Romanticismo
El Romanticismo es el movimiento artístico del siglo XIX; sin embargo, su aparición no fue igual en todas las regiones. En España, el predominio del Romanticismo se inicia con el regreso de los exiliados tras la muerte de Fernando VII (1833) y con el estreno de La conjuración de Venecia de Martínez de la Rosa en 1834. A partir de 1850 se puede hablar de un Posromanticismo.
El Romanticismo protesta contra los valores impuestos por el mundo burgués y se rebela contra una sociedad mercantil que aplasta sus ideas de libertad. Defiende el poder creador del espíritu, el derecho de la imaginación, al sentimiento y a la pasión.
La exaltación del yo artístico y el ideal de libertad son la raíz de algunas características:
- Rechazo de la realidad y la huida por medio de la imaginación: Los países exóticos y el pasado (Edad Media) se convirtieron en refugio de los escritores románticos.
- Análisis de la intimidad: El escritor encuentra en su interior la desesperación, la melancolía, la soledad, la angustia o la tristeza.
- La importancia del paisaje y de los ambientes: La descripción de la naturaleza sirve como exteriorización de los paisajes interiores del artista.
- Reivindicación de elementos populares y nacionales: Indaga en las tradiciones y en recuperar las creaciones literarias de pueblos y naciones.
La libertad creativa se manifiesta mediante la mezcla de diferentes géneros. El estilo suele ser retórico y trata de lograr una sonoridad y brillantez, a veces excesiva.
Poesía Romántica
El léxico refleja el espíritu de la época (melancolía, ilusiones…) y las imágenes se llenan de exotismo, paisajes crepusculares o misteriosos.
La métrica es variada (emplean todo tipo de versos y estrofas). El romance es la composición más frecuente. Se mezclan versos de distinta medida y diferentes formas estróficas para darle dinamismo.
Temas: Amor (principalmente), preocupación religiosa, muerte, motivos sociales y políticos…
Destaca la poesía narrativa: Leyendas, asuntos históricos… son inspiraciones para el poeta.
Principales Románticos
En la primera generación hay poetas como Espronceda, el Duque de Rivas, Zorrilla o Gertrudis Gómez de Avellaneda. En el Posromanticismo destacan Bécquer y Rosalía de Castro.
José de Espronceda (1808-1842)
En sus obras poéticas más tempranas existe aún influencia neoclásica; será en su exilio londinense cuando entre en contacto con el Romanticismo.
Sobresalen dos poemas largos: El estudiante de Salamanca y El diablo mundo.
En el primero combina gran variedad de metros: romances, décimas, octavillas, etc. Narra las aventuras de Félix de Montemar, un donjuán. En el segundo expone su visión filosófica y social de la realidad. En él se incluye el famoso Canto a Teresa, dedicado a la mujer que más amó.
El amor es su principal inspiración temática, pero también es importante la reivindicación de ciertos personajes marginales, en los que el poeta veía un símbolo de rebeldía y de opresión social: La canción del pirata, El verdugo, etc.
Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870)
Bécquer fue un poeta ignorado en vida que murió desconocido y pobre; sin embargo, su importancia en la poesía dio lugar a la poesía moderna. Su romanticismo evolucionó hasta lograr una nueva sensibilidad y un léxico poético alejado del de sus antecesores.
Su obra más importante, Rimas, es una biografía poética y amorosa del poeta sevillano, en la que se distinguen:
- Rimas I-XI: El tema es la propia poesía y la creación poética. También aparecen temas como la exaltación orgullosa del yo y la concepción de la mujer y el amor como algo ideal.
- Rimas XII-XXIX: Trata sobre el amor vivido en plenitud: la amada es retratada como un ser de atractiva belleza y virtudes espirituales.
- Rimas XXX-LI: Se centra en el fracaso del amor. La mujer se ha convertido en el verdugo de las ilusiones del poeta.
- Rimas LII-LXXIX: Muestra la soledad y la angustia. El mundo aparece como un lugar hostil y el poeta se aísla y se encierra en sí mismo.
Las Rimas se caracterizan por su brevedad y condensación. La sencillez contrasta con la teatralidad de la lírica romántica. En la forma estrófica es libre, predominan versos heptasílabos y endecasílabos y de rima asonante.
Rosalía de Castro (1837-1885)
Rosalía de Castro fue una escritora bilingüe (castellano y gallego). Publicó su primer libro en 1857, La flor (donde se ve una clara influencia de Espronceda); A mi madre y Cantares gallegos, donde reflejan temas y formas populares de su tierra; Follas novas (1880), donde representa una clara preocupación por las gentes de Galicia.
En 1884 editó su libro más famoso, En las orillas del Sar. Esta obra, junto con las Rimas de Bécquer, supone el inicio de la lírica moderna. La sencillez y transparencia léxica y las originales combinaciones métricas hacen de este un poemario fundamental del siglo XIX.
La Prosa Romántica
A comienzos del Siglo XIX, surge la novela histórica, de la cual El señor de Bembibre (1844) de Enrique Gil y Carrasco, es la obra más importante del género.
Las obras de tipo costumbrista también cobraron gran importancia. Se caracterizaban por la descripción de tipos y costumbres sociales o populares, a través de la crítica, el humor o la información. Los escritores más importantes de este género son Mariano José de Larra, Ramón de Mesonero Romanos (Escenas matritenses) y Serafín Estébanez Calderón (Escenas andaluzas).
Mariano José de Larra (1809-1837)
Su importancia literaria reside en sus artículos periodísticos. Los artículos más importantes de Larra son los de costumbres, donde su actitud es crítica, irónica y mordaz al tratar los vicios y defectos de la sociedad española, con una intención didáctica y de progreso de esta. Ejemplos: En este país, Vuelva usted mañana, etc.
Otro tipo de artículos son los de crítica literaria, donde se centra en el teatro, y los artículos políticos (El día de difuntos de 1836).
La estructura de Larra es variable. Con frecuencia se presenta como testigo de los hechos. En ocasiones, los escribe a modo de carta y, en otras, como si fuera un sueño. Son habituales las digresiones de tipo moral o filosófico, en las que expone sus ideas. El lenguaje es natural, claro y preciso, alejado de retoricismos.
Teatro Romántico
El teatro romántico se inició en 1834 con la obra de Martínez de la Rosa La conjuración de Venecia. La principal característica de los dramas románticos es la ruptura con las reglas de la preceptiva teatral aristotélica.
Características:
- Rechazo abierto de las normas: Se mezclan géneros cómicos y trágicos, el verso y la prosa en una misma obra. La estructura de la obra puede estar dividida en 3, 4 ó 5 actos. Incluye numerosas acotaciones.
- El drama histórico, que es el más cultivado, sitúa la acción en ambientes alejados como la Edad Media, que se considera un marco adecuado para tratar problemas de la sociedad del S. XIX.
- Los protagonistas del drama son un hombre o una mujer heroicos, virtuosos y bellos que se enfrentan a la imposibilidad de ver satisfecho su amor.
- El gran tema es el amor. Otros temas importantes son el de la libertad, el desenlace trágico, la muerte…
Los dramas románticos más importantes son:
- Don Álvaro o la fuerza del sino de Ángel de Saavedra (Duque de Rivas) en 1835.
- El trovador de Antonio García Gutiérrez en 1836.
- Los amantes de Teruel de Juan Eugenio Hartzenbusch en 1837.
- Don Juan Tenorio de José Zorrilla en 1844.
El Realismo (1870-1900)
A mediados del siglo XIX comienza a desarrollarse el segundo movimiento literario de este siglo: el Realismo. Ahora se valora más la observación minuciosa y precisa de la realidad contemporánea. En Francia, hacia 1870, nació un movimiento realista llevado al extremo: el Naturalismo, el cual pretende explicar las causas de los comportamientos humanos y, para ello, tiene en cuenta las nuevas ideas científicas sobre el ser humano, y cuyo máximo representante fue Émile Zola. En España, la estética realista reproduce las características de los autores europeos, apoyándose en la tradición literaria propia del realismo picaresco (Quijote) o del costumbrismo. En cuanto al Naturalismo, tuvo poca repercusión; sin embargo, la novelista Emilia Pardo Bazán divulgó las ideas de Zola.
El Realismo es un movimiento fundamentalmente narrativo, donde predomina el cuento y la novela. Sus principales características:
- Observación objetiva: En contra del subjetivismo, la obra realista nace de la observación y del análisis meticuloso de la realidad. La descripción de la vida real es el objetivo. El fin estético es alcanzar la verosimilitud.
- Ambientación contemporánea: El escritor refleja el momento que vive. Hay un reflejo de todas las clases sociales, aunque hay un predominio de la clase media. Los espacios son concretos y reconocibles.
- Planteamiento de tesis: El autor pretende defender con su creación y convencer al lector.
- Análisis psicológico de los personajes: Los protagonistas son personajes reales (sin características heroicas o especiales). En general dominan los personajes burgueses, pero, a medida que avanza el siglo, el proletariado y los personajes marginales van ocupando un lugar más amplio e importante. Cabe destacar la frecuencia de protagonistas femeninas en estas novelas.
- Presencia de un narrador omnisciente:
- Estilo: Lenguaje natural y sobrio, alejado de exageraciones. El narrador suele mantener un nivel culto, cuidado y literario, mientras que el lenguaje de los diálogos reproduce el habla real de los personajes.
Escritores Realistas
Pedro Antonio de Alarcón (1833-1891)
Es un representante de las novelas de tesis, en las que defiende puntos de vista de moral tradicionalista. Ejemplos: El niño de la bola y El sombrero de tres picos.
Juan Valera (1824-1905)
Afirmaba que el objetivo de la novela era ser bonita, distraer e idealizar. Sus narraciones tratan, en general, de problemas del amor. En Pepita Jiménez, mezcla el género epistolar (cartas) y el relato de unos personajes.
José María de Pereda (1838-1920)
Se centra en las virtudes de la vida rural de su región natal, la montaña santanderina. Un buen ejemplo es Peñas arriba. Las cuidadas y largas descripciones y el reflejo del habla popular son características de su estilo.
Emilia Pardo Bazán (1851-1921)
Su obra más importante, Los pazos de Ulloa y La madre naturaleza, en las que relata la degeneración y la ruina progresiva de una familia aristocrática sin concesiones ni piedad.
Vicente Blasco Ibáñez (1867-1928)
Conocido como el “Zola español”. Sus títulos más importantes son La barraca y Cañas y barro, en las que se percibe una mayor influencia del Naturalismo. Sin embargo, en títulos posteriores como La catedral, dominarán las preocupaciones sociales.
Benito Pérez Galdós (1843-1920)
Es el máximo representante del Realismo español. Para él, la ficción debe ofrecer una imagen de la vida y reproducir el ambiente espiritual y físico de la España de su tiempo.
En su primera época escribió novelas de tesis, en las que atacaba al fanatismo religioso y la presencia del clero en asuntos públicos y privados. Ejemplo: Doña Perfecta. Sin embargo, el Galdós más característico es el de las novelas contemporáneas, que reflejan la sociedad cambiante del momento y aparecen en ellas todas las clases sociales (sobre todo la clase media). Ejemplo: Fortunata y Jacinta (1886-1887) o Tormento (1884).
En su última etapa predominan las novelas espirituales y simbólicas, que muestran el rasgo común de la pobreza y la santidad como forma de vida. Ejemplo: Misericordia (1897).
También podemos encontrarnos relatos de carácter histórico, Episodios Nacionales, que comprenden desde 1807 hasta el inicio de la Restauración (1875), en los que Galdós mezcla la realidad histórica y sucesos de ficción.
En sus novelas se caracterizan por la forma dialogada, la reproducción del habla real y de sus variaciones sociales y la fidelidad a algunos personajes, que reaparecen en distintas novelas.
Leopoldo Alas “Clarín” (1852-1901)
Destacan las narraciones breves como Pipá o Doña Berta. También existen numerosos cuentos como El Señor y lo demás son cuentos, Cuentos morales y El gallo de Sócrates, en los que predomina el estudio detallado de la psicología de personajes sencillos, sus comportamientos y reacciones.
La Regenta (1884-1885) es su obra cumbre. La obra está estructurada en dos volúmenes, siendo el primero de 15 capítulos, en los que se presenta todo lo necesario para conocer a los personajes, y esto desarrollado en 3 días, y el segundo volumen, otros 15 capítulos, desarrollados en 3 años, donde se acelera la acción.
Clarín combina la narración, la descripción y los distintos modos del diálogo; también es frecuente el uso de registros variadísimos.