Boom de América Latina
A finales de los cincuenta y comienzos de los sesenta, América Latina publicaba algunos de los libros que no se editaban en España por la censura franquista. A su vez, jóvenes autores latinoamericanos exploraban nuevas formas literarias y daban un salto estético que cambiaría a los escritores y a los lectores.
Varios de estos autores habían emigrado a Europa por diferentes motivos (trabajos, huyendo de sus propias dictaduras, estudios…). Ellos introdujeron nuevos aires, redescubrieron las posibilidades del idioma e influyeron en la narrativa más contemporánea. Entre ellos, títulos como:
Rayuela, del argentino Julio Cortázar.
La ciudad y los perros, del peruano Mario Vargas Llosa.
Cien años de soledad, del colombiano Gabriel García Márquez.
Censura
La censura fue el instrumento de vigilancia ideológica sobre la libertad de creación. Las bibliotecas sufrieron la salvaje quema de libros para impedir la «exposición de ideas disolventes, conceptos inmorales, propaganda de ideas marxistas, y todo lo que signifique falta de respeto a la dignidad de nuestro glorioso Ejército, atentado a la unidad de la patria, menosprecio de la religión católica y de todo cuanto se oponga al significado y fines de nuestra gran cruzada nacional», según una orden de 1937 del bando sublevado.
Un decreto dictado en 1938 restringe de manera provisional la libertad de prensa, los libros pornográficos y la literatura «socialista, comunista y libertaria.”
Diosas Blancas
El hecho de que haya solo dos escritoras españolas (María Zambrano y Ana María Matute) en el palmarés del Premio Cervantes, el Nobel de las letras hispánicas, da una idea de cómo están las cosas. O de cómo han estado. Igual que hay muchas mujeres en el mundo laboral pero pocas en la dirección de las empresas, hay muchas autoras en las librerías pero menos en la historia de la literatura.
Fruto del progreso, su número crece a medida que nos acercamos al presente. Ahí está, en pie de igualdad, la obra de las dos citadas y la de Carmen Laforet, Carmen Martín Gaite, Gloria Fuertes, Soledad Puértolas, Rosa Montero, Almudena Grandes o Elvira Lindo. En 1985, Ramón Buenaventura publicó en Hiperión una antología de poesía escrita por mujeres que fue un pequeño hito. Se titulaba Las diosas blancas.
Exilio
1939, la guerra ha terminado. Y al exilio salieron muchos de los mejores. Antonio Machado, por ejemplo, murió enseguida. Otros sobrevivieron y fueron encontrando acomodo en distintos lugares: Luis Cernuda, Juan Ramón Jiménez, Max Aub, Francisco Ayala y tantos y tantos más. A la dictadura franquista no le gustaban ni el espíritu crítico ni la independencia, y la originalidad le producía urticaria: así que combatió todo eso.
A los que estuvieron fuera les tocó conservar esa manera de ver el mundo que combatieron la Iglesia y los militares: abierta, sin ataduras, curiosa, emprendedora. Los exiliados fueron perdiendo el hilo con su país, porque el régimen les volvió la espalda, así que hicieron suyos los países adonde llegaron y dejaron allí lo mejor de sí mismos. España rescató a algunos al llegar la democracia; a otros, los perdió definitivamente.
Falange
La escritura de Falange fue literariamente pobre y no surgió ningún gran escritor, aunque sí trayectorias intelectuales y algunos libros estimables. Algunos autores ya eran fascistas antes de la guerra. Los adscritos al falangismo, como Laín Entralgo, Torrente Ballester o Álvaro Cunqueiro, entre otros, pudieron tener actividad pública en aquel sombrío periodo. Pero pronto vieron la pobreza de un sistema que dejó de ser estimulante incluso para ellos mismos.
Guerra Civil
El primer rastro literario de la contienda es duro: obras cargadas de descripciones ofensivas contra la República y panfletos justificativos del alzamiento.
Un paso adelante será el que representarán Miguel Delibes (Cinco horas con Mario) y Camilo José Cela, primera recapitulación de la victoria y donde los propios vencedores empiezan a purgar las culpas de su actitud.
Un paso más: El tragaluz de Antonio Buero Vallejo, o Volverás a Región, de Juan Benet, o Si te dicen que caí, de Juan Marsé, muestran una posguerra que es aún estar en guerra.
Habrá que esperar hasta Javier Marías (Tu rostro mañana, 2002-2007) y a Javier Cercas (Soldados de Salamina, 2004) para hallar una narrativa que no sea novela de propaganda de defensa del vencido.
Heterodoxos
La literatura española está llena de tipos que se apartaron de las normas. Los mayores heterodoxos del siglo XX fueron los autores de la generación del 50: fueron libres, brillantes, talentosos y consiguieron disfrutar de los placeres de la vida en la España gris de la dictadura, que consagró el miedo como norma y la mediocridad como modelo.
Intérpretes
Al teatro le ha tocado siempre llevarse los conflictos del presente a un escenario para propiciar una respuesta del público: la crítica al mundo, la identificación con los personajes y sus problemas, la emoción lírica, la risa que hace añicos la realidad, el escapismo.
Antonio Buero Vallejo se ocupó de los grises avatares de la dictadura.
Alfonso Sastre quiso desenmascarar críticamente al régimen.
Miguel Mihura o Enrique Jardiel Poncela, procuraron sortear la tristeza de una época mediante el humor.
Fernando Arrabal irrumpió para trastocar las reglas de juego y forzar los límites.
Francisco Nieva inventó figuras extremas y distorsionadas para reflejar una época concreta.
José Luis Alonso de Santos y José Sánchez Sinisterra hacen teatro para dar cuenta de una España que cambiaba.
Juan Ramón Jiménez
Murió en el exilio en 1958, dos años después de obtener el Premio Nobel. Fue el único maestro de la poesía española moderna que vivió la posguerra (Unamuno murió en 1936 y Antonio Machado, en 1939). Del modernismo a la metafísica pasando por el simbolismo, la poesía pura, JRJ fue, él solo, toda una literatura. Influyó en la generación más influyente -la del 27- y su sombra atraviesa todo el siglo XX.
Kafka
Kafka, La metamorfosis: angustia y simbolismo.
Proust, En busca del tiempo perdido: introspección y desorden cronológico.
Joyce, Ulises: monólogo interior y juegos de palabras.
Dos passos, Manhattan Transfer: secuencia, anuncios y noticias de periódicos.
Faulkner, El sonido y la furia: mundo desmesurado y alucinante.
Autores europeos y norteamericanos nos aportan…
Literatura
Muerto Franco y abolida la censura, no salieron en tropel del armario obras geniales de autores amordazados, como se había supuesto. Viejos o jóvenes, los escritores y los lectores habían cambiado. Solo parecía quedar en pie aquella pregunta de Sartre: ¿qué es la literatura?
Descifrar el mundo, hacerle las preguntas correctas, expresar de manera adecuada sus derroteros. La distancia de otros tiempos, la literatura es ese observatorio distante e impoluto. El pensador de nuestro tiempo ha tenido que afanarse con sus ideas en medio de las contradicciones y batirse con las sombras. Algunos han explorado en la tradición filosófica, otros han sufrido la tentación de la política, la filología. Caminos muy distintos para una riqueza inagotable.
Momento de respiro
Tómate tu tiempo. Esto no es una carrera. Ve tomando nota de los datos que te parezcan más relevantes, relee si es necesario. Cambia de actividad, si lo deseas, y continúa dentro de un rato.
Novísimos
Nueve novísimos poetas españoles (1970), es una antología que reunió obras de autores jovencísimos que no habían vivido la Guerra Civil.
Ellos unieron la cultura de masas (cine, cómic, televisión, música…) con referencias cultas y minoritarias.
Experimentan con formas vanguardistas que toman del surrealismo.
Ñ de español
Un idioma de mil años cuya presencia e importancia han crecido paralelas a su número de hablantes y a la calidad de su producción literaria.
Tras el paréntesis de la dictadura franquista, España empezó a recuperar el gran espíritu y momento creativo que vivió antes de la Guerra Civil, al pasar de las sombras del franquismo a la restitución de la modernidad con nombres como Javier Marías, Antonio Muñoz Molina, Enrique Vila-Matas o Arturo Pérez-Reverte.
Dentro del valor literario, también está el comercial y popular que lo ha llevado a entrar en el mercado de los superventas internacionales con escritores como Carlos Ruiz Zafón.
Objetivismo
Es la técnica que copian los novelistas del realismo social (años 50) de las películas neorrealistas italianas.
Refleja fríamente la realidad.
Personaje colectivo.
Ambientes de ciudad o campo.
Gran importancia del diálogo.
Acción y tiempo reducidos.
Narrador objetivo y apenas perceptible.
Poesía de Posguerra
poesía arraigada
Años 40 poesía desarraigada
poesía social
Años 50 grupo de los 50
escuela de Barcelona
Años 60 y 70 novísimos
Qué más debes hacer
Organiza la información por géneros, años y corrientes. Luego añade las características, autores y obras.
Renovación de las técnicas narrativas
Se produce en la novela a partir de los años 60 y da lugar a la llamada novela experimental.
Punto de vista múltiple, o sea, varios narradores a la vez.
División en secuencias. Son como capítulos pero sin numerar.
Técnica calidoscópica: se combinan varias historias.
Tiempo desordenado y con flashback.
Monólogo interior.
Elementos extraños a la novela: anuncios, esquemas…
Nuevo lector activo.
Sánchez Ferlosio
Empezó por una novela de la que luego renegó, El Jarama, pero que lo colocó entre los maestros de la palabra. Después se entretuvo con las andanzas de Alfanhuí, y atrapó el aire de los mitos y las viejas narraciones. Más adelante se enfrascó en cosas del lenguaje y empezó a transitar por los asuntos relacionados con la actualidad: la guerra, las razones de Estado, los medios de comunicación, el deporte, la moda… Todo lo tocó con una escritura compleja y rigurosa, atenta a cada argumento, y con la fiereza de un pensamiento radical, que va al fondo: a mover las aguas turbias sobre las que se sostiene la pulcra apariencia de la realidad.
Transición
Empieza a restituirse la modernidad. El 23 de abril de 1975, pocos meses antes de la muerte de Franco (el 20 de noviembre), se publicó La verdad sobre el caso Savolta, primera novela de Eduardo Mendoza (autor de Sin noticias de Gurb). Parecía el pistoletazo de salida de una nueva narrativa española. Pero, en lo literario, la transición había empezado antes.
Con el precedente de Tiempo de silencio (1962), de Luis Martín-Santos, tres novelas muy significativas se publicaron en la segunda mitad de los años sesenta: Señas de identidad (1966), de Juan Goytisolo; Últimas tardes con Teresa (1966), de Juan Marsé, y Volverás a Región (1967), de Juan Benet.
En la Transición los lectores españoles empezaron a leer cada vez con mayor interés a autores españoles. Se recuperó el paréntesis de la guerra, había nacido la Nueva narrativa española.
Últimas tendencias teatrales, actualidad
Grupos independientes:
La Fura dels Baus
Els Joglars
Els comediants
Teatro de autor:
fernando fernán gómez: Las bicicletas son para el verano.
Sanchís Sinesterra
Alonso de Santos: Bajarse al moro.
Francisco Nieva: Pelo de tormenta.
Teatro comercial: comedias y musicales.
Vanguardia
La literatura española ha contado en cada decenio con nombres que abrieron brecha, una especie de vanguardias, nunca numerosas ni pronunciadas. Entre los años cuarenta y cincuenta el neorrealismo que permitirá una interpretación de la guerra y sus crudas consecuencias desde una cierta ética e independencia vendrá facilitado por Rafael Sánchez Ferlosio y su reconocida El Jarama. El otro gran nombre será Carmen Martín Gaite, quien, por ejemplo en Entre visillos (1957), mira las cenizas de la guerra muy distinto.
La punta de lanza, ya en los sesenta, de la reinstauración de la modernidad literaria europea en España será para Luis Martín-Santos. En Tiempo de silencio hay retazos de Kafka, Proust, Faulkner…, pero sobre todo del Joyce triturador de Ulises. Junto a él, Juan Benet aunará complejidad, sutileza y estilo que cederá generoso a la nueva novela española.
Esta será ya absolutamente homologable con la tercera oleada, cercanos los ochenta. Tres conquistadores: Álvaro Pombo, Javier Marías y Javier Cercas.
Whisky
A medida que pasa el tiempo, el whisky, el tinto y la ginebra van quedando recluidos en el anecdotario de la generación de los años cincuenta. Niños durante la guerra y, a la altura del medio siglo, bebedores y vividores -«partidarios de la felicidad»-, los miembros de esa galaxia policéntrica forman el gran grupo clásico de la posguerra española, los maestros de hoy.
Como narradores (los Aldecoa, García Hortelano, Juan Benet, Luis Martín-Santos, Jesús Fernández Santos, Carmen Martín Gaite, Juan Marsé, Ana María Matute, Juan Goytisolo).
Como poetas (Claudio Rodríguez, Jaime Gil de Biedma, José Ángel Valente, Francisco Brines, María Victoria Atencia, Antonio Gamoneda) o como dramaturgos (Alfonso Sastre, Lauro Olmo).
La distancia, además, permite comprobar que la amistad que unió a muchos de ellos no impidió que cada uno explotara su singularidad.
X generación
La eterna incógnita. El triunfo de la sociedad de consumo abrió paso con la democracia a la primera generación que estaba en primaria cuando murió Franco.
Ya lo habían hecho los autores del 68, pero ellos radicalizaron sin complejos la unión entre alta y baja cultura, biblioteca y discoteca y demostraron en los noventa que de aquella mezcla podía salir buena literatura.
Yo
Aunque España no gozaba de una gran tradición de libros de memorias, diarios o autobiografías en el último medio siglo no han faltado escritores que han cultivado este género.
Una de las mejores autobiografías españolas es Automoribundia (1948), de Ramón Gómez de la Serna, mientras La arboleda perdida, de Rafael Alberti, recorre todo el siglo XX, relatado también a su modo por compañeros suyos de generación como Francisco Ayala, Rosa Chacel y Max Aub.
Con el tiempo, los escritores se han ido uniendo a la corriente literaria de la autoficción.
Zambrano
Fue antes que nada pensadora, porque venía de la tradición de los filósofos, pero tuvo siempre una pata metida en la poesía, así que su obra está llena de resonancias. Se sirvió de la imaginación y de la metáfora para proponer un conocimiento que supiera atrapar las minúsculas y sutiles transformaciones de las cosas.