Literatura Española: Del Realismo al Siglo XVIII

Realismo y Naturalismo

El naturalismo es una corriente literaria que se desarrolló durante el último tercio del siglo XIX, fundamentalmente en Francia. Según los presupuestos naturalistas, el novelista, al igual que el científico, ha de experimentar con sus personajes para comprobar cómo se modifican sus reacciones según cambian las circunstancias y teniendo siempre en cuenta su particular condición biológica heredada (personajes tarados, alcohólicos embrutecidos o víctimas de patologías diversas, ya que estos casos permiten demostrar la influencia determinante de la herencia y el medio social en el comportamiento del individuo). En el naturalismo se extreman los rasgos del realismo. En España, la tendencia naturalista solo fue acogida en parte; en general, se rechazó el determinismo biológico en favor del libre albedrío.

Autores y Obras Más Significativas

  • Fernán Caballero: Publicó «La Gaviota», saludada por la crítica como la primera novela realista española. Utiliza la técnica costumbrista al retratar personajes secundarios. Sus novelas resultan, en general, excesivamente moralizantes y sus personajes demasiado esquemáticos.
  • Pedro Antonio de Alarcón: Es un representante de las novelas de tesis. Su obra más conocida es «El Sombrero de Tres Picos».
  • José María de Pereda: En sus historias ambientadas en la montaña santanderina, como «El Sabor de la Tierruca», comparte la exaltación del paisaje y la idealización de la vida sencilla y campesina, y en el estilo, el reflejo del habla popular.
  • Juan Valera: Tenía otro concepto de la novela, que para él debía distraer y crear belleza. Utiliza la técnica epistolar en un relato sobre los amores de un joven seminarista.
  • Emilia Pardo Bazán: Elige para sus narraciones la sórdida vida rural de Galicia. Es la mejor representante del naturalismo a modo hispánico. Su obra más conocida es «Los Pazos de Ulloa».
  • Vicente Blasco Ibáñez: Se acerca a la estética naturalista, con ambientes sórdidos y personajes de instintos primarios en sus novelas de la huerta valenciana, como «La Barraca».
  • Benito Pérez Galdós: Es el novelista español más importante del siglo XIX. Para él, la ficción debe ofrecer una imagen de la vida y reproducir el ambiente de la España de su tiempo. Galdós escribió 77 novelas, a través de las cuales se puede reconstruir la vida española del XIX. Todo en ellas es producto de la observación directa de la realidad. En su primera época, escribió novelas de tesis en las que ataca el fanatismo religioso y la presencia del clero en asuntos públicos y privados, como «Doña Perfecta». El Galdós más característico es el de las novelas contemporáneas: veinticuatro obras en las que refleja el ambiente madrileño de la época. En ellas, Galdós ya no condena a sus personajes según sean sus ideas, sino que se limita a observarlos y analizarlos en su medio, incorporando para ello técnicas y procedimientos naturalistas. «Misericordia», quizá la más importante de este periodo, narra la historia de Benina, que sostiene con limosnas la casa de los señores para los que trabaja y que la despiden cuando la fortuna les sonríe. Los Episodios Nacionales son un conjunto de 46 novelas en las que Galdós se propuso contar la historia de España en el siglo XIX. Galdós es, para muchos, el mejor novelista español tras Cervantes, de quien obviamente heredó su capacidad de observación.
  • Leopoldo Alas «Clarín»: Fue un liberal republicano, defensor de la libertad de pensamiento y enemigo del fanatismo. En su obra destacan las narraciones breves con influencias naturalistas. Son conocidos sus cuentos, pero su obra cumbre es «La Regenta». Aunque el argumento es muy sencillo y recuerda a un folletín (triángulo amoroso de por medio, historia de adulterio y de la caída moral de la protagonista), las vidas cruzadas de Ana Ozores, Fermín de Pas y Álvaro Mesía son una forma de mostrar el relato moral y social de una ciudad provinciana y aburrida, y por extensión, de la España de la época: la hipocresía, la falsa religiosidad, los convencionalismos sociales, el poder de la Iglesia, la corrupción del clero y de la aristocracia o la inmoralidad son algunos de los aspectos denunciados por Clarín.

El Siglo XVIII: Marco Histórico y Cultural

El siglo XVIII, también llamado «siglo de las luces», establece el límite entre el Antiguo Régimen y la Edad Contemporánea. La llamada «crisis de la conciencia europea» propicia la revisión en profundidad de todos los valores sobre los que se sostenía el Antiguo Régimen. A ese movimiento reformista se le llama Ilustración. La Ilustración exalta la razón como el único medio de llevar a los pueblos hacia el auténtico progreso. Se inicia en Francia y se basa en las ideas reformistas de Descartes («Pienso, luego existo»). Sus principios son los siguientes:

  1. Exaltación de la razón
  2. Desarrollo del espíritu crítico
  3. Búsqueda de una religión natural: se postula la separación entre Iglesia y Estado.
  4. Desarrollo y aprecio de las ciencias
  5. Fe en el progreso
  6. Búsqueda y aprecio del bienestar y la felicidad mundanos
  7. Despotismo ilustrado: «Todo para el pueblo, pero sin el pueblo». Se considera que solo la minoría elitista y preparada puede conducir a los pueblos hacia el progreso y la felicidad.

Todo este fermento ideológico culmina en la Revolución Francesa de 1789, que provocará un cambio radical y profundo, antes o después, en toda Europa.

El Siglo XVIII en España

Tras la muerte de Carlos II sin herederos, se produce una dura lucha por el trono. Los Borbones ganan la partida y con Felipe V se inicia el despotismo ilustrado. Las reformas, llevadas a cabo especialmente en el reinado de Carlos III, son de dos clases:

  1. Reformas políticas
  2. Reformas culturales, que se cristalizan en la creación de la Real Academia Española (1713), la Biblioteca Nacional (1712) y la Real Academia de la Historia (1735).

Pero todas estas reformas no se hicieron sin esfuerzo. Hubo que luchar contra importantes e influyentes sectores reaccionarios. Así, por ejemplo, la universidad se mantuvo fuera del control de la Ilustración: se siguió hablando en latín y manteniendo los valores más medievales.

La Literatura

La literatura se convierte, en general, en este siglo, en un vehículo de transmisión de las ideas ilustradas. Así, el didactismo se impone a la originalidad. Podemos distinguir tres etapas en la literatura dieciochesca española:

  1. Posbarroquismo: se continúa imitando a Góngora, pero ya sin su genialidad.
  2. Neoclasicismo: supone la vuelta a los preceptos clásicos: regla de las tres unidades, equilibrio y mesura en la expresión, cultivo del ensayo.
  3. Prerromanticismo: en las últimas décadas del siglo se acusa un cansancio ante la rigidez de los preceptos neoclásicos.

Géneros, Autores y Obras Más Importantes

Poesía

El didactismo lo invade todo. Los géneros poéticos más destacados son la poesía anacreóntica y la pastoril. La primera es artificiosa y canta los placeres mundanos; la segunda sigue la estela poética de Garcilaso de la Vega. Otros géneros poéticos como la sátira, la epístola y la oda son formas de expresión muy adecuadas para tratar temas de carácter social y cívico, como la amistad, el progreso, etc. Destaca aquí Gaspar Melchor de Jovellanos. El último género poético, la fábula, responde a la finalidad didáctica que se pretende dar a la literatura. Son cuentos populares en verso, que ofrecen una moraleja y cuyos protagonistas son animales. Destacan Félix María de Samaniego, Tomás de Iriarte y José Cadalso, que cultivó todos los géneros.

Prosa

La prosa de este siglo es esencialmente didáctica. La narrativa sirvió de pretexto, en todas sus manifestaciones, para hacer un discurso teórico o moral. Entre los narradores, merece destacarse a Diego Torres de Villarroel (1694-1770), extraño y contradictorio personaje (médico, catedrático de matemáticas y, al mismo tiempo, astrólogo), al que la crítica etiqueta como rezagado del Barroco. Pero el género por excelencia de este siglo es el ensayo. Es el género que mejor se adapta a los fines de la Ilustración: la difusión de ideas. Presenta una estructura libre y un lenguaje moderno. Sus temas son muy variados. Los autores más importantes son:

  • Fray Benito Jerónimo Feijoo (1676-1764): fraile benedictino que llevó a cabo una obra enciclopédica durante toda su vida. Destacan su «Teatro Crítico Universal» y sus «Cartas Eruditas y Curiosas».

Bécquer

Estructura de las Rimas: El contenido ha sido dividido en cuatro grupos. El primero es una reflexión sobre la poesía y la creación literaria. El segundo trata del amor ilusionado y de sus efectos en el alma del poeta. El tercero pasa a la decepción y el desengaño que el amor causa en el alma del poeta. Y el cuarto muestra al poeta angustiado y enfrentando a la muerte, decepcionado del amor y del mundo.

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