Literatura española del siglo XIX: Romanticismo, Realismo y Naturalismo

Literatura española del siglo XIX

Romanticismo literario

Contexto histórico y características

El Romanticismo surge a finales del s. XVIII en Alemania e Inglaterra, y llega tardíamente a España, con el regreso de los exiliados tras la muerte de Fernando VII en 1833. Su decadencia se inicia hacia 1855, aunque a partir de esta fecha se puede hablar de un Postromanticismo.

El Romanticismo es el producto de una profunda crisis que se manifiesta en las ideologías y en las corrientes estéticas. El romántico protesta contra los valores impuestos por el mundo burgués y se rebela contra la sociedad mercantil que aplasta sus ideales de libertad. Por eso defiende el poder creador del espíritu, el derecho a la imaginación, al sentimiento y a la pasión. El yo artístico se convierte en el impulsor de la creación, y la libertad absoluta, en única regla.

Las características más importantes del Romanticismo son las siguientes:

  • El rechazo de la realidad que provoca rebeldía y deseo de huida por medio de la imaginación: así nacen los ataques a los modos de vida convencionales y la reivindicación de personajes marginales (el loco, el pirata, el borracho, el Don Juan, etc.). Nace también un ansia por evadirse a lugares exóticos o a tiempos pasados (especialmente, a la Edad Media).
  • El análisis de la intimidad: el artista romántico se complace en analizar y expresar sus estados de ánimo. Se considera un ser superior, un genio rebelde e incomprendido que posee un don especial para comprender los misterios de la vida y de la naturaleza.
  • La reivindicación de las raíces de los pueblos: surge un gran interés por las tradiciones, las lenguas autóctonas (el gallego, el catalán, el euskera en el caso de España) y las creaciones literarias populares de transmisión oral (baladas, romances, cuentos, folclore, etc. Las Leyendas de Bécquer son de este tipo).
  • Se defiende una libertad creativa absoluta y se ignoran las rígidas normas neoclásicas: el escritor puede mezclar géneros y formas a su antojo, y dar rienda suelta a los sentimientos exaltados de los personajes, sentimientos que muchas veces tienen que ver con el amor o la muerte.

Géneros literarios

Lírica

En cuanto a los géneros, la lírica cuenta con tres poetas destacados:

  • José de Espronceda, autor de El estudiante de Salamanca (poema narrativo) y de El diablo mundo (poema filosófico). En su poesía destacan el amor y la predilección por personajes marginales (La canción del pirata), símbolos de rebeldía.
  • Gustavo Adolfo Bécquer, creador de una poesía intimista, sencilla y directa, lejana de los artificios retóricos y del tono exagerado de muchas de las creaciones del Romanticismo. Su poemario Rimas, que ha dejado una profundísima huella en la poesía española posterior, constituye una especie de biografía amorosa.
  • Rosalía de Castro, que escribió en gallego y castellano y desempeñó un papel relevante en el renacimiento de la lengua y la cultura gallegas (tema de su poemario Cantares gallegos). También cultivó un tono intimista, que anuncia la poesía moderna, en En las orillas del Sar.
Prosa

En prosa destacan los cuadros de costumbres, breves escenas que describían con ironía y humor tipos y escenas cotidianas y populares con finalidad didáctica. Se publicaban en los periódicos (que tuvieron gran desarrollo en la época) y eran muy populares. Fueron buenos escritores de cuadros de costumbres Mesonero Romanos y Mariano José de Larra. Tratan la vida española, sus vicios y defectos (la pereza, el atraso, la ignorancia, la hipocresía) con una gran mordacidad. Pero Larra no solo escribió artículos de costumbres, sino también de crítica literaria y políticos. En estos últimos defendía la ideología liberal, con un tono pesimista y amargo. Asimismo son relevantes las Leyendas de Bécquer, escritas en una prosa poética (lo que muestra una vez más la tendencia a la fusión de géneros propia de la literatura romántica), ambientadas en épocas pasadas (sobre todo la Edad Media), en las que el misterio y lo sobrenatural cobra protagonismo.

Teatro

El teatro romántico rompe con las rígidas reglas neoclásicas y en él los autores impondrán su libertad creadora, mezclando comedia y tragedia, verso y prosa. El género más cultivado es el drama histórico, ambientado en épocas pasadas (sobre todo en la Edad Media), centrado en el tema del amor. Los protagonistas suelen ser personajes heroicos, virtuosos y bellos, a veces de misterioso origen, envueltos en un amor imposible, fatídico y avasallador, que se opone a las normas sociales y que termina con la muerte. El anhelo de libertad (política, social y humana) de los personajes se ve impedido por el entorno o el destino. El desenlace trágico, que culmina con la muerte final de los protagonistas no es una lección moral, sino un grito de dolor y rebeldía en contra de un mundo que no admite el cumplimiento de los ideales. Destacan las obras Don Álvaro o la fuerza del sino, de Ángel de Saavedra; Los amantes de Teruel, de Hartzenbusch, y sobre todo, Don Juan Tenorio, de José Zorrilla, una recreación del mito de don Juan, un conquistador que antepone su placer y su egoísmo a cualquier ley moral o religiosa tratado anteriormente por el dramaturgo Tirso de Molina.

Realismo y Naturalismo

Realismo

Contexto y características

El Realismo es una corriente literaria que se desarrolló en Europa en la segunda mitad del s. XIX. Su aparición coincide cronológicamente con el incremento de la población urbana a causa de la industrialización; con la eclosión del proletariado y, sobre todo, con el apogeo de la burguesía como clase dominante durante el s. XIX. A medida que la burguesía se asienta en el poder, los escritores se alejan de la rebeldía romántica y se interesan más por los conflictos cotidianos y el análisis de la psicología de los personajes surgidos de un nuevo orden social.

Los escritores realistas pretendían retratar la realidad, reflejarla objetivamente basándose en una observación que les permitiera describir, de forma minuciosa y exacta, ambientes y personajes. El género triunfante durante el Realismo es la novela, que presenta las siguientes características:

  • En cuanto a los personajes y los temas, se observa que las novelas se centran en la vida y los conflictos de personajes generalmente pertenecientes a la nueva clase media; aunque también aparecen puntualmente personajes de las clases bajas (campesinos o proletarios).
  • En cuanto al espacio, la realidad es el punto de referencia, lo que explica la abundancia y exactitud de las descripciones. Los espacios se describen minuciosamente para crear un clima determinado; también se utilizan para caracterizar a los personajes.
  • El narrador es omnisciente; es decir, no se limita al relato de la acción, sino que introduce comentarios y reflexiones de todo tipo. Lo sabe todo de sus personajes y se introduce en sus conciencias cuando considera oportuno. Se utilizan el estilo indirecto, el estilo directo (en los diálogos) y el estilo indirecto libre.
  • En cuanto al tiempo, la narración de la acción sigue un orden cronológico. El tiempo de los hechos narrados es aproximadamente contemporáneo al de la composición de la novela, y constituye un fondo histórico real para los acontecimientos ficticios.
  • El lenguaje debe adecuarse a la realidad. A menudo refleja el habla de los personajes según su clase social, por lo que abundan en él los coloquialismos, los vulgarismos y los regionalismos.
Principales autores

Los principales escritores realistas españoles son Benito Pérez Galdós y Leopoldo Alas “Clarín”.

  • Benito Pérez Galdós es autor de una extensísima obra. En su primera época escribe novelas de tesis en las que ataca el fanatismo religioso (Doña Perfecta); más adelante escribe novelas contemporáneas, ambientadas en Madrid, centradas en la clase media (Miau, Fortunata y Jacinta). En la última etapa predominan las novelas espirituales, que demuestran preocupaciones más filosóficas y morales (Misericordia). En las novelas de Galdós destaca el ágil uso del diálogo (es un artista de la reproducción del habla real y de sus variedades sociales), así como una profunda ironía, de raíz cervantina y picaresca.
  • Clarín es el autor de La Regenta, novela que transcurre en una ciudad de provincias llamada Vetusta (trasunto literario de la ciudad de Oviedo). Cuenta las peripecias amorosas de una mujer de la alta burguesía, Ana Ozores, que se halla dividida entre diversos sentimientos: el de fidelidad hacia su marido, mucho mayor que ella; la atracción amorosa hacia un donjuán apuesto y superficial que pretende seducirla, y la influencia que ejerce sobre su espíritu un sacerdote ambicioso y carismático que está enamorado de ella. La ciudad opresiva y rancia acaba consumiéndola y arruinándola. El mérito de la obra se halla por igual en el hábil manejo de la intriga, en el análisis psicológico de los personajes y la caracterización del ambiente opresivo y conservador de la ciudad, que se convierte en protagonista de la novela.

Además de estos autores, hay que citar también a otros como Juan Valera, José María de Pereda y Vicente Blasco Ibáñez.

Naturalismo

En el último tercio del siglo XIX, el Realismo literario comienza a transformarse. Hacia 1870 surge en Francia un movimiento que lleva al extremo los objetivos realistas: el Naturalismo. Este movimiento, cuyo teórico y representante fue Émile Zola, pretende explicar las causas de los comportamientos humanos a partir de los últimos descubrimientos científicos: el determinismo, la herencia biológica, la selección natural de las especies…). Según este movimiento, el arte no como simple observación de la realidad, sino como un medio para explicar su funcionamiento e intentar de esa manera su transformación. El Naturalismo resalta los aspectos más crudos de la realidad y se fija particularmente en las desviaciones del comportamiento de las personas, para comprobar la doctrina positivista de la influencia del medio y de la herencia biológica. Por ello prefiere tipos humanos marginales y desequilibrados, con taras o problemas de alcoholismo, prostitución, etc., y refleja ambientes pobres y miserables: fábricas, minas, tabernas, suburbios, etc. La novelista Emilia Pardo Bazán divulgó el Naturalismo y escribió según estos presupuestos (por ejemplo, en su novela Los pazos de Ulloa), pero estas teorías casaban mal con el espíritu religioso de muchos autores y el Naturalismo tuvo poca repercusión en España.

Determinismo: doctrina filosófica que sostiene que el comportamiento humano está predeterminado por la herencia genética del individuo y por las condiciones sociales en las que nace y crece, y su libertad de actuación, por tanto, se ve anulada por estos factores.

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