poscolonial. Destaca Ciro Alegría con El mundo es ancho y ajeno, que trata sobre la explotación de los trabajadores de una comunidad andina por un terrateniente codicioso. A la exploración de lo americano se suma la influencia de la vanguardia europea, los temas urbanos y existenciales, y la tendencia a fusionar realidad e imaginación a través de mitos, leyendas, magia y poesía. El boom de la novela hispanoamericana significó la difusión mundial de un grupo de escritores hispanoamericanos que consolidaron la integración de lo fantástico y lo real, conformando el realismo mágico, aunque con diversidad temática y estilística.

La estructura narrativa de sus novelas no es lineal. Combinan diferentes narradores y puntos de vista, y utilizan el monólogo interior. En Cuba, Alejo Carpentier narra acontecimientos históricos con un lenguaje barroco y musical en El Siglo de las Luces, y José Lezama Lima construye en Paradiso una novela compleja por su carácter heterogéneo y su estilo barroco. En Argentina, Jorge Luis Borges presenta el mundo como un laberinto entre lo real y lo irreal en relatos breves con toques de ensayo, recogidos en libros como El Aleph. Su estilo se caracteriza por la precisión léxica, las paradojas, la ironía y las reflexiones insólitas. Julio Cortázar mezcla lo fantástico con lo cotidiano en relatos como los de Bestiario. En Rayuela, personajes desarraigados buscan su identidad en París y Buenos Aires. El mexicano Juan Rulfo, en Pedro Páramo, presenta un mundo donde conviven vivos y muertos, y explora temas como la violencia, las tensiones familiares, la miseria campesina, la guerra civil y el caciquismo rural. El nobel colombiano Gabriel García Márquez, icono del realismo mágico, crea Macondo, escenario de su obra maestra, Cien años de soledad. Macondo, ligado a la familia Buendía, representa la historia de Colombia y América Latina. El peruano Mario Vargas Llosa, en Conversación en La Catedral, plantea a través del diálogo entre un joven de familia rica y el chófer de su padre la pregunta: «¿cuándo se jodió el Perú?». Los escritores posteriores al boom se caracterizan por la variedad de estilos. La chilena Isabel Allende, en La casa de los espíritus, retoma el realismo mágico. El chileno Roberto Bolaño, en Los detectives salvajes, parte de sus vivencias en México D.F. para mostrar el drama del exilio y el fracaso de una generación.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *