La Lírica Española en el Siglo XX
La lírica española de estos años estuvo marcada por la Guerra Civil, en la que la sociedad se dividió en dos bandos: los vencedores y los vencidos. El exilio exterior de parte de los escritores vivos, el asesinato de Lorca y el encarcelamiento de Miguel Hernández dejaron sin modelos a las generaciones del exilio interior, que debieron esquivar la censura.
Años 40: Poesía Arraigada y Desarraigada
En los años 40, la lírica de los poetas que se quedaron en España giró en torno a las revistas literarias. La revista Garcilaso reunió a poetas jóvenes que practicaban lo que Dámaso Alonso llamó «poesía arraigada»: presentaba un mundo coherente, ordenado, con temas como Dios, la patria, la familia, etc. Como contrapartida, aparece la revista Espadaña, que reúne a los pesimistas y trata una «poesía desarraigada»: es de corte existencialista, de tono trágico y cuestiona a Dios (Miguel Hernández, «Sombra del paraíso»). También aparece la revista Cántico, que reúne a poetas del Postismo, movimiento vanguardista que defendía la libertad expresiva y el sentido del arte.
Años 50: Poesía Social y de la Experiencia
En los años 50 comienza la poesía concebida como comunicación: el poeta se hace portavoz del sufrimiento colectivo. De esto se pasa a la poesía social: debe tomar medidas ante los problemas del mundo y cambiar la sociedad, por lo que tiene que ser sencilla (Miguel Hernández o Antonio Machado). A finales de los 50, la poesía pasa de comunicar a conocer el mundo que nos rodea. Aparece la poesía de la experiencia, que se basa en el escepticismo y destaca los temas de la infancia, la familia o la amistad, el amor o el erotismo. Se busca un estilo conversacional, no exento de ironía, llamado Grupo de Barcelona.
Poesía del Exilio
En la poesía del exilio, el tema principal es el de la patria dejada atrás, ocupada por los vencedores.
El Teatro Español en el Siglo XX
En España se conocían los movimientos de renovación teatral europeos, pero era imposible adoptarlos por los españoles, ya que ninguno apostaba por las novedades. Así, había mucho teatro y de éxito, pero de escasa calidad y nada original. El teatro encuentra su éxito en los años 20-30 con los teatros de Valle-Inclán y Lorca.
Teatro Tradicional
El teatro tradicional se difunde a través de tres corrientes:
- El drama romántico: No alcanza la altura poética de la poesía modernista y se queda en un Romanticismo decadente mezclado con efectos del Modernismo. Aborda temas históricos rememorando el pasado glorioso español. Destacan Eduardo Marquina (En Flandes se ha puesto el sol) y los hermanos Machado (Las adelfas).
- La comedia burguesa o benaventina: Debido a Jacinto Benavente, que recibió el Premio Nobel de Literatura. Se caracteriza por sus ambientes de alta burguesía o campesinado acomodado. No profundiza en las preocupaciones de los burgueses, a los cuales trata con ironía. La mejor obra es Los intereses creados (dos pícaros fingen ser amo y criado). Benavente tuvo éxito hasta la Guerra Civil, optando por el teatro de éxito en vez del renovador.
Teatro Renovador
Adriá Gual crea el Teatro Íntimo, donde representa obras propias y extranjeras. Más tarde crea la Escuela Catalana de Arte Dramático. Unamuno crea un teatro desnudo: pocos personajes, pero densos diálogos. Azorín luchó por un teatro antirrealista que incluyera lo subconsciente y trataba temas de la felicidad, el tiempo y la muerte.
Pero la renovación significativa fue la de Valle-Inclán y Lorca. Valle-Inclán arranca su producción teatral en dramas decadentes próximos al Modernismo para continuar con su teatro en libertad, concebido para ser leído más que representado por las acotaciones literarias y puestas en escena imposibles. Empieza con los dramas del ciclo mítico (obras de ambiente gallego y temas de poder, sexo, avaricia, miedo. Obras como Comedias bárbaras o Divinas palabras). En las farsas incluye personajes disfrazados, de la farándula. Incluye escenas cinematográficas y parodias como La Reina castiza. El siguiente paso, que son cuatro obras, es una deformación de la realidad a través de caricaturas cómicas y macabras.
Federico García Lorca impulsa el teatro total, en el que importa tanto la poetización del lenguaje como los recursos utilizados. Pretendía popularizar el espectáculo y creó una compañía universitaria de teatro, La Barraca. Sus obras se clasifican en tres bloques:
- Farsas: Dos para teatro de guiñol y otras dos para actores, con problemas por matrimonios de conveniencia.
- Teatro surrealista: El público, irrepresentable en la época, con ruptura de la lógica espacio-temporal y que defiende el deseo individual.
- Tragedias de ambiente rural: Bodas de sangre y La casa de Bernarda Alba, con mujeres que deben reprimir su amor y sexualidad.
Teatro Cómico
Con música, canto y baile o sin nada de esto (juguete cómico, sainete y astracán), representado por Carlos Arniches, quien cultiva el sainete de costumbres madrileñas con temática sobre los celos, el honor, el poder y la tragedia grotesca, que se une con el sainete para denunciar injusticias sociales. Pedro Muñoz Seca (La venganza de Don Mendo) es el creador del astracán, basado en el disparate cómico, chistes y situaciones rocambolescas.
La Narrativa Española en el Siglo XX
En los años 40 destaca la novela existencial, en los 50 el realismo social y en los 60 la novela experimental.
Años 40: Novela Existencial
Los años 40 son difíciles, de posguerra y de dictadura franquista; de aislamiento internacional, pobreza, hambre, represión y censura. Se publica una novela de los vencedores, dividida hasta que algunos escritores encuentran en el enfoque existencial su forma de expresión. En 1942, Camilo José Cela escribe La familia de Pascual Duarte, con la que se inaugura la descripción truculenta de lo más feo de la sociedad con personajes desagradables. La novela pasa como tradición por la picaresca, el drama rural y el determinismo de Baroja. En 1945, Carmen Laforet publica Nada, donde una muchacha relata tristemente sus estudios en Barcelona tras la Guerra Civil. En 1947, Miguel Delibes recibe el Premio Nadal por La sombra del ciprés es alargada, donde hay frustración, tristeza y resignación religiosa. En la novela existencial, los temas predominantes son la soledad, la inadaptación, la frustración, la muerte, etc. Los personajes son seres marginados, violentos u oprimidos. Los espacios son limitados y se observa una preferencia por la primera persona y el monólogo.
Años 50: Realismo Social
En los años 50 hay una tímida apertura al exterior que coincide con la relajación de la censura a editoriales, el éxodo rural, la consolidación de la clase media burguesa y protestas de universitarios y obreros contra el régimen.