Poesía de Posguerra: Leopoldo Panero y la Poesía Desarraigada
Leopoldo Panero nació en Astorga (León). Durante la Guerra Civil formó parte de la Falange Española. Sin embargo, estuvo en prisión por colaborar con una organización que ayudaba a los niños de la zona republicana y por relacionarse con poetas e intelectuales comunistas.
La poesía desarraigada es aquella en la que se inscribían los autores que no aceptaron la realidad impuesta y proclamaron su angustia personal. Recurre al verso libre y a un lenguaje cotidiano para expresar la desesperanza y lo absurdo de la existencia.
La Novela Española de Posguerra (Años 40)
La novela española de este periodo siguió caminos distintos en función de las circunstancias que atravesaron los diferentes escritores.
Novela del Exilio
Los exiliados abordaron con dolor el tema de la Guerra Civil y del exilio. Por ejemplo, Max Aub narra el desarrollo de la guerra desde los días previos a la sublevación militar hasta la salida del Gobierno Republicano hacia el exilio.
Novela Interior: Vencedores y Tremendismo
Por otra parte, también hubo novelistas que, respaldados por el régimen, narraron episodios de la guerra desde el punto de vista de los vencedores.
La familia de Pascual Duarte, escrita por Camilo José Cela, inaugura la corriente conocida como tremendismo, un tipo de literatura que centra su atención en los aspectos más desagradables de la realidad. La novela narra en primera persona la vida de un humilde campesino, Pascual Duarte, condenado a muerte por haber asesinado, entre otros, a su propia madre. Para justificar sus crímenes, el narrador expone con absoluta crudeza la sucesión de acontecimientos truculentos que lo han convertido en un asesino.
La Novela Existencial: Carmen Laforet
Nada de Carmen Laforet está narrada en primera persona, pero Laforet no necesita recurrir a lo truculento para poner en evidencia la sordidez, la desesperanza y la falta de valores que caracterizaban a la España de la posguerra. La novela está protagonizada por Andrea, una joven que llega a Barcelona cargada de ilusiones para estudiar en la universidad y se aloja en casa de unos familiares cuya vida se mueve entre la violencia, el desequilibrio, la miseria y el odio.
El Teatro de Posguerra
Tras la Guerra Civil, el teatro inicia un periodo de decadencia debido a la censura y a que muchos teatros se convirtieron en salas de cine.
Enrique Jardiel Poncela
Uno de sus máximos representantes fue Enrique Jardiel Poncela, cuyo humor disparatado y poético se acerca, en ocasiones, al vanguardismo. Los personajes de sus comedias suelen ser excéntricos. Destacan Cuatro corazones con freno y marcha atrás y Eloísa está debajo de un almendro.
Miguel Mihura
Miguel Mihura trató de renovar el teatro español con comedias de un humor en ocasiones absurdo, pero que, al mismo tiempo, ponían en evidencia los convencionalismos sociales que impiden al ser humano alcanzar la felicidad. Su obra más importante fue Tres sombreros de copa.
La Poesía Social de los Años 50
En los años 50 se impone la poesía social, una poesía que incide en los problemas de la sociedad y que reivindica la libertad. Poetas como Gabriel Celaya, José Hierro y Blas de Otero entienden que la poesía debe ser un instrumento para transformar el mundo. Solidaridad, paz, libertad, concordia, humanidad o España son algunas de las palabras clave en sus poemas. La voluntad de servir al pueblo hace que esta poesía vaya dirigida a la inmensa mayoría y que en ella se recurra a un lenguaje claro y sencillo, cercano en ocasiones al tono coloquial.
Evolución a partir de los Años 60
A partir de los años 60, ante la evidencia de que la poesía no iba a cambiar el mundo, los autores más jóvenes buscaron caminos diferentes. Poco a poco, los poetas fueron prestando mayor atención a lo íntimo y cotidiano de su propia experiencia personal. Por otro lado, la sociedad moderna seguirá siendo materia poética, pero los poetas adoptan una actitud escéptica y se contentan con reflejar sus contradicciones.
La Novela Social de los Años 50
Predomina la novela social. Sus autores pretenden plasmar los problemas de la sociedad española con voluntad de mejorarla. Estas novelas, por lo general, no tienen un único protagonista, sino que poseen un protagonista colectivo. Se suele emplear un punto de vista objetivo y, en consecuencia, el diálogo adquiere mucha importancia. La novela más representativa fue La colmena de Camilo José Cela, obra que cuenta con cerca de trescientos personajes y que carece de argumento y desenlace definidos.
La Renovación Narrativa de los Años 60
En los años 60, la novela social entra en decadencia. Los autores buscan nuevas fórmulas expresivas. Tiempo de silencio de Luis Martín-Santos causa gran admiración y supone el inicio de la novela experimental. La obra narra las vicisitudes de un joven médico madrileño que se ve envuelto en diversos asuntos turbios que acabarán con su carrera profesional. Otra obra muy destacada es Cinco horas con Mario de Miguel Delibes. Toda la obra consiste en un monólogo interior de una mujer, Carmen, que acaba de perder a su marido, Mario. Mientras está velando el cadáver, sus pensamientos irán contando la historia de una relación afectuosa pero insatisfactoria. Al mismo tiempo, la novela deja constancia del choque entre dos mentalidades opuestas: el liberalismo idealista de Mario frente al catolicismo tradicional y conservador de Carmen.
El Teatro Social de los Años 50
El teatro de los 50 se propuso reflejar los problemas de la sociedad española. Es el llamado teatro social. La obra más representativa de esta época es Historia de una escalera de Antonio Buero Vallejo. Esta obra tiene un protagonista colectivo (los vecinos que viven en la humilde casa de vecinos de un barrio popular madrileño). La voluntad de denuncia social se hace también evidente en las obras de otros dramaturgos como Alfonso Sastre y Lauro Olmo. El primero es autor de La mordaza, drama centrado en el miedo que atenaza a toda la familia de Isaías Krappo, un criminal al que ninguno de sus atemorizados hijos se atreve a denunciar. Lauro Olmo escribió La camisa, obra que cuenta con crudeza el drama de la emigración.
Oraciones Subordinadas
Oraciones Subordinadas Sustantivas
Equivalen a un sintagma nominal y desempeñan sus mismas funciones:
- De sujeto: si se puede sustituir por ‘eso’. Ej: Me gusta que vengas -> Me gusta eso.
- De complemento directo (CD): si se puede sustituir por ‘lo’. Ej: Dijo que llegaría tarde -> Lo dijo.
- De atributo: si acompaña a un verbo copulativo (ser, estar, parecer) y se puede sustituir por ‘lo’. Ej: Juan está que muerde -> Juan lo está.
- De complemento indirecto (CI): introducidas por ‘a’ o ‘para’, si se puede sustituir por ‘le’ o ‘se’ (en combinación con lo/la/los/las). Ej: Dieron el premio a quienes lo merecían -> Les dieron el premio.
- De régimen (o suplemento): si van introducidas por una preposición exigida por el verbo y se pueden sustituir por ‘eso’ o ‘ello’ precedido de la misma preposición. Ej: Confío en que apruebes -> Confío en ello.
- De complemento agente: si aparecen en una oración pasiva, introducidas por ‘por’, y se pueden sustituir por ‘por él/ella/ellos/ellas’. Ej: El ladrón fue detenido por quienes lo vieron -> El ladrón fue detenido por ellos.
Oraciones Subordinadas de Relativo (o Adjetivas)
Complementan a un sustantivo o elemento sustantivado llamado antecedente. Se forman con nexos relativos:
- Pronombres: que, el cual, la cual, los cuales, las cuales, quien, quienes, cuanto, cuanta, cuantos, cuantas.
- Adverbios: donde, como, cuando (cuando tienen antecedente expreso).
- Determinante: cuyo, cuya, cuyos, cuyas.
Pueden ser:
- Especificativas: Van sin comas y restringen el significado del antecedente. Ej: Los alumnos que estudiaron aprobaron (solo los que estudiaron).
- Explicativas: Van entre comas y aportan información adicional no esencial sobre el antecedente. Ej: Los alumnos, que estudiaron, aprobaron (todos estudiaron y todos aprobaron).